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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

domingo, 25 de agosto de 2024

COMUNIONES CRISTIANAS MUNDIALES

Familias de iglesias

CLAVES:
  • Se ofrecen descripciones informativas breves de las principales tradiciones eclesiales y agrupaciones de iglesias que existen dentro del Cristianismo. La mayoría de ellas, aunque no todas, forman parte de la Conferencia de Secretarios de las Comuniones Cristianas Mundiales. Cuando procede, se añade información sobre la organización mundial de la agrupación de iglesias correspondiente, así como la lista de iglesias miembros de dicha organización.
  • Las descripciones están en orden alfabético (de acuerdo con los nombres en inglés). En palabras de la Declaración de Toronto: "esta presentación no está basada en ninguna concepción particular. No prejuzga el problema eclesiológico"
  • Lista de las familias de iglesias

"Comuniones cristianas mundiales" es el término utilizado comúnmente para describir a las iglesias o agrupaciones (familias) de iglesias organizadas a escala mundial con raíces, confesiones o estructura teológicas e históricas comunes. Por sí misma, esta definición demuestra que hay diferentes tipos de comuniones cristianas mundiales. El término no fue de uso corriente hasta 1979 aproximadamente. Otros términos utilizados en el pasado para referirse a estas agrupaciones describían de manera todavía menos adecuada a las familias de agrupaciones de iglesias. Entre ellos, se encuentran: "grupos confesionales mundiales de iglesias", "grupos confesionales mundiales", "alianzas confesionales mundiales" y "familias confesionales mundiales".

Las comuniones cristianas mundiales están compuestas de iglesias que pertenecen a la misma tradición y se mantienen unidas por una herencia común; son conscientes de vivir en la misma comunidad universal y dan a esta conciencia al menos algún tipo de expresión visible estructurada. Pueden estar relacionadas o no con credos o confesiones particulares. La forma de "expresión visible estructurada" de las organizaciones confesionales varía enormemente. Una comunión cristiana mundial tiene muchos empleados y un presupuesto anual amplio. Varias tienen poco personal y presupuestos moderados. Los orígenes de algunas se remontan a varias décadas antes del movimiento ecuménico moderno. Otras se formaron o asumieron su nivel de actividad actual desde la fundación oficial del Consejo Mundial de Iglesias en 1948. Sus esferas de interés pueden ser bastante variadas. No obstante, crean vínculos que fortalecen el testimonio común de sus iglesias en áreas tales como la misión y la evangelización, la justicia y el servicio, y la promoción de la unidad cristiana.

La Conferencia de Secretarios de las Comuniones Cristianas Mundiales se ha reunido todos los años desde 1957, con escasas excepciones (1960, 1961 y 1975). Normalmente, la conferencia congrega a los secretarios generales de estos organismos para la comunión y el intercambio de impresiones. Algunos años también han podido debatir diversos temas de interés mutuo, que incluyen los diálogos bilaterales, las relaciones entre las Sociedades Bíblicas y las Comuniones cristianas mundiales, la libertad religiosa y los derechos humanos, y el compromiso de las Comuniones cristianas mundiales con el futuro del movimiento ecuménico.

Por lo general, las reuniones anuales congregan a representantes de las siguientes comuniones cristianas mundiales: la Alianza Bautista Mundial, la Alianza Reformada Mundial, el Comité Consultivo Mundial de la Sociedad de los Amigos, la Comunidad Evangélica Mundial, la Comunión Anglicana, la Conferencia General de Adventistas del Séptimo Día, la Conferencia Internacional de Obispos Viejos Católicos, el Congreso Mundial Menonita, el Consejo Consultivo Ecuménico de los Discípulos, el Consejo de Unidad de la Iglesia Morava en el Mundo, el Consejo Ecuménico Reformado, el Consejo Metodista Mundial, la Convención Mundial de Iglesias de Cristo, el Ejército de Salvación, la Federación Luterana Mundial, el Patriarcado de Moscú (Ortodoxo Bizantino), el Patriarcado Ecuménico (Ortodoxo Bizantino), los pentecostales y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (Iglesia Católica). El Consejo Mundial de Iglesias normalmente está representado en las reuniones.

Incluso en su totalidad, las comuniones cristianas mundiales no representan a todas las ramas del cristianismo. En particular, hay como mínimo tres grupos de iglesias fuera del marco mundial de las comuniones cristianas mundiales: las iglesias ortodoxas orientales; las iglesias independientes o indígenas, especialmente en África; y las iglesias unidas y en vías de unión que se fundaron a partir de los años veinte.

Con su variedad de estructuras y propósitos, las comuniones cristianas mundiales son muy activas y deben verse en su relación con el movimiento ecuménico. De hecho, en sus comienzos, fueron las principales formas del movimiento ecuménico, dando a los miembros de sus iglesias una nueva conciencia de universalidad al comprender la dimensión mundial de sus propias comunidades. Muchos de sus líderes participaron en la formación del Consejo Mundial de Iglesias y han ocupado puestos de liderazgo en él desde 1948 hasta hoy en día.

En el pasado, las comuniones cristianas mundiales han sido consideradas en ciertos círculos como la antítesis del compromiso ecuménico. Así, con frecuencia, se las ha etiquetado de promotoras del confesionalismo o denominacionalismo a expensas de la promoción de la unidad cristiana, lo cual refleja una visión bastante limitada. En realidad, muchas comuniones cristianas mundiales son organismos ecuménicos clave y han apoyado al Consejo Mundial de Iglesias en su papel de organización ecuménica privilegiada. La Segunda Asamblea del CMI ya lo reconoció en 1954 cuando, en un informe a la Asamblea en Evanston, Illinois (EUA), el entonces Comité Central declaró:

"Se puede observar con satisfacción que casi todas las asociaciones confesionales mundiales han dejado constancia de su deseo de apoyar al movimiento ecuménico, y se sugiere que el Secretario General organice de tiempo en tiempo consultas informales con tres o cuatro representantes de cada una de estas asociaciones para debatir la implementación de ese deseo y otros problemas comunes". 1

Casi treinta años después, la Sexta Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (Vancouver, 1983) reconoció la importancia ecuménica de las Comuniones cristianas mundiales y de la Conferencia de Secretarios de las Comuniones Cristianas Mundiales como colaboradoras en la búsqueda de la plena unidad visible de la iglesia, y fomentó el desarrollo de una colaboración más estrecha entre el Consejo Mundial de Iglesias y las Comuniones cristianas mundiales. Recomendó que ambos continuaran con la tarea de buscar claridad respecto al objetivo de la unidad que los cristianos buscan dentro del movimiento ecuménico único, y a la hora de identificar los pasos y las posibilidades de lograr ese objetivo. Además, manifestó la esperanza de que se celebrara una nueva serie de reuniones ad hoc del Foro sobre conversaciones bilaterales, y solicitó específicamente que se prestase atención a la recepción del texto Bautismo, Eucaristía y Ministerio y a su relación con los diálogos bilaterales entre las comuniones cristianas mundiales. La cuestión de la relación entre los tres conceptos de unidad -"unidad orgánica", "comunidad conciliar" y "diversidad reconciliada"- sigue siendo crucial.

Estas afirmaciones de 1983 se basaron en intentos anteriores de abordar algunas cuestiones que habían comenzado a surgir respecto a la relación entre el Consejo Mundial de Iglesias y las comuniones cristianas mundiales, así como asuntos relacionados con cómo las iglesias más jóvenes de Asia, África, América Latina, el Caribe y el Pacífico podrían ir más allá del denominacionalismo hacia el compromiso ecuménico. La Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Nairobi (1975), por ejemplo, hizo una serie de propuestas con el objetivo de que el Consejo Mundial de Iglesias y las Comuniones cristianas mundiales encontraran "una manera constructiva y complementaria de contribuir al avance del movimiento ecuménico". 2

Una contribución muy importante de las comuniones cristianas mundiales a la unidad cristiana han sido los diálogos teológicos bilaterales. Varias Comuniones cristianas mundiales han llegado a acordar algunas declaraciones significativas que han disipado ciertas desconfianzas y condenas históricas. La Alianza Reformada Mundial, por ejemplo, ha establecido relaciones estrechas con los luteranos y los discípulos de Cristo, y ha llegado a ponerse de acuerdo con los católicos romanos y los anabaptistas sobre algunas posiciones significativas como resultado de estos diálogos. La Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación firmada por luteranos y católicos romanos es uno de los principales resultados de tales diálogos bilaterales.

En 1974, la Conferencia de Secretarios de las Comuniones Cristianas Mundiales acogió con agrado la iniciativa de la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias de celebrar foros donde se reflexionase sobre los diálogos. En 1975, la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Nairobi confirmó esta iniciativa. Se celebraron ocho foros entre 1978 y 2001 con la participación de representantes de las comuniones cristianas mundiales. Estos foros han proporcionado espacio para la reflexión sobre los resultados de los diálogos y su recepción a nivel nacional, regional y mundial, y han contribuido a evaluar el impacto de los mismos en la búsqueda de la unidad cristiana.

Como la familia ecuménica busca nuevos modelos de compromiso ecuménico y colaboración interreligiosa, las comuniones cristianas mundiales han trabajado con frecuencia dentro de diferentes procesos para promover esta causa. Desde 1997, han tomado parte activa en el proceso del Foro Cristiano Mundial. En los últimos años, las Comuniones cristianas mundiales también han celebrado debates entre ellas y han participado en procesos relacionados con el llamamiento a la reconfiguración del movimiento ecuménico.

NOTAS:
  1. Traducción libre de The Evanston Report (Informe de Evanston), 1954, pp. 184-85. (en inglés).
  2. Traducción libre de Breaking Barriers (Rompiendo barreras): Nairobi, 1975. Ginebra, CMI, pp. 196-98 (en inglés).

Lista de las familias de iglesias

I - Discípulos de Cristo/Iglesias de Cristo

La familia de iglesias conocida como Discípulos de Cristo/Iglesias de Cristo surgió a partir de un movimiento de comienzos del siglo XIX con orígenes en el Reino Unido y los Estados Unidos de América. El movimiento del Reino Unido se originó en las congregaciones formadas en la segunda mitad del siglo XVIII, algunas de las cuales estaban entre las que se reunieron en la primera reunión "cooperativa" de las congregaciones de las Iglesias Británicas de Cristo en 1842. El movimiento de los Estados Unidos se centró en tres líderes importantes, en concreto: Barton W. Stone, Thomas y Alexander Campbell. Barton Stone era un pastor presbiteriano que organizó en 1801 un reavivamiento que es considerado un hito significativo de la historia religiosa de los EUA. La experiencia le llevó a abandonar el sínodo presbiteriano de Kentucky en 1803 y, más tarde, a fundar la "Iglesia Cristiana" en 1804 (reflejando el deseo de ser "simplemente cristiano").

Thomas Campbell, también pastor presbiteriano, llegó a los Estados Unidos en 1807 desde Irlanda. En 1809, debido a lo que consideraba el escándalo de la división cristiana, formó la Asociación Cristiana de Washington (Pensilvania) y publicó un documento clásico sobre la unidad cristiana: "La Declaración y Alocución". Su hijo Alexander Campbell se convirtió en defensor de estos ideales y pronto tomó las riendas del movimiento de reforma que se estaba produciendo. No prosperaron los intentos de continuar trabajando con los presbiterianos. Por lo tanto, los reformadores, a su pesar, instituyeron como una iglesia diferente su congregación de Brush Run, Pensilvania, en 1811. También fracasó el intento de trabajar con los bautistas durante las dos décadas siguientes y hacia 1830 estos "Discípulos" eran un grupo aparte.

En 1824, Barton Stone y Alexander Campbell se conocieron. Sus movimientos se agruparon en 1832, a lo que siguió un período de definición y consolidación para este movimiento unido. El siglo XIX fue una época de importante expansión en que las Iglesias Cristianas (Discípulos de Cristo) se convirtieron en la quinta denominación de los Estados Unidos.

Los primeros líderes de ambos movimientos creían que la unidad cristiana es imprescindible para la proclamación del Evangelio y la integridad del testimonio de la iglesia en el mundo, y que se podía hacer realidad mediante la restauración de la fe y el orden de la iglesia neotestamentaria. Su llamamiento consistía en volver a la tradición apostólica de la iglesia más primitiva, que ellos identificaban como el "antiguo orden de las cosas". Sobre la base del testimonio del Nuevo Testamento, tomaron forma muchas de las creencias y prácticas características de la iglesia que continúan vigentes hoy en día: la celebración semanal de la cena del Señor, el bautismo por inmersión de los creyentes que profesan la fe, el compromiso con el sacerdocio de todos los creyentes en que laicos y ordenados participan del ministerio de la Palabra y los sacramentos, el autogobierno de la congregación y la proclamación del Evangelio al mundo.

Los Discípulos de Cristo creen que la iglesia es una comunidad sacramental, una comunidad de alianza creada por la iniciativa de la gracia de Dios y sostenida en su vida por el Espíritu Santo. El bautismo y la cena del Señor son aceptados como sacramentos de la iglesia, y son los elementos principales a la hora de dar forma al carácter distintivo e identidad de los Discípulos de Cristo. El bautismo señala la entrada como miembro de la iglesia universal. La sagrada comunión es el acto central del culto dominical; siempre se invita a una "mesa abierta". Cristo está presente en todas las Santas Cenas tanto en las especies sacramentales tal y como son recibidas como en la vida de la propia comunidad.

El movimiento de los Discípulos de Cristo, caracterizado por su mensaje de libertad, diversidad, sencillez de culto y una fe razonable, se ha extendido de América del Norte al Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelandia, donde se encontró con otros grupos de creencias similares, normalmente llamados "Iglesias de Cristo". A través del movimiento misionero del siglo XIX, han sido fundadas en otros lugares del mundo comunidades de los Discípulos de Cristo/Iglesias de Cristo. Muchas de ellas se han unido a otras denominaciones para formar iglesias unidas.

Hacia 1906, las congregaciones que actualmente se conocen en los Estados Unidos como "Iglesias de Cristo (a capela)" se habían convertido en un grupo bien diferenciado. A lo largo del siglo XX, han funcionado en gran medida por separado, aunque en la actualidad hay un movimiento sólido que busca abrazar de nuevo la iglesia más amplia. Entre los años veinte y los años sesenta se produjo una nueva división en los Estados Unidos, que culminó en la reestructuración de un grupo más ecuménico como la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), permaneciendo como Iglesias Cristianas/Iglesias de Cristo "independentes" quienes no deseaban formar parte de esta denominación.

Los Discípulos de Cristo/Iglesias de Cristo cuentan con dos organizaciones internacionales que cumplen distintos objetivos y operan con un estilo diferente:
  1. la "Convención Mundial de Iglesias de Cristo", y
  2. el Consejo Consultivo Ecuménico de los Discípulos.

II - Ejército de Salvación

El Ejército de Salvación forma parte integral de la iglesia cristiana, aunque son distintivos su gobierno y sus prácticas. La doctrina del Ejército se encuadra en la corriente principal de la fe cristiana y sus artículos de fe enfatizan los propósitos salvíficos de Dios. Sus objetivos son "el avance de la fe cristiana... y, con arreglo a esto, el fomento de la educación, el alivio de la pobreza y otros actos caritativos beneficiosos para la sociedad o la comunidad humana en su totalidad".

El movimiento, fundado en Londres, Inglaterra, en 1865 por William y Catherine Booth, se ha extendido a muchos lugares del mundo. Al rápido despliegue de los primeros salvacionistas contribuyó la adopción de una estructura de mando cuasi militar en 1878, cuando fue introducido el nombre "Ejército de Salvación". Hoy en día es una organización similar en la práctica que permite que los recursos sean igual de flexibles. En respuesta a un tema recurrente en el cristianismo que ve a la iglesia comprometida con la guerra espiritual, el Ejército ha acostumbrado a fomentar ciertas características militares como los uniformes, las banderas y los rangos para identificar, inspirar y regular sus empeños. Empresas evangelísticas y sociales son mantenidas, bajo la autoridad del general, por oficiales y empleados a tiempo completo, así como por soldados que sirven allí en su tiempo libre. El Ejército también se beneficia del apoyo de muchos adherentes y amigos, incluidos quienes integran las juntas consultivas. El liderazgo del Ejército está a cargo de los oficiales, que son reconocidos como ministros religiosos.

Los salvacionistas aceptan una vida disciplinada y compasiva de altos principios morales que incluye la abstinencia de alcohol y tabaco. Desde sus comienzos, el Ejército ha dado iguales oportunidades a las mujeres, todos los rangos y servicios están abiertos a ellas, y desde la niñez se anima a los jóvenes a que amen y sirvan a Dios. Formado para evangelizar, el Ejército se embarcó espontáneamente en planes para el mejoramiento social de los pobres. Estos intereses se desarrollaron de manera práctica, hábil y rentable en todos los lugares donde opera el Ejército. Los servicios sociales, que siguen evolucionando, satisfacen necesidades endémicas y crisis específicas en todo el mundo. Se emplean instalaciones modernas y personal altamente calificado.

La necesidad de modernización y desarrollo a más largo plazo se examinan continuamente. Cada vez más, la política del Ejército y sus miembros indígenas le permiten cooperar tanto con organismos internacionales de socorro como con gobiernos. La asociación del movimiento con la filantropía privada y pública seguirá aliviando a los necesitados, mientras la proclamación del amor redentor de Dios ofrece a individuos y comunidades la oportunidad de disfrutar de una vida mejor en la tierra y de un lugar en el reino eterno de Cristo.

La sede internacional del Ejército está en Londres. Existen 15.241 iglesias locales del Ejército de Salvación (que incluyen cuerpos, avanzadas, sociedades, iglesias de nueva planta y de recuperación) con cerca de 1,6 millones de cristianos (soldados adultos, jóvenes soldados y adherentes).

Ninguna iglesia del Ejército de Salvación es miembro del Consejo Mundial de Iglesias, aunque la mayoría de los territorios son miembros de los consejos nacionales de iglesias asociados al Consejo Mundial de Iglesias.

III - Iglesia Adventista del Séptimo Día

La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una denominación cristiana de evangélicos conservadores. La iglesia surgió a raíz de las expectativas escatológicas de mediados del siglo XIX (personificadas en el movimiento millerista), aunque no se organizó formalmente hasta 1863. Los milleristas habían fijado el regreso de Cristo para el 22 de octubre de 1844. Al no producirse, el movimiento cayó en la desorganización. Uno de los pequeños grupos adventistas adoptó el séptimo día como día de descanso, reinterpretó los acontecimientos de 1844 y se convirtió, en su debido momento, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los orígenes del adventismo, sin embargo, remontan a mucho antes: a la Reforma y a la iglesia neotestamentaria.

Los adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como la palabra inspirada de Dios. En esencia, la Biblia es su único credo, aunque tienen una declaración de veintiocho creencias fundamentales, que está sujeta a revisión en cualquiera de las sesiones mundiales de la Conferencia General, cuando se recibe una nueva luz o se encuentra mejor lenguaje, con la orientación del Espíritu Santo. Estas creencias incluyen la Trinidad, el bautismo de creyentes, los dones espirituales, la muerte como estado inconsciente hasta la resurrección y la tierra nueva como el hogar de los redimidos después del milenio. Los adventistas del Séptimo Día son creacionistas y creen que el hombre y la mujer fueron hechos a imagen de Dios y representan la labor suprema de la semana de la Creación bíblica. Con la aparición del pecado, se puso en práctica el plan de salvación de Dios. A través de la vida de Cristo de perfecta obediencia a la voluntad divina, su sufrimiento, muerte y resurrección, Dios proporcionó el único medio de expiación del pecado humano, para que quienes por su fe aceptan el don de la salvación puedan gozar de la vida eterna. Desde el principio, los adventistas del Séptimo Día han abogado constantemente por la libertad religiosa para todos y se han puesto a la cabeza de su promoción internacional, incluso ante las Naciones Unidas.

La misión mundial y la evangelización son elementos esenciales del carácter distintivo de los adventistas del Séptimo Día. La iglesia está decidida a compartir las buenas nuevas de la justificación, la justicia por la fe, la salvación a través de Jesucristo y su inminente regreso. Por consiguiente, la Iglesia Adventista del Séptimo Día es probablemente la denominación protestante más extendida, pues trabaja en más de doscientos países. Aunque América del Norte fue su cuna, hoy en día menos del 8% de sus miembros reside allí, y hay un crecimiento considerable en diferentes lugares del mundo. Los adventistas desean vivir vidas de servicio a Dios y a la humanidad. Para ayudarlos a lograr este objetivo, la iglesia posee y opera muchas instituciones: más de 6.000 escuelas (desde jardines de infancia hasta universidades), 720 hospitales y centros de atención sanitaria, casas editoriales y fábricas de alimentos naturales. En las últimas décadas, se han creado centros de medios de comunicación (televisión y radio mundial vía satélite). Los adventistas creen en un estilo de vida saludable, que incluye una buena alimentación (muchos adventistas son vegetarianos) y la abstinencia de drogas nocivas, incluidos los productos alcohólicos y de tabaco. Los adventistas también promueven la salud pública. La iglesia opera la Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), conocida internacionalmente por su trabajo en favor de las víctimas de desastres y sus proyectos de desarrollo en el tercer mundo.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día no se ve a sí misma como una federación de iglesias locales o nacionales, sino como una iglesia mundial. La forma de gobierno representativo es eficaz. El sistema de gobierno de la iglesia prevé cuatro niveles de organización clave: 1) la iglesia local, un órgano unido de creyentes individuales, 2) la Conferencia, un órgano unido de iglesias locales, 3) la Conferencia Unión, el órgano unido de varias conferencias (un territorio más amplio, que con frecuencia corresponde a una nación), y 4) la Conferencia General, el órgano mundial constituido por aproximadamente unas cien uniones. La Conferencia General opera a través de sus trece divisiones (oficinas sucursales).

Los adventistas del Séptimo Día "reconoce[n] aquellas agencias que exalt[a]n a Cristo ante los hombres como parte de su plan divino para la evangelización del mundo" (Política de trabajo de la Conferencia General, Nº 075). Entran en comunión con otros cristianos y practican la comunión abierta. Creen que, en cierto modo, son un movimiento profético con un mensaje del tiempo del fin que se centra en el "Evangelio eterno" para proclamar al mundo. Aunque los adventistas del Séptimo Día celebran las oportunidades de dialogar y llegar a un mejor entendimiento, no se han unido formalmente al movimiento ecuménico organizado haciéndose miembros de los consejos de iglesias. En muchas ocasiones, sin embargo, tienen estatus de observador, consultor o asesor. Los adventistas desean conservar y proteger su identidad única y dar vida a la misión evangelística y de servicio que Dios les ha encomendado.

La oficina de la Conferencia General está en Silver Spring, EUA. La Iglesia Adventista del Séptimo Día se compone de catorce millones de creyentes bautizados, que representan incluyendo a los niños, una comunidad de unos veinticinco millones de adventistas.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día no es miembro del Consejo Mundial de Iglesias.

IV - Iglesia Católica

Los católicos creen que la iglesia fue fundada por Jesucristo como parte del plan del Padre para la salvación del mundo. La proclamación e inauguración del reino de Dios por parte de Cristo condujeron a la reunión de los discípulos. Su muerte y resurrección y el envío del Espíritu Santo instauraron definitivamente la iglesia, con la que prometió permanecer hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Jesús le encomendó a esta comunidad la misión de predicar el Evangelio y de "i[r] y hace[r] discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19).

Debido a que la iglesia es, en manos de Dios, un medio para lograr la comunión de todos los que, con la ayuda de la gracia de Dios, aceptarían la proclamación de las buenas nuevas, el Concilio Vaticano II (1962-1965) nos enseñó que la iglesia "es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, párrafo 1). Esta constitución prosigue afirmando que toda la comunidad tiene que desempeñar un papel activo en la proclamación y transmisión de la Palabra de Dios, en la celebración del culto y los sacramentos, y en el servicio a la misión que Jesús le ha confiado. Como tal, la iglesia es un pueblo profético, sacerdotal y real (véase Lumen Gentium 9-13). Su fuente y cima se encuentran en la celebración del banquete del reino, la eucaristía (véase Lumen Gentium 10), que Jesús encomendó a sus discípulos en la última cena la noche antes de su muerte. En la eucaristía, el sacrificio único de Cristo se hace presente por el poder del Espíritu Santo, y la comunidad se transforma en cuerpo de Cristo y se le permite continuar su misión salvífica.

Por ello, aunque los católicos ven a la iglesia profundamente arraigada en la voluntad y acción salvífica de Dios, guiada por el Espíritu Santo y al mando de Jesucristo, su cabeza, también reconocen que la comunidad de los fieles está marcada por sombras y fracasos, como muestran los múltiples intentos de reforma que han surgido de manera regular a lo largo de la historia de la iglesia. Las reformas han sido iniciadas por líderes religiosos en diferentes niveles del orden eclesial, incluso en las más altas esferas, como los concilios ecuménicos; también han sido inspiradas por individuos o grupos carismáticos a quienes el Espíritu Santo levantaba dentro de la iglesia para promover una conversión más profunda en toda la comunidad.

La palabra "católica" es una de las cuatro cualidades atribuidas a la iglesia en el Credo Niceno-Constantinopolitano. Sugiere una cierta "inclusividad", el mantener unidas a las comunidades, características o ideas que no necesitan ni deben ser separadas porque tienen sus orígenes en la misma y única fe apostólica. La catolicidad implica que la diversidad no solamente debe ser tolerada sino ser bienvenida como un don de la abundante bondad de Dios. Una expresión de ello dentro de la Iglesia Católica son las diferentes formas de vida y diversas vocaciones en que los laicos bautizados, los pastores ordenados y las personas que han profesado los votos de pobreza, castidad y obediencia son llamados al discipulado, cada uno a su manera (véanse Lumen Gentium 18-38 y 43-47). El llamamiento a la santidad es universal y común a todos; al mismo tiempo, puede tomar innumerables formas dentro de las condiciones específicas de cada vida personal (véase Lumen Gentium 39-42).

Este ímpetu por abarcarlo todo también caracteriza la interacción de la iglesia con las culturas; los idiomas, el arte y la música de diversos pueblos son considerados el terreno donde sembrar la semilla del Evangelio. La visión católica de la comunión eclesial mantiene que, en última instancia, ningún factor cultural, lingüístico, histórico, racial u otro similar es tan importante como para romper los lazos de comunión que mantienen unido al cuerpo de Cristo.

¿Cuáles son estos lazos? Se pueden resumir brevemente bajo las categorías de fe, vida sacramental y servicio pastoral. La fe es un elemento que define a la comunidad cristiana, y la Iglesia Católica mantiene que se debe prestar la mayor atención no solo a proclamar la Palabra de Dios que da lugar a la fe (véase Rom 10:14-17) sino a estar atento a que la verdad revelada sea fielmente transmitida y los creyentes sean informados de los avances doctrinales o morales que no están en armonía con ella. Los católicos creen que el magisterio o ministerio docente de la iglesia, ejercido por los obispos en unión con el obispo de Roma, recibe asistencia del Espíritu Santo para que no deje de proclamar la verdad transmitida por los apóstoles y guiar al pueblo de Dios con la autoridad de Cristo. El magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, pero trata de prestarle atención, protegerla, comprenderla en mayor profundidad y aplicarla a las cuestiones existenciales que afronta el ser humano contemporáneo. A lo largo de los siglos, la Iglesia Católica ha visto como surgían diversas "escuelas de teología"; destacados pensadores han dejado un legado digno de admiración que ofrece un terreno fértil para la actual reflexión teológica constante sobre las fuentes de la verdad revelada que se encuentran en las Escrituras y la Tradición.

Los católicos creen que todo el pueblo profético de Dios es honrado con la unción del Espíritu que da a los creyentes un sentido sobrenatural de la fe (sensus fidei), preparándolos para comprender la Palabra de Dios y aplicarla en su vida.

La Iglesia Católica ha desarrollado una rica tradición litúrgica y sacramental. Siete sacramentos -bautismo, confirmación, eucaristía, reconciliación, unción de los enfermos, ordenación y matrimonio- proporcionan momentos en que quienes están debidamente dispuestos pueden experimentar de modo indefectible una intensa gracia. Los católicos creen que, aunque la forma y la práctica de los sacramentos han evolucionado, en último término estos encuentran su origen en el ministerio y orden del propio Jesús y deben su eficacia al misterio pascual de su muerte y resurrección. La celebración de los sacramentos está íntimamente relacionada con la vida espiritual en general del pueblo sacerdotal de Dios (véase 1 Pedro 2:9), llamado a desarrollarse en santidad a la imagen de Jesús aumentando su amor a Dios y al prójimo. De acuerdo con la fe y práctica del período patrístico, los católicos creen que la apostolicidad fundamental del ministerio se transmite a través de la ordenación por parte de obispos cuyas propias ordenaciones forman parte de la línea de sucesión apostólica que se remonta en última instancia a las primeras comunidades cristianas. El ministerio ordenado debe ser ejercido como un servicio, un medio sacramental mediante el cual Cristo, el profeta, sacerdote y pastor, continúa guiando a su pueblo. Para los católicos, la elección de los doce hecha por el propio Jesús y el papel especial desempeñado por Pedro dentro de ese grupo proporcionan el punto de partida para la creación de los ministerios episcopal y papal, considerados esenciales y necesarios para la iglesia. Desde estos orígenes, y por medio de un proceso guiado por el Espíritu Santo, el ministerio de los obispos como sucesores de los apóstoles pronto tomó la forma que básicamente conserva hasta el día de hoy, con obispos que dirigen las diferentes iglesias locales en el mundo entero y se apoyan unos a otros de una forma que no solo ha servido para el bienestar de las comunidades asignadas a cada uno de ellos sino también para el de la unidad "católica" de la iglesia en su conjunto.

Dentro de esta interacción colegial y conciliar entre las iglesias locales y sus obispos, el obispo de Roma, la ciudad donde Pedro ofreció el testimonio final de su fe como mártir, tiene la tarea especial de servir a la unidad, de manera análoga al papel desempeñado por el apóstol Pedro en el Nuevo Testamento. Los contornos del "ministerio petrino" del obispo de Roma, a quien los católicos consideran sucesor de Pedro, se desarrollarían con el tiempo, pero su propósito específico de servicio a la unidad de la comunidad entera es necesario y querido por Dios no solo para la primera generación de la vida de la iglesia, sino para toda su historia. Este servicio a la unidad universal puede tomar y ha tomado distintas formas. A la luz de la mejora de las relaciones entre las comunidades cristianas divididas y la búsqueda común de la unidad, el papa Juan Pablo II pidió a los cristianos que no están en plena comunión con la Iglesia Católica que buscasen, por supuesto juntos, las formas con las que este ministerio pueda realizar un servicio de amor reconocido por unos y otros (véase la Encíclica Ut Unum Sint,95).

Tras décadas de cautela respecto al movimiento ecuménico moderno, la Iglesia Católica, en particular a través del Concilio Vaticano II, reconoció que es el Espíritu Santo quien ha inspirado los esfuerzos contemporáneos por alcanzar una mayor unidad cristiana. El concilio expuso la base eclesiológica para la participación católica en el movimiento ecuménico al afirmar que muchos elementos de santificación y de verdad que se encuentran en mayor o menor medida en diversas comunidades cristianas separadas entre sí constituyen un cierto grado de comunión real, si bien imperfecta.

La Iglesia Católica considera al movimiento ecuménico un esfuerzo multidimensional -a través de la oración común, el testimonio, el diálogo teológico, la promoción del reino de Dios y cualquier otra actividad apropiada- para viajar desde esa comunión parcial que ahora existe hacia la plena comunión que puede algún día ser celebrada en una eucaristía común. El concilio afirmaba que la Iglesia de Jesucristo, una, santa, católica y apostólica, profesada en el credo, "permanece en" la Iglesia Católica (Lumen Gentium 8). Con esta frase, el concilio quería expresar con toda franqueza la convicción católica de que la plenitud de los medios de salvación de los que Cristo quiso dotar a su iglesia únicamente puede encontrarse en la Iglesia Católica. Al mismo tiempo, al no equiparar simplemente la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica, el concilio intentaba reconocer la naturaleza y calidad eclesial de otras comunidades cristianas, que el Espíritu Santo emplea como medios de salvación. Los católicos creen que las actuales divisiones entre cristianos no corresponden a la voluntad de Jesucristo y dificultan la realización más fructífera de la misión que éste ha encomendado a la iglesia: hacer discípulos de todas las naciones. Por ello, se debe tratar de lograr una mayor unidad, pues no hacerlo sería contradecir la voluntad de Jesucristo, cabeza de la iglesia.

Según el Annuarium Statisticum Ecclesiae de 2005 del Vaticano, la Iglesia Católica cuenta con 1.085.557.000 personas, que representan el 17,20% de la población mundial. De ellas, un 13,20% vive en África, el 49,80% en América del Norte y del Sur, el 10,50% en Asia, el 25,70% en Europa y el 0,80% en Oceanía.

La Iglesia Católica nunca ha sido miembro del Consejo Mundial de Iglesias, aunque participa activamente en el movimiento ecuménico de diversas formas.

V - Iglesias anglicanas

El anglicanismo, que tiene su origen en las antiguas iglesias celtas y sajonas de las Islas Británicas, encontró su identidad característica en la Reforma de los siglos XVI y XVII, cuando surgieron por separado la Iglesia de Inglaterra, la Iglesia de Irlanda y la Iglesia Episcopal Escocesa. En el momento de la Revolución americana, fue fundada en Estados Unidos una iglesia episcopal independiente, y más tarde iglesias anglicanas o episcopales fueron fundadas en todo el mundo como resultado de los movimientos misioneros de los siglos XVIII y XIX. A muchas de estas iglesias se les concedió autonomía como provincias en el curso de los siglos XIX y XX. En el sur de Asia, las iglesias unidas, formadas por anglicanos y diversas tradiciones protestantes, también se unieron a la Comunión Anglicana, al igual que hicieron iglesias minoritarias de otros lugares, como la Iglesia Española Reformada Episcopal y la Iglesia Lusitana Católica.

Las iglesias anglicanas y episcopales mantienen y proclaman la fe católica y apostólica, proclamada en las Escrituras e interpretada a la luz de la tradición y la razón. Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, los anglicanos y episcopalianos se comprometen a proclamar las buenas nuevas del Evangelio a toda la Creación. La fe y el ministerio han sido expresados a través del Libro de Oración Común, recibido y adaptado por las iglesias locales, en los ritos de ordenación (el Ordinal) y en el Cuadrilátero Chicago-Lambeth, expuesto en la conferencia misionera de Chicago en 1886 y adoptado por la Conferencia de Lambeth de 1888. El cuadrilátero expone los cuatro elementos esenciales de la fe cristiana:
  1. Las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, que "contienen todas las cosas necesarias para la salvación", como la regla y última norma de fe.
  2. El Credo de los Apóstoles, como símbolo bautismal, y el Credo Niceno, como declaración suficiente de la fe cristiana.
  3. Los dos sacramentos ordenados por Cristo mismo -el bautismo y la cena del Señor- administrados con el uso indefectible de las palabras de institución de Cristo y los elementos ordenados por él.
  4. El episcopado histórico, adaptado localmente en los métodos de su administración a las diversas necesidades de las naciones y pueblos llamados por Dios a la unidad de su iglesia.
Para el culto anglicano, es fundamental la celebración de la Sagrada Eucaristía (también llamada santa comunión, eucaristía o misa). En esta ofrenda de oración y alabanza, la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo se convierten en una realidad presente a través de la proclamación de la Palabra y la celebración del sacramento. Anglicanos y episcopalianos celebran el sacramento del bautismo, con agua y en el nombre de la Trinidad, como el rito de entrada en la iglesia cristiana, y celebran otros ritos sacramentales, que incluyen la confirmación, la reconciliación, el matrimonio, la unción de los enfermos y la ordenación. El culto común es el núcleo del anglicanismo. Los diferentes libros de oración común dan expresión a la inclusividad que se encuentra en el seno de las iglesias, que tratan de seguir una vía media en relación con otras tradiciones cristianas.

Las iglesias de la Comunión Anglicana se mantienen unidas por lazos de afecto y lealtad mutua, expresados a través de los vínculos con los "instrumentos de comunión":

Arzobispo de Canterbury

Todas las iglesias están en comunión con la sede de Canterbury, y por ello, el arzobispo de Canterbury, en su persona y ministerio, es el único foco de la unidad anglicana. El arzobispo convoca la Conferencia de Lambeth y la Reunión de Primados, y es presidente del Consejo Consultivo Anglicano: los tres instrumentos conciliares de comunión. El 105º arzobispo de Canterbury como sucesor de San Agustín es Justin Welby, elegido en marzo de 2013.

Conferencia de Lambeth

Aproximadamente cada diez años, el arzobispo de Canterbury invita a los obispos de la Comunión Anglicana a unirse a él en oración, estudio y discernimiento. A la Conferencia de Lambeth de 1998 acudieron más de setecientos obispos, entre los que se encontraban por vez primera once obispas.

Reunión de Primados

Desde 1979, el arzobispo de Canterbury también ha invitado al obispo superior, arzobispo o moderador (los primados) de cada una de las treinta y cuatro provincias y cuatro iglesias unidas, a unirse a él en reuniones regulares para la consulta, la oración y la reflexión sobre cuestiones teológicas, sociales e internacionales. Estas reuniones tienen lugar aproximadamente una vez cada dieciocho o veinticuatro meses.

VI - Iglesias bautistas

La moderna Iglesia Bautista fue fundada en los Países Bajos en 1609 por John Smyth, un clérigo que se había apartado de la Iglesia de Inglaterra. Smyth mantenía que la iglesia debía admitir a sus miembros mediante el bautismo cuando hubieran reconocido conscientemente su fe y, como los niños no pueden hacerlo, se oponía al bautismo de niños. Algunos de sus seguidores fundaron una iglesia bautista en Londres en 1612; su pastor era Thomas Helwys, quien creía en la tolerancia religiosa para todos los hombres y mujeres, incluidos ateos y paganos, además de cristianos.

La difusión de las iglesias bautistas estuvo influida en gran medida por los movimientos de avivamiento de los dos siglos siguientes. En 1891, los bautistas generales y los bautistas particulares se unieron en la Unión Bautista de Gran Bretaña e Irlanda. Los bautistas son la mayor denominación de los Estados Unidos, y hay comunidades bautistas importantes en la India, Myanmar, Brasil, Nigeria, Gran Bretaña, Rumania y Ucrania. No obstante, como se trata de una iglesia mundial, los bautistas dan testimonio de su fe en muchos otros países.

A la hora de interpretar el Nuevo Testamento, los bautistas enfatizan que la iglesia como cuerpo de Cristo es la comunión de los fieles que han tomado la decisión personal y voluntaria de seguir a Cristo y, por su confesión de fe personal, se convierten mediante el bautismo en miembros de la iglesia de Cristo. Los bautistas únicamente reconocen la Biblia (ningún credo) como autoridad vinculante. Bajo la dirección del Espíritu Santo, cada iglesia puede interpretar las Escrituras y estructurar la vida de su comunidad. La constitución congregacional pronunciada no permite una estructura eclesiástica centralizada, aunque promueve las uniones y convenciones de iglesias individuales.

VII - Iglesias de santidad

El movimiento de santidad se originó en la primera mitad del siglo XIX en los Estados Unidos de América como un movimiento de renovación dentro del metodismo americano, aunque pronto cruzó las líneas denominacionales y hacia el tercer cuarto de siglo ya era internacional. Buscaba recuperar el énfasis de John Wesley en la perfección del amor en la vida de los creyentes. Esta perfección, que no debe confundirse con la perfección humana, era entendida como el amor incondicional de Dios y otros, y como la voluntad de Dios para todos los creyentes, y no solo para una clase especial. El metodismo había prosperado en suelo americano desde 1766, pero hacia principios del siglo XIX, dentro de sus filas algunos estaban convencidos de que el énfasis original de Wesley en la perfección del amor había sido silenciado. Dispuestos a recuperarlo, se vieron influenciados por la atención que el avivamiento y las reuniones campestres prestaban a las conversiones instantáneas. En consecuencia, los líderes del movimiento de santidad instaban a los creyentes a la perfección del amor mientras enfatizaban también la importancia de una experiencia instantánea del amor perfecto. Cuando predicaban, escribían y enseñaban, no utilizaban solamente el lenguaje de la perfección (véase 1 Jn 4:17-18) sino también el lenguaje de la santificación completa (véase 1 Ts 5:23). Entendían que esta experiencia ocurría después de la conversión, pero no debía confundirse con la glorificación que tiene lugar en el momento de la resurrección del cuerpo. Además, siguiendo la línea del movimiento wesleyano anterior, dirigían su llamamiento a todos los creyentes instándoles a que iniciaran un pacto de santidad personal para la gloria de Dios. En lugar de que solo unas pocas personas de especial talento en la iglesia iniciaran una vida de santidad cuidadosamente disciplinada, todos los creyentes estaban llamados a ella; debían presentarse ante Dios como sacrificios vivos en medio de la rutina habitual de la vida.

El énfasis en la santidad comenzó adoptando una expresión denominacional con la fundación de la Conexión Metodista Wesleyana en 1843 y la Iglesia Metodista Libre en 1860; ambas surgieron del testimonio social de la santidad: la abolición de la esclavitud y el cese de la costumbre de alquilar los bancos de las iglesias para eliminar así las barreras económicas a la participación en el culto. En 1867, la convocación de su primera reunión campestre, con unos diez mil asistentes, dio más cohesión al movimiento de santidad desde un punto de vista organizativo. De esto resultó la fundación de la Asociación Nacional de Reuniones Campestres para la Promoción de la Santidad, precursora de la actual Asociación Cristiana de Santidad (Christian Holiness Partnership, CHP). Con el tiempo, surgieron muchos otros organismos eclesiásticos incluyendo el Ejército de Salvación en Inglaterra en 1878, la Iglesia de Dios (Anderson, Indiana, Estados Unidos) en 1880 y la Iglesia del Nazareno en 1908. Hacia 1874-75, las grandes reuniones de santidad que se convocaban, especialmente en Alemania, Suiza e Inglaterra, señalan el carácter internacional del movimiento.

El movimiento de santidad ha generado múltiples denominaciones en todo el mundo, muchas de las cuales son pequeñas debido, en parte, a su marcado énfasis en la vida disciplinada. Según la Asociación Cristiana de Santidad, hoy en día el movimiento se ha extendido a unas ciento sesenta naciones. Norteamérica cuenta con unos cuatro millones de seguidores, hay tres millones en África y otros cuatro millones en Asia. Una de las mayores iglesias de santidad del mundo es la Iglesia Evangélica de Santidad de Corea, con un millón de miembros. En Corea, la membrecía conjunta de todas las denominaciones del movimiento de santidad es de tres millones. La Iglesia de Santidad Japonesa, una iglesia confesante fundada en 1917, fue perseguida durante la Segunda Guerra Mundial. Unos ciento treinta creyentes fueron encarcelados por su negativa a someterse al nacionalismo radical de la época.

Tres organizaciones de gran importancia para el movimiento son la ya mencionada Asociación Cristiana de Santidad, la Sociedad Teológica Wesleyana (Wesleyan Theological Society, WTS) y la Internacional del Clero de Santidad/Wesleyano (Wesleyan/Holiness Clergy International, WHCI). La Asociación Cristiana de Santidad facilita los esfuerzos de cooperación entre las denominaciones, las reuniones campestres, las instituciones tales como universidades, seminarios, organismos misioneros y editoriales, y las personas individuales. La Sociedad Teológica Wesleyana es una sociedad académica con más de seiscientos miembros que publica el Wesleyan Theological Journal. Dada la larga historia de las mujeres del movimiento de santidad en el ministerio, la Internacional del Clero de Santidad/Wesleyano educa a clérigas y estudiantes.

Las obras académicas sobre el movimiento incluyen The Holiness Revival of the Nineteenth Century (El avivamiento de santidad del siglo XIX) de Melvin E. Dieter, segunda edición (Lanham, Maryland, y Londres: Scarecrow, 1996), y el Historical Dictionary of the Holiness Movement (Diccionario histórico del movimiento de santidad) editado por William C. Kostlevy, de la serie Historical Dictionaries of Religions, Philosophies, and Movements (Diccionarios históricos de religiones, filosofías y movimientos), núm. 36 (Scarecrow, 2001).

El número total de seguidores del movimiento de santidad es de unos doce millones de creyentes quienes, en su mayor parte, están comprometidos con la participación en la vida de la iglesia. Veinte y una denominaciones cooperan en la Asociación Cristiana de Santidad, así como cientos de congregaciones independientes e iglesias locales que pertenecen a denominaciones que no son oficialmente identificadas como miembros. En sentido estricto, ninguna iglesia de santidad es miembro del Consejo Mundial de Iglesias, aunque varias iglesias miembros están tradicionalmente próximas al movimiento de santidad.

VIII - Iglesias evangélicas

Lutero utilizó el término "evangélico" para referirse a todos los cristianos que aceptaban la doctrina de la sola gracia, que él consideró el centro del Evangelio (evangelion). Hacia 1700, el término se había convertido en Europa en un mero sinónimo de "protestante" o, en las zonas de habla germánica, "luterano". En Gran Bretaña, sin embargo, parece ser que la expresión "avivamiento evangélico" ha sido usada desde aproximadamente el año 1750 para describir el despertar religioso liderado por los Wesley; más tarde, los defensores del avivamiento se llamaron a sí mismos evangélicos. Mientras en el siglo XVIII lo característico era la piedad personal, la sinceridad moral y la filantropía, paulatinamente los rasgos distintivos pasaron a ser la experiencia personal de redención en Cristo, la preocupación social y la ortodoxia confesional. Hacia finales del siglo XIX, la experiencia evangélica personal de conversión se convirtió en el núcleo de todo el pensamiento y la acción evangélicos. En el seno de las principales iglesias protestantes (reformadas, metodistas, etc.), especialmente en el mundo anglófono, las oposiciones y divisiones comenzaron a cristalizarse en torno a categorías tales como "liberal", "conservador", "evangélico" y "fundamentalista" en las primeras décadas del siglo XX. Los liberales estaban abiertos a la modernidad y promovían el Evangelio social. Los evangélicos se oponían a la secularización liberal de Cristo, defendían la inerrancia de la Biblia y buscaban, cada vez más, refugio en la fortaleza del fundamentalismo.

Hasta mediados de los años cuarenta no empezó a surgir un "nuevo evangelicalismo", que fue capaz de criticar el fundamentalismo por su paranoia teológica y su separatismo. Doctrinalmente, los nuevos evangélicos profesaban la infalibilidad de la Biblia, la Trinidad, la deidad de Cristo, la expiación indirecta, la personalidad y labor del Espíritu Santo y la segunda venida de Cristo. Estas son las características teológicas que hoy en día comparten la mayoría de las iglesias evangélicas del mundo. Otro rasgo distintivo es el celo misional por el evangelismo y la obediencia a la gran comisión (Mt 28:18-19). El alejarse del fundamentalismo brindó oportunidades para superar las divisiones con el protestantismo tradicional, aunque pronto se vieron ensombrecidas por el clima ideológico de la guerra fría en el que "evangélico" pasó a ser sinónimo de "conservador" y "ecuménico" fue equiparado con "ser de izquierda" o "progresista" (dependiendo de la inclinación personal del observador). Más recientemente, los evangélicos han adoptado posiciones conservadoras sobre cuestiones morales, como la sexualidad, el aborto y la eutanasia. Aunque estas etiquetas y énfasis todavía son poderosos, muchos evangélicos están intentando que los definan con respecto a otros temas importantes, como la pobreza, la justicia socioeconómica y racial, el género y los derechos humanos.

Las iglesias evangélicas han crecido de manera exponencial en la segunda mitad del siglo XX y siguen mostrando una gran vitalidad, especialmente en el hemisferio sur. Este resurgimiento puede explicarse en parte por el extraordinario crecimiento del pentecostalismo y la aparición del movimiento carismático (véanse las Iglesias pentecostales), que están estrechamente relacionados con el evangelicalismo. Sin embargo, no puede haber duda de que la tradición evangélica "per se" se ha convertido en uno de los principales componentes del cristianismo mundial. Además, los evangélicos constituyen minorías considerables en las iglesias protestantes y anglicanas tradicionales. En regiones como África y América Latina, la frontera entre "evangélico" y "de la corriente principal" está cambiando rápidamente y dando paso a nuevas realidades eclesiales.

IX - Iglesias históricas de paz e iglesias moravas

En 2013, las iglesias moravas y las iglesias históricas de paz, que incluyen las iglesias meronitas, las iglesias de los Hermanos, y los Amigos (Cuáqueros), tomaron la decisión de estar representada como una sola familia confesional en los órganos rectores del Consejo Mundial de Iglesias, y de juntarse así en las reuniones confesionales de los acontecimientos del Consejo Mundial de Iglesias.

La Unitas Fratrum, o Iglesia Morava, es una rama de la iglesia cristiana cuya existencia independiente comenzó en Bohemia (Europa Central) en el año 1457. Nació del gran avivamiento de la fe de finales de la Edad Media que surgió del renacer nacional de la religión en Bohemia, sobre el que tuvo gran influencia la obra de Wycliffe y del que John Hus fue el principal líder. Dentro del movimiento, Petr Chelčický representaba las tradiciones del puritanismo oriental y la ausencia de control oficial en cuestiones de religión. La Unitas Fratrum ("comunidad -o comunión- de hermanos" en latín) fue fundada, en medio de estas influencias, bajo el liderazgo de Gregorio el Patriarca con un ideal de fe con tres aspectos: comunión, libertad y un marcado énfasis en la vida práctica cristiana más que en el pensamiento doctrinal o la tradición eclesiástica. El número de fieles creció rápidamente. La Unitas Fratrum intentó mantener un contacto vivo con la iglesia primitiva. Obtuvo de los valdenses (véase la descripción de la Iglesia Valdense) las tradicionales órdenes sagradas del ministerio, incluido el episcopado, y de este modo se convirtió en un organismo eclesiástico independiente.

En el período turbulento de la reacción contra la Reforma, tiempos de persecución alternaron con tiempos de relativa calma, hasta que al final en 1620 la Unitas Fratrum y otros organismos protestantes fueron totalmente suprimidos. En Bohemia y la vecina Moravia sobrevivió una "semilla oculta", que se revelaría cien años más tarde en la Iglesia Renovada. Entre 1722 y 1727, algunas familias de Moravia que habían mantenido las tradiciones de la antigua Unitas Fratrum encontraron refugio en Sajonia (Alemania), en el estado del conde Zinzendorf, Nicolaus Ludwig. Otras personas de opiniones muy divergentes también encontraron allí un lugar de libertad religiosa, aunque sus diferencias amenazaron con convertirlo en escenario de conflictos hasta que una emanación del Espíritu Santo el 13 de agosto de 1727 les aportó una profunda y decisiva experiencia de unidad. De esta experiencia de unidad consciente surgió un afán de proyección misionera sorprendente, que comenzó entre los esclavos de la isla de Santo Tomás en las Indias Occidentales en 1732. En solo una década, los esfuerzos misioneros se extendieron a Groenlandia, Suriname, Sudáfrica, África Occidental, Argelia, la Rusia ártica y Ceilán (Sri Lanka), y entre los africanos y la población indígena de Norteamérica.

La Iglesia Morava ha afirmado a lo largo de su historia que la comunión cristiana no admite ninguna barrera de nación o raza. La Unitas Fratrum valora su unidad como un preciado tesoro que el Señor le ha confiado. Defiende la unidad de todos los seres humanos dada por la reconciliación a través de Jesucristo. Por este motivo, el movimiento ecuménico forma una parte vital de ella. Una sencilla declaración titulada "The Ground of the Unity (La razón de la unidad)" es la declaración doctrinal básica de la iglesia; "The Covenant for Christian Living (El pacto por la vida cristiana)", cuyo origen se remonta a la renovación de 1732, expone principios rectores para la vida y el testimonio comunes.

Las iglesias menonitas y afines, conocidas como "iglesias pacíficas históricas", tienen su origen en el movimiento anabaptista no violento que surgió en Europa como una expresión radical de la Reforma del siglo XVI. Los menonitas toman su nombre del reformador neerlandés y primer líder influyente Menno Simons (1496-1561). La migración, debida inicialmente a la persecución, y la misión extendieron el movimiento por todo el mundo. Hoy en día, más del 70% de los cristianos menonitas vive en África, Asia y América Latina.

Jesucristo como Señor, Salvador y modelo de vida ocupa el centro de la fe anabaptista-menonita. La iglesia como cuerpo de Cristo continúa la vida y el ministerio de Cristo en el mundo. Al menos tres características dan forma a la iglesia en la perspectiva anabaptista-menonita. La iglesia es una comunidad de creyentes que busca seguir en la vida diaria las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo. Los creyentes que confiesan por voluntad propia el señorío de Cristo reciben el bautismo como señal del nuevo pacto y de su compromiso con una vida de discipulado. Por el bautismo, los creyentes pasan a ser miembros de la iglesia y se hacen responsables de su bienestar. La iglesia, que es independiente del estado, desarrolla su labor de acuerdo con la autoridad de la Palabra de Dios que se expone en la Biblia. El texto se entiende de mejor manera en el contexto de la comunidad de discípulos inspirada por el Espíritu. La ética social y personal en la vida de discipulado es una parte central del Evangelio. Los seguidores de Jesucristo viven en el mundo para servir a la humanidad a través de la acción y la proclamación. El amor al enemigo y el rechazo a la violencia en la lucha por la justicia se entienden como imperativos del Nuevo Testamento. Con frecuencia, se pone énfasis en el rechazo a la búsqueda de la riqueza y en las acciones a favor del reparto económico. Las iglesias menonitas y afines reivindican la unidad con todos los creyentes que confiesan a Jesucristo y buscan vivir el camino del discipulado. Muchas de ellas cooperan con otras iglesias cristianas, especialmente en el establecimiento de la paz, el servicio y la misión.

Los cuáqueros -también llamados amigos o Sociedad Religiosa de los Amigos-, cuyos orígenes se remontan a 1652 en el noroeste de Inglaterra, consideran a George Fox, un predicador itinerante, su fundador. Junto con otros "buscadores", George Fox introdujo en los tiempos tumultuosos de Gran Bretaña el mensaje de la experiencia personal directa de Dios, informada por las Escrituras dentro de un marco inconfundiblemente cristiano. Su teología estaba relacionada con la de los grupos anabaptistas de la época, aunque los cuáqueros mantuvieron su carácter distintivo. Esta experiencia personal directa del Espíritu Santo ha sido descrita como "la luz interna" o "la divinidad en todas las personas". Siguiendo las enseñanzas de Jesús, el sentido del reino en el presente y la aversión a matar "lo divino" de cada uno, los cuáqueros rechazaron el servicio militar y en general son pacifistas. Son una de las "iglesias pacíficas" históricas, junto con los menonitas y los hermanos. En representación de los cuáqueros de todo el mundo, dos organizaciones cuáqueras recibieron el Premio Nobel de la Paz en 1947, en reconocimiento a la labor internacional de socorro de los cuáqueros.

Animados por un sólido fervor evangélico, los pastores cuáqueros (no remunerados) divulgaron el mensaje cuáquero por toda Gran Bretaña e Irlanda, el norte de Europa, las colonias británicas de las Américas y el Caribe. En 1682, William Penn recibió como concesión real una colonia, la actual Pensilvania, y fundó su capital, Filadelfia, que sigue siendo el centro del cuaquerismo liberal americano. A medida que los cuáqueros de las colonias aumentaron en número y se mudaron hacia el oeste con la expansión de los Estados Unidos, su fe y sus prácticas se vieron afectadas por distintas influencias. En la actualidad, existen cuatro tendencias del cuaquerismo: los evangélicos, los pastoreados, los conservadores y los liberales no programados cuyo culto consiste en una espera silenciosa. Las raíces de todas las tendencias se remontan a George Fox y los primeros cuáqueros.

A comienzos de la primera década del siglo XX, los cuáqueros de América y Europa enviaron misioneros a América Latina, África y la India. Hoy en día, el mayor bloque de cuáqueros se encuentra en el este de África; son amigos pastoreados. Se pueden encontrar amigos evangélicos en África Central, la India, el Perú, Bolivia, Taiwán y Centroamérica. Los amigos liberales no programados predominan en Europa, África Central y del Sur, y en el noreste de los Estados Unidos. La organización dentro de la Sociedad Religiosa de los Amigos -la designación denominacional habitual- comienza con la reunión o iglesia mensual local, que se encuadra dentro de una reunión más amplia llamada Reunión Anual. Existen organizaciones como la Internacional de Amigos Evangélicos, la Convención Unida de Amigos (tradición pastoreada) y la Conferencia General de Amigos (tradición liberal no programada) que reagrupan a varias reuniones anuales.

X - Iglesias instituidas en África

A excepción de Etiopía, el cristianismo llegó a la mayor parte del África Subsahariana primero de la mano de los misioneros de Europa Occidental y Norteamérica, especialmente en el siglo XIX. Por lo general, estos misioneros intentaron establecer congregaciones locales y organizaciones eclesiásticas del estilo de aquellas con las que estaban familiarizados en sus países de origen; sin embargo, a finales del siglo XIX muchos cristianos africanos habían formado denominaciones independientes. Algunos, los llamados etíopes, solían seguir el modelo de organización eclesiástica que les habían legado los misioneros, y sus deseos de independencia del control ejercido por los misioneros extranjeros eran una reacción frente al racismo que saltó a primera plana en la era del nuevo imperialismo, aproximadamente entre 1870 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

La mayor parte de la expansión del cristianismo en África en el siglo XX, especialmente en la segunda mitad del siglo, ha sido el resultado de los esfuerzos misioneros de las iglesias africanas independientes (algunas veces llamadas iglesias instituidas en África o iglesias indígenas africanas).

XI - Iglesias luteranas

Las iglesias luteranas, que en su mayoría son miembros de la Federación Luterana Mundial (FLM), surgieron de una de las tendencias destacadas de los movimientos de Reforma dentro de la Iglesia Católica (occidental) del siglo XVI. En el curso de las controversias doctrinales de aquella época, la doctrina de la justificación por la fe mediante la sola gracia se convirtió en un asunto decisivo y el distintivo de las enseñanzas luteranas. Enfatiza que Dios redime a los seres humanos del poder del pecado a través de la cruz de Jesucristo y les confiere la propia rectitud de Dios.

La tradición luterana considera fundamentales para la vida de la iglesia la predicación del Evangelio y la administración de los sacramentos, recibidos y respondidos en la fe sin mérito humano. Los escritos confesionales luteranos, por ejemplo, la Confesión de Augsburgo y el Catecismo Menor de Martín Lutero, interpretan las convicciones principales respecto a la importancia del Evangelio para la vida personal y la vida común en la fe. La Biblia es afirmada como la única norma de fe, a la que todos los credos y otras tradiciones y creencias están subordinados.

Las iglesias luteranas forman parte de la mayoría de los acuerdos de comunión eclesial que han sido establecidos, por ejemplo, el Acuerdo de Leuenberg (1973, ahora Comunidad de Iglesias Protestantes en Europa), el Acuerdo de Meissen (1991), el Acuerdo de Porvoo (1992) y los acuerdos de plena comunión en los Estados Unidos de América y el Canadá. Se han desarrollado diversas formas de culto a lo largo de los siglos, en interacción con las culturas locales. La tradición cultual luterana ha buscado mantener la continuidad litúrgica con la iglesia antigua en la lectura y la proclamación de la Palabra de Dios y en la celebración de los sacramentos, bautismo y santa comunión.

Las iglesias luteranas ponen mucho énfasis en la educación religiosa en la enseñanza primaria y secundaria, así como en el estudio y la investigación teológicos. La doctrina de los dos gobiernos de Dios ha sido una parte conocida de la tradición luterana: Dios reina sobre el mundo secular a través del gobierno secular y eclesial por medio de la ley y sobre el mundo espiritual a través de la gracia. En ocasiones, esta enseñanza ha sido desacreditada por una mala interpretación, como por ejemplo, en la Alemania nazi de los años treinta y cuarenta. Se ha intentado reinterpretarla en las últimas décadas como una base para la crítica de la injusticia, los regímenes autoritarios y los avances sociales destructivos.

XII - Iglesias metodistas

El metodismo como forma de creencia y práctica cristianas tiene su origen en un movimiento que comenzó con la vida y ministerio de John y Charles Wesley, quienes desearon llevar un mayor entusiasmo espiritual a la vida de la Iglesia de Inglaterra en el siglo XVIII. Sus esfuerzos transgredieron los límites canónicos de la iglesia oficial, lo que se tradujo a la larga en la aparición de una iglesia distinta. Desde un punto de vista teológico, los hermanos Wesley se mantuvieron firmes en la perspectiva optimista arminiana de que todos los seres humanos pueden alcanzar la salvación por la gracia de Dios, en contraste con las ideas calvinistas de la elección y la predestinación que eran aceptadas por los no conformistas de la Inglaterra del siglo XVIII. También enfatizaron el importante efecto de la fe en el carácter, enseñando que la perfección en el amor era posible en esta vida.

Las iglesias metodistas afirman que forman parte de la iglesia universal, creyendo en el sacerdocio de todos los creyentes y siguiendo un modelo de organización establecido por John Wesley cuando organizó la supervisión pastoral de las sociedades de metodistas que se desarrollaron como resultado de sus predicaciones. La reunión semanal de clases para "la comunión en la experiencia cristiana" desempeñó un papel importante en los comienzos del movimiento metodista. A lo largo de su historia, se ha interesado activamente por la santidad personal y social, y ha podido coordinar los esfuerzos en estas áreas a través de su organización centralizada. El metodismo se extendió a América del Norte y, con la independencia política de los Estados Unidos, los metodistas americanos constituyeron en 1784 la Iglesia Metodista Episcopal. En buena parte como resultado de los esfuerzos misioneros de Gran Bretaña y los Estados Unidos, el metodismo se extendió por todo el mundo y hoy se encuentra en más de ciento treinta países.

La primera Conferencia Metodista Mundial fue celebrada en Londres, Inglaterra, en 1881. Se reunió cada diez años hasta que fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, la Conferencia decidió reunirse cada cinco años.

XIII - Iglesias ortodoxas (bizantinas)

La ortodoxia bizantina está compuesta por varias iglesias autocéfalas (autogobernadas): los cuatro patriarcados antiguos de la iglesia primitiva: Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén; los cuatro patriarcados de origen más reciente: Rusia, Serbia, Rumania y Bulgaria; el Catolicosado de Georgia y las iglesias de Chipre, Grecia, Polonia, Albania y de la República Checa y Eslovaquia. También incluye las iglesias ortodoxas autónomas de Finlandia y Estonia (con dos jurisdicciones). La "diáspora" ortodoxa bizantina cuenta con iglesias en las Américas, Asia, Australia, Europa Occidental y África Subsahariana. En los Estados Unidos y el Japón, se ha concedido autonomía o semiautonomía a algunas iglesias ortodoxas, aunque estas iglesias no han sido reconocidas por todas las iglesias ortodoxas. El monasterio del Sinaí es una comunidad monástica autónoma vinculada al Patriarcado de Jerusalén; el Monte Athos y la semiautónoma Iglesia de Creta siguen bajo la jurisdicción del Patriarcado de Constantinopla.

Las iglesias ortodoxas bizantinas mantienen la misma fe, la de los siete concilios ecuménicos, y los mismos sacramentos. El Patriarca de Constantinopla recibe el nombre de Patriarca Ecuménico y ocupa una posición de "primero entre iguales". Él es quien convoca las conferencias panortodoxas tras consultar a los dirigentes del resto de iglesias ortodoxas. La Iglesia Ortodoxa se considera a sí misma la continuación ininterrumpida de la Iglesia Cristiana fundada por Cristo y sus apóstoles en el siglo I de la era cristiana y no reconoce como ecuménico ningún concilio desde el Segundo Concilio de Nicea (año 787). Durante la última parte del primer milenio del cristianismo, la relación entre las sedes de Roma y Constantinopla se hizo cada vez más difícil, lo que condujo al cisma de 1054. El distanciamiento evolucionó más entre los siglos XI y XV y se vio exacerbado por las consecuencias destructivas de la Cuarta Cruzada a principios del siglo XIII. La ruptura formal ocurrió en el siglo XV. Los asuntos que dividían a las iglesias eran la supremacía universal de la jurisdicción del papa de Roma y la cuestión doctrinal del filioque ("y del Hijo"), la frase insertada en el Credo Niceno-Constantinopolitano en la España del siglo VI que decía: "[E]l Espíritu Santo [...] procede del Padre y del Hijo".

Aunque las iglesias ortodoxas reconocen siete sacramentos o "misterios", otras acciones sacramentales completan la vida litúrgica de la iglesia. El bautismo es por inmersión total y a él siguen los sacramentos de crismación (confirmación) y eucaristía, que son administrados por un clérigo. Los niños son bautizados y crismados cuando son pequeños, permitiéndoles así participar en la eucaristía. En ella, el pan y el vino se convierten, mediante la consustanciación, en el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo; la eucaristía se recibe tras una preparación cuidadosa que incluye ayuno y confesión. Los cultos se celebran en las lenguas nacionales, aunque algunas iglesias prefieren utilizar los lenguajes litúrgicos originales. La veneración de iconos juega un papel importante en el culto ortodoxo, y las oraciones a la Madre de Dios y a los santos enriquecen los textos litúrgicos. Los obispos han salido de las filas de las comunidades monásticas desde el siglo VI; muchos sacerdotes de las parroquias están casados puesto que la Iglesia Ortodoxa no prohíbe el sacerdocio a los casados. Las mujeres han sido bendecidas como diaconisas en estos últimos años. El monacato ha desempeñado y continúa desempeñando un papel fundamental en la vida de la Iglesia Ortodoxa.

El Patriarcado de Constantinopla inauguró el papel de las iglesias ortodoxas en el movimiento ecuménico moderno con su Encíclica de 1920 a "todas las iglesias de Cristo". La carta hacía un llamamiento a una "koinonía de iglesias" que trabajaría por la cooperación benéfica y el diálogo teológico. El Patriarcado Ecuménico es miembro fundador del Consejo Mundial de Iglesias. El Consejo Mundial de Iglesias ha contado con representantes permanentes del Patriarcado Ecuménico y de la Iglesia Ortodoxa Rusa desde 1955 y 1962, respectivamente.

El papel del Patriarca Ecuménico como principal líder espiritual del mundo cristiano ortodoxo y figura transnacional de importancia mundial continúa adquiriendo relevancia cada día. Su Santidad el Patriarca Bartolomeo copatrocinó la Conferencia sobre paz y tolerancia que congregó en Estambul (1994) a cristianos, musulmanes y judíos. Destacan sus esfuerzos por la concienciación medioambiental, que le han valido el sobrenombre de "Patriarca Verde". Ha organizado seminarios sobre medio ambiente copatrocinados junto a Su Alteza Real el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, y simposios internacionales sobre medio ambiente en Patmos (1995) y los alrededores del mar Negro (1997). Desde 1999, se han celebrado otros tres simposios internacionales sobre Religión, Ciencia y Medio Ambiente bajo los auspicios de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomeo y de Su Excelencia el Sr. Romano Prodi, antiguo Presidente de la Comisión Europea: el III Simposio, que navegó por el río Danubio; el IV Simposio: "El mar Adriático: mar en peligro, unidad de propósitos" (junio de 2002); y el V Simposio: "El mar Báltico: patrimonio común, responsabilidad compartida" (junio de 2003). Debido a estos empeños, y a sus inspiradores esfuerzos en defensa de la libertad religiosa y los derechos humanos, el Patriarca Ecuménico Bartolomeo figura entre los más importantes apóstoles de amor, paz y reconciliación para la humanidad del mundo, razón por la que el Congreso de los Estados Unidos le concedió su Medalla de Oro.

Otros ejemplos de contribuciones significativas de las iglesias ortodoxas bizantinas son la doctrina social planteada por la Iglesia Ortodoxa Rusa, la relación con el islam de la Iglesia Ortodoxa Griega de Antioquía, la labor sobre bioética de la Iglesia de Grecia, y la renovación y misión de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Albania tras décadas de persecución comunista.

El número de miembros de las iglesias ortodoxas (bizantinas) asciende a trescientos millones en todo el mundo. A excepción de Georgia y Bulgaria, que se retiraron en 1997 y 1998, y de Estonia, todas las iglesias ortodoxas (bizantinas) son miembros del Consejo Mundial de Iglesias.

XIV - Iglesias ortodoxas (orientales)

La familia ortodoxa oriental se compone de las iglesias etíope, copta, armenia, siria, india y eritrea. Desde un punto de vista histórico, se las ha conocido como no calcedonianas, anticalcedonianas o precalcedonianas, monofisitas, orientales antiguas o bizantinas menores. En la actualidad, el nombre aceptado por regla general es el de iglesias ortodoxas orientales. La mayoría de los miembros de estas iglesias vive en Etiopía, Egipto, Eritrea, Armenia, la India, Siria y el Líbano. También existen grandes comunidades de la diáspora en partes de Oriente Medio, Europa, Asia, América del Norte y del Sur, y Australia. Las iglesias ortodoxas orientales son iglesias antiguas que fueron fundadas en tiempos de los apóstoles, por ellos mismos o por sus primeros discípulos. Su posición doctrinal se fundamenta en las enseñanzas de los tres primeros concilios ecuménicos (Nicea 325, Constantinopla 381 y Éfeso 431). La escuela de pensamiento de Alejandría ha orientado y formado su reflexión teológica. Las enseñanzas de San Cirilo el Grande constituyen la base de su cristología. Se adscriben firmemente a la fórmula de San Cirilo de "una sola naturaleza del Verbo encarnado". Su teología es bíblica, litúrgica y patrística, y está plasmada en misticismo y espiritualidad.

Las iglesias ortodoxas orientales, junto con las de tradición bizantina u ortodoxas bizantinas, pertenecen a la familia más amplia de las iglesias ortodoxas. Los dos grupos no están en comunión entre sí. La ruptura, que marcó la primera división eclesial de la historia de la iglesia, se produjo en el año 451 en relación con la doctrina cristológica del Concilio de Calcedonia. A lo largo de los siglos, la confrontación y el distanciamiento, aunque también el diálogo y el acercamiento, han caracterizado las relaciones entre las iglesias ortodoxas orientales y las bizantinas. En 1985, tras dos décadas de reuniones extraoficiales, los dos grupos participaron en un diálogo teológico oficial que ha tenido como resultado acuerdos cristológicos. La principal cuestión pendiente es la recepción de estos acuerdos en las iglesias.

La historia y vida de las iglesias ortodoxas orientales ha estado marcada por la persecución y las masacres incesantes bajo las potencias bizantina, persa, musulmana y otomana. El sufrimiento ha tenido un profundo impacto en su vida, su testimonio, su teología y su espiritualidad. Sin embargo, esta vida de cruz no ha llevado a las iglesias a aislarse totalmente ni las ha vuelto introvertidas. A pesar de su sufrimiento continuo, estas iglesias se han sostenido mediante esfuerzos constantes de renovación. Bajo el imperativo de las nuevas realidades y las exigencias de los tiempos cambiantes, han sido capaces de desafiar el marcado tradicionalismo y estado de introspección que predominaron por algún tiempo debido a las circunstancias históricas. Aunque siguen prevaleciendo las antiguas tradiciones, un soplo fresco de vitalidad y creatividad está inundando estas iglesias, tanto en su patria como en la diáspora. Han reactivado considerablemente la vida monástica como una rica fuente de espiritualidad, evangelización y diaconía para clérigos y laicos, hombres y mujeres. También han reorganizado la educación teológica. Las catequesis dominicales se han convertido en centros de intensa actividad. Han sido creados movimientos juveniles y asociaciones de estudiantes. Los seminarios para el estudio de la Biblia, los cursos de formación cristiana de los laicos, el ayuno y las celebraciones diarias de los santos son expresiones vívidas de profunda espiritualidad y de proyección evangelística interna y externa que alimentan y construyen estas comunidades de fe. Son iglesias del pueblo, sin la dicotomía entre institución y comunidad. Todo el pueblo de Dios participa activamente en la vida y el testimonio de la iglesia.

En los primeros siglos, las iglesias ortodoxas orientales han desempeñado un papel fundamental en la expansión del cristianismo más allá de las fronteras del Imperio bizantino. La fe cristiana fue llevada de Alejandría al resto de África, de Armenia al norte, de Antioquía al Lejano Oriente. En los siglos posteriores, debido al cambio en las condiciones políticas y religiosas, las actividades misioneras se han dedicado principalmente a construir y sostener su propia comunidad. En el contexto actual de un mundo globalizado y sociedades pluralistas, las iglesias ortodoxas orientales son cada vez más conscientes de la necesidad de renovar las metodologías y formas de misión y evangelización.

Aunque las iglesias ortodoxas orientales han padecido en el Este cristiano los esfuerzos misioneros de Occidente, tanto por parte de católicos como de protestantes, se han tomado en serio el desafío ecuménico. Creen firmemente que es la voluntad del Señor que se reúnan con sus asociados ecuménicos, oren juntos e inicien un diálogo franco y crítico con ellos. El Consejo Mundial de Iglesias es, para ellos, el instrumento más inclusivo del movimiento ecuménico, el cual les provee de un marco global para relacionarse y cooperar con otras iglesias de manera cercana y significativa.

Tras siglos aisladas unas de otras, las iglesias ortodoxas orientales se reunieron finalmente en 1965 en Addis Abeba. En esta reunión histórica, los dirigentes eclesiásticos reafirmaron su pertenencia a una sola fe. Allí tomaron varias decisiones que, por muchas razones, no se han materializado por completo. El desafío sigue siendo dar más visibilidad y expresión tangible a la unidad de fe de las iglesias ortodoxas orientales. Entre las cuestiones que deben abordar juntas están la influencia del secularismo, el resurgimiento del fundamentalismo religioso y la creciente migración de los fieles desde las patrias hasta otros lugares del mundo. La familia ortodoxa oriental no cuenta con una institución organizada. Desde 1996, los líderes de las tres iglesias de Oriente Medio (copta, armenia y siria) han puesto en marcha un marco para las reuniones anuales, en las que debaten asuntos y preocupaciones comunes. Se han formado varios grupos de trabajo para asistir a los patriarcas en este proceso. Además del diálogo con los ortodoxos bizantinos, los ortodoxos orientales en cuanto familia también participan en un diálogo teológico con la Alianza Reformada Mundial, la Iglesia Católica y la Comunión Anglicana. Las iglesias ortodoxas orientales tienen mucho que compartir con otras iglesias. Han conservado un arraigado sentido de la historia y la tradición. Pueden hacer una contribución única a través de su tradición monástica, su espiritualidad oriental, su rica liturgia y su teología mística.

Las iglesias ortodoxas orientales representan unos sesenta millones de cristianos; todas ellas son miembros del Consejo Mundial de Iglesias.

XV - Iglesias pentecostales

El movimiento pentecostal incluye a un amplio número de denominaciones, iglesias independientes y organizaciones paraeclesiásticas que enfatizan la labor del Espíritu Santo en la vida de los creyentes cristianos. Surgió primero en Norteamérica a principios del siglo XX, cuando miembros del movimiento de santidad wesleyano comenzaron a hablar en lenguas, hecho que identificaron como la "evidencia bíblica" de que habían sido bautizados en el Espíritu Santo (Hechos 1:8, 2:1-4). Se decía que este bautismo en el Espíritu suministraba poder para vivir una vida "apostólica" y participar en un ministerio "apostólico" que incluía los carismas de 1 Corintios 12:8-10. El movimiento se ha autodenominado "fe apostólica", "Evangelio completo", "lluvia tardía" y "pentecostal". Uno de los primeros y más importantes centros de actividad en identificarse a sí mismo como "pentecostal" surgió bajo la dirección de un pastor afroamericano, William Joseph Seymour, y la Misión de la Fe Apostólica del número 312 de la calle Azusa en la ciudad de Los Ángeles de los Estados Unidos, en abril de 1906. A los dieciocho meses de su comienzo, la Misión de la calle Azusa había enviado muchísimos evangelistas, que atravesaron toda Norteamérica, y misioneros que ejercían el ministerio en Europa, Oriente Medio, África, Asia y México.

Los primeros pentecostales surgieron de sus raíces metodistas y del movimiento de santidad wesleyano, describiendo su entrada en la plenitud de la vida cristiana en tres etapas: conversión, santificación y bautismo en el Espíritu. Cada una de estas etapas era entendida, con frecuencia, como una experiencia de "crisis" diferente que era posible fechar. Otros pentecostales, provenientes de la tradición reformada o vinculados a las enseñanzas de Keswick sobre la vida cristiana más elevada, llegaron a ver la santificación no como una experiencia de crisis sino como una búsqueda continua. Este debate se tradujo en el primer gran cisma entre los primeros pentecostales. Grupos como la Iglesia de Dios en Cristo, la Iglesia de Dios (Cleveland, Tennessee, EUA) y la Iglesia de Santidad Pentecostal Internacional continuaron enseñando la primera posición, conocida como "santidad"; mientras otros grupos como las Asambleas de Dios y la Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular mantuvieron la última postura, llamada "trabajo terminado".

Un segundo gran cisma se produjo entre 1907 y 1916, en discusiones sobre la fórmula bautismal "apostólica". La mayoría de los pentecostales abogaron por la clásica fórmula trinitaria, mientras otros argüían a favor de la fórmula "en el nombre de Jesucristo" recogida en los Hechos de los Apóstoles (véase Hechos 2:38). Hacia 1916 se había formado un nuevo grupo de iglesias conocidas como "Iglesias de la Unicidad" o "del Nombre de Jesús". Entre ellas están las Asambleas Pentecostales del Mundo y la Iglesia Pentecostal Unida. Muchos de estos grupos aceptaron en última instancia una interpretación del Altísimo en términos que rayaban en una interpretación modal.

Los tres sectores del pentecostalismo -"santidad", "trabajo terminado" y "unicidad"- creen en la inminente venida de Jesucristo, y por ello están muy motivados para la labor evangelística y misionera. En consecuencia, el pentecostalismo está presente hoy en todas las regiones del mundo, y sigue creciendo. Es la mayor presencia cristiana no católica en América Latina. Ha crecido enormemente en toda África, con frecuencia dando origen a iglesias africanas independientes o indígenas. En Asia, el pentecostalismo es fuerte en lugares como Filipinas, Corea y la India, y entre la mayor parte de las "iglesias en casa" de China. Las mayores congregaciones pentecostales del mundo se encuentran en Seúl y Surabaya. En los comienzos del pentecostalismo, surgieron varias iglesias pentecostales autóctonas en Chile (1910) y otros lugares de América Latina que no estaban directamente influenciadas por los esfuerzos misioneros norteamericanos. Son estas iglesias las que han estado más abiertas al movimiento ecuménico. Algunas de ellas se hicieron miembros del CMI en los años sesenta, y un buen número se ha unido al Consejo Latinoamericano de Iglesias desde la creación de éste en 1982.

La mayoría de las iglesias pentecostales han optado por no participar en ninguna organización ecuménica. Esto viene, en parte, de su perspectiva restauracionista sobre la historia de la iglesia que considera que las iglesias existentes se han apartado de las intenciones de Dios al transigir y pecar. Otra razón es la manera en que muchas iglesias actuales han marginado y rechazado a los pentecostales cuando estos intentaban compartir sus testimonios sobre lo que Dios había hecho en sus vidas. Por consiguiente, el pensamiento sectario ha dominado gran parte del movimiento, que en muchos casos desarrolló una posición escatológica que temía el contacto ecuménico. En 1947, representantes pentecostales de todos los grupos excepto del de la unicidad se reunieron en Zúrich, Suiza, para una conferencia mundial pentecostal. Muchos líderes esperaban crear una organización para los pentecostales similar al Consejo Mundial de Iglesias, que por entonces tomaba forma. No pudieron hacerlo debido a los pentecostales de Escandinavia y el Brasil, firmemente centrados en la congregación. Desde entonces, los líderes pentecostales se han reunido en conferencias mundiales pentecostales donde un pequeño presídium ha debatido cuestiones de interés mutuo. En 2004, la Conferencia Mundial Pentecostal (PWC, por sus siglas en inglés) tomó formalmente el nombre de Fraternidad Mundial Pentecostal.

Durante la mayor parte del siglo XX, los pentecostales han tendido a identificarse con el movimiento evangélico y a unirse a sus estructuras. Más recientemente, han aparecido fraternidades, federaciones o consejos pentecostales en una serie de contextos nacionales y en algunas situaciones regionales. Los eruditos pentecostales han emprendido la tarea de crear un cuerpo de teología pentecostal.

El pentecostalismo ha sido capaz de satisfacer las necesidades de muchos de los marginados de la sociedad y la iglesia. Ha sido eficaz a la hora de llevar a las personas a una relación personal con Dios a través de Jesucristo, en el poder del Espíritu Santo. Alienta a sus miembros a compartir sus testimonios personales con otros, vivir sus vidas con miras a la "santidad", abrazar las buenas obras como parte de una vida "llena del Espíritu", estar abiertos al movimiento soberano del Espíritu Santo a través de carismas, señales y maravillas, y apoyar la labor de la iglesia mediante el pago habitual de diezmos. En los últimos años, algunos grupos pentecostales clásicos han comenzado a restar importancia al papel de hablar en lenguas como evidencia del bautismo en el Espíritu, aunque continúan valorándolo como un carisma legítimo del Espíritu. Algunas iglesias pentecostales han abrazado lo que se conoce como "teología de la prosperidad", proclamando que Dios desea el bienestar espiritual y físico (incluido el material) de su pueblo. Iglesias como la Iglesia Universal del Reino de Dios y la Iglesia Pentecostal Dios es Amor, que surgieron en los años ochenta en el Brasil, son controvertidas incluso para otras iglesias pentecostales por la medida en que enfatizan esta doctrina.

La aparición de la Asociación Nacional de Evangélicos de Estados Unidos y la Comunidad Evangélica Mundial (ahora Alianza) en los años cuarenta, el testimonio de las iglesias pentecostales latinoamericanas que se unieron al Consejo Mundial de Iglesias y, en especial, la labor pionera del pentecostal David du Plessis han provocado que los pentecostales estén abiertos a un contacto ecuménico limitado. Desde 1972, los pentecostales han estado en diálogo con el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Iglesia Católica. Desde 1993, han estado representados en las reuniones anuales de los secretarios de las comuniones cristianas mundiales. Un diálogo internacional entre los pentecostales y la Alianza Reformada Mundial fue establecido en 1995; y se emprendió otro diálogo entre los pentecostales y el Consejo Mundial de Iglesias a través del Grupo Consultivo Mixto autorizado en la Asamblea de Harare en 1998. Los pentecostales han iniciado un nuevo diálogo con miembros de la Federación Luterana Mundial en 2005.

Los grupos que participan en la renovación carismática y han seguido siendo miembros de sus denominaciones históricas han establecido frecuentemente relaciones positivas con las iglesias pentecostales clásicas más antiguas.

De manera similar, las iglesias de la llamada "tercera ola" (en buena parte, grupos carismáticos como La Viña) y muchos grupos "neoapostólicos" están vinculados al pentecostalismo clásico. Todos ellos comparten muchas cuestiones en materia de teología y experiencia. Según la World Christian Database (Base de datos cristiana mundial), el número de pentecostales clásicos asciende a 78 millones, los carismáticos suman 192 millones y los neocarismáticos, 318 millones.

XVI - Iglesias reformadas

Aunque el término reformado se ha utilizado en ocasiones para hacer alusión a todas las iglesias protestantes que han aceptado los principios de la Reforma, aquí se emplea conforme a su significado más preciso, es decir, para referirse específicamente a los órganos eclesiásticos que tienen raíces teológicas e históricas en la Reforma encabezada por suizos y franceses (Juan Calvino, Ulrich Zwingli, Bullinger, etc.). La suposición primordial de las iglesias reformadas es que Cristo resucitado es la única cabeza de la iglesia. Por lo tanto, no se hace hincapié en ninguna persona o grupo élite especial que haya recibido a través de la revelación directa o por la imposición de las manos poderes extraordinarios de autoridad. Las doctrinas están determinadas tradicionalmente por principios tales como la sola Escritura, la salvación por la gracia a través de la fe en Jesucristo, la soberanía de Dios y el llamado a ser agentes de transformación en el mundo. El culto es normalmente sencillo, metódico y digno, destacando la importancia de escuchar y predicar la Palabra de Dios. Son pocas las iglesias reformadas y presbiterianas que celebran cada semana la eucaristía; las celebraciones eucarísticas mensuales son más comunes. El nivel de educación necesario para convertirse en pastor presbiteriano o reformado es tradicionalmente elevado.

Por regla general, las iglesias reformadas se adhieren, con algunas variaciones, a una forma de sistema de gobierno eclesiástico en que la iglesia está encabezada por ancianos enseñantes (pastores ordenados) y ancianos o presbíteros dirigentes (personas laicas) organizados en distintas "cortes". Las cortes incluyen el nivel eclesiástico local (sesión o su equivalente), el nivel eclesiástico regional (presbiterio, classis o un título equivalente), el nivel regional o nacional más amplio (el sínodo) y el nivel nacional o de mayor autonomía (asamblea general o sínodo general). Los sínodos están compuestos por miembros de varios presbiterios dentro de un área amplia y en algunos casos constituyen el último órgano legislativo. Normalmente, la asamblea general o el sínodo general son el órgano legislativo y administrativo supremo. Los defensores de esta estructura de gobierno en los siglos XVI y XVII no la consideraban una innovación sino un redescubrimiento del modelo apostólico hallado en el Nuevo Testamento. Según Calvino, la Iglesia Primitiva tenía cuatro oficios diferentes: pastor, doctor o profesor, diácono y presbítero o anciano. Calvino reconocía, sin embargo, que podrían ser adoptados otros oficios.

La familia reformada tiene un amplio espectro. Cuenta con iglesias de la época de la Reforma histórica, que ahora comparten mucho con otros protestantes de la línea principal. Incluye iglesias de los movimientos pietista y de separación de los siglos XVIII y XIX, cuyo renovado compromiso con las Escrituras y los documentos confesionales reformados continúa influyendo en sus valores actuales. En el siglo XX, algunas iglesias también se vieron influenciadas por las tradiciones evangélica y pentecostal. En consecuencia, existen cuatro agrupaciones internacionales de la familia reformada.

XVII - Iglesias unidas y en vías de unión

Las iglesias unidas son las que han sido formadas mediante la fusión de dos o más iglesias distintas, de la misma confesión o de confesiones diferentes. Han surgido en los últimos dos siglos cuando las iglesias han intentado hacer totalmente visible la unidad dada a ellas en Cristo. En unión, las iglesias van más allá de la cooperación y la asociación hacia un nivel de responsabilidad mutua que solo puede expresarse adecuadamente en la vida dentro de una estructura eclesial única. Hoy en día, hay unas cincuenta iglesias unidas, que se encuentran en todas las regiones del mundo. Muchas de estas iglesias incorporadas fueron formadas por uniones anteriores, así que el número total de "acciones unificadoras" puede ser hasta ciento cincuenta.

Las iglesias en vías de unión son aquellas que actualmente participan en un proceso formal de unión. En este momento, un total de aproximadamente cuarenta iglesias toma parte en, al menos, quince procesos de este tipo en todo el mundo. En algunos casos, las iglesias que están de camino a la unión ya expresan la unidad dada a ellas en Cristo de manera parcial y provisional, por ejemplo, a través de acuerdos de asociación o programas de misión conjunta. Cabe recordar que algunas iglesias ya unidas se describen a sí mismas como iglesias "en vías de unión" (Uniting) para poner énfasis en su compromiso con una mayor unión (por ejemplo, la Iglesia Unida en Australia [en inglés, the Uniting Church in Australia], 1977)1.

Las iglesias unidas han tomado la oración de Cristo de que los cristianos sean uno (Juan 17:21) como un imperativo para la acción concreta en aras de la unidad. Han adoptado una "eclesiología kenótica" según la cual, las iglesias divididas de distintas confesiones están dispuestas a "perder" su antigua identidad a fin de "alzarse" juntas como una nueva iglesia unida. Son la forma más completa (aunque no la única posible) de "unión orgánica" (Segunda Conferencia Mundial de Fe y Constitución, Edimburgo, 1937) y la expresión más clara de las "iglesias locales verdaderamente unidas" previstas en la declaración sobre comunidad conciliar de la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Nairobi (1975).

Las iglesias unidas constituyen probablemente la familia de iglesias más diversa de todo el mundo. Con frecuencia, se identifican cinco tipos distintos. El primero corresponde a las primeras uniones que se realizaron entre iglesias reformadas y luteranas de Alemania, Austria y Checoslovaquia en el siglo XIX y principios del siglo XX (la antigua Unión Prusiana de 1817, posteriormente Iglesia Evangélica de la Unión, en Alemania). La segunda clase es la serie de uniones que congregaron a lo largo del siglo XX a varias combinaciones de presbiterianos, congregacionalistas, metodistas, discípulos de Cristo y otras iglesias "libres" en el Reino Unido, Australia, Canadá y los Estados Unidos (comenzando con la Iglesia Unida del Canadá, 1925).

El tercer tipo son las uniones entre las confesiones mencionadas anteriormente acaecidas en el hemisferio sur y el Caribe (la Iglesia de Cristo en Tailandia, 1934; la Iglesia Unida de Zambia, 1965; y la Iglesia Unida en Jamaica y las Islas Caimán, 1992). El cuarto son las uniones que incluyen iglesias anglicanas y, por consiguiente, estructuras de gobierno episcopales (comenzando con la Iglesia de la India Meridional, 1947, e incluyendo la unión más integral, la Iglesia de la India Septentrional, 1970, compuesta por iglesias anglicanas, bautistas, congregacionales, de los discípulos, de los hermanos, metodistas y presbiterianas). Hasta ahora, estas uniones se limitan al subcontinente indio.

La quinta clase corresponde a las uniones entre iglesias de la misma familia confesional (la Iglesia Presbiteriana [Estados Unidos de América], 1983). Aunque las uniones de este tipo no requieren superar diferencias teológicas importantes, las fuentes históricas, culturales y sociales de división hacen que frecuentemente el proceso de unión sea al menos igual de difícil que el de las iglesias de diferentes confesiones.

Más que por una estructura o una eclesiología uniforme, estas iglesias están vinculadas por su compromiso con la unidad visible -esto es, estructural así como espiritual- y por la misma experiencia de unión. La experiencia de integrar las interpretaciones y prácticas diferentes (a veces, aparentemente opuestas) que son aportadas a la unión determina su vida eclesiológica (por ejemplo, la Iglesia Reformada Unida del Reino Unido [1972/1983/2000] ha incorporado a su vida teológica y litúrgica tanto el bautismo "de niños" como el bautismo "de adultos").

Con frecuencia, las uniones de iglesias dan un importante testimonio teológico y social. Por ejemplo, las uniones del hemisferio sur han servido de vehículo importante para la indigenización de la iglesia, ya que varias iglesias fundadas por misiones y financiadas en buena parte desde el extranjero han dado paso a una única iglesia autónoma dirigida y financiada localmente. La Iglesia Presbiteriana Unida en África Austral dio un testimonio diferente al unir a una iglesia predominantemente blanca con una iglesia negra en el contexto de Sudáfrica justo después del apartheid.

Por el momento, las iglesias unidas y en vías de unión no han formado su propia comunión cristiana mundial, al no querer convertirse en "otra denominación más" y quizá temiendo que ese paso disminuya su afán de más unión. La Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias ha hecho las veces de punto de referencia común de estas iglesias, a petición suya, organizando una serie de consultas internacionales de las iglesias unidas y en vías de unión y publicando a intervalos regulares Survey of Church Union Negotiations (Estudio de las negociaciones de unión entre las iglesias).

Muchas iglesias unidas han mantenido contactos con las alianzas confesionales mundiales de las iglesias que las constituyen. De las comuniones mundiales, el Consejo Consultivo Ecuménico de los Discípulos y la Alianza Reformada Mundial han animado a sus iglesias miembros a participar en nuevas uniones. Ellos, y el Consejo Consultivo Anglicano, han mantenido contactos continuos con las iglesias unidas que incorporan respectivamente grupos de discípulos, de reformados y congregacionales, o de anglicanos.

Los problemas a que se enfrentan las iglesias unidas y en vías de unión hoy en día, tal y como se analizaron en su consulta internacional más reciente, incluyen
  1. la naturaleza de la unión (¿qué grado de acuerdo en cuestiones de teología y práctica es esencial para la unión?, ¿qué tipo de organización será más útil para la nueva iglesia unida?),
  2. el imperativo de la misión (¿cómo garantizar que la unión sirve para la misión de la iglesia en el mundo, más que simplemente para garantizar la supervivencia de la iglesia?), y
  3. la cuestión de identidad (¿cuál es la identidad distintiva de estas iglesias?, ¿cómo pueden relacionarse de forma eficaz unas con otras, con sus iglesias "matriz" y sus comuniones mundiales, con otras iglesias y con el movimiento ecuménico?).
Además, varios procesos de unión actuales (en Sudáfrica, Gales, los Estados Unidos) incluyen iglesias anglicanas o episcopalianas y, por ello, afrontan la cuestión de la gobernanza episcopal. En los Estados Unidos, el tema del racismo es crucial en las Iglesias Unidas en Cristo (desde 2002, las sucesoras del Consejo para la Unidad de los Cristianos) compuestas por diez miembros.

Con su compromiso de hacer totalmente visible la unidad y su experiencia práctica de la unión, las iglesias unidas y en vías de unión siguen haciendo una contribución distintiva e importante al movimiento ecuménico.

N. d. T.: En general, los nombres de las iglesias unidas (united) y en vías de unión (uniting) se traducen al español como "iglesias unidas", por lo que es difícil apreciar en este idioma la diferencia señalada en el texto.

XVIII - Iglesias viejas católicas

Las viejas católicas son un grupo de iglesias nacionales que se separaron de Roma en diferentes momentos. El término "viejo católico" fue adoptado con el significado de catolicismo original. Los cristianos viejos católicos se componen de tres sectores:
  1. la Iglesia de Utrecht que se originó en 1724 cuando su capítulo mantuvo su antiguo derecho a elegir al Arzobispo de Utrecht, con la oposición de Roma;
  2. las iglesias viejas católicas alemanas, austriacas y suizas que se negaron a aceptar los dogmas de la infalibilidad y la jurisdicción ordinaria universal del papa, tal y como los define el Concilio Vaticano de 1870;
  3. grupos más pequeños de origen eslavo. Los movimientos eclesiásticos nacionales de los polacos en los Estados Unidos (1987) y de los croatas (1924) han tenido como resultado la fundación de la Iglesia Nacional Polaca en los Estados Unidos y en Polonia, y de la Iglesia Vieja Católica de Croacia. Lamentablemente, la Iglesia Nacional Polaca de los Estados Unidos de América y el Canadá abandonó la Unión de Utrecht en 2003. En la Conferencia Internacional de Obispos Viejos Católicos, sus obispos no pudieron ponerse de acuerdo con la mayoría, que estaba a favor de la admisión de las mujeres en el ministerio apostólico. La Iglesia Filipina Independiente estableció la comunión sacramental con los viejos católicos en 1965.
La base doctrinal de las iglesias viejas católicas es la Declaración de Utrecht (1889). Los viejos católicos reconocen los mismos siete concilios ecuménicos que las iglesias ortodoxas bizantinas, y las doctrinas aceptadas por la iglesia antes del Gran Cisma de 1054. Admiten siete sacramentos y reconocen la sucesión apostólica. También creen en la presencia real en la eucaristía, pero niegan la transustanciación, prohíben las misas privadas y permiten recibir la eucaristía bajo una o las dos especies sacramentales. Las iglesias viejas católicas tienen una estructura episcopal-sinodal. Los obispos, al igual que el resto del clero, tienen permitido casarse. Todos los oficios religiosos se celebran en la lengua vernácula. Desde 1996, el triple ministerio apostólico está abierto a las mujeres. Los anglicanos han mantenido una relación estrecha con los viejos católicos desde el principio; en 1874, participaron en una conferencia internacional de teólogos convocada en Bonn por los viejos católicos para abordar la reunión de las iglesias fuera de Roma. Los viejos católicos reconocieron las ordenaciones anglicanas en 1925. Desde el año 1931, han estado en plena comunión con la Iglesia de Inglaterra primero, y más tarde con todas las iglesias de la Comunión Anglicana. El Arzobispo de Canterbury tiene un representante permanente en la Conferencia Internacional de Obispos Viejos Católicos.

Se han celebrado diálogos entre viejos católicos y ortodoxos desde 1931. En 1987, se alcanzó un acuerdo sobre cuestiones teológicas y eclesiológicas de suma importancia. Una comisión conjunta con el Patriarcado Ecuménico se encarga de la implementación de ese acuerdo dentro de las iglesias. Desde el Concilio Vaticano II, las iglesias viejas católicas han mantenido conversaciones con la Iglesia Católica Romana. Tanto a nivel nacional como internacional, se emprendieron varias iniciativas para tratar los principales temas eclesiológicos sobre los que las dos familias de iglesias católicas mantienen diferentes posturas.

IX - La Iglesia Asiria

La Iglesia Asiria fue una de las primeras en separarse de la comunión con la Iglesia Católica. Sus orígenes se remontan a la Sede de Seleucia-Ctesifonte, que se supone fue fundada por el Apóstol Santo Tomás, así como por San Mari y San Addai, según se afirma en la Doctrina de Addai. Se denomina a veces a esta iglesia como "Iglesia Nestoriana", "Iglesia Siria" o "Iglesia Persa".

Se la denomina también, de forma inexacta, con varios otros nombres. Entre ellos, el de Iglesia Ortodoxa Asiria, nombre que ha provocado el malentendido de que forma parte de la comunidad ortodoxa oriental. La misma iglesia siria no utiliza la palabra "Ortodoxa" en ninguno de sus rituales ni en su correspondencia oficial, como tampoco utiliza ninguna otra palabra que pueda traducirse como "fe correcta" o "doctrina correcta", que sería la traducción aproximada de la palabra ortodoxa. En la India, se la conoce como la Iglesia Siria Caldea. En Occidente recibe frecuentemente el nombre de Iglesia Nestoriana, si bien la iglesia misma considera peyorativo este término. La iglesia declara que ninguna otra iglesia ha padecido tantos martirios como la Iglesia Asiria de Oriente.

La Iglesia Asiria es la iglesia cristiana original de lo que fue el Imperio Parto, al este de Irak e Irán. Geográficamente se extendió en el período medieval hasta China e India. En un monumento encontrado en Xi'an (Hsi-an), capital de China en el período Tang (originalmente Chang'an), se describen en chino y siríaco las actividades de la iglesia en los siglos VII y VIII, mientras que, un milenio más tarde, un monje chino vino de Beijing a Paris y a Roma para pedir una alianza con los mongoles contra los mamelucos. Antes de la llegada de los portugueses a la India en 1498, la Iglesia Asiria proporcionó obispos "Sirios Orientales" a los cristianos de Santo Tomás. El Patriarca Timoteo I (780-820/23) escribió acerca de una gran comunidad cristiana en el Tibet.

FUENTE:
https://www.oikoumene.org/


AGENDA – PRÓXIMOS ACTOS

HOY DOMINGO 25 AGOSTO 2024

17’30 horas

Oración por la Unidad de los Cristianos
Parroquia de la Asunción. Franklin, 2176 FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

18’30 horas

Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)


26 agosto 2024

KRISHNA JANMASHTAMI

26 agosto 2024 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

26 agosto 2024 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

27 agosto 2024 – 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

27 agosto 2024 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

28 agosto 2024

FIESTA DE SAN AGUSTÍN

28 agosto 2024 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

28 agosto 2024 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

29 agosto 2024

MARTIRIO DE JUAN EL BAUTISTA

30 agosto 2024 – 20’30 horas

Oración con los salmos
Iglesia parroquial de San Pedro (La Sede de Égara), plaza del Rector Homs, s/n.
TERRASSA (Barcelona)

30 agosto 2024 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

30 agosto 2024 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

31 agosto 2024

PARYUSHANA PARVA

31 agosto 2024 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

31 agosto 2024 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)




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