Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

domingo, 31 de agosto de 2014

Nuestras cruces

“Quien quiera ser mi discípulo, mi discípula, 
tome su cruz, cárguela, y sígame.”
(de San Mateo 16:21-28)
 

NUESTRAS CRUCES

por Gerardo Oberman 

Son tus palabras, Jesús.
Pero suenan tan difíciles, tan duras,
tan crueles en algunas circunstancias.
Porque las cruces que la vida nos presenta
son pesadas, son injustas, son indignas muchas veces.
¿Cómo cargar con la muerte de un hijo?
¿Cómo cargar con una enfermedad que nos consume?
¿Cómo cargar con el hambre, la violencia, la discriminación,
la falta de misericordia, la indiferencia, la persecución,
las acusaciones falsas, los abusos, las violaciones?
¿Eso nos pides, Señor? ¿Son esas tus cruces?
¿De verdad quieres que carguemos con esos pesos?
¿Cómo podremos seguirte y servirte si las cruces
nos doblegan, nos oprimen, nos matan?
Perdón, Jesús, pero esas cruces no puedo cargarlas,
porque si las cargo no podré seguirte a ninguna parte. 

… 

¿O será que no te hemos entendido bien?
¿Será que hablas de otras cruces
o de alguna otra manera de cargarlas?
Porque también dijiste: “vengan a mí, 
yo los haré descansar de sus trabajos y cargas.”
Yo necesito descansar, querido Jesús.
Necesito creer que tu Evangelio,
que la buena noticia del amor de Dios
no es una nueva carga, no es otro trabajo,
no es un nuevo cansancio para mi vida ni para la vida de nadie.
Tal vez, sólo tal vez, pienso que las cruces que nos invitas a cargar,
no sean otras que aquellas capaces de darnos el descanso
que tanto buscamos y que tanto anhela el alma.
No un descanso egoísta ni individual,
sino un descanso que incluye, que suma,
que es para todas, para todos.
Cargar con tu misma capacidad de abrirse a lo nuevo,
mirar con tu mirada generosa hacia lo diverso,
extendernos con tu misma pasión hacia quien necesita,
llenarnos de tu mismo amor hacia las personas simples y pequeñas,
aprender a denunciar sin miedos las injusticias y toda acción cruel,
no callar ante las violencias, las descalificaciones, los atropellos,
dejar de juzgar y de condenar desde la moralidad hipócrita,
apartarnos de toda estructura que oprime y que aliena,
dejarnos desafiar por los lirios del campo y por las aves del cielo
en lugar de llenarnos de miedos ante lo incierto.
Abrazar a quienes están tristes
y dejarnos abrazar cuando la tristeza nos toca,
sentarnos con quienes están solos,
reír con los niños y las niñas,
escuchar las historias de nuestros mayores,
caminar más, cantar más, jugar un poco, vivir intensamente.
Sí, quizá sean éstas las cruces… 

… 

Si es así, confieso que dejé de cargarlas hace tiempo,
tan cargado de las otras, que algunos insistían que eran tuyas.
Benditas cruces que anuncian descanso,
que auguran libertad a la vida.
Contigo las cargo, buen Jesús,
y te sigo por los rumbos de ese Reino
que todavía quiere hacerse pleno.











Gerardo Oberman
pastor de las Iglesias Reformadas en la Argentina



Artículo publicado en
http://www.lupaprotestante.com/



jueves, 28 de agosto de 2014

El Papa habla de la Unidad de la Iglesia


Francisco: 
'En la comunidad cristiana la división es un pecado grave'

Este pasado miércoles 27 de agosto se retomaron las audiencias en la plaza de San Pedro. El Papa habla de la unidad y la santidad de la Iglesia en la catequesis

La plaza de San Pedro ha acogido nuevamente a los fieles reunidos para escuchar la catequesis semanal del Santo Padre, en ocasión de la audiencia general, tras dos semanas celebradas en el Aula Pablo VI. En la mañana del miércoles 27 de agosto, los miles de peregrinos venidos de todas las partes del mundo, esperaban a Francisco, a quien han recibido con alegría y entusiasmo a su llegada. Una banda de música y los gritos de 'Viva el Papa' han acompañado el recorrido del papamóvil. Mientras, Francisco se detenía a saludar y bendecir a los fieles, especialmente a los niños.

Esta semana, el Papa ha seguido con la serie de catequesis sobre la Iglesia, hoy centrada en el "una y santa" que profesamos en el Credo.

En el resumen de la catequesis hecho en español por el Santo Padre, ha dicho: "Queridos hermanos y hermanas: Cuando recitamos el 'Credo', decimos que la Iglesia es 'una' y 'santa', aunque sabemos por experiencia que también está compuesta de pecadores y que no faltan divisiones. Jesús, antes de su Pasión, pidió por la unidad de sus discípulos: 'que todos sean uno'. Nos confía así su deseo de que la unidad sea una de las notas características de nuestra comunidad. Los pecados contra la unidad no son sólo los cismas, sino también las cizañas más comunes de nuestras comunidades: envidias, celos, antipatías … Esto es humano, pero no es cristiano. En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque no permite que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones, siembra prejuicios. Lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto consiste la santidad de la Iglesia: en reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia.


miércoles, 27 de agosto de 2014

MENSAJE URGENTE

Nos piden oraciones por los cristianos del norte de Irak


“Cristianos del norte de Irak piden ser respaldados por oración urgentemente porque están en grave peligro … hay una seria amenaza de decapitación a TODOS los creyentes en una horas”

Piden que se dé la máxima difusión a este mensaje y concluye:

“Oremos por nuestros hermanos y hermanas en cristo. OREMOS. GRACIAS”


martes, 26 de agosto de 2014

EL ECUMENISMO

El Ecumenismo

Por Paola Stephani Peralta Hernández.
Perú.


Antecedentes


El ecumenismo como movimiento tuvo sus raíces en Europa. La sociedad misionera de Londres de 1.795 fue formada por miembros de diferentes iglesias. La sociedad bíblica Británica y foránea, como otros esfuerzos cooperativos de los campos misioneros de Gran Bretaña y Norte América eran inter denominacionales durante este siglo.

La Alianza Mundial de Londres del 1.846 es el principal antecedente al movimiento ecuménico protestante como un intento para unir a las iglesias, dando una nueva visión de unidad al cuerpo de Cristo. De esta alianza surge el deseo de celebrar anualmente una semana de oración mundial. En el año 1.910 se celebra la conferencia misionera de Edimburgo, que es la piedra fundamental de los grandes esfuerzos ecuménicos llevados durante este siglo, y representa el desarrollo del movimiento ecuménico en nuestros días.

De la conferencia de Edimburgo salieron los cuatro movimientos: Concilio Misionero Internacional del año 1.921; Vida y Obra del año 1.925 celebrada en Estocolmo; Fe y Orden del año 1.927 en Lausana, Suiza, y la unión de los anteriores movimientos formaron el Consejo Mundial de Iglesias, constituida en asamblea de Ámsterdam, Holanda en el año 1.948.

La Conferencia Misionera Mundial se le vinculó oficialmente en el año 1.960 y desde esta fecha hasta nuestros días el Consejo Mundial de Iglesias es el ente que ha impulsado el movimiento ecuménico.

Este movimiento en la actualidad busca el diálogo para un acercamiento con las diferentes corrientes del cristianismo. Busca raíces del ecumenismo en la Biblia y en la historia de la Iglesia, en que apoyarse para describir la unidad de la iglesia cristiana. El movimiento ecuménico busca raíces en el sentir de Jesucristo: "Para que todos crean " (Jn. 17:21)

Definición del problema

¿Es bíblico el ecumenismo y la unidad que impulsa? La unidad que promueve el movimiento ecuménico, ha sido discutida en la iglesia evangélica por varios años, si es bíblico, o no es bíblico.

Si es bíblico el ecumenismo, debe de haber una base sólida, de donde se ha de partir. Si el ecumenismo no es bíblico, se debe de demostrar con las escrituras bíblicas y en los idiomas en que fueron escritas. En el movimiento de la reforma del siglo XVI, se adoptó un principio que La Biblia es la única regla y norma de Fe y conducta. Hoy esto ha dejado criterios formados para juzgar, lo que es y lo que no es bíblico.

En la reflexión teológica, se han realizado aportes desde perspectivas eclesiológicas y pastorales, de alguna manera apologética, y con ello polémica. En varias ocasiones se ha llegado a fuertes extremos que han sido muy dañinos para la comunidad cristiana.

Por una parte, existen los que le atribuyen a la Biblia cosas que ella no dice respecto al ecumenismo, lo asocian con el fin de hacer valer opiniones personales, forzando la Biblia para establecer doctrinas que carecen de seriedad y profundidad interpretativa bíblica. Asocian el ecumenismo con lo diabólico o con la mega iglesia apocalíptica. Por otro lado, los que han marginado la Biblia y hablan del ecumenismo, partiendo desde un punto de vista social humanista o filantrópico y político.

Ambos extremos han presentado su concepto de ecumenismo lejos de la realidad bíblica. ¿Qué dice la Biblia de estos extremos? En alguna medida los miembros de la iglesia evangélica ignoran lo qué es el movimiento ecuménico y la unidad que impulsa. Erróneamente se cree que este movimiento es impulsado solo por la iglesia católica romana; sin embargo este movimiento nace en la cuna del protestantismo. El ecumenismo viene desde tiempos remotos según se verá en este documento; por lo que se hace necesario un estudio bíblico, histórico adecuado para lograr un vigoroso entendimiento del movimiento ecuménico de la actualidad. Es vital que la iglesia evangélica de hoy tenga un concepto definido y específico de lo que es ecumenismo.

¿Qué es el Ecumenismo?

La palabra ecumenismo significa "movimiento e impulso de los cristianos hacia la unidad".

Ecumenismo se refiere a toda iniciativa que apunte a una mayor unidad o cooperación religiosa. En su sentido más amplio, esta unidad o cooperación puede referirse a una unidad mundial religiosa, por la advocación de un mayor sentido de espiritualidad compartida entre las tres religiones abrahámicas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Más comúnmente, sin embargo, el ecumenismo es usado en un significado más específico, en referencia a una cooperación mayor entre las denominaciones diferentes religiosas de una sola de estas confesiones.

Por Ecumenismo: se entiende el movimiento surgido por la gracia del Espíritu Santo, para restablecer la unidad de todos los cristianos. Participan en él los que invocan al Dios Uno y Trino y confiesan que Jesús es el Señor y Salvador. Casi todos, aunque de distinta manera, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible. El Movimiento Ecuménico comenzó oficialmente con el Congreso Misionero de Edimburgo (Escocia) en 1.910. Surgió en un ambiente protestante y en un contexto misionero, por la necesidad de presentar un frente unido en los países paganos.

La Iglesia Católica considera la separación de los ortodoxos y los protestantes como una herida profunda infligida a la Iglesia de Cristo. Por lo que al mismo tiempo que las iglesias protestantes, inicia un movimiento a favor de la unidad de los cristianos.

Clases

Ecumenismo protestante:

Las tres grandes figuras que pusieron las bases del ecumenismo protestante fueron:
  • Carlos Brent. Episcopaliano canadiense. En 1.927 reunió en Lausana, Suiza, una conferencia que dio origen al movimiento Fe y Constitución. Su objetivo era unificar la doctrina.
  • Natan Sôderblom. Obispo luterano de Upsala, Suecia. Trató de enfocar la unidad de los cristianos bajo el aspecto práctico y no doctrinal. Buscaba la colaboración de las actividades prácticas como camino para llegar a la unidad. En el Congreso de Estocolmo de 1.925 fundó el Movimiento Vida y Acción. 
  • Juan Mott. Metodista, enamorado del ecumenismo. Su lema fue: "Mediante la acción unida de todos, demos muestra de que el ecumenismo es una realidad, dejando a la Providencia manifestarnos el camino a seguir". En 1.946 recibió el Premio Nobel de la Paz y fue presidente vitalicio del Consejo Ecuménico.
Ecumenismo católico:

Preocupada por la división de los cristianos, la Iglesia Católica continúa el movimiento ecuménico, a través de distintas acciones: 
  • En 1.925 se organizaron encuentros llamados "Diálogos de Malinas", entre el cardenal Mercier, arzobispo de Malinas y primado de Bélgica, y los anglicanos.
  • En 1.930, el padre José Metzger fundó la asociación "Una Sancta", con el objetivo de fomentar el ecumenismo.
  • El Padre Watson, un protestante convertido al catolicismo, fundó el "Octavario por la Unión de los Cristianos". Consiste en dedicar cada año ocho días de oraciones y estudio a favor de la unión de los cristianos, del 18 al 25 de enero. Este octavario actualmente ha adquirido dimensiones mundiales.
  • En 1.960, el Papa Juan XXIII, funda el "Secretariado para la Unión de los Cristianos". Fue puesto bajo la presidencia del Cardenal Agustín Bea, es el organismo católico por excelencia para promover la unión de los cristianos.
  • El "Decreto Conciliar sobre el Ecumenismo" (Unitatis Redintegratio), presenta las bases doctrinales y las líneas de acción práctica del ecumenismo católico. Fue promulgado por el papa Pablo VI el 21 de noviembre de 1.964, durante la celebración del Concilio Ecuménico Vaticano II.
  • La Asociación "Ut Unum Sint", palabras tomadas del Evangelio de Juan capítulo 17 versículo 21, que significan "Que sean una sola cosa", fue fundada por la Congregación del Concilio y tiene como finalidad promover la unidad de todos los cristianos en la única Iglesia de Cristo.
  • Encuentros ecuménicos de los jerarcas de distintas confesiones:
- La asistencia de observadores de las Iglesias anglicana, luterana, reformada, metodista, cuáquera y otras, al Concilio Vaticano II.

- En 1.960, la visita del doctor Fisher, arzobispo anglicano de Canterbury.

- En 1.962, en encuentro del papa Pablo VI con el patriarca ortodoxo Atenágoras.

- En 1.965, Roma y Constantinopla levantaron mutuamente las excomuniones lanzadas en 1.054.

- En 1.966 Pablo Vi dialogó con el doctro Ramsey, sucesor de Fisher.

- La costumbre de Juan Pablo II de orar en común, en todos sus viajes, con los representantes de los hermanos separados.

- El encuentro en Ghana, de Juan Pablo II con el arzobispo anglicano de Canterbury, doctor Robert Runcie.

- La visita de Elías II, patriarca ortodoxo de Georgia, al Vaticano.

- La reunión en Patmos, Grecia, en 1.980 de representantes católicos y ortodoxos.
  • Encuentros ecuménicos de oración. En Taizé, Francia, el hermano protestante Roger Schutz fundó una comunidad de oración interdenominacional, que organiza encuentros internacionales de reflexión y oración, con la participación de protestantes, ortodoxos y católicos. Su luz está inundando la cristiandad entera y representa un buen auspicio para la unidad de los cristianos.
Breve historia del movimiento ecuménico cristiano

Primera etapa (1910-1937)

1.910: Se realiza la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo, considerada como el punto de partida oficial del movimiento ecuménico cristiano. Se crea en esta Conferencia un Comité de Continuación del que surgiría posteriormente el Consejo Misionero Internacional. Charles Brent propone la creación del movimiento "Fe y Constitución", con Robert Gardiner como secretario conformando así un comité de continuación de esta iniciativa.

1.914 Robert Gardiner manda una carta de invitación en latín al cardenal Gasparini. El papa Benedicto XV contesta que se considera a sí mismo como la fuente y la causa de la unidad de la Iglesia.

1.918 El obispo luterano Nathan Söderblom se acerca a numerosos clérigos católicos para invitarles a hablar de la paz. Reunión de Upsala en septiembre. Gasparini no se toma la cosa en serio.

1.919 Una delegación de obispos episcopalianos se acerca a diversas iglesias europeas. Al llegar a Roma, les recibe Benedicto XV, quien les dice que la única unidad posible se encuentra en su regreso a la iglesia católica.

Por primera vez, Nathan Söderblom, en una carta abierta, sugiere la creación de un Consejo ecuménico de las Iglesias (C.OE.E). práctico. Acuden delegados de la jerarquía ortodoxa.

Creación de un Comité de Continuación de la Conferencia Misionera Mundial en Ginebra, para sentar las bases del movimiento Fe y Constitución.

1.921 Se funda el Consejo Misionero Internacional en Londres. Obispos luteranos suecos y carta del cristianismo práctico.

1.925 Conferencia del cristianismo práctico en Estocolmo. Violento ataque del canónigo católico Charles Journet contra el cristianismo práctico en su libro "L'unión des églises et le Christianisme pratique".

Se reúne en Estocolmo el Comité de Continuación de la Conferencia Misionera Mundial, para programar la primera Conferencia Mundial de Fe y Constitución.

1.927 Primera Conferencia Mundial de Fe y Constitución en Lausana.

1.928 Encíclica Mortalium Animos del Papa Pío XI.

1.929 Primera evaluación seria del trabajo ecuménico por los católicos con el libro de Max Pribilla s.j.: Um kirchliche Einheit, Stockholm, Lausanne, Rome.

1.930 Nathan Söderblom recibe el Premio Nobel de la Paz.

Segunda etapa (1.938 - )

Coincide esta etapa con la historia del «Consejo Mundial de Iglesias» (CMI). Su estatuto, fijado provisionalmente en Utrech en 1.938, a causa de la Segunda Guerra Mundial, no fue adoptado hasta la asamblea de Ámsterdam, en 1.948. El consejo se definió no como una «super Iglesia» o como una «Iglesia mundial», sino como una «comunidad de Iglesias que reconocen a Cristo como Dios y Salvador». Desde su fundación se han establecido 7 asambleas generales: Ámsterdam (1.948); Evanston (1.954); Nueva Delhi (1.961); Upsala (1.968); Nairobi (1.968); Vancouver (1.983) y Canberra (1.991).

En cuanto a la Iglesia católica, un cambio de actitud empezó con Juan XXIII y siguió con Pablo VI dando pasos concretos y asumiendo una conciencia nueva en el Concilio Vaticano II. El gran paso fue la creación del Secretariado para la unión de los cristianos (1.960) con el cardenal Agustín Bea a la cabeza, pasando en 1.961 a participar en la conferencia de Nueva Delhi y llegar en 1.964 a la promulgación del decreto «Unitatis redintegratio», documento del Concilio Vaticano II dedicado enteramente al Ecumenismo.

En 1.995, Juan Pablo II publica la carta Encíclica Ut unum sint, en la cual se insta a la unión de las iglesias cristianas mediante la fraternidad y la solidaridad al servicio de la humanidad.



domingo, 24 de agosto de 2014

TÚ ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA


“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16:18)

En este Evangelio (Mt 16,13-20), vemos a Jesús entregando a Pedro las llaves. 


De la adhesión a Jesús, como “el Mesías, Hijo de Dios", nace la IGLESIA: la comunidad de los discípulos de Jesús, convocada y organizada en torno a Pedro. 

El texto tiene dos partes: La primera, cristológica: ¿Quién es Jesucristo? La segunda, eclesiológica: ¿Qué es la Iglesia? 

1. Jesús interroga a los discípulos: ¿Qué dice la gente de Él y qué piensan de Él los discípulos? Para los "hombres" Jesús es un hombre extraordinario, bueno y justo, como tantos otros hombres antes de Él. Para Pedro y los discípulos, Jesús es mucho más: "Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" 

2. Jesús responde a la confesión de fe. La fe de la comunidad de los discípulos, presentada por la voz de Pedro, es el fundamento sobre el cual Jesús va a asentar su Iglesia. 

IGLESIA: Es la comunidad de los discípulos que reconocen a Jesús como “el Mesías, el Hijo de Dios". Existe para testimoniar a Cristo y para llevar a todos 
los hombres el plan de salvación que Él vino a ofrecer. Por eso, se entrega a Pedro y a la Comunidad el "Poder de las Llaves". Una misión particular para mantener la unidad de la fe en Cristo. Recuerda el nombramiento del "Administrador del Palacio" (Isaías 22,19-23)

¿QIUÉN ES CRISTO HOY?

A pesar del secularismo cada vez más difundido y de un abandono de la práctica y de las tradiciones cristianas cada vez más generalizado, es interesante notar cómo la pregunta continúa siendo actual.

Para los JÓVENES, Jesús representa la novedad, la contestación de una sociedad y de un sistema envejecido, árido, privado de fantasía y creatividad...

Para las MASAS OPRIMIDAS, Jesús aparece como el Libertador, el símbolo de una esperanza, que no está solamente en un futuro misterioso... 

Para los AGENTES SOCIALES, Jesús es un revolucionario, que lucha contra la injusticia, la opresión, la explotación del hombre por el hombre...Hasta las pinturas presentan hoy a Jesucristo con vestimentas extravagantes y de colorido de un Hippie, o de un barbudo guerrillero al que “se busca”.

Y NOSOTROS también hacemos a veces cuestión de tener una imagen de Cristo: de piedra, madera, hierro, oro, como pieza preciosa de arte... Su nombre es cantado en fiestas, en momentos de alegría Incluso en juergas, y es recordado en los momentos de apuro, como último recurso... Todo eso revela una realidad positiva: nuestro mundo no puede prescindir de Cristo. Nuestra Historia está tan marcada por Él, que no puede ser ignorarlo.

¿QUIÉN ES CRISTO PARA MI?

Para responder, no basta buscar en la memoria alguna fórmula que aprendimos en el catecismo, o hemos oído o leído en los libros. Es preciso buscar en el corazón, en nuestra fe vivida y testimoniada. Así descubriremos lo que Jesús representa, de hecho, en nuestra vida. 

Cristo no es un personaje histórico muerto del pasado. Él resucitó y está vivo. Él vive aún hoy en el menor de los hermanos: vive en el mendigo, en el emigrante, en el borracho, en el marginado, en el pecador, en el ladrón... Él vive dentro de nuestro corazón. Él vive en tus familiares, en tus hermanos. Él vive en el corazón de todos.

Él nos habla también hoy en su Evangelio: que debemos conocer con fidelidad, que debemos vivir con autenticidad, que debemos anunciar con renovado ardor misionero..

P. Antonio Geraldo Dalla Costa CS,
24.08.2014


viernes, 22 de agosto de 2014

COMPROMISO ECUMÉNICO


Señor, venimos a glorificarte
por la gracia que desplegaste en el
movimiento ecuménico.
En la alegría de ser llamados
a servirte en una misma búsqueda de
la unidad de los cristianos,
reconociendo la acción del
Espíritu Santo y la admirable diversidad
de los dones y carismas
destinados a ser compartidos,
nos comprometemos a perseverar
en la oración constante por
la unidad de los cristianos y
a celebrar entre nosotros gestos concretos
de reconciliación
para la unidad perfecta en tu
Hijo Jesucristo.

AMEN



martes, 19 de agosto de 2014

¿Podemos considerarnos unos conformistas?

¿PODEMOS CONSIDERARNOS 
UNOS CONFORMISTAS?

Un artículo de Ana Bou de su blog: 
"Un minuto para el encuentro"



Si después de discernir esta pregunta nuestra respuesta es afirmativa, eso significa que algo está fallando y que hay una parte de nosotros que se está empezando a morir.

Mientras hay vida hay esperanza siendo capaces de enfadarnos, protestar y luchar por un mundo diferente.

Sin embargo cuando uno llega al punto del conformismo, acepta sin más las situaciones de su vida y de todo cuanto le rodea intentando adaptarse y asumiendo que las cosas son como son y que no pueden ser de otra forma, entonces mal vamos…

Cuando uno se aclimata, se encoge de hombros, se deja llevar por la vida, no camina, tiene miedo a decidir libremente y piensa que es mejor ahorrarse problemas y que sean los demás los que decidan por mí siendo mejor adoptar una actitud de obediencia y resignación, negándose a sí mismo, quejándose y criticando las actuaciones de los demás, pero eludiendo cualquier forma de compromiso, algo está fallando.

Pero esto es algo que sucede en nuestra sociedad. Quizá fruto del cansancio se acepta lo que hay con una frase que seguro todos hemos oído: “mejor bueno conocido que malo por conocer”

¡¡¡Despertemos!!! Esto es algo que no nos podemos permitir y menos en estos momentos.

El cambio está en nuestras manos. ¡¡Intentémoslo!!


lunes, 18 de agosto de 2014

Diálogo Interreligioso: Un nuevo gesto

Francisco a los lí­deres religiosos: somos, nos reconocemos y caminamos como hermanos.

En el quinto y último dí­a del viaje apostólico a Corea, el Papa se reunió con los lí­deres de distintas confesiones y religiones.


El papa Francisco inició su última jornada del viaje apostólico a Corea con un breve encuentro con los líderes coreanos de distintas confesiones y religiones. El Papa llegó a la catedral de Myeong-dong en torno a las 9’00 horas, fue recibido por el Rector delante del edificio de la vieja Curia. Allí, en una sala, fue saludado a los distintos líderes religiosos. Francisco, muy sonriente, dió la mano a cada uno de ellos, e intercambió unas breves palabras y así mismo recibió algunos presentes.

Finalmente, el Santo Padre les dirigió unas palabras de forma improvisada, en español, mientras lo traducía al coreano un sacerdote que se encontraba junto a él. "La vida es un camino, un camino largo, pero un camino que no se puede caminar solo, se tiene que caminar con los hermanos en la presencia de Dios". También les agradeció "este gesto de caminar juntos en la presencia de Dios, que fue lo que le pidió Dios a Abraham". Y así, ha reconocido que "somos hermanos, nos reconocemos como hermanos, caminamos. Que Dios nos bendiga y por favor les pido que recen por mí".

La reunión en Seúl del papa Francisco fue con una docena de líderes de diferentes religiones. Su última jornada de una visita de cinco días a Corea del Sur, que concluyó con una misa por la paz y la reconciliación en la catedral de la capital.

El pontífice se citó en una sala de la catedral de Myeongdong con líderes de las dos principales órdenes del budismo -la religión con mayor número de fieles en el país- y con los del resto de religiones con presencia importante en el país, como protestantes, ortodoxos y confucianistas. El encuentro comenzó con saludos e intercambios de palabras entre el papa y cada uno de los líderes, que le entregaron cruces y otros obsequios. Para concluir el encuentro, todos se realizaron una foto de grupo. 

Tras esa primera cita, Francisco ofició en la catedral la misa por la paz y la reconciliación, la última ceremonia religiosa que puso fin a su visita a Corea del Sur. Aproximadamente un millar de personas asistieron a esta misa, a la que estaban invitados 700 miembros y empleados de las 16 diócesis de Corea del Sur, que reúnen a 5,4 millones de católicos. Entre los invitados especiales se encontraban, entre otros, la presidenta Park Geun-hye, 50 estudiantes de secundaria -"el futuro de la Iglesia y la sociedad" según los organizadores-, 8 inmigrantes que representan a las familias multiculturales y 7 ancianas víctimas de la esclavitud sexual del Imperio Japonés durante la II Guerra Mundial. Cinco refugiados norcoreanos y cinco familiares de ciudadanos secuestrados por Pyongyang participaron en esta ceremonia dedicada principalmente a promover el entendimiento y la unificación en la dividida península coreana.


domingo, 17 de agosto de 2014

Oración en memoria del Hermano Roger de Taizé

Hno. Roger Schutz, fundador de la Comunidad ecuménica de Taizé
12 mayo 1915 - 16 agosto 2005

Oración "in memoriam" del Hermano Roger en el 9º aniversario de su fallecimiento:

Jesús el Cristo, en este día te damos gracias por la vida del hermano Roger. El fuego de tu amor lo habitó. Él comprendió que tu haz venido para reunir a todos los humanos en una sola comunión. Nosotros querríamos, como él, abandonarnos en ti en la confianza del corazón y ser mujeres y hombres que preparan la paz. AMEN
Por Hermano Alois, prior Comunidad de Taizé



jueves, 14 de agosto de 2014

LLAMAMIENTO ECUMÉNICO A LA PAZ JUSTA

Ecumenismo y responsabilidad ante el mundo 

por Alfredo Abad Heras

“El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre”. Isaías 32, 17

“La paz en la historia no es una situación adquirida, sino un proceso; no es objeto de posesión personal, sino que es un camino en común. La paz no es ausencia de violencia, sino presencia de la justicia”.[1] Jürgen Moltmann.

La décima Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, celebrada en Busán los pasados 30 de octubre al 8 de noviembre 2013, lo hizo bajo el lema: “Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz”.

En los materiales de preparación de la Asamblea de Busan encontramos el documento “Llamamiento ecuménico a la Paz Justa” y el “Manual para la Paz Justa (Just Peace Companion)”, estos documentos derivan de la convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz (CEIP) [2] celebrada en Kingston, Jamaica en mayo 2011, para celebrar los logros del Decenio para superar la Violencia que comenzó en 2001. El encuentro se definió a sí mismo como una “fiesta de la cosecha”, una mirada sobre el trabajo realizado por las iglesias del Consejo Mundial de Iglesias y por todas las comunidades y colectivos que han participado en el Decenio. Es interesante el informe del Decenio como documento de referencia. [3] La idea de partida no es una mirada al pasado, sino una mirada al futuro con esperanza.

Como dice la Declaración sobre la Unidad de Busan: “Estamos llamados a ser una comunidad que lleva en su corazón la justicia, que vive en paz, y que no se acomoda en la facilidad de una paz que silencia las protestas y el dolor, sino que lucha por la paz verdadera que va de la mano de la justicia. Solo al verse reconciliados y renovados los cristianos por el Espíritu de Dios podrá la Iglesia dar un testimonio verdadero de la posibilidad de vida en la reconciliación para todos los pueblos, para toda la Creación. La Iglesia es signo creíble y misterio de la gracia de Dios especialmente en la debilidad y en la pobreza, sufriendo como Cristo sufre”[4]

Lo que me propongo en esa presentación es dar a conocer el llamamiento a una paz justa como, en una reflexión sobre el modo en que los cristianos podemos ser constructores de la paz, de la mano de dos reflexiones, una clásica-moderna (años 90) y otra contemporánea (2010) sobre la cuestión de la paz, Jürgen Moltmann y Xavier Pikaza, respectivamente, protestante y católico. La aproximación bíblica será también una transversal presente en todo este trabajo.

Empiezo intencionadamente por una cita de la Declaración sobre la Unidad, puesto que no solo en este contexto de las jornadas de El Espinar, sino para cualquier impulso a favor de la paz, será necesario que la perspectiva ecuménica y el trabajo por la unidad sean un acento principal. No seremos embajadores creíbles de la reconciliación sin un caminar reconciliado entre nosotros.

1. El Decenio Ecuménico para superar la violencia 2001 – 2011

El Decenio Ecuménico arranca en la 8ª Asamblea del CMI de Harare, 1998, en medio de las celebraciones del 50 aniversario del Consejo Mundial de Iglesias. En el inicio de aquellas sesiones el entonces presidente sudafricano, Nelson Mandela declaró: “Hemos venido a celebrar 50 años de logros para activar la conciencia del mundo hacia la paz y en nombre de los pobres, los excluidos y desposeídos”. Todo un símbolo de uno de los combates mantenidos por las iglesias del CMI a favor de la Igualdad. Mandela también puso una mirada en el futuro en sus palabras de saludo a la Asamblea, “Ustedes fueron más allá del derecho a resistir que tienen los oprimidos, al riesgo de participar en la lucha por poner fin a la opresión. En la actualidad, el CMI está llamado a participar en la nueva lucha por el desarrollo y el fortalecimiento de la democracia” expresó el Presidente Mandela”, y animó al CMI a trabajar en solidaridad por os que luchan por la paz y la dignidad. Fueron palabras proféticas, ya que tanto la circunstancia del contexto africano de la Asamblea como las reflexiones que allí se produjeron fueron conduciendo a la convocatoria del Decenio para superar la violencia.

En realidad el Decenio respondió a toda una trayectoria de trabajo ecuménico a favor de la paz, toda las historia del cristianismo está marcada por la experiencia de la búsqueda de la paz y el combate a favor de la paz universal para todos, en la predicación del Reino de Dios; o marcada por la experiencia dolorosa de las divisiones las exclusiones y hasta las guerras fratricidas entre hermanas y hermanos que no se reconocían como tales. En numerosas ocasiones los nacionalismos han utilizado la religión como elemento de motivación y tenemos ejemplos claros en la historia, tanto en los conflictos, como en los procesos de paz. De muchas maneras las iglesias han silenciado la violencia en los hogares, por cuestiones de género y abusos de todo tipo en nombre de la cultura o la moral social dominante, como también han sido las iglesias quienes han procurado la sanación y la acogida de muchas situaciones familiares rotas por la violencia. Las mediaciones de paz a nivel internacional tienen referentes religiosos en los menonitas, la comunidad de San Egidio, o las iglesias africanas en Ruanda a favor de la reconciliación. UN trabajo ecuménico que ha tenido que hacer frente también al reconocimiento, con arrepentimiento de nuestros usos y abusos de la violencia.

Una de las primeras reflexiones que surgieron a evaluar el resultado del Decenio fue que las situaciones de violencia y los conflictos abiertos en el mundo no solo se mantenían en número sino que incluso habían crecido, el número de víctimas civiles se había multiplicado y las formas en que la violencia se ejercía sobre las poblaciones se había sofisticado.

En palabras de Fernando Enns, pastor meronita y profesor de Teología que trabajó en el Decenido de 2007 a 2010, “Basados en la fe de que en Cristo, el reino de Dios ha venido a la tierra. En la vida, muerte y resurrección de Jesús, los poderes del mal han sido superados, aunque permanezcan presentes. No tienen la última palabra. Como iglesias, creyentes y seguidores del mensaje del Evangelio, estamos llamados a vivir el bien contra el mal por la transformadora Gracia de Dios. Ya no creemos en poder redentor de la violencia desde que conocemos una realidad diferente que se cumplirá en el Eschaton –no por nuestros esfuerzos, sino por el amor completo de Dios por toda la creación. Esta visión escatológica nos hace ser embajadores de la reconción (2 Corintios, 5)- y la pasada Decada [para Superar la Violencia] ha sido una herramienta en nuestras manos para vivirlo”[5]

El programa de la Década para Superar la Violencia vino inspirado por la Década previa de Solidaridad de las Iglesias con las Mujeres, donde se hizo manifiesta la enorme influencia que la violencia ejercía sobre la vida de muchas mujeres y el reto que esto representaba para las iglesias. Se animó también un programa denominado “Paz para la ciudad”, en el que se trajeron ejemplos de lo que las iglesias estaban haciendo para la superación de la violencia en situaciones concretas. Los ejemplos de lo que vivían personas de siete ciudades del mundo reforzó esta llamada a ser embajadores de reconciliación, antes citada. El programa del Consejo Mundial de Iglesias se vio orientado a abordar esta cuestión, no solo por los efectos de la violencia sobre los pueblos y las personas, particularmente los más débiles, sino también animado por las luchas tenaces en contra de la violencia que las iglesias mantenían en muchos lugares del mundo y los logros que se estaban viendo fructificar.

Desde este punto de vista la Década para Superar la Violencia se subtituló. “Las iglesias en busca de reconciliación y de paz”. Se trataba de poner en marcha un movimiento global de lucha para consolidar los esfuerzos y las redes existentes para superar la violencia y para inspirar la creación de otros nuevos. En este sentido el documento de evaluación vinal es un elenco de buenas prácticas y de testimonios recogidos de lo que está pasando, de lo que se está haciendo, de ahí la llamada a una mirada al futuro con esperanza.

El informe final también alaba el esfuerzo de llevar el trabajo por la paz de la periferia al centro de la vida y el testimonio de la iglesia, tal y como estaba señalado en los planteamientos iniciales de la Década estableciéndose los siguientes objetivos:
  • Hacer frente, con un enfoque global, a las distintas formas de violencia, tanto directa como estructural, en los hogares, en las comunidades y en la esfera internacional y aprender de los análisis locales y regionales de la violencia y de las formas de superar la violencia.
  • Instar a las iglesias para que superen el espíritu, la lógica y la práctica de la violencia; para que renuncien a toda justificación teológica de la violencia; y para que reafirmen la espiritualidad de la reconciliación y de la noviolencia activa.
  • Crear una nueva comprensión de la seguridad en función de la cooperación y la comunidad, y no desde la perspectiva de la dominación y la rivalidad.
  • Aprender de la espiritualidad y los recursos para la construcción de la paz de otras religiones a fin de colaborar con otras comunidades en la búsqueda de la paz y exhortar a las iglesias a que reflexionen sobre el mal uso de las identidades religiosas y étnicas en las sociedades pluralistas.
  • Oponerse a la creciente militarización de nuestro mundo, y en especial a la proliferación de armas pequeñas y ligeras.

La interacción del trabajo programático en el que se embarcó el Consejo Mundial de Iglesias bebía también de la fuente de los encuentros de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, de los que también fue inspiradora. La repercusión de todo este programa fue necesariamente ecuménica, no solo en el ámbito del Consejo Mundial de Iglesias, sino también relacionada con los objetivos, los programas y la estructura del Decenio de las Naciones Unidas para una Cultura de Paz y Noviolencia para los Niños del Mundo (2001-2010).

Uno de los muchos aspectos concretos de los resultados de esa Década para Superar la Violencia fue la celebración de un Día Internacional por la Paz que se celebra en septiembre en muchas iglesias alrededor del mundo.

2. Convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz

Escribiendo a los cristianos que sufrían persecución, Juan Perez de Pineda decía, reformador español del siglo XVI [6]: “Por la confianza en la promesa hallamos esta luz y consuelo en medio de las tinieblas de la persecución; pero cuando en ellas seguimos nuestra razón, de necesidad hacemos falso juicio, porque por no sentir el favor divino, pensamos que está Dios alejado y dormido; y por no ver la libertad que deseamos, juzgamos que él tampoco nos ve. Como aconteció al profeta que, gravemente atribulado, juzgaba según el juicio de su carne que Dios lo había desamparado, mas por la palabra enseña luego la falsedad de su juicio. ´Cuando estaba (dice) fuera de mi, y huía, dije: Arrojado soy de delante de tus ojos, mas tú oíste la voz de mi oración cuando te llamaba’ (Salmo 31)”.

El texto del Llamamiento a una Paz Justa, acaba con esta misma constatación, dado el nivel de violencia en el mundo y como afecta a las personas y a los pueblos parece que Dios no nos escucha, parece que estamos desamparados y que la victoria de los mecanismos de exclusión y violencia se acaban imponiendo. Existe la violencia. El Llamamiento lo denomina un viaje difícil, no solo por la predominancia de la violencia, sino también por nuestra complicidad, “debemos aprender a dejar de buscar la justificación de lo que hemos hecho y nos preparamos para buscar la justicia”.

La reflexión de Juan Perez de Pineda y su conclusión, son también nuestro apoyo para creer y trabajar en los procesos de paz y en la construcción de una paz justa, solo tenemos la promesa de Dios y la oración como convicciones que obtienen respuesta y que requieren un compromiso firme con la realidad. Lo que ven nuestros ojos no deja de insistir en el alejamiento y abandono de Dios, el sufrimiento en el mundo sigue siendo insoportable, pero es necesario reconocer también los miles de pequeños gestos infinitos que dicen no a la violencia y que superan las desigualdades más recalcitrantes, no olvidemos que también hemos recordado este año a Martín Luther King.

El llamamiento del encuentro de Kingston, Jamaica está dividió en 42 párrafos, y parte del texto de Lucas 1, 79: “Para encaminar nuestros pies por camino de paz” (Lucas 1, 79). Se refiere en su preámbulo no solo al Decenio de superación de la Violencia, sino también a la decisión de la 9ª Asamblea del CMI en Porto Alegre, Brasil, para tener este encuentro. Desde los primeros pasos del documento se vincula la justicia a la paz: “La justicia que abraza la paz: ¿Puede haber justicia sin paz? ¿Puede haber paz sin justicia? Buscamos con demasiada frecuencia la justicia a expensas de la paz, y la paz a expensas de la justicia. Concebir la paz independientemente de la justicia significa poner en peligro la esperanza de que “la justicia y la paz se besar[á]n” (Salmos 85:10). Debemos reformar nuestros caminos cuando falta paz y justicia, o cuando éstas se oponen. Luego levantémonos y trabajemos juntos por la paz y la justicia”.

Tal y como había sido pensado el movimiento del Decenio, desde la periferia al centro, así se expresa también el documento, señalando que deben hablar los pueblos, las Escrituras y la iglesia. Los epígrafes que siguen son: El camino de la paz justa; Vivir el camino; Hitos en el camino de la paz justa; Buscar y luchar juntos por la paz justa.

El propósito del Llamamiento Ecuménico a la Paz Justa era llegar, en la Asamblea de Busan, a un nuevo consenso ecuménico sobre la justicia y la paz. La documentación salida de la Asamblea y la Declaración final de Busan [7] indican que se trabajó bien en esa dirección.

En la primera parte del llamamiento el esfuerzo de dar la voz a los pueblos tiene que ver con contar las “historias empapadas de violencia”, debemos escuchar las necesidades de superación de la violencia, pero también de los efectos de la violencia con su rastro maléfico de ausencia de reconciliación. Los mal denominados “efectos colaterales” no son solo el eufemismo que esconde a las víctimas civiles de los conflictos, sino también el negro legado de pobreza, injusticia y opresión que queda en muchas situaciones de ocupación y de opresión tras los conflictos o en torno a los conflictos. Dar la voz a las Escrituras es entender el mensaje de una Biblia que hace de la justicia la compañera inseparable de la paz. “La paz es el regalo de Dios a un mundo roto pero amado”, las palabras, las enseñanzas y la vida de Jesús son un elemento necesario de reconciliación, en particular en el amor a los enemigos y el perdón es la clave, el cimiento de una paz justa. La voz de las iglesias debe ser la voz del cuerpo de Cristo como lugar de construcción de la paz tanto en nuestr liturgia como en nuestro avance ecuménico a favor de la reconciliación, tenemos un ministerio de reconciliación como iglesias cristianas que no podemos dejar de lado (2ª Corintios 5, 18).

A partir de estas voces el anhelo y la construcción de la paz justa se definen como un camino, un proceso habíamos visto en palabras de Moltmann, es un camino que pasa por nuestras propias situaciones y por sentirnos responsables de las formas que la violencia toma en nuestro entorno. El camino es también el camino de la resistencia no violenta, en el pasado tuvo posiciones emblemáticas para las libertades en India o para la superación del racismo en USA. Desde las demás religiones o desde el cristianismo las figuras de mujeres y hombres y de comunidades jalonan el camino de la paz desde la no violencia. Este camino tiene su máxima confrontación con la justificación de la guerra, incluso definida como “guerra justa”. La propuesta del documento es que la paz justa “sea comprendida como un proceso colectivo y dinámico pero arraigado de liberación de los miedos y carencias de los seres humanos, de superación de la animadversión, la discriminación y la opresión, y de establecimiento de condiciones para unas relaciones justas que privilegien la experiencia de los más vulnerables y respeten la integridad de la Creación”.

El tercer elemento del Llamamiento es a vivir el camino, reconociendo como lo hacíamos con Perez de Pineda, que el camino es difícil. La dificultad no solo es externa, sino también interna para no engañarnos a nosotros mismos. Lo importante de este camino es la promesa, tenemos que tener en cuenta que “viajamos juntos” y esto no puede hacerse con una iglesia dividida; “viajamos como una comunidad” que comparte una ética y práctica de la paz; “el viaje resulta atrayente” porque muchos acaban descubriendo la bondad de convertirse en pacificadores y sobre todo descubriendo al prójimo de otro modo, en particular cuan vinculados están los logros de la paz y sus luchas.

Terminando el documento el Llamamiento entra en una serie de hitos, cuyo comienzo, señala, es el desenmascarar la violencia y sacar a la luz los conflictos ocultos: “la transformación de conflictos tiene como objetivo desafiar a los adversarios a que redirijan sus intereses cuando estos son opuestos al bien común”. El primero de esos hitos es el que relaciona paz justa y dignidad humana. A partir de la enseñanza de la Biblia entendemos que la creación a imagen y semejanza de Dios es la bendición de la humanidad con dignidad y derechos. Es necesario, en consecuencia, que se mantenga la garantía de los derechos civiles y políticos y que se siga avanzando en los derechos económicos, sociales y culturales. Sin embargo el abuso de los derechos se encuentra muchas veces con la impunidad. El segundo de los hitos es la relación entre paz justa y cuidado de la creación, hemos reconocido en estos últimos tiempos la responsabilidad de las iglesias en la falta de cuidado de la creación, la visón de una paz justa es una cuestión de relaciones entre las personas, pero también de cuidad de la Tierra. Finalmente se señalan dos hitos más, la construcción de culturas de paz y la educación para la paz. El primero afecta a los prejuicios y a las actitudes que fomentan el odio, cada cual, especialmente las mujeres tienen un lugar en la cultura de paz. La educación es fundamental en el desarrollo de estrategias y en la formación del carácter espiritual basado en el respeto.

Las exhortaciones finales del llamamiento son para buscar y luchar juntos por la paz justa. A partir de un texto bíblico se presentan diferentes desafíos mundiales y se siguen de orientaciones principales.

Por la paz en la comunidad, para que todos vivamos sin miedo: El primero de los desafíos son las comunidades divididas por la clase económica, la raza, el color y la casta, por la religión y el sexo. Hogares plagados de violencia y de abuso. La explotación laboral, las drogas o la ausencia de poder alcanzar la atención sanitaria son formas de violencia. El crecimiento de la distancia entre ricos y pobres hace aun más complejo este lugar de la violencia. Las orientaciones hacia las iglesias es que construyan una cultura de paz mediante la participación, aprendiendo a prevenir los conflictos y a transformarlos. Dar el lugar que corresponde a la educación para la paz en las escuelas y las iglesias. En particular la violencia doméstica es un gran desafío mundial y los cristianos debe ser pacificadores que rompan la cultura del silencio.

Por la paz con la tierra, para que se preserve la vida: El segundo de los desafíos es el respeto y protección de la creación. La avaricia está desbordada y se centra en un modelo de crecimiento ilimitado, que acaba en la destrucción de la Tierra y sus criaturas. Los combustibles fósiles como recurso principal, aun más en el tiempo de crisis, junto con el retorno de lo nuclear no solo son una amenaza sino una realizad en el cambio climático. Las orientaciones para las iglesias es la clave de la justicia ecológica, se nos sugiere el arrepentimiento del despilfarro. Hay que evaluar el impacto ambiental de modo autocrítico, hay que aprender para crear nuevas comunidades ecológicas e iglesias verdes.

Por la paz en el mercado, para que todos vivamos con dignidad: El tercero de los desafíos es la acumulación de riqueza en unas pocas manos, mientras que 1.400 millones de humanos subsisten en la extrema pobreza. El texto señala que “algo va muy mal cuando la riqueza de las tres personas más ricas del mundo es mayor que el producto interior bruto de los cuarenta y ocho países más pobres del planeta”. Se necesita combatir una regulación ineficaz, los instrumentos financieros inmorales, las estructuras de recompensa deformadas y los factores sistémicos exacerbados por la avaricia. Las orientaciones apuntan a la economía de vida buscando relaciones socioeconómicas equitativas, que respeten los derechos de los trabajadores y el uso sostenible de recursos. Las iglesias deben abogar por la plena implementación de los derechos económicos, sociales y culturales.

Por la paz entre los pueblos: para que las vidas humanas estén protegidas. El cuarto de los desafíos mundiales reseñado en el Llamamiento es la búsqueda de la paz en la transformación de conflictos. La historia humana se ensucia por la xenofobia, la violencia intercomunitaria, los delitos por prejuicios, los crímenes de guerra, la esclavitud o el genocidio. El documento señala el “aumento de la capacidad humana para destruir la vida y sus fundamentos”, dado el desarrollo de este tipo de conflictos en este tiempo. Las orientaciones principales se encaminan a respetar el carácter sagrado de la vida y consolidar la paz entre los pueblos para fortalecer las normas internacionales de derechos humanos y los tratados e instrumentos de responsabilidad mutua y resolución de conflictos.

El párrafo final del documento insiste en nuestra responsabilidad: “Un pueblo nacido para anhelar. Nuestro hogar no está como debería y como estará. Aunque la vida en las manos de Dios es incontenible, aún no reina la paz. Los principados y las potestades todavía disfrutan de sus victorias si bien no son soberanos, y estaremos inquietos y quebrantados hasta que prevalezca la paz. Por eso, nuestra construcción de la paz deberá necesariamente criticar, denunciar, defender y resistir, además de proclamar, empoderar, consolar, reconciliar y sanar. Los pacificadores hablarán a favor y en contra, derribarán y construirán, se lamentarán y celebrarán, se afligirán y se regocijarán. Hasta que nuestro anhelar se una a nuestro pertenecer en la consumación de todas las cosas en Dios, el trabajo de paz continuará como el parpadeo de la gracia segura”.

3. ¿Podemos los cristianos contribuir a la paz justa?

Hemos de reconocer que junto al Llamamiento Ecuménico a la Paz Justa se elevan otras muchas voces proféticas en el mismo sentido, detectarlas y conocer las implicaciones que tiene para nosotros son importantes. Durante mucho tiempo la cuestión de los conflictos o las amenazas para la naturaleza, incluso la protección de los derechos humanos o la propia inestabilidad económica que daba lugar a los mayores despilfarros junto a las más terribles pobrezas, se consideraban cuestiones de países del “tercer mundo”, del sur, entendido como los continentes africano, asiático y Latinoamérica. Apenas reconocíamos algo de estos problemas en nuestro cuarto mundo e incluso salvábamos excepciones de esos entornos. La situación ha cambiado enormemente con el modelo de globalización que hemos desarrollado, así encontramos que las palabras que parecían destinadas a los lugares mal denominados subdesarrollados o en vías de desarrollo ha cambiado y los equilibrios mundiales también.

En una entrevista de despedida publicada por Reformed Comuniqué el pastor Setry Nyomi, secretario general saliente de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, señala: “Las cuestiones de las que trata la Confesión de Accra (2004) siguen con nosotros. Y se expresan de manera más viciosa que en 2004. Seguimos teniendo injusticia económica, seguimos teniendo muchas, muchas, muchas personas muriendo como resultado del camino que la economía global ha tomado. Desde 2004 también se ha visto afectado el norte global en una vía que no podíamos prever entonces cuando todos pensaban que los afectados eran Latinoamérica, África y Asia. Pero en 2008 la crisis económica impacto el norte global y tuve cartas de varías personas diciendo que esto era precisamente de lo que estaba hablando la Confesión de Accra”. [8]

El Llamamiento Ecuménico para un Paz Justa nos implica a todos y debe ser cuestión de todos, porque no hemos estado atentos a lo importante que era seguir combatiendo el desprecio por la vida humana, debemos volver a la enseñanza bíblica del Shalom de forma radical y entender la universalidad de la paz como una condición sine qua non. La pérdida de la universalidad e inalienabilidad de los derechos de las personas es una de las características de este tiempo, todo lo contrario al Shalom bíblico como concepto.

“Las tradiciones bíblicas y la experiencia judía y cristiana de la fe hablan de una paz universal, porque hablan de la paz de Dios. La palabra hebrea Shalom significa la santificación de toda la vida, creada por Dios, en todos sus aspectos. Una vida bendecida y consagrada en la comunicad con el Dios que da la vida, con los demás seres humanos y con todas las criaturas: paz con Dios, paz entre los hombres y paz con la naturaleza. En nombre de Dios no se puede restringir el “Shalom” al ámbito de lo religioso o de lo individual. El “Shalom” tiende a ser universal y perdurable. Ahora bien, lo que de “Shalom” experimentan los judíos y los cristianos en la historia no son más que meros comienzos y anticipaciones de aquella paz de Dios que un día habrá de llevar a todas las criaturas a la vida eterna. Judaísmo y cristianismo son movimientos concretos de esperanza concreta de paz para todos los pueblos y todas las criaturas”[9]

El cristianismo no puede contempla el Llamamiento Ecuménico a una paz justa como un programa más, como una motivación más. En todos los lugares son necesarios procesos de reconciliación para evitar los enquistamientos y los enroques perjudiciales y basados en los prejuicios. Según Juan Maria Bandres, abogado y político español que contribuyó a la búsqueda de paz y justicia para el país Vasco y singularmente para los refugiados comenta: “[El cristianismo…] …solamente se puede concebir como un factor de liberación y fraternidad con los demás. Cualquier concepto de religión que nos llevara a algo distinto de eso me parecería un falseamiento del auténtico sentido religioso”. [10]

Quiero aporta en este sentido dos contribuciones en respuesta a nuestra posibilidad de construir una paz justa, la de Xavier Pikaza y la de Jürgen Moltmann. Xavier Pikaza, como se presenta también en el Llamamiento habla de “Un camino de paz. Una propuesta cristiana”. [11] Esta propuesta se desarrolla en un itinerario concreto de la paz cristiana y lo divide en doce estaciones. Las tres primeras las decida al plano de la familia y del surgimiento de la vida; las tres siguientes al plano intelectual y religioso; las tres siguientes, a la exigencia de una transformación social y religiosa y las últimas desarrollan el sentido de la paz como superación de toda guerra en el plano militar y religioso.

Sería largo y no coincidiría con nuestro propósito el explorar aquí todo el libro o presentar un resumen del mismo, lo que si quiero hacer es recomendarlo como una propuesta accesible de formación e profundización de la cuestión en un tono distinto del planteamiento del Llamamiento pero con una música muy similar, el Evangelio y la vida de Jesús como trasfondo. Y una letra prácticamente idéntica, la búsqueda de la paz tiene planos y niveles que hay que abordar en la complejidad de nuestra sociedad y en relación con la naturaleza. Dice Pikaza: “Lo que Jesús propuso y lo que así hemos definido como su “marcha de la paz” no es una sencilla adaptación en el interior del sistema que había venido operando hasta ese momento, sino una mutación o cambio de nivel, en el plano de la vida”. [12]

En su libro La justicia crea futuro [13], Jürgen Moltmann se pregunta si “¿Pueden los cristianos construir la paz?”, a lo que responde que la Iglesia existe en diversas formas sociales, desde la Iglesia Universal hasta las comunidades locales y los grupos específicos, pasando por las organizaciones territoriales, entre las que se encontraría el movimiento ecuménico. El teólogo alemán hace referencia a las diferentes actuaciones que deben de emprender los cristianos para la construcción de la paz, y cita en particular a Dietrich Bonhoeffer, con quien nace una nueva espiritualidad de “resistencia y sumisión”. Un nuevo estilo de vida que tiene que ver con el compromiso público y abierto. Para Moltmann esta nueva espiritualidad toma diversos nombres en Taizé “contemplación y lucha”, en las comunidades de base latinoamericanas “mística y liberación”. En cualquier caso la referencia fundamental del compromiso con la paz está relacionado con la construcción de la ecúmene desde abajo, aunque lleve a conflictos con la jerarquía o desconfianza de parte de los órganos de gobierno. Esta tarea implica la exigencia, para las comunidades locales, de seguir el Evangelio de Jesucristo pasando de ser comunidades religiosas vinculadas por el culto divino, a ser comunidades de vida. Ser comunidades de vida aumenta la capacidad para los cristianos de percibir los conflictos sociales, económicos y políticos, implicándose en que se resuelvan a la luz de la paz y de la justicia. El profeta Jeremías en el capítulo 8 de su libro relaciona la paz con la sanidad, con la curación, y comenta la ausencia de paz, que los hipócritas proclaman cuando no la hay, como un modo liviano de afrontar la herida del pueblo. La salvación de Dios se refiere a un proceso integral de sanación de lo creado y comenta Moltmann que cumplir la misión cristiana de sanar las enfermedades sociales y políticas tiene que ver con que nuestro compromiso esté en comunidades de vida. El pensamiento global que actúa localmente es la consigna de todos los niveles de la diversidad de formas sociales en que se manifiesta la Iglesia, teniendo en cuenta que tenemos una gran profusión de documentos que no llegan a la base ni son tomados en serio, como tampoco son tomadas en serio las experiencias de vida a nivel local. Las iglesias a todos los niveles deben integrarse en un proceso común de aprendizaje de la justicia y de la paz, para hablar de una sola voz, y entonces ser escuchadas, es el llamamiento de Moltmann en respuesta a la pregunta inicial sobre lo que podemos hacer por la construcción de la paz.

La construcción de la paz desde la comunidad viva no es una llamada a una iglesia específica, desde el pensar global y actuar local que nos recuerda Moltmann, la Iglesia Universal está en ese compromiso, uno de los aspectos esenciales destacados por la Asamblea del CMI en Busan, en su Declaración sobre la Unidad [14], es el vínculo necesario entre ecumenismo y construcción de la paz. En ese documento la definición de ecumenismo es dinámica, y se entiende como búsqueda de la unidad visible que debe expresarse en un “sentarnos juntos a la Mesa del Señor”. La paz en las iglesias y entre las iglesias es un aspecto importante de nuestra búsqueda de la unidad, seguir compartiendo tradiciones, debates teológicos, documentos e “intensificar el trabajo por la justicia, la paz y la sanación de la creación”. Pero se concreta también en la búsqueda de hacer realidad las consecuencias de nuestros acuerdos teológicos, tal como acabamos de señalar con Moltmann, la distancia que separa las declaraciones de los hechos debe ser superada en el aprendizaje de la escucha mutua.

La situación económica y moral de nuestra sociedad tiene una complejidad nueva y desafiante que requiere de las iglesias valores fundamentales de coherencia y compromiso con la verdad, de compromiso con la participación de cada persona, la colegialidad y el desarrollo de órganos inclusivos en los procesos de unidad y de toma de decisiones, se necesitan “métodos más justos, participativos e inclusivos de convivencia”. No es solo una responsabilidad interna, sino también una responsabilidad con las dimensiones sociales de nuestro compromiso, a este fin el documento del CMI señala la necesidad tanto de unir fuerzas como de perseverar en la oración, nos sostiene y nos guía la confianza en lo que Dios hace en nosotros para la unidad y no podemos dejar de recibir el impuso del Espíritu como seguidores de Cristo, este impulso es un impulso hacia una paz justa.

Oramos con la Declaración sobre la Unidad de la 10ª Asamblea del CMI:

Dios de vida,
condúcenos a la justicia y la paz,
para que los que sufren encuentren esperanza,
los heridos obtengan sanación,
y las iglesias divididas alcancen una unidad visible,
por el que ora por nosotros
y en el que somos un solo Cuerpo,
tu Hijo, Jesucristo,
que junto a ti y al Espíritu Santo
es digno de alabanzas; un solo Dios,
ahora y siempre. Amén.[15]

Alfredo Abad Heras, pastor Iglesia Evangélica Española

[1] Moltmann, Jürgen. La justicia crea futuro, Política de paz y ética de la creación en un mundo amenazado, Sal Terrae, col. Presencia Teológica nº 66, Santander 1992. Pag. 63

[2] http://www.superarlaviolencia.org/es/convocatoria.html
[3] http://www.superarlaviolencia.org/fileadmin/dov/files/OvercomingViolence.pdf
[4] 10ª Asamblea CMI. Declaración sobre la Unidad. Doc PRC 01.1. El documento se refiere a los numerosos programas del CMI que han contribuido a entender lo que significa ser una comunidad de fe en la que las divisiones de etnia, raza, género, poder y clase social se confronten y se superen.
[5] http://www.superarlaviolencia.org/fileadmin/dov/files/OvercomingViolence.pdf
[6] Pérez de Pineda, Juan. Epístola Consolatoria. Obras d elos reformadores españoles del siglo XVI. Ed. MAD SL, Col. Eduforma Historia.
[7] http://www.oikoumene.org/es/resources/documents/assembly/2013-busan/adopted-documents-statements/message-of-the-wcc-10th-assembly
[8] Reformed Communiqué. Junio 2014, Vol 5, nº 2. Publicación de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas. Suscripción: www.wcrc.ch/reformed-communique-newsletter.
[9] Moltmann, J. Ibid La justicia crea futuro.
[10] Castro, Raimundo. Juan María Bandrés. Memorias para la paz. Ed, Hijos de Muley-Rubio. Madrid 1998
[11] Pikaza, Xavier. El camino de la paz. Una visión cristiana. Ed Khaf. Col. Expresar teológico. Madrid 2010
[12] Pikaza, X. Ibid. El camino de la paz
[13] Moltmann, J. Ibid La justicia crea futuro.
[14] Ibid. 10ª Asamblea CMI. Doc PRC 01.1
[15] Ibid. 10ª Asamblea CMI. Doc PRC 01.1