Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 27 de marzo de 2021

UN PENSAMIENTO ¿TIENES UN MINUTO?

Destinados a la nimiedad


por Ana Bou


Hace unos días las noticias se hacían eco de un joven que casi empezaba a vivir. 18 años, asesinado en las calles de México. Apenas 10 segundos, eso duro la noticia. ¿Su nombre, el porqué de ese suceso? Silencio… nadie lo sabe…

Eso me hizo pensar y compartirlo hoy con vosotros en este minuto. “Ni siquiera dijeron su nombre”, no era nadie, uno mas de tantos… los pobres parecen destinados a un anonimato aún mayor si cabe, nacen y mueren sin hacerse notar… Pienso en el evangelio del rico y Lázaro y resalto dos frases: “había un hombre rico (…) junto a su puerta estaba tendido un hombre pobre. Ese hombre pobre se llamaba Lázaro” (Lc 16,19-20). El rico no tiene nombre, ahora, sin embargo, parece ser, al contrario.

La desigualdad entre los países pobres y ricos es el mayor desafío de nuestro tiempo. Cada vez las naciones pobres están mas ignoradas por las ricas, la brecha entre el norte y el sur se intensifica. Demasiados hermanos nuestros vienen buscando una mejor condición de vida, intentan ya no vivir, sino sobrevivir… sin embargo parece acrecentarse el miedo o rechazo a recibirlos, problema que quizá llegue a agravarse en un futuro no muy lejano.

El servicio a la riqueza se convierte en esclavitud a la misma perdiendo la sensibilidad por el que sufre, por el hermano que grita y extiende su mano intentando encontrar a alguien que se la tienda, llegando a perder el sentido y finalidad incluso de la misma existencia humana…

Ante esto ¿Cómo nos posicionamos, cual es nuestra actitud, mejor que actúen los demás porque no es mi problema…? ¿soy de los que extienden la mano, o mejor no la saco del bolsillo por lo que pueda pasar…?

FUENTE:
Un minuto para el Encuentro
https://www.religiondigital.org/


SEMANA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LA PANDEMIA


Señor Jesús, nuestro Médico Divino
te pedimos que nos guardes y protejas del coronavirus
y de todas las enfermedades letales.

Ten piedad de todos los que han muerto.
Sana a todos los que están enfermos.
Ilumina a todos los científicos que están buscando un remedio.

Fortalece y protege a todos los asistentes sanitarios
que están ayudando en estos momentos a los enfermos.

Dales la victoria a todos los responsables civiles
que están intentando limitar el contagio,
y dale la paz a todos los que tienen miedo y están preocupados,
especialmente los ancianos y las personas en situación de riesgo.

Que tu Preciosa Sangre sea nuestra defensa y salvación.
Por tu gracia transforma el mal de la enfermedad
en estos momentos de consolación, crecimiento en la fe y esperanza.

Que temamos el contagio del pecado más que cualquier otra enfermedad.
Nos abandonamos con toda confianza en tu infinita misericordia.
Amén






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