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miércoles, 31 de marzo de 2021

LO QUE DICEN LAS RELIGIONES: PREHISTORIA

El simbolismo en la religión prehistórica

por José Luis Vázquez Borau


El origen del pensamiento simbólico es anterior a la Historia y los maestros de estos pensamientos fueron: las constelaciones, los animales, las piedras y los elementos del paisaje. A diferencia del signo, que parece vaciar su carácter material en su función, el símbolo no puede nunca hacer abstracción de su sustrato material. De ahí que asuman carácter de símbolo las determinaciones fundamentales de la materia: los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego); las circunscripciones del universo material (cielo, atmósfera, tierra y subsuelo); y los diferentes reinos de la naturaleza (mundo inorgánico, vegetal y animal). El símbolo además hace siempre referencia al sustento físico y material de la existencia humana: suele referirse a as funciones vitales, a la alimentación, a la sexualidad y a la reproducción: el pan y el vino, etc. Dentro del mundo inorgánico pueden comparecer como símbolos los montes y los valles, las grandes altitudes montañosas, los hondones o las simas: cumbres y abismos, cielo y mar, séptimo ciclo y subsuelo. También las luminarias celestes, sol y luna, así como las constelaciones zodiacales y los planetas. El simbolismo se interna también en el reino mineral, destacando sobre todo los tesoros que éste encierra: piedras preciosas, gemas, topacios, esmeraldas, minerales de inestimable valor como el oro, la plata, el mercurio.

Avanza hacia el reino vegetal, marcando el decidido carácter simbólico del árbol y de la flor, de la raíz y de las ramas. Quizás sea el árbol, junto con la montaña y la luz solar, el símbolo más poderoso y universal: árbol de la vida y de la ciencia, madero cruzado, axis mundi, cruz cósmica y sacrificial, árbol del universo.

1. El simbolismo en el paleolítico.


El paleolítico o Edad de Piedra duró dos millones de años, terminando hacia el año 9.000 a.C. Durante este periodo tuvo lugar el nacimiento del homo sapiens. A lo largo del paleolítico inferior, el ser humano inventó las herramientas: guijarros y lascas de sílex. Inventó el fuego y se dedicó a la caza mayor.

Durante el paleolítico medio (80.000 a 35.000 a.C.) los humanos vivían en
cuevas, abrigos o al aire libre. En el paleolítico superior (35.000 al 9.000 a.C.) tuvo lugar un gran desarrollo artístico, con grabados y pinturas en las paredes. El mejor documento religioso de este periodo es el arte franco-cantábrico, que se extiende desde Asturias (España) hasta el Don (Francia), al tener un fondo simbólico idéntico, lo que podría llamarse la “religión de las cavernas”. En general las cuevas del paleolítico se consideran santuarios inhabitables y de difícil acceso. Los animales pintados en las paredes y techos además de ser interpretados como símbolos de la caza, se pueden interpretar como un valor de mito entre los pueblos arcaicos, representando una caza primordial. Las pinturas principales eran de renos, bisontes y caballos. Además, durante este período, también aparecen imágenes femeninas en el interior del habitat, como estatuillas esculpidas en piedra y en marfil, símbolos de la sacralidad femenina. Las estatuillas carecen de pies; las piernas disminuyen y acaban en punta, lo que sugiere que las clavaban en tierra y las adoraban.

2. El simbolismo en el Neolítico.


La palabra neolítico denomina la etapa de la humanidad que va de la piedra tallada al bronce. Las civilizaciones neolíticas florecieron a partir del año 8.000 a.C. Aparece la agricultura, la domesticación de plantas y animales, la invención de la cerámica y el desarrollo de poblaciones sedentarias. Tenían gran importancia el carácter sagrado de la naturaleza, el ciclo de las estaciones y las diosas madres. Arqueológicamente se han investigado nueve civilizaciones neolíticas: en Oriente Próximo, el sudeste y el noroeste de Europa, Malasia, el norte de China, Japón, el norte de África, el valle del Nilo y América Central.

En algunas de estas regiones se han hallado pruebas de cultos a los antepasados, ritos de fertilidad, dioses del hogar, arte en cerámica y en piedra, monumentos megalíticos y enterramientos rituales.

Al parecer, durante el Neolítico se desarrolló una relación cada vez más estrecha entre los seres humanos, la tierra que estaban aprendiendo a cultivar, y el poder o poderes trascendentes que residían tanto en los unos como en la otra. Surgieron poblados, cuyos mitos, rituales y símbolos implicaban a toda la comunidad. Sin embargo, aún no existían los sacerdotes, los templos ni la escritura, aspectos propios de la civilización urbana. No cabe duda de que este modelo de religión y de comunidades sedentarias dedicadas a la agricultura es una importante fuerza cultural que ha perdurado desde el neolítico hasta nuestros tiempos.

“Las ruinas de Stonehenge, gran monumento neolítico situado en Salisbury Plain, en Wiltshire representa la última de las diversas formas que este tipo de monumento adoptó a lo largo de los siglos. Comenzada su construcción hacia 3000 a.C. corno un simple foso con orilla, hacia 2.100 a.C. había superado a Avebury, situado al norte, como el principal centro ritual de la Inglaterra meridional. Desde el principio se creyó que el monumento tenía importancia en relación con el calendario. Hace tiempo se observó que la avenida situada al nordeste del círculo, la de la piedra del altar, una piedra arenisca labrada y emplazada en el centro del círculo, se alinea con el alba durante el solsticio de verano, hecho que se ha considerado corno prueba del culto al sol. Cabe la posibilidad de que, en origen, también existiera la alineación con el solsticio de invierno. En los años sesenta del siglo XX el astrónomo estadounidense Gerald Hawkins postuló que Stonehenge es un complejo instrumento para predecir las fechas de los eclipses solares y lunares”.

3. El simbolismo africano.

El simbolismo es capital para el africano, pues su cultura es un arte de conjugar los enigmas el día y los misterios de la noche. El simbolismo africano hace vivir lo sensible junto a lo invisible, los vivos junto a los muertos. Sus símbolos cósmicos religan al universo, a los animales, a la sociedad y su orden, animando las formas colectivas de la conciencia de existir y haciendo nacer la experiencia de lo divino a través de lo sagrado. El simbolismo africano varía con cada etnia, según las distintas condiciones de vida de cada una de ellas, pero hay cuatro figuras que les son comunes: Las tres primeras se aprenden con la iniciación. Se trata, en primer lugar, de los símbolos de la figura el “gran dios”, que en realidad es invisible, pero que está presente en todas partes, superando las contradicciones y reconciliando la vida con la muerte. La segunda figura es la transmisión oral del “misterio del ser humano”. Como es una cultura sin escritura la palabra hace retumbar los símbolos en el seno de un lenguaje donde se exponen los mitos creadores. La tercera figura es la del

“astuto”, que induce velar, a ocultarse para observar. Esta figura pretende contrastar los símbolos desde la sombra. Su misión es salvaguardar a fertilidad por medio del buen entendimiento. La cuarta figura es la más evidente. Se trata de la figura el rey”: Sabio, anciano, jefe y conductor de la guerra, el rey del África tradicional es símbolo de unidad y principio de fecundidad.

4. El pilar cósmico

En distintas partes del mundo aparecen tres imágenes predominantes a modo de
eje vertical, que tienen la finalidad de unir el mundo superior con el inferior. Estas son: la Montaña del Mundo, el Árbol Cósmico y el Fuego, que como una columna de humo asciende hacia el cielo., La columna, en arquitectura, suele representar el eje cósmico arquetípico, la línea central en torno a la cual giran otros objetos y con la cual se relacionan. El significado cosmológico es evidente en las numerosas formas de columnas, desde el tótem, la escala ritual y el tallo del loto, hasta el lingam, o falo, del dios hindú Shiva. La columna cósmica aparece también representada en agujas y los pináculos.

Pero para poder comprender esta imaginaria columnar hay que interpretarla en el contexto cultural que surge. Así. los tótemes de los norteamericanos indígenas, por ejemplo, combinan la imagen de la columna cósmica con atrevidas descripciones del animal sagrado que es insignia de los clanes a los que pertenecen.


PUBLICADO EN:
REVISTA HOREB EKUMENE
ISSN 2605 - 3691 -ABRIL 2021- Año IV - No 30
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld






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