Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

viernes, 26 de junio de 2020

ENCUENTRO "EL ESPINAR" 2020

ENCUENTRO ECUMÉNICO 
"EL ESPINAR" 2020
Navegando en la tormenta



Sus orígenes

Esta plataforma ecuménica surge por la decisión, a título personal, de miembros pertenecientes a diversas Iglesias o Congregaciones cristianas: católicos, ortodoxos y protestantes que, preocupados por el problema de las divisiones en la Iglesia de Cristo y la urgencia de su unidad, sienten la necesidad de un espacio o lugar donde encontrarse en un ambiente fraternal, conocerse más, poner en común su inquietud, descubrir lo que ya nos une como cristianos y dar gracias al Señor por ello, “vivir durante una semana un ecumenismo práctico, basado en la convivencia fraterna y en el diálogo personal en clima de distensión presidido por la oración ecuménica”, y fomentar el compromiso para continuar este camino que, con la fuerza del Espíritu, nos conducirá a la unidad visible y de plena comunión de la una e indivisa Iglesia de Cristo.

Y así, miembros de la Iglesia Católica, la Iglesia Evangélica Española, la Iglesia Española Reformada Episcopal, y la Iglesia Ortodoxa Rumana en España, celebran el primer Encuentro Ecuménico de El Espinar (Segovia), en la Residencia de Nazaret, los días tres al ocho de septiembre de 1990.

Antonio Andrés Puchades, presbítero de la IERE, uno de los promotores de estos Encuentros, publica un artículo en Pastoral Ecuménica nº. 34 (1995), de gran interés y muy actual, en el que describe los orígenes de los Encuentros Ecuménicos de El Espinar, su finalidad y los contenidos de los cinco primeros Encuentros.

Comienza su escrito con una Reflexión introductoria, que la inicia así:

El ecumenismo actual es consecuencia de la cultura de nuestro tiempo o, al menos, de cierta cultura que pretende que los hombres vivan en un mundo más humano y solidario.

Las iglesias no deben colocarse de espaldas a unas condiciones humanas esenciales para la convivencia. Por ello ha descubierto lo que siempre tuvo delante de sí, pero que quizá no supo o no pudo tomar en serio y que es la petición de Jesucristo para que sus discípulos fuesen y formasen una sola Iglesia y no fracciones divididas y enfrentadas. Sus exigencias fueron más radicales todavía, puesto que reivindicó la solidaridad de todos los hombres.

La Iglesia ‘getto’ es una negación de sí misma y de su misión en el mundo, aunque la fuerza de la existencia ‘aparte y autosuficiente’ no ha concluido; no ha sido vencida por la fuerza mayor de la universalidad fraternal.

La mejor disposición de la Iglesia radica en el diálogo. Una Iglesia sin diálogo y sin autocrítica es una Iglesia cerrada en sí misma, sin poder ni saber cómo ofrecer las verdades eternas del Evangelio a la humanidad. Se convierte así en un fin en sí misma, con todos los peligros que esta actitud conlleva.

Sigue analizando las características y necesidad del verdadero diálogo: “es comunicar al otro lo mejor que hay en nosotros mismos para, al mismo tiempo, recibir de él lo más óptimo”, y así “resulta enriquecedor para quienes practican el diálogo y, por extensión, para las iglesias”; hace esta atinada sugerencia: “a veces es más conveniente emplear la palabra ‘conversar’ que ‘dialogar’, por su aparente sentido de amistades que entrecruzan creencias y se enriquecen al escuchar y esa puede ser la plataforma del diálogo que estamos añorando muchos”.

De este modo nacen los Encuentros Ecuménicos de El Espinar, con “una intención que nunca ha sido ocultada: la de la convivencia de los cristianos de diferentes iglesias y la de escuchar y decir cosas que puedan ser beneficiosas para todos”; y añade Antonio:

Creo que estamos haciendo la prehistoria de la unidad de las iglesias y no más. Las instituciones y las personas no cambian fácilmente, y aún los mismos que nos tenemos por ecuménicos estamos en mantillas, pero así debe empezar y no siendo ya adultos.

Espero que el Espíritu de Dios tenga muchas sorpresas que depararnos en el futuro, que deseamos que no tarde […].

[…] Un encuentro ecuménico siempre es bueno e interesante puesto que da ocasión al conocimiento mutuo al tratarse durante unos días unas personas que tienen en común inquietudes, sentimientos y, en nuestro caso, una fe que busca la unión de la Iglesia.

Naturaleza

No es un encuentro institucional, promovido y realizado por representantes oficiales o interlocutores nombrados por las Iglesias; ni se constituye en un grupo especial de teólogos a modo del Grupo de Dombes, aunque algunos teólogos forman parte de estos Encuentros y ellos u otros, que son invitados expresamente según los temas, ayudan a la reflexión doctrinal siempre necesaria.

Esta plataforma de encuentro, decía Antonio Puchades, “tiene menos pretensiones y se dirige a cristianos de base con inquietudes y esperanzas ecuménicas”. El encuentro de El Espinar es una experiencia gratificante del Movimiento ecuménico de base, abierto a todo el pueblo de Dios; el ecumenismo como movimiento, como estilo y praxis de vida constituye una dimensión fundamental de la vida cristiana que hunde sus raíces en el Evangelio, la fidelidad a la voluntad de Cristo Jesús, a su Iglesia y a la verdad:

Pretende ser una respuesta al don de la gracia de Dios, que llama a todos los cristianos a la fe en el misterio de la Iglesia, según el designio de Dios que desea conducir a la humanidad a la salvación y a la unidad en Cristo por el Espíritu Santo. Este movimiento los llama a la esperanza de que se realice plenamente la oración de Jesús: que todos sean uno. Los llama a esta caridad que es el mandamiento nuevo de Cristo y el don por el que el Espíritu Santo une a todos los fieles”.

Quiere ser una experiencia de “ecumenismo práctico, basado en la convivencia fraterna y en el diálogo personal, en clima de distensión presidido por la oración ecuménica”; un espacio para la vivencia del don de la unidad comunicado por Dios, Trino y Uno, a su Iglesia, Pueblo de Dios, y que es suplicado por Jesús al Padre para todos los creyentes:

Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mi y yo en ti, para que también ellos sean uno en nosotros, afín de que el mundo crea que tú me has enviado (Jn 17, 21).

La unidad de la Iglesia es don de Dios y voluntad de Cristo; un don del Dios Uno y Trino: la Trinidad es la fuente de la unidad de la Iglesia y su causa ejemplar, en cuanto participa de sus características: unidad indivisible en la diversidad; esa unidad indivisible en el Amor de las Tres Personas es la que quiere y pide Jesús al Padre para los que crean en Él y para toda la Humanidad.

Un don que nunca se le retiró (Apoc 22, 2-3), y que el Espíritu Santo vivifica en los miembros del Cuerpo de Cristo; es una gracia que se recibe y acoge, y nos compromete para realizarla en el ahora histórico, porque la unidad de la Iglesia es para que el mundo crea, con la esperanza de su definitiva plenitud en los últimos tiempos (sentido escatológica de la unidad).

¡Creemos que la Iglesia es una, como es santa y ecuménica! Expresamos esta fe porque nos fiamos de la Palabra, y creemos que el Señor comunicó a su Iglesia este don; Cristo no tiene más que un Cuerpo y una Esposa6. Pero, desde la realidad histórica y la práctica cotidiana, qué difícil resulta vivir y ver este gozoso contenido de nuestra fe cristiana: El Espíritu nos hace descubrir nuestras resistencias para acoger el don de la unidad, nuestro pecado contra la comunión fraterna, la koinonia de todos los creyentes en Cristo Jesús, y nos llama a la conversión como camino ineludible hacia la plena unidad visible de su Iglesia.

Integrados en la dinámica ecuménica, que surge por iniciativa del mismo Espíritu que lo anima y fomenta, buscamos por el camino del diálogo del Amor y de la Verdad la superación de las divisiones entre cristianos e Iglesias, que son escándalo y obstáculo para la acogida del Evangelio que proclamamos; queremos ser parábola y adelanto gozoso del don de la unidad, de la Koinonía en la fe, el amor y la esperanza, de la única e indivisa Iglesia de Cristo.

Dimensiones

En la realización de los Encuentros se ha procurado atender las diversas dimensiones del Ecuménico:

- Espiritual: siempre hay espacios y momentos muy cuidados para la oración ecuménica interconfesional y de conversión; en la oración vivimos con gozo la unidad-comunión que ya tenemos en Cristo Jesús; ahondamos en la espiritualidad ecuménica y la comunicación de experiencias.
- Doctrinal-formativa, estudiando temas básicos de Teología ecuménica, desarrollando una labor de recepción de Documentos referentes al Ecumenismo, de información sobre Campañas y acontecimientos de carácter ecuménico.
- Festiva, que fomenta la convivencia y la fraternidad.
- Pastoral: se sugieren campos de colaboración y líneas de acción a realizar sobre todo en las Bases.
- Universal, apertura a todos por el diálogo del Amor. El ecumenismo que practicamos asume el pleno sentido de la oikoumene; comprometidos en la Iglesia o comunidad donde vivimos y celebramos la fe, en las bases del Pueblo de Dios, trabajamos por la plena unidad de la una e indivisa Iglesia de Cristo y nos abrimos a todas las Iglesias, a Europa y al Mundo.

ORGANIZAN

Centro Ecuménico Julián García Hernando
"Misioneras de la Unidad"
C/ José Arcones Gil, 37-2º. 28017 Madrid
Tel.: 91 367 58 40






2 comentarios:

  1. Fue una magnífica idea que se fué fraguando y perfeccionando a través de los distintos años siguientes a su inauguración, He asistido varios años y siempre resultó muy gratificante.- Este año no he recibido el programa y creí que dadas las circunstancias no se realizaría, pero me alegra ver que aunque no en forma presencial y sóo tres días pero permanece el espíritu de El Espinar. Me alegra pero sólo podré asistir el primer día.

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  2. Muchas gracias por la convocatoria a este importante Encuentro. Lo estábamos deseando, aunque de forma virtual.
    Esta tarde nos reuniremos, ya de forma presencial en Murcia y nos conectaremos con el grupo de Cartagena. Allí tendremos muy presente la cercana celebración de El Espinar y nos prepararemos a esta experiencia ecuménica de auténticas raíces evangélicas y cuyo fin es unir a toda la humanidad en Cristo por el Espíritu Santo.
    Acojamos este regalo de todo corazón para que, con nuestro "granito de arena" podamos lograr "que el mundo crea".

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