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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 11 de abril de 2020

SÁBADO SANTO - 2.020

SÁBADO SANTO
LA SOLEDAD DE MARÍA


Hoy es Sábado Santo y es un día de espera. Jesús se encuentra en el sepulcro y es María quien acompaña a la Iglesia-

María es la madre de la paciente espera, aunque está dolida por la muerte de su hijo. Ella fue la única que mantuvo viva la llama de la fe cuando Cristo fue sepultado.

Muchos de los seguidores de Jesús, de sus discípulos, e incluso de los apóstoles se desilusionaron porque creían que él iba a ser el Gran Mesías de Israel.

Ellos esperaban a un guerrero que los liberara del dominio romano con puño de hierro y un ejército numeroso. Sin embargo, cuando vieron que su Jesús, el Cristo, se dejó crucificar y murió, quedaron tristes y desilusionados. “Jesús fracasó, volvamos a nuestras tareas ordinarias”, dijeron los discípulos de Emaús. También los apóstoles estaban con miedo, y se mantenían escondidos.

Incluso las mujeres que estuvieron al pie de la Cruz, van a embalsamar el cuerpo del Señor porque ya lo consideran como a un muerto. Ellas no habían creído en la resurrección del maestro, y cuando encontraron el sepulcro vacío se llenaron de terror. Y no entienden por qué no está el cuerpo de Jesús y comienzan a dudar de lo que él les había dicho sobre la resurrección. Al aparecerse el ángel , una de ellas le pregunta : ¿Adónde se han llevado al Señor? Sólo cuando se les aparece, creen.

María, en cambio, no fue al sepulcro porque había acogido la palabra de Dios en su corazón. Y por ser una mujer de fe profunda, había creído. Por lo tanto, ella no estaba desilusionada, ni asustada, ni desconfiaba. Sino que espera plenamente en la resurrección de su hijo.

Pese de haber visto todo el dolor del día anterior, su fe y su esperanza son mucho más grandes aún. Se mantuvo firme al pie de la cruz, aunque profundamente dolida. En esos momentos lo único que la sostuvo fue la fe. Y también la esperanza de que se cumplirían las promesas de Dios.


Oh Señor, no permitas que la llama de la fe y el poder de tu cruz se disminuya en mí y termine apagándose, por el contrario, ayúdame a mantenerla viva con la esperanza puesta en tu amor.





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