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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

lunes, 13 de abril de 2020

PASCUA: VALENTÍA Y ESPERANZA


Los dirigentes del CMI comparten el mensaje de “valentía y esperanza” de la Pascua


Los dirigentes del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) compartieron con la comunidad mundial y los amigos del CMI un mensaje de Pascua que afirma la resurrección de Jesús de entre los muertos y su poderoso mensaje liberador.

“Este año, celebramos la Pascua en un contexto difícil en medio de situaciones dolorosas”, dice el mensaje. “La pandemia del COVID-19, que ha afectado al mundo entero, también está afectando a la manera de celebrar la Pascua”.

Si bien no podemos llenar las calles de procesiones, ni tampoco expresar y compartir nuestra alegría pascual en la iglesia, seguimos compartiendo el misterio de la Pascua en nuestros hogares. “Sin embargo, a pesar de estas situaciones traumáticas y dolorosas, el mensaje de la Pascua sigue siendo un mensaje alegre de valentía y esperanza”, recoge el mensaje. “La Pascua es un recordatorio y un estímulo de que Dios en Cristo sigue amando y preocupándose por el mundo entero, superando la muerte con la vida, venciendo al miedo y la incertidumbre con esperanza”.

El mensaje de la Pascua transmite asimismo que nuestro Dios es un Dios que ama, la fuente de la vida, no de la muerte.

“Queridos hermanos y hermanas, a lo largo de los siglos, el saludo de la Pascua ‘¡Cristo ha resucitado!’ ha infundido siempre a los cristianos el poder y la valentía para hacer frente a la muerte, la destrucción, la opresión y la esclavitud, el miedo, la duda y la incertidumbre”, concluye el mensaje.

Mensaje de Pascua 2.020

9 de abril de 2020

Queridos hermanos y hermanas en el Señor crucificado y resucitado:

Ahora que se acerca la celebración de la Pascua, nos gustaría transmitirles el tradicional saludo cristiano, que afirma la resurrección de Jesucristo de entre los muertos y su poderoso mensaje liberador, que trae alegría y esperanza al mundo, superando el miedo y la incertidumbre:

¡Cristo ha resucitado! ¡En verdad ha resucitado!

Este año, celebramos la Pascua en un contexto difícil en medio de situaciones dolorosas. La pandemia del COVID-19, que ha afectado al mundo entero, también está afectando a la manera de celebrar la Pascua. Para proteger nuestras propias vidas y las de los demás, no podemos llenar las calles de procesiones, ni tampoco resonarán por las iglesias los himnos y las liturgias que expresen y compartan nuestra alegría pascual con los demás. En lugar de eso, compartiremos el misterio de la Pascua y encontraremos al Señor resucitado en nuestros hogares, detrás de puertas cerradas. Mucha de nuestra gente tiene miedo e incertidumbre, o sufre traumas, separación, aislamiento, pérdida de miembros o incluso la muerte en sus familias o en las comunidades de sus iglesias.

Sin embargo, a pesar de estas situaciones traumáticas y dolorosas, el mensaje de la Pascua sigue siendo un mensaje alegre de valentía y esperanza.

La primera experiencia de los discípulos con el Señor resucitado se produjo en circunstancias similares. Por miedo y para proteger sus vidas, los discípulos de Jesús se reunieron en una sala, con las puertas cerradas. Y allí, Cristo resucitado se puso en medio de ellos, trayéndoles su paz. Cuando ellos se espantaron y se atemorizaron, “Jesús les dijo: ‘¿Por qué se asustan? [...] ¡Soy yo!” (Lucas 24:37-39).

El Señor resucitado es el mismo ayer, hoy, y por los siglos (Heb 13:8). La Pascua es un recordatorio y un estímulo de que Dios en Cristo sigue amando y preocupándose por el mundo entero, superando la muerte con la vida, venciendo al miedo y la incertidumbre con esperanza.

Para quienes puedan sentirse tentados a explicar la presente situación como una expresión del castigo y la ira de Dios, el mensaje de la Pascua transmite que nuestro Dios es un Dios que ama, la fuente de la vida, no de la muerte, el Dios de vida y de amor: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16-17).

Queridos hermanos y hermanas, a lo largo de los siglos, el saludo de la Pascua “¡Cristo ha resucitado!” ha infundido siempre a los cristianos el poder y la valentía para hacer frente a la muerte, la destrucción, la opresión y la esclavitud, el miedo, la duda y la incertidumbre. Ahora que nos enfrentamos a los desafíos del COVID-19, les aseguramos que en estos días estamos unidos a ustedes en sus oraciones y al afirmar juntos nuestra fe y esperanza común en el Señor resucitado: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ¡Pero gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (1 Co 15:55,57).

Fielmente suyos,

Los dirigentes del Comité Central

Agnes Abuom, moderadora
Metropolitano Prof. Dr. Gennadios de Sassima, vicemoderador
Obispa Mary Ann Swenson, vicemoderadora
Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, secretario general interino

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