Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

domingo, 30 de septiembre de 2018

MADRID: CURSO ECUMÉNICO

Ecumenismo: Un camino común para la Iglesia

Las Misioneras de la Unidad nos informan de las actividades previstas para este Curso Ecuménico 2018-2019 y como siempre hacen nos animan y alientan a trabajar por la Unidad, así nos dicen:

" ... programa de los cursos de Formación Ecuménica Estudio Bíblico, que 
con tanta ilusión, hemos preparado pensando en la comunidad cristiana 
de la Iglesia de Jesucristo que peregrinamos en Madrid.

Ante esta sociedad tan negativa y violenta, hemos querido poner 
ESPERANZA POSITIVA presentando en el curso tantas Organizaciones, 
Instituciones, Acontecimientos, Estudios, que reflejan abiertamente que 
también entre nosotros hay gente que se mueve contra corriente 
aportando energía positiva para contribuir a una cultura del Encuentro y 
de Fraternidad.

Haremos un gran bien a 
la Iglesia y a la Sociedad 
si participamos y 
damos a conocer a las 
personas que conocemos, 
estos cursos de 
Formación que tanto 
necesitamos hoy 
los cristianos.
CONTAMOS CON VUESTRA COLABORACIÓN
 Misioneras de la Unidad"

Oración Interconfesional

Todos los primeros VIERNES de cada mes

LUGAR: Centro Ecuménico 
C/ José Arcones Gil,37 - 2 
28017 MADRID

HORA: 19'00 horas

Comenzomos el 5 de Octubre 2018

Estudio Bíblico Interconfesional


ESTUDIOS BÍBLICOS INTERCONFESIONALES 
2018-2019 

30 de Octubre a 2 de Abril 

CENTRO ECUMÉNICO 
«MISIONERAS DE LA UNIDAD» 


¿QUIÉNES PARTICIPAN? 

Toda persona que tenga preocupación por la Unidad de los creyentes en Cristo. Juntos descubrir desde la Biblia todo lo que nos une y los grandes valores que tenemos en común. 

Día del Estudio: 

Todos los MARTES que señala el programa 

Hora: 

De 18'00 - 20'00 horas 

Donativo: 

Ayuda según su posibilidad 

UNA OPORTUNIDAD ÚNICA PARA BUCEAR CON NUESTROS HERMANOS LAS ENSEÑANZAS BÍBLICAS 


PROGRAMA 

1er. Trimestre 

«LA DEBILIDAD EN LA BIBLIA», UN LUGAR COMÚN PARA EL ENCUENTRO ENTRE DIOS Y EL HOMBRE 

PROF. JONATAN RODRÍGUEZ, IEE 

Días: 

Octubre 30 (APERTURA) 

Noviembre 6, 13, 19, 27 

Diciembre 4, 11, 17 

2º. Trimestre 

«EL DESAFÍO DE ACEPTAR AL OTRO COMO HERMANO» 

PROF. JUAN LARIOS, pastor de la IERE 

Días: 

Enero 15, 29 

Febrero 12, 19, 26 

Marzo 5, 12, 19, 26 

Abril 2 


INFORMACIÓN: 

Centro Ecuménico 
«Misioneras de la Unidad» 
C/ José Arcones Gil, 37 - 2.o 28017 Madrid 
Metro: Ciudad Lineal 
Tel. 91 367 58 40 
www.centroecumenico.org 
E-mail: centro2003@centroecumenico.org


Curso de Formación



ECUMENISMO: UN CAMINO COMÚN PARA LA IGLESIA 

Curso de Formación Ecuménica 
2018-2019 

CENTRO ECUMÉNICO 
«MISIONERAS DE LA UNIDAD» 


CLASES 

Tendrán lugar de octubre a mayo, los lunes, de 18’00 a 20’00 horas. 

DESTINATARIOS-OBJETIVOS 

El Curso está pensado para cristianos de todas las confesiones. 

1. Formación bíblico-teológica dentro de la dimensión ecuménica. 

2. Profundización en la propia fe en un ambiente de comprensión de la fe que profesan los hermanos de otros Credos y Confesiones. 

3. Capacitación para participar en la tarea eclesial. 

PROGRAMA 

1er. TRIMESTRE 

Octubre 

Día 23, 19'00 horas. APERTURA DE CURSO 

El Espíritu Santo hace de la Iglesia un «laboratorio de la Resurrección» en el tiempo de la Misión. 
Francisco José López Sáez, profesor de la Universidad de Comillas 

Día 29, 18'00 horas. 

Ecumenismo y experiencia de vida 
Mª José Delgado, Misionera de la Unidad 

Noviembre 

Día 5, 18'00 horas. 18'00 horas. 

El último grito de la Biblia: el clamor por la unidad 
Secundino Castro OCD, Profesor Universidad de Comillas 

Día 12, 18'00 horas. 

Empeño Ecuménico de los últimos Papas 
Manuel González Muñana, Delegado de Ecumenismo de Córdoba 

Día 20, 18'00 horas. 

Aportación de la Iglesia ortodoxa Rusa a la Unidad en un tiempo de sufriento y martirio. 
Francisco José Lopez Sáez, profesor de la Universidad de Comillas 

Día 26, 18'00 horas. 

Testigos de la Unidad en la Ortodoxía 
Nicodim, sacerdote ortodoxo Rumano 

Diciembre

Día 3, 18'00 horas. 

Testigos de la Unidad en el mundo protestante 
Alfredo Abad, pastor y Presidente de la Comisión permanente de la IEE 

Día 10, 18'00 horas. 

Centros Ecuménicos de España 
Modera Gloria Uribe, Centro Lux Mundi de Málaga 

2º TRIMESTRE

Enero 

Día 14, 18'00 horas. 

Edimburgo 1910. Inicio del Ecumenismo Moderno 
Julián Blázquez, laico y ecumenista 

Día 28, 18'00 horas. 

Amsterdam 1948. Consejo Ecuménico de las Iglesias 
Angel Hernández Ayllón, profesor de la Universidad de Soria 

Febrero 

Día 11, 18'00 horas. 

El programa ecuménico del Secretariado para la unidad de los cristianos y el Consejo ecuménico de las Iglesias. 
Santiago Madrigal SJ, Profesor Universidad de Comillas 

Día 18, 18'00 horas. 

Asambleas Ecuménicas Europeas: Basilea, Graz, Sibiu 
Hector Vall SJ, Teólogo y ecumenista 

Día 25, 18'00 horas. 

El Papa Francisco en BARI, Italia 
Pedro Langa Aguilar OSA, Teólogo y ecumenista 

Marzo 

Día 4, 18'00 horas. 

El Papa Francisco en el Consejo Ecuménico de las Iglesias 
Fernando Rodríguez Garrapucho, Director del Centro Ecuménico Juan XXIII de la UPSA 

Día 11, 18'00 horas. 

Encuentros Interconfesionales e internacionales de Religiosas/os. Encuentro de Selbitz 2018 en Alemania 
Agueda García, Misionera de la Unidad 

Día 18, 18'00 horas. 

Misión y Ecumenismo: el futuro de la Iglesia 
Eloy Bueno, profesor Universidad del Norte en Burgos 

Día 25, 18'00 horas. 

La importancia de la Oración en la Vida de la Iglesia 
Antonio García Rubio, sacerdote de Madrid 

Abril 

Día 1, 18'00 horas. 

¿Qué añora hoy, la sociedad y la Iglesia, en el tema ecuménico? 
Fernando Rodríguez Garrapucho, Director del Centro Ecuménico Juan XXIII de la UPSA 

3er. TRIMESTRE

Mayo 

Día 6, 18'00 horas. 

¿Existen los pobres en el ecumenismo? 
José Luis Segovia Bernabé, Vicario de Pastoral Social e Innovación 

Día 13, 18'00 horas. 

Evangelización y diálogo interreligioso 
Juan Pablo García Maestro, profesor en Madrid y Salamanca de la UPSA 

Día 20, 18'00 horas. 

Las sectas y los jóvenes 
Luis Santamaría y Vicente Jara, expertos en sectas 

Día 27, 18'00 horas. 

CLAUSURA 


MATRÍCULA 

Curso completo: 100 €


INFORMACIÓN: 

Centro Ecuménico 
«Misioneras de la Unidad» 
C/ José Arcones Gil, 37 - 2.o 28017 Madrid 
Metro: Ciudad Lineal 
Tel. 91 367 58 40 
www.centroecumenico.org 
E-mail: centro2003@centroecumenico.org



sábado, 29 de septiembre de 2018

EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: NECESIDAD Y PRINCIPIOS

El diálogo interreligioso: 
necesidad y principios 


por Hilal Guler


Muchos seres humanos han comenzado a reconocer otro papel de la religión, como un poderoso medio para lograr la paz y la reconciliación 

El diálogo sólo puede plantearse en términos de igualdad 

Desgraciadamente la historia ha sido testigo de muchos actos violentos llevados a cabo en nombre de la religión. Sin embargo, muchos seres humanos han comenzado a reconocer otro papel de la religión, como un poderoso medio para lograr la paz y la reconciliación. Consecuentemente, el número de estudios sobre el «diálogo interreligioso» está creciendo de manera prometedora. 

El diálogo interreligioso ha sido un tema muy controvertido y ha habido muchas discusiones al respecto: sobre su necesidad, su justificación y sus logros (Kurucan, 2006). Estas cuestiones han puesto de manifiesto que las personas no son conscientes del verdadero significado del diálogo interreligioso. 

Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969) explican el diálogo de la siguiente manera: «...no se supone que es un debate... sino más bien una pregunta a través de la cual los interlocutores buscan sinceramente y sin prejuicios la mejor solución a un controvertido problema» (1969, pág. 37). Con relación a esta descripción, Gülen (2000) describe el diálogo interreligioso como «...buscar para darse cuenta de la unicidad de la religión, de la unidad básica y de la universalidad de la creencia. La religión abarca todas las creencias y razas bajo la fraternidad, y exalta el amor, el respeto, la tolerancia, el perdón, la misericordia, los derechos humanos, la paz, la fraternidad y la libertad a través de sus Profetas» (Editorial La Fuente, septiembre de 2005). Estas descripciones nos llevan a otra pregunta: ¿Cuán útil y beneficioso puede ser el diálogo interreligioso para la solución de problemas? 

El diálogo interreligioso no pretende cambiar las ideas de la gente acerca de sus religiones o creencias, sino que trata de encontrar un terreno común entre las religiones, centrarse en las comunidades y, a través del énfasis en la armonía y la paz, quiere encontrar soluciones a muchos de nuestros problemas comunes. De hecho, una de las razones para el diálogo interreligioso es «proporcionar un ambiente de libertad» (Kurucan, 2006, pág. 17)

Otro autor importante del diálogo interreligioso fue Seyyed Hossein Nasr, profesor de estudios islámicos en la Universidad George Washington. Cuando visitó El Vaticano en 1977 como miembro de una delegación, Nasr destacó cinco áreas que el Cristianismo y el Islam pueden trabajar juntos para hacer un mundo mejor. Estas cinco áreas son «los peligros de la tecnocracia moderna y la destrucción ecológica, las crisis energéticas, los problemas de la juventud y la decadencia de la moral y de la fe» (Kot, 2009). Además, el reverendo Allman afirma: «La capacidad de discutir nuestras diferencias religiosas y culturales es algo más que una mera "actividad extra-curricular", es una habilidad vital para los participantes en la democracia, en especial en una sociedad democrática como la nuestra, llena de gente con profundas y complejas diferencias» (The Network, 1999).

Estas declaraciones muestran la importancia del diálogo interreligioso para la mejora de la humanidad y de la buena voluntad de las sociedades. Pinto (2003) resalta el papel del diálogo interreligioso en la sociedad actual como «...un hecho inevitable de nuestro ser-con-otras-religiones».

En relación con esto, Swidler et al. (2007) afirma que «En el pasado, en la era de la divergencia, podíamos vivir aislados unos de otros, pudiéndonos ignorar mutuamente. Ahora, en la edad de la convergencia, estamos obligados a vivir en un mismo mundo. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado».

Hoy en día, las causas más comunes que promueven el conflicto entre religiones o entre personas de diferentes religiones tienen que ver con la falta de entendimiento entre las ideas o creencias del otro (Baum 2011). Los encuentros de diálogo interreligioso, los debates y conferencias, ayudan a superar estos conceptos erróneos y la falta de familiaridad desaparece. El resultado de estos diálogos puede ser grandioso. Como afirma Smock, «...cuando dos o más religiones se unen para explorar o promover la posibilidad de la paz, los efectos pueden ser especialmente potentes» (VIII).

Los beneficios del diálogo interreligioso son evidentes, pero no es un trabajo fácil. Una vez más, Smock (2002) pone de relieve que «el diálogo interreligioso es una tarea difícil y a menudo dolorosa» (VIII). Hay algunos requisitos previos para que el diálogo interreligioso tenga éxito. Swidler (2003) los clasifica como: 
  1. Estar abiertos a aprender de otros. 
  2. El conocimiento de la propia tradición. 
  3. Un compañero de diálogo de disposición similar y bien informado acerca de la otra tradición» (pág. 12).
La importancia de cada requisito previo se explicará detalladamente a continuación.

Ingredientes para que un encuentro de diálogo interreligioso tenga éxito

  1. El componente más importante del diálogo interreligioso es recordar el verdadero sentido del diálogo. Es una discusión de doble sentido que requiere respeto y comprensión. Este componente puede parecer muy sencillo de comprender, pero es muy fácil de olvidar. Swidler (2007) afirma que: «Si se mantiene este objetivo básico y se actúa con imaginación, la creatividad, continuarán el diálogo fructífero y una transformación creciente de la vida de cada participante y la de sus comunidades» (pág. 19). Así que, para obtener los mejores resultados en cada diálogo interreligioso, no debe olvidarse el verdadero sentido del diálogo. El diálogo ha de explicarse como «…una cuestión en la que los interlocutores buscan sinceramente y sin prejuicios la mejor solución a un problema controvertido» (Perelman y Olbrechts- Tyteca, 1969, pág. 37).
  2. En estas reuniones, los participantes deben ser conscientes del hecho de todos los miembros son de diferentes orígenes religiosos y culturales, por lo que el diálogo interreligioso se basa en la comprensión y el respeto mutuo. En el diálogo interreligioso, ninguno de los participantes debe tratar de desacreditar o cuestionar el sistema de creencias del resto.
  3. Smock (2002) escribe que para determinar el éxito de un diálogo se ha de indicar el objeto de la reunión de manera clara y la elección de los participantes. El propósito de la reunión debe ser decidido por los participantes antes de las reuniones, quedando claro y detallado.
  4. Al describir cómo iniciar el diálogo, Bohme et al. (1991) afirman que la interrupción es una parte importante del diálogo. Escuchar a los demás participantes es una fase obligatoria del proceso. Durante estas reuniones, todos los participantes deben estar libres de prejuicios y abiertos a la comprensión y al reconocimiento de nuevas perspectivas. Los encuentros de diálogo interreligioso son una buena manera de aprender acerca de las diferentes religiones y de los diferentes pensamientos.
  5. No se debe olvidar que, en estos encuentros, nos reunimos como personas, no como sistemas de creencias, y que nos proporcionan una oportunidad increíble para aprender, discutir y entender a otras religiones. «... El diálogo entre las religiones y las tradiciones del mundo debería conducir a un conocimiento y a una mejor comprensión recíproca y al intercambio de los valores mutuos como un enriquecimiento de la propia fe y de la fe de los demás» (Cosijns y Braybrooke, 2008, 55-56). Sin embargo, un problema o error cometido en estos encuentros no debe ser utilizado para generalizar acerca de un sistema concreto de creencias. Kurucan (2006) afirma que cuando hablamos de diálogo interreligioso, «Nos referimos al diálogo entre las personas de diferentes religiones» (17). Así que las gentes, en estas reuniones, no deben ser vistas como categorías, ni como únicos representantes de sus religiones, sino que deben ser vistas como personas individuales, con sus virtudes y sus defectos, lo mismo que todos nosotros.
  6. El diálogo interreligioso tiene como objetivo encontrar soluciones a los problemas del mundo y de las demás personas, centrándose en las similitudes entre los sistemas de creencias y no en las diferencias ni en cuestiones controvertidas.
  7. Smock (2002) afirma que un solo encuentro de diálogo interreligioso no puede ser muy útil, por lo que deben haber algunas sesiones de seguimiento para poder advertir los beneficios de tales encuentros.
  8. Además, es una buena oportunidad para aprender acerca de las prácticas religiosas de los demás participantes, ver las diferencias entre sus respectivas comprensiones, y tener mucho cuidado con estas diferencias durante el proceso de diálogo. Crowley (2006) afirma que la determinación de la estasis —de las partes en las que las ideas de los participantes difieren — es una parte importante de la discusión pública. En el diálogo interreligioso, es importante ser conscientes de la estasis, a fin de no ofender a los demás participantes.
  9. No hay exclusivas ni sincretismo. Abu-Nimer et al. (2007) afirman que, en los diálogos interreligiosos, ninguna religión debe ser excluida. Esto sería una gran desventaja para el éxito del diálogo interreligioso. Abu-Nimer et al. (2007) también destacan que tratar de sincronizar todas las religiones en una sola puede ser tan peligroso como excluyente. Como se dijo anteriormente, es muy importante aceptar todas las religiones y a las personas religiosas dentro de su propio sistema de creencias.
  10. El diálogo sólo puede plantearse en términos de igualdad. Si un grupo religioso ve a otro grupo inferior o incluso superior, el diálogo no podrá establecerse, pues ello no permite el intercambio ni el entendimiento entre los grupos, que es el objetivo principal de cualquier diálogo interreligioso.
El diálogo interreligioso es un asunto importante en el mundo globalizado. Personas de diferentes religiones conviven en este mundo interconectado enfrentándose actualmente a una gran cantidad de problemas. Estos grupos interreligiosos son cruciales para un mundo en el que «todos los días, casi 16.000 niños mueren por causas relacionadas con el hambre. Eso significa un niño cada cinco segundos» (www.bread.org). El papel del diálogo interreligioso en la solución de estos problemas no puede ser subestimado. Smock (2002) señala que «mientras que la religión pueda y deba contribuir a resolver los conflictos violentos, puede ser un poderoso factor en lucha por la paz y la reconciliación». (pág. VIII).

Hilal Guler

Referencias
  • Abu-Nimer, M. & Khoury, A. & Welty, E. 2007. Unity in diversity: Interfaith dialogue in the Middle East. Washington, DC: United States Institute of Peace.
  • Bohm, D. & Factor, D. & Garrett, P. 1991. Dialogue: A Proposal. Extraído de http://www.david-bohm.net/dialogue/dialogue_proposal.html
  • Cosijns L.F. & Braybrooke , M. 2008. Dialogue among the faith communities. Lanham, MA: Hamilton Books.
  • Crowley, S. 2006. Toward a civil discourse: Rhetoric and Fundamentalism. Pittsburg, PA: University of Pittsburg Press
  • Gulen, M.F. 2005. La Necesidad de un Diálogo Interconfesional: Una perspectiva musulmana., Editorial La Fuente.
  • Kot, Z. 2009. «Muslim-Christian relations: The traditionalist interfaith dialogue» (Tesina inédita de maestría) George Washington University, Washington, DC.
  • Kurucan, A. 2006. Nicin Diyalog: Diyalogun temelleri. Uskudar, Istanbul: Isik Yayinlari
  • Perelman C.H. & Olbrechts- Tyteca, L. 1969. The new rhetoric: A treatise on argumentation. Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press.
  • Pinto, H. 2003. Faucault, Christianity and interfaith dialogue. New York, NY: Routledge Publications
  • Smock, D. R. 2002. Interfaith Dialogue and Peacebuilding. Washington, DC: United States Institute of Peace.
  • Swidler, L. & Duran, K. & Firestone, R. 2007. Trialogue: Jews, Christians and Muslims in Dialogue. New London, CT: Twenty-Third Publications.
(Fuente: WebIslam)

PUBLICADO EN
REVISTA HOREB EKUMENE
ISSN 2605 - 3691
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld
Octubre 2018 - Año I - Nº 2














viernes, 21 de septiembre de 2018

RECUERDO ECUMÉNICO

Un sacerdote ortodoxo conversa con dos hombres jóvenes en un campamento de trabajo del CMI en Elassona (Grecia), en septiembre de 1962. Foto: John P. Taylor/CMI

Al hacer memoria, me doy cuenta de que pertenezco a una generación privilegiada, ya que pude participar en la labor del Consejo Mundial de Iglesias desde una edad temprana.

Este artículo ha sido escrito por el 
Dr. Govaert Chr. Kok, antiguo miembro del 
Comité Central del CMI de la 
Iglesia Vieja Católica de los Países Bajos.

A finales de los años cincuenta, cada verano, el Departamento de Juventud del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), dirigido entonces por un joven Philip Potter en los inicios de su larga carrera en el CMI, organizó unos 45 campamentos ecuménicos internacionales de trabajo en países de todo el mundo.

Estudiantes y otros jóvenes de edades comprendidas entre los 19 y 30 años podían inscribirse en estos campamentos, uniéndose a grupos de 20 a 30 participantes de diversos países, confesiones y horizontes profesionales. El objetivo de estos campamentos era que los participantes trabajaran como voluntarios seis horas al día en proyectos de una iglesia o una comunidad local.

Además de trabajar, los jóvenes se reunían cada día para orar, participar en estudios bíblicos y debatir con el fin de profundizar sus conocimientos sobre la celebración del culto, la vida religiosa y el pensamiento de las diversas iglesias y tradiciones. Y, por último, pero no por ello menos importante, uno de los secretarios del Departamento de Juventud del CMI en Ginebra, de visita en el lugar, daba a conocer a los participantes los muchos proyectos del Consejo.

Hospitalidad ortodoxa en Grecia

Mi primer campamento de trabajo fue en 1958 en Machairado, un pequeño pueblo de la isla griega de Zakynthos (o Zante), gravemente afectado por un terremoto ocurrido unos años antes. La tarea de los 25 campistas (todos trabajadores no cualificados) era ayudar a la reconstrucción del sistema de abastecimiento de agua para el pueblo y excavar en un suelo rocoso las zanjas necesarias para las tuberías. Los habitantes del pueblo colaboraron en las obras con entusiasmo, y después del trabajo a menudo nos invitaron a beber un vaso de vino griego “retsina” o a compartir una comida típica.

Nuestro anfitrión fue el joven obispo ortodoxo Alexis de Zante, el cual nos visitó muchas veces y nos recibió en su catedral para el culto dominical. La riqueza de la liturgia ortodoxa, desconocida para la mayoría de participantes no griegos, fue una experiencia maravillosa. Cada mañana y cada atardecer asistimos a servicios de oración en una pequeña capilla del pueblo llena de iconos. Sucesivamente, cada uno de nosotros presentó algo de su tradición y de su país, lo cual a menudo suscitaba preguntas y luego daba lugar a debates con los otros participantes en el campamento, así como con los aldeanos que habían asistido a la oración.

El secretario encargado de los campamentos de trabajo, Ralph Weltge de Ginebra, y Christopher King y Phyllis Saunders de la oficina del CMI en Atenas, nos visitaron y nos explicaron muchas cosas sobre la labor del CMI en todo el mundo, así como sobre la asistencia prestada a los refugiados y la reconstrucción de Grecia tras la Segunda Guerra Mundial y la sangrienta guerra civil con los comunistas que tuvo lugar posteriormente. Tras el campamento, pude viajar un poco más por Grecia con un amigo y visitamos el Monte Athos y algunos de sus centenarios monasterios greco-rusos, una experiencia inolvidable.

Recuerdos especiales de Finlandia

El campamento de trabajo en Finlandia en 1959 comenzó como el del año anterior, con un largo viaje en tren y en barco (en esos años, los estudiantes no viajaban en avión). El campamento estaba situado en Teiniharju, cerca de Punkasalmi, en una preciosa región llena de lagos y bosques a proximidad de la frontera rusa, donde construimos una capilla de madera para unas ochenta personas en el centro de campamentos y conferencias del Movimiento Estudiantil Cristiano de Finlandia. El trabajo de construcción era nuevo para la mayoría de nosotros, pero el Sr. Kupiainen, un maestro carpintero con una larga trayectoria profesional, nos enseñó cómo hacerlo.

La mayoría de finlandeses pertenece a la Iglesia Luterana, pero el país también cuenta con una pequeña iglesia ortodoxa, y nosotros pudimos participar en servicios religiosos de ambas tradiciones en la ciudad de Joensuu. Al igual que en Grecia, empezamos y acabamos cada jornada con un pequeño servicio de oración al aire libre en el campamento, y el último día pudimos reunirnos en nuestra capilla, casi terminada.

Durante los fines de semana, visitamos diversas congregaciones de los alrededores y participamos en un gran evento misionero al aire libre, en el bosque, organizado por varias iglesias locales, donde ampliamos nuestros conocimientos sobre la vida eclesial de la tradición luterana finlandesa. También tuvimos la oportunidad de descubrir en barco algunos de los bellos parajes que rodeaban nuestro campamento y visitamos el antiguo castillo de Savonlinna.

La presentación de la labor del CMI estuvo a cargo de Véronique Lauffer del Departamento de Juventud en Ginebra, la cual también nos informó sobre la moderna comunidad monástica ecuménica de Taizé y sobre su contraparte femenina, la comunidad de Grandchamp, de la que era miembro desde hacía algunos años.

También guardo otro recuerdo del campamento, que es muy especial para mí: fue allí donde conocí a mi futura mujer, Grete Frimer-Larsen, que entonces se estaba formando como enfermera en el Diakonessenhuset Sankt Lukas Stiftelsen en Copenhague.

Años más tarde, durante mi vida profesional como abogado y como participante en muchas reuniones de los órganos rectores de instituciones ecuménicas, en particular del Comité Central del CMI, del que fui miembro de 1983 a 1991, a menudo recordé el espíritu y la manera en que trabajamos juntos en los campamentos.

El trabajo manual diario nos acercó y las diferencias entre nosotros (nacionalidad, iglesia y tradición) desaparecieron. Parecía posible resolver todos los problemas de la iglesia y la sociedad simplemente colaborando para lograr un objetivo común. ¡Un aprendizaje para la vida!



jueves, 20 de septiembre de 2018

UNA VIDA DE ENTREGA POR LA UNIDAD

UNA VIDA DE ENTREGA POR LA UNIDAD 

Por Mª José Delgado

Mª José Delgado, primera a la izquierda en las XIX Jornadas de Teología "Llamados a la comunión" en Santiago de Compostela, septiembre 2018
Confieso delante de todos, que Dios rige la historia de todos los hombres, incluso sin saberlo ni sentirlo nosotros. Es un gran misterio que una joven de Castilla la Vieja, en un pueblecito de Segovia, en el cual, no había ni un protestante ni otras confesiones,-todos éramos tradicionalmente católicos-, fuera llamada para entregar su vida por la causa de la unidad de la Iglesia de Jesucristo. 

Yo vengo de una familia católica con fuerte influjo religioso. Más por parte de mi padre y, en concreto, mi abuela paterna, que la hemos considerado una santa. Siempre he pensado que mi vocación y la mirada de Dios puesta en mí, es obra de mi abuela y no mía. Yo nunca fui una joven piadosa que frecuentaba mucho la Iglesia ¿Cómo descubrir la vocación en una joven normal, cuando Dios irrumpe en mi vida como un resplandor que lo llena todo y se adueña de todo mi ser? Mi fe no era madura para hacer frente a una exigencia tan grande como la que yo sentía dentro de mi. Yo no buscaba; solo sentía un fuego en lo más hondo de mi ser que me llevó a pensar que ya no me pertenecía. Alguien más grande y fuerte que yo se había hecho dueño de toda mi existencia y comprometía toda mi vida. 

Pero ¿qué hacer, a dónde podía dirigirse una joven que apenas había salido de su pueblo y no tenía visión de nada? Tan solo me dejé llevar por los instintos de mi corazón. Un día por causalidad, una amiga que era maestra en el pueblo fue a Segovia y vino diciendo que el Rector del Seminario estaba fundando unas Misioneras de la Unidad. Aquello fue la visita de un ángel que me dijo: “eso es para ti”. Visité a las Misioneras de la Unidad, no sin grandes apuros por parte de mis padres y de las Misioneras. Encontré una casa humilde, calor humano, sencillez, alegría y apertura de miras… Sentí que Dios me quería allí. 

En ese momento mi deseo fundamental era una entrega total a Dios sin condiciones. El trabajo que tenía que hacer no formaba parte de mi exigencia. Ha sido con el correr del tiempo, con mi oración, con mis estudios y con mi disponibilidad como ha ido calando y profundizando en el problema central del Evangelio, que no es otro que el mandato que nos dejó el mismo Jesucristo para los que íbamos a ser sus amigos o seguidores: "…ser uno como el Padre y yo somos uno… para que el mundo crea…" (Jn 17,21). 

Mi opción por trabajar y dar todo por la Unidad y la Reconciliación, ha hecho que hoy no pueda contemplar mi ser cristiana, mi vocación sino desde mi trabajo ecuménico, desde el carisma de la Unidad. El mandato de Jesús: "ser uno para que el mundo crea" es una postura tan radical, que no encuentro otro sentido a mi vida, sino es la misión de la unidad. 

La experiencia de este carisma, en el que vivo centrada; el gozo de este trabajo de Iglesia, en el que me realizo; me llevan a expresar mi gran deseo de que otros puedan también gozar y vivir esta misma plenitud. Comprendo todas las opciones y me enriquecen, pero la de trabajar por una Iglesia unida y de comunión, me parece sublime, lo más santo que Dios puede conceder como misión. Si en el Evangelio existe algo central y vital es la Unidad-Comunión-Reconciliación. Encontrarse en medio de los hermanos cristianos como mensajero de la unidad, no es solo un don del Señor, sino un enriquecimiento de mi fe junto con la fe de ellos, que ha sido vivida con el mismo Espíritu de Dios. 

Las Misioneras de la Unidad, una fraternidad y un carisma 

D. Julián García Hernando, fundó las Misioneras de la Unidad en Segovia, a raíz del Concilio Vaticano II, con un lema: "todo por la unidad"; oración, trabajo, energía, apostolado… Su origen y constante motivación de la obra es promover la unidad de todos los cristianos y de todos los hombres en la única Iglesia de Cristo. 

La búsqueda de la unidad de los cristianos, una de las pastorales más urgentes, más acuciantes en este instante, es la que puso en pie esta nueva Institución. Surge por cuanto dice el Concilio: promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los principales propósitos del Concilio Vaticano II. 

En el VII Congreso de Ecumenismo.
Madrid, noviembre 2017
"Para que el mundo crea". Por eso la labor ecuménica es urgente cuando el mundo rebosa de increencia y aparece inminente la evangelización. Por eso han nacido movimientos, centros ecuménicos, comunidades consagrados a esta tarea. Así nacimos, también, las Misioneras de la Unidad, abriéndonos a la realidad, a la necesidad, a la llamada, a la vocación y misión de la unidad. En su carisma se hallan entrelazadas ambas palabras: Misión y Unidad, ambas definidoras de una disponibilidad, un reto, una entrega. 

Las Misioneras de la Unidad nacimos pensando en ser Instituto Secular. Hoy somos una Institución laica de consagradas. Podemos vivir en comunidad fraterna, en la propia casa, sacerdotes, matrimonios….etc. El carisma de la unidad, abarca a todo el pueblo de Dios, pues todos estamos llamados a vivir y trabajar por una Iglesia unida y en comunión. Ha llegado el entusiasmo por la causa de la unidad: amigos o colaboradores de las Misioneras de la Unidad extendidos por toda la geografía española y en otros países. 

En este apartado de las Misioneras de la Unidad, no puedo dejar de mencionar a D. Julián García Hernando: un místico y un profeta de su tiempo. Se adelantó al carisma ecuménico queriendo fundar las Misioneras de la Unidad años antes del Concilio, cuando el trabajo ecuménico estaba prohibido en la Iglesia Católica. Tuvo que esperar varios años para la fundación de las Misioneras de la Unidad. Con el tiempo, hoy vemos el carisma de la unidad como la acción del Espíritu que obra fuertemente según las necesidades de la época en que vive la Iglesia. En España no había mucho conocimiento de otras Iglesia y D. Julián les daba ya su apoyo, su simpatía y su amistad, contribuía con su actitud totalmente evangélica, expresada en su respeto, y prestando su atención al otro, como señal del orden establecido por Cristo en su Evangelio. Fue un gran renovador en las relaciones eclesiales, porque procuró, por todos los medios, que los fieles católicos dejarán de considerar como enemigos a los fieles cristianos de otras Iglesias. No sigo porque todo lo que se diga de él, siempre queda corto, para los que le conocimos y vivimos con él durante tantos años. 

¿Cómo realizamos en la vida diaria, vuestro Carisma Ecuménico? 

En estos momentos centramos gran parte del tiempo al Centro Ecuménico "Misioneras de la Unidad" que lo fundó D. Julián hace más de 40 años. El Centro es muy complejo y las actividades son muy variadas, pues la misión a favor de la unidad es muy amplia. Me voy a referir solamente a algunas actividades, pues a lo largo de los días, brotan otras muchas necesidades con las que no se contaba. Cada día puede haber grandes sorpresas. Nuestro trabajo alterna entre: 
  • Cursos de formación bíblico-ecuménica, cuyas clases son impartidas por personas de diferentes Iglesias. 
  • Favorecer el ecumenismo espiritual con oraciones ecuménicas, dos veces al mes. Una, en el Centro Ecuménico y, otra, en una Iglesia luterana. Días de retiro interconfesionales, centrados en nuestro carisma "Siente pasión por la unidad". Con la oración se puede hacer mucho, porque para llegar de verdad a la unidad se necesita un verdadero milagro. A Dios se llega de rodillas, y la oración es fundamental. 
  • Biblioteca especializada para estudiantes de tesis o doctorados en temas ecuménicos. 
  • Revista "Pastoral Ecuménica" dedicada a la temática ecuménica. 
  • Reuniones de preparación de encuentros: El Espinar, Religiosas Interconfesional, DMO (Día Mundial de Oración), Diálogo Interreligioso 
  • Además de visitas, asistencia a diversos cultos, actos especiales… 
Nuestro mayor deseo es que el Centro sea un punto de referencia, de encuentro, abierto a todos los hermanos, a todas las Iglesias, para que se sientan como en su propia casa, pues un Centro Ecuménico es la "Casa de todos", sin excluir a nadie. Entendemos que hacer unidad es hacer misión, aunque, por desgracia, no siempre que hacemos misión hacemos unidad. Y cuando no somos comunión, no estamos siendo fieles a la misión, al proyecto de Jesús. 

Mª José en un Encuentro de ACEMU,
Zaragoza, mayo 2018
Vivir en profundidad el carisma de la unidad es una oportunidad privilegiada para vivir la fe y caminar con cristianos de otras tradiciones. 

Afirmamos nuestra identidad católica al mismo tiempo que descubrimos otras tradiciones cristianas, que hemos aprendido a amar. Para mí el sueño de Jesús de que todos sus discípulos sean uno se encarnó en un ecumenismo de la vida cotidiana, con rostros concretos y ha transformado mi experiencia de fe. Ya no podría vivir de otra manera. La unidad de unos con otros en Dios ya está dada. Nosotros tenemos que vivir con tal estilo nuestra vida cristiana, que seamos capaces de descubrir la Unidad que ya está en Cristo, el Señor. 

Centro Ecuménico en Santiago 

Cuando me informaron de la apertura de un Centro Ecuménico en Santiago de Compostela, la noticia me pareció una noticia del Espíritu y un don de Dios. Una región como Galicia, una ciudad como Santiago, tan cosmopolita, requiere una Casa Común para todos aquellos peregrinos que llegan al Santo con sus mochillas llenas de buena fe, con distintas “fes”, con distintas opciones de vida, pero todas ellas válidas y respetadas por nuestro Creador. 

Para Santiago de Compostela inaugurar un Centro Ecuménico, no solo es una necesidad, sino un lugar de encuentro, acogida, fraternidad, oración, etc., que Dios envía como bendición para toda la Iglesia de Galicia y para todo su pueblo. Las Misioneras de la Unidad nos unimos a la acción de gracias al Señor por bendeciros con esta obra tan maravillosa de Unidad. Las Misioneras de la Unidad nos ofrecemos para todo lo que necesitéis, para la buena marcha del Centro Ecuménico. Y recordando a nuestro querido D. Julián García Hernando, que tanto habría disfrutado también con la apertura de este nuevo centro ecuménico, quisiera terminan diciendo con una frase suya: “ los cristianos estamos divididos porque no somos totalmente cristianos…” 

Mª José, junto a Agueda García (Misionera de la Unidad) 
recientemente en Santiago de Compostela


Mª José Delgado
Misionera de la Unidad
XIX JORNADAS DE TEOLOGÍA - LLAMADOS A LA COMUNIÓN
Congreso Santiago de Compostela
5 - 7 septiembre 2018



miércoles, 19 de septiembre de 2018

¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES EL ECUMENISMO?



¿Qué es y qué no es el ecumenismo?

Por Gabriel Ariza
10 octubre, 2013

Mucho se habla en estos tiempos del ecumenismo, del diálogo con otras religiones y de la unidad de los cristianos. En esta síntesis de Raffaello Martinelli, Primicerio de la Basílica de San Ambrosio y San Carlos en Roma, se aclara de manera concisa esta cuestión.

¿Qué es el Ecumenismo?

Es el movimiento que tiende a la unidad de los cristianos y que comprende “las actividades e iniciativas que, según las variadas necesidades de la Iglesia y las características de la época, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos” (Unitatis redintegratio 4).

La búsqueda de la unidad de los cristianos es una tarea cada vez más urgente de la Iglesia católica. El Santo Padre Benedicto XVI ha subrayado muchas veces “la irreversibilidad de la elección ecuménica”. En esta tarea, el criterio prioritario es la unidad de la fe.

El dialogo ecuménico está basado sobre el derecho-deber de expresar cada uno, con serenidad y objetividad, la propia identidad, evidenciando lo que se es, lo que une y lo que divide. Exponer con claridad las propias posiciones no limita el dialogo ecuménico sino que lo favorece.


¿Por qué existe el ecumenismo?

Porque existen, entre los cristianos, divisiones que son contrarias a la voluntad de Cristo, el cual ha orado «para que todos sean uno» (Jn 17,21), y así llegar a la unidad de todos los cristianos en “un solo rebaño y un solo pastor”(Jn 10,16), a fin que “el pueblo de Dios llegue gozoso a la entera plenitud de la gloria eterna en la Jerusalén celestial” (Unitatis redintegratio 3).

¿Qué tipos de males causan las divisiones entre los cristianos?

Causan varios tipos de males, ya sea al interior como al exterior de la Iglesia:
  • Estos males, en efecto son un escándalo que debilita la voz del Evangelio;
  • “Las divisiones de los cristianos impiden que la Iglesia realice la plenitud de catolicidad que le es propia en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión. Incluso le resulta bastante más difícil a la misma Iglesia expresar la plenitud de la catolicidad bajo todos los aspectos en la realidad de la vida” (Unitatis redintegratio 4).
  • “La propia universalidad de la Iglesia, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, a causa de las divisiones de los cristianos, encuentra un obstáculo para su plena realización en la historia” (CDF, Carta Communionis notio, 17.3).
Esta no-unidad entre los cristianos ocasiona un grave daño al testimonio, que los cristianos están comprometidos a proponer a los no-cristianos: constituye un contra-testimonio. “Es doloroso que en esta situación los cristianos pierdan parte de su impulso misionario y evangelizador a causa de las divisiones que minan su vida interna y reducen su credibilidad apostólica” (Pont. Consejo Para la Unidad de los Cristianos, Directorio para la aplicación de los principios y de las normas sobre el ecumenismo, Presentación).

¿Por qué es necesario distinguir entre unidad de la Iglesia y unidad de los cristianos?

Porque la unidad de la Iglesia existe ya. La unidad, «que Cristo ha donado desde el principio a su Iglesia, (…) nosotros creemos que subsiste, sin posibilidad de perderse, en la Iglesia católica y esperamos que crecerá cada día más hasta el fin de los siglos» (Unitatis redintegratio 4). Por eso proclamamos en el Credo: “Creo en la Iglesia una…”, y esta Iglesia una subsiste en la Iglesia católica (cfr. Lumen gentium 8).

La que falta es la unidad de los cristianos. De hecho, «ya desde los comienzos surgieron escisiones en esta una y única Iglesia de Dios, las cuales reprueba gravemente el Apóstol como condenables; y en siglos posteriores nacieron disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la plena comunión de la Iglesia católica, a veces no sin culpa de los hombres de una y otra parte» (Unitatis redintegratio 3).

“La unidad de la única Iglesia, que ya existe en la Iglesia católica sin posibilidad de perderse, nos garantiza que un día también la unidad de todos los cristianos se hará realidad” (Juan Pablo II, Discurso, 13 de noviembre de 2004).

Y sin embargo los cristianos separados de la plena comunión con la Iglesia católica tienen con ella, ya desde ahora, muchos elementos en común.

¿Cuáles son los elementos que las Iglesias y las Comunidades cristianas no-católicas tienen en común con la Iglesia católica?

Los miembros de estas Iglesias y comunidades no-católicas:
  • “justificados en el bautismo por la fe, están incorporados a Cristo y, por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos, y los hijos de la Iglesia católica los reconocen, con razón, como hermanos en el Señor” (Unitatis redintegratio 3);
  • tienen “muchos elementos de santificación y de verdad, como la Palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y los elemento visibles” (Unitatis redintegratio 3);
“El Espíritu de Cristo se sirve de estas Iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha dado a la Iglesia católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y a él conducen” (Unitatis redintegratio 3); y “conducen hacia la unidad católica” (Lumen gentium 8).

“La Iglesia se reconoce unida por muchas razones con quienes, estando bautizados, se honran con el nombre de cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad o no guardan la unidad de comunión bajo el sucesor de Pedro” (Lumen gentium 15).

Al mismo tiempo la Iglesia católica reconoce que las Iglesias ortodoxas son muy cercanas a ella con respecto a las comunidades cristianas no-católicas, en cuanto que existe no poca diferencia entre estas últimas y las Iglesias ortodoxas.


¿Cuál es la diferencia entre las Iglesias ortodoxas y las Comunidades eclesiales no-católicas?

Las Iglesias ortodoxas, nacidas a partir del año 1054:
  • “tienen verdaderos sacramentos, y sobre todo, por la sucesión apostólica, el Sacerdocio y la Eucaristía, con los que se unen a nosotros con vinculo estrechísimo” (Unitatis redintegratio 15.3);
  • por lo tanto “una cierta comunicación en las cosas sagradas, dadas las circunstancias oportunas y con la aprobación de la autoridad eclesiástica, no solo es posible sino aconsejable” (Unitatis redintegratio 15);
  • merecen el título de “Iglesias particulares o locales”, y son llamadas “Iglesias hermanas de las Iglesias particulares católicas” (Unitatis redintegratio 14.1);
  • por la celebración de la Eucaristía del Señor en estas Iglesias particulares, la Iglesia de Dios es edificada y crece;
  • tienen una comunión con la Iglesia católica, tan profunda «que le falta muy poco para alcanzar la plenitud que autorice una celebración común de la Eucaristía del Señor» (Pablo VI, Discurso en la Capilla Sixtina en la celebración del décimo aniversario de la mutua anulación de las excomuniones entre las Iglesias de Roma y de Constantinopla, 14 de diciembre de 1975);
  • sin embargo no están en plena comunión con la Iglesia católica, en cuanto que no están en comunión con la cabeza visible de la única Iglesia católica que es el Papa, sucesor de Pedro. Y esta no es una cuestión secundaria, sino uno de los principios constitutivos internos de cada Iglesia particular. Por tanto, como “la comunión con la Iglesia católica, cuya Cabeza visible es el Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, no es cualquier complemento externo a la Iglesia particular, sino uno de sus principios constitutivos internos, la condición de Iglesia particular, de la cual gozan aquellas venerables Comunidades cristianas, sufre sin embargo de una carencia” (CDF, Responsa ad quaestiones, 4).
Las Comunidades eclesiales no-católicas:
  • son sobre todo aquellas que han nacido con la reforma del siglo XVI: protestantes (inspirados en el pensamiento y la obra de Martin Lutero: 1483-1546), anglicana (nacida con el Acto de Supremacía del rey ingles Enrique VIII del 1534)… Además de estas, existe también una multiplicación de nuevas denominaciones cristianas, que han nacido y nacen posteriormente;
  • no tienen la sucesión apostólica en el sacramento del Orden, y por eso están privadas de un elemento constitutivo esencial del ser de la Iglesia;
  • especialmente a causa de la falta del sacerdocio ministerial, no han conservado la genuina e integra sustancia del Misterio eucarístico (cfr. Unitatis redintegratio 22.3);
  • “por este motivo, no es posible, para la Iglesia católica, la inter-comunión eucarística con estas comunidades” (CCC 1400);
  • sin embargo, “mientras en la santa Cena hacen memoria de la muerte y de la resurrección del Señor, profesan que en la Comunión de Cristo se significa la vida, y esperan su glorioso advenimiento” (Unitatis redintegratio 22);
  • según la doctrina católica, no pueden ser llamadas “Iglesias” en sentido propio (cfr. CDF, Dominus Iesus, 17.2), en cuanto carecen de los sacramentos del Orden y de la Eucaristía;
  • sin embargo en ellas se encuentran “numerosos elementos de santificación y de verdad”, “que en cuanto dones propios de la Iglesia de Cristo inducen a la unidad católica” (Lumen gentium 8), como por ejemplo la Sagrada Escritura, el Bautismo, la caridad…
¿Qué principio es importante en el dialogo ecuménico?

En el dialogo ecuménico “vale siempre el principio del amor fraterno y de la búsqueda de comprensión y de acercamiento reciproco; pero también la defensa de la fe de nuestro pueblo, confirmándolo en la alegre certeza que la «única Christi Ecclesia… subsistit in Ecclesia católica, a succesore Petri et Episcopis in eius communione gubernata» («la única Iglesia de Cristo… subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él» (Lumen gentium 8)” (Benedicto XVI, Homilía, 12-5-07).

¿Cómo debe ser entendida la afirmación según la cual la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica?

“Cristo ha constituido sobre la tierra una única Iglesia y la ha instituido como una comunidad visible y espiritual, que desde su origen y a lo largo de la historia siempre existe y existirá, y en la cual permanecen y permanecerán tan solo todos los elementos instituidos por Cristo mismo. Esta es la única Iglesia de Cristo, la cual en la Profesión de fe la confesamos una, santa, católica y apostólica (…). Esta Iglesia, constituida y organizada en este mundo como sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él. En la Constitución dogmática Lumen gentium 8 la subsistencia es esta perenne continuidad histórica y la permanencia de todos los elementos instituidos por Cristo en la Iglesia católica, en la cual concretamente se encuentra la Iglesia de Cristo sobre esta tierra” (CDF, Responsa ad quaestiones, 2).

¿Por qué viene usada desde el Concilio Vaticano II (Lumen gentium) la expresión “SUBSISTIT IN” y no el verbo “EST”?

Con la palabra subsistit (subsiste), el Concilio:
  • indica la plena identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica. Porque la Iglesia así querida por Cristo de hecho continua existiendo (subsistit in) en la Iglesia católica, la continuidad de subsistencia comporta una sustancial identidad de esencia entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica. El Concilio, por tanto, ha querido enseñar que la Iglesia de Jesucristo como sujeto concreto en este mundo puede ser encontrada en la Iglesia católica;
  • afirma que tal palabra subsiste “puede ser atribuida exclusivamente solo a la Iglesia católica, porque se refiere precisamente a la nota de la unidad profesada en el símbolo de la fe (Creo… en la Iglesia una)” (CDF, Responsa ad quaestiones, 2);
  • expresa la singularidad y la no multiplicidad de la Iglesia de Cristo: la Iglesia de Cristo es tan solo una y subsiste, en la realidad histórica, en un único sujeto, que es la Iglesia católica;
  • salvaguarda así la unidad y la unicidad de la Iglesia, que se debilitarían si se admitiese que pudieran haber más subsistencias de la Iglesia fundada por Cristo;
  • ayuda a evitar que se pueda imaginar la Iglesia de Cristo como “la suma -diferenciada y en algún modo unitaria al mismo tiempo- de las Iglesias y Comunidades eclesiales” o de “pensar que la Iglesia de Cristo hoy no exista mas en algún lugar y que, por eso, deba ser tan solo objeto de búsqueda de parte de todas las Iglesias y comunidades” (CDF, Mysterium Ecclesiae, 1). Si fuese así, la única Iglesia de Cristo no existiría mas como “una” en la historia o existiría solo en un modo ideal, o sea, in fieri en una futura convergencia o reunificación de las diversas Iglesias hermanas, esperada y aprobada desde el dialogo;
  • expresa muy claramente fuera del conjunto visible de la Iglesia católica se encuentran “numerosos elementos de santificación y de verdad”, “que en cuanto dones propios de la Iglesia de Cristo conducen a la unidad católica” (Lumen gentium 8). Reconoce por lo tanto la presencia, en las Comunidades cristianas no católicas en cuanto tales, de elementos eclesiales propios de la Iglesia de Cristo. “Por eso las mismas Iglesias y Comunidades separadas, aun cuando creemos que tienen carencias, en el misterio de salvación no están del todo vacías de significado y de peso. En efecto el Espíritu de Cristo no rechaza servirse de ellas como de instrumentos de salvación, cuyo valor deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad, que ha sido confiada a la Iglesia católica” (Unitatis redintegratio 3.4);
  • permite una mayor apertura de la Iglesia católica a la particular petición del ecumenismo de reconocer caracteres y dimensiones realmente eclesiales a las Comunidades cristianas que no están en plena comunión con la Iglesia católica, con motivo de los plura elementa sanctificationis et veritatis (múltiples elementos de santificación y de verdad) presentes en ellas.
La expresión subsistit armoniza por tanto dos afirmaciones doctrinales: por un lado, que la Iglesia de Cristo, a pesar de las divisiones de los cristianos, continua existiendo plenamente tan solo en la Iglesia católica, y, por otro lado, la existencia de numerosos elementos de santificación y de verdad por fuera de su conjunto, o bien en las Iglesias y Comunidades eclesiales que no están todavía en plena comunión con la Iglesia católica (cfr. CDF, Responsa ad queastiones, 3 articulo de comentario).

¿Qué hacer para la unidad de los cristianos?

“Son necesarios:
  • una renovación permanente de la Iglesia en una creciente fidelidad a su vocación. Tal renovación es la fuerza del movimiento hacia la unidad;
  • la conversión del corazón para «llevar una vida más conforme al Evangelio», porque es la infidelidad de los miembros al don de Cristo lo que causa las divisiones;
  • la oración en común; en efecto la «conversión del corazón» y la «santidad de vida, junto con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, se deben retener como el alma de todo el movimiento ecuménico y se pueden llamar justamente ecumenismo espiritual»;
  • el reciproco conocimiento fraterno;
  • la formación ecuménica de los fieles y especialmente de los sacerdotes;
  • el dialogo entre los teólogos y los encuentros entre los cristianos de las diferentes Iglesias y comunidades;
  • la cooperación entre cristianos en los diversos ámbitos del servicio a los hombres (CCC 821).
“No se da ecumenismo verdadero sin la conversión interior y la purificación de la memoria, sin santidad de vida en conformidad con el Evangelio, y sobre todo sin una intensa y asidua oración que haga eco a la oración de Jesús” (Juan Pablo II, Discurso, 13 de noviembre de 2004).

“La unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los otros a los cuales El se dona. Yo no puedo tener a Cristo solo para mí; puedo pertenecerle tan solo en unión con todos aquellos que han sido o serán suyos. La comunión me saca fuera de mi mismo hacia El, y así también hacia la unidad con todos los cristianos” (Benedicto xvi, Deus caritas est, 14).

FUENTE:
www.infovaticana.com