TEXTO BÍBLICO COMENTADO
Un paseo contemplativo: Génesis 3, 8
“El Señor Dios se paseaba por el jardín a la hora en que sopla la brisa” (Génesis 3,8).
Te das un paseo cuando has terminado tu trabajo o las tareas de la casa. Unos pasos al aire libre para disfrutar, sin un propósito específico. Sales del trabajo o de casa; cambias de aires. Por un momento, no hay emergencias ni necesidades; estás sencillamente presente, sin un propósito demasiado preciso que monopolice tu atención.
El autor de este antiguo relato bíblico describe a Dios dándose un paseo sin más, sin un motivo ulterior. Aprovechando un momento libre y el jardín. Después de horas de calor asfixiante, se levanta una fresca brisa. Dios no es solo el creador, siempre trabajando, que «no duerme ni sestea» (Salmo 121, 4). Dios descansó el séptimo día, cesando toda actividad y estableciendo el sábado. Libre de la tensión y la concentración que implica el acto de crear, Dios se toma el tiempo de reconocer y apreciar la belleza y la bondad de la naturaleza. Encuentra en ello alegría y placer.
Para reconocer a cada elemento y a cada ser viviente, se requiere moverse y acercarse a ellos. También se necesita tomar cierta distancia y considerarlos tanto en su conjunto como en sus mutuas relaciones. Son muchos. Dios va hacia cada uno.
Dios pasea en el jardín, la parte de la creación cultivada por los humanos. Diferentes plantas han sido reunidas allí por su belleza y por el alimento que proporcionan. La labor humana de cultivar la naturaleza es también una alegría y un placer para Dios. Dios viene al encuentro de los humanos; quiere estar cerca de ellos; espera entrar en relación.
Si tanto para Dios como para los humanos, tiene sentido crear, trabajar, poner belleza y cultivar, también tiene sentido suspender esa actividad para abrirse al reconocimiento y al aprecio de la belleza y de los valores. Dios dice a cada uno: «Eres bueno». Pero también: «Te recuerdo bien. Te llevo dentro; te reconozco. Te creé; te modelé y te di una existencia autónoma. Tienes una importancia única. Espero que tú también lo reconozcas. Espero que hombres y mujeres lo reconozcan». Eso alimenta una relación.
Dios no está presente en las cosas de la creación, cuyo cuidado confió a los humanos. Pero la creación recuerda la intención del creador. Porta la memoria de Dios y da testimonio de la voluntad de Dios, de las expectativas de Dios, del don de Dios. La creación lleva en sí la presencia del Creador, no de un modo material, sino como una relación para aquellos que, más allá de las observaciones y la contemplación, recuerdan sus orígenes y su destino en el plan de Dios. Más allá de la belleza física o del valor utilitario, un sentimiento de asombro puede alimentar la gratitud y una relación con Dios.
Si al Creador le gustaba pasearse por el jardín, ¿no hay para nosotros algo divino en darnos un paseo en un entorno natural, si recordamos que ha sido creado por él y confiado a nuestra responsabilidad?
- ¿Cuándo he tenido la oportunidad de parar mis actividades para disfrutar de un entorno natural y de un círculo de amigos?
- ¿Qué palabras de la Biblia me ayudan a conectar mi asombro por la belleza de la creación y la intención del Creador?
- ¿Con quién puedo compartir mi modo de mirar a la creación? ¿Cómo podemos despertar en otros una atención contemplativa hacia nuestro entorno natural y humano?
FUENTE:
https://www.taize.fr/
¡Cuán grande eres, Señor mi Dios!¡Estás rodeado de gloria y de esplendor!¡Te has revestido de luz, como de una vestidura!
ResponderEliminar¡Que te alabemos y agradezcamos por siempre!¡Sólo Tú eres digno de gloria y bendición!