¿Es posible la integración de los musulmanes en Occidente?
por Qamar Fazal
CLAVE:
- "Las religiones tienen el deber de atraer la atención de la legislatura a los temas morales. No es necesario que toda la legislación esté dispuesta bajo la jurisdicción de las religiones"
“Bendito sea Aquel a Quién pertenece el reino de los cielos y de la tierra y todo cuanto hay entre ellos, pues en Él está el conocimiento de la Hora y a Él seréis devueltos” (43:86).
El versículo coránico anteriormente citado demuestra, pues, que todos los imperios y reinos y todos los instrumentos de mando del hombre sobre el hombre y los animales inferiores son depósitos colocados en sus manos con vistas al mutuo provecho de todos. Por lo tanto, nadie ha de pretender obrar cual si fuese el dueño absoluto, porque la propiedad y el dominio verdaderos sobre todo y sobre todos descansa únicamente en Dios; los demás, en sus respectivas esferas, no son más que depositarios, responsables ante Dios, de la forma en que hacen uso de la confianza a ellos otorgada.
Preceptos islámicos para los que ejercen la autoridad.
De acuerdo con la doctrina islámica, sólo son gobernantes, en el verdadero y loable sentido, aquellos que proporcionan paz a su pueblo y un sentido de seguridad: los que fortalecen las raíces económicas de la sociedad; los que no derrochan los efectivos humanos, y demás recursos del país en guerras de agresión innecesarias, sino que, en cambio, concentran sus esfuerzos para mejorar las condiciones de vida del pueblo.
Lealtades divididas entre el estado y la religión.
Según el Islam, no hay contradicción entre la Palabra de Dios y la Acción de Dios. No hay choque entre lealtad al estado propio y a la religión en el Islam.
Durante el notorio asunto de Salman Rushdie, los musulmanes de Gran Bretaña y muchas partes de Europa se enfrentaron a este problema, al ser acusados de poseer lealtades divididas. Aunque su intensidad no llegó al rojo vivo, el fuerte daño que supuso para las relaciones intercomunitarias, no debe subestimarse.
¿Debiera tener la religión tener autoridad legislativa exclusiva?
Jesús, la paz sea con él, dio su histórica réplica a los fariseos:
"Pues lo que es del César devolvédselo al César, y lo que es de Dios, a Dios". (Mateo 22,21)
La religión y el modo de gobierno son dos de las muchas ruedas del vagón de la sociedad. Es, en realidad, irrelevante que haya dos, cuatro u ocho ruedas mientras que mantengan la orientación correcta y giren dentro de sus órbitas. No puede haber problemas de conflicto mutuo o confrontación. Sería simplificar demasiado el tema, concebir que no hay un punto de encuentro o una base común que compartan la religión y el estado. Desde luego que se solapan, aunque sólo en un espíritu mutuo de cooperación. No hay intención de monopolizar.
En lo que se refiere al Islam, no debería existir tal problema porque el principio definitivo y firme propuesto por el Islam a este respecto es el principio de la justicia absoluta.
Este punto tan fundamental en la comprensión del concepto islámico de modo de gobierno es poco comprendido, si es que lo es, por los pensadores políticos del Islam. Se equivocan al hacer una distinción entre la aplicación de la ley común relativa a los crímenes que son de naturaleza universal y sin ningún soporte religioso, y los crímenes que son específicos de ciertos preceptos de esa religión. Por lo tanto, sólo los partidarios de tales religiones son susceptibles de acusación.
Las religiones tienen el deber de atraer la atención de la legislatura a los temas morales. No es necesario que toda la legislación esté dispuesta bajo la jurisdicción de las religiones.
Si el Islam estuviera de acuerdo con la cuestión de un gobierno musulmán en países donde los musulmanes son mayoría, entonces por la misma regla de justicia absoluta, el Islam debe conceder el derecho a otros gobiernos, de gobernar a sus países de acuerdo a los dictados de la religión de la mayoría.
A la vista de estos argumentos y del concepto primordial de que no ha de existir coacción en los temas de fe, la religión no necesita ser la autoridad legislativa predominante en los asuntos políticos de un estado.
De la misma manera, según el Islam, por lo tanto, ni la religión tiene derecho a interferir en áreas exclusivas del estado, ni el estado tiene derecho a interferir en áreas comúnmente compartidas. Desgraciadamente, existe la tendencia en muchos estados seglares a extender, en ocasiones, el dominio de secularización más allá de sus fronteras naturales, como ocurre con el hiyab de las mujeres musulmanas que viven en Occidente.
La integración de los musulmanes en las democracias occidentales.
“Y quienes respetan sus depósitos y sus pactos, … estos estarán en los jardines debidamente honrados.” (70: 33 y 36)
En este contexto, una pregunta que puede surgir es que ya que los musulmanes declaran que Dios y su religión tienen la máxima importancia para ellos, ¿podría estar dispuesto a sacrificar su compromiso con la fe con las obligaciones democráticas de los países occidentales donde viven en determinadas ocasiones?
“¡Oh vosotros, los que creéis! Obedeced a Al-lah y a Su Mensajero y a los que tienen autoridad sobre vosotros. Y si disputáis respecto a cualquier asunto, sometedlo a Al-lah y al Mensajero, si sois creyentes en Al-lah y en el Último Día. Esto es al final lo mejor y más recomendable.” (4:60)
El Santo Profeta Muhammad (sa) enseñó que "el amor a la propia patria forma parte de la fe". Así pues, el patriotismo verdadero es un requisito del Islam. Para amar verdaderamente a Dios y al Islam es preciso que una persona ame a su propia patria..
Según las enseñanzas islámicas, Dios Todopoderoso ha prohibido cualquier tipo de traición o rebelión, tanto si son en contra de la propia nación o en contra del gobierno; y esto es así porque la rebelión o los actos contra el Estado suponen una amenaza para la paz y la seguridad del país. Teniendo todo esto en cuenta, la lealtad hacía la patria requiere que un individuo muestre paciencia y moralidad, y obedecer las leyes de la nación.
(2:206). “Y a Al-lah no le agrada el desorden”.
En términos generales, en la era actual, la mayoría de los gobiernos son elegidos democráticamente. Por lo tanto, si un grupo de personas quiere cambiar un gobierno debe hacerlo siguiendo el proceso democrático correcto. Debe hacerse oír votando en las urnas. De hecho, el Islam enseña que el derecho a votar de un individuo debe ser ejercido con sentido de lealtad y amor hacia la patria. El voto de una persona ha de tener en cuenta el beneficio del país, eligiendo representantes que realmente sean merecedores de tal elección, como mencionamos en el principio del artículo.
Otra cuestión que surge a menudo es si los musulmanes deberían alistarse en las fuerzas militares de los países occidentales, y si se les permitiera alistarse ¿podrían tomar parte en ataques militares contra países musulmanes? La actuación militar debe tener lugar para establecer la paz y no para conseguir objetivos o intereses inconfesables.
A los musulmanes que viven en estos países no musulmanes se les puede permitir alistarse en el ejército e impedir la crueldad en otros países. Allí donde tales circunstancias verdaderamente existan, los soldados musulmanes deben luchar sin importar de qué ejército occidental formen parte, siguiendo las órdenes y luchando si así se les ordena para establecer la paz. Sin embargo, si las fuerzas armadas de un país reciben órdenes de atacar a otro país injustamente, convirtiéndose de este modo en opresores, el musulmán tiene la opción de abandonar el ejército, porque de no hacerlo estaría implicándose en actos de crueldad. Tomar esta decisión no implica que sea desleal a su patria. De hecho, en tales circunstancias, la lealtad a su patria exigiría de él dar este paso, aconsejando, además, a las autoridades de su país que no caigan en el mismo pozo en el que caen aquellos gobiernos y naciones injustas que actúan de forma cruel. Sin embargo, si alistarse en ejercito es obligatorio y no hay forma de abandonarlo, y se tienen dudas de conciencia, entonces el musulmán debe abandonar dicho país, pero sin alzar su voz de protesta contra las leyes establecidas en dicho lugar.
La esencia de las enseñanzas del Islam es que debemos extender la paz, en la medida en que el Santo Profeta (la paz sea con él) ha definido a un musulmán como la persona de cuyos actos físicos o verbales todos los demás están a salvo.
Con el fin de integrarse en sus sociedades locales y desarrollar el respeto mutuo, a los musulmanes se les enseña que deben tratar de aprender todos los aspectos positivos de cada sociedad, cada región, cada ciudad y cada país. No es suficiente sólo aprender sobre estos valores, sino que, además, los musulmanes deben esforzarse por adoptarlos en sus propias vidas. Esta guía es la que verdaderamente inculca la unidad, y el espíritu de confianza y de amor mutuo. En efecto, ¿quién puede ser más amante de la paz que un verdadero creyente, que además de cumplir con las exigencias de su fe, trata también de adoptar todos los aspectos positivos de su sociedad o de cualquier otra? ¿Quién puede difundir la paz y la seguridad mejor que él?
Nos sentimos bastante sorprendidos y entristecidos cuando escuchamos que en algunas partes de España hay personas que dicen que ni los musulmanes ni el Islam pueden integrarse en la sociedad española. Es verdad, ciertamente, que el Islam que representan los extremistas o los terroristas no tiene la capacidad de integrarse con ningún país o sociedad, y no sólo con España. Ciertamente llegará un momento en que se levantarán voces de oposición a tales ideologías extremistas, incluso en los países musulmanes. Sin embargo, el verdadero Islam, el que nos inculcó el Santo Profeta Muhammad (la paz sea con él), siempre atraerá a la gente sincera y decente.
El Islam, además, enseña que se deben respetar y cuidar los sentimientos de los demás. Esto incluye los sentimientos religiosos y los sentimientos ajenos en relación con las cuestiones sociales en general.
Otra alegación que se hace habitualmente en contra del Islam, es que no trata a las mujeres de una manera justa o con igualdad. Sin embargo, esta alegación carece de fundamento y justificación.
El Islam ha conferido a las mujeres dignidad y honor. Les voy a proponer un par de ejemplos: el Islam dio a la mujer el derecho a divorciarse de su esposo por mal comportamiento en un tiempo en que las mujeres eran consideradas una mera posesión o un bien. Paradójicamente, este derecho a favor de las mujeres no se estableció en el mundo desarrollado hasta el siglo pasado. Por otra parte, el Islam dio a las mujeres el derecho a la herencia en un período en que se consideraba que la mujer no tenía ningún estatus o valor. Este derecho sólo se ha otorgado a las mujeres de Europa en tiempos relativamente recientes.
El Islam a su vez, también confiere derechos a los vecinos. El Corán da orientaciones detalladas sobre quién es tu vecino y cuáles son sus derechos. En el concepto de vecindad incluye a quien se sienta a tu lado, a las casas cercanas, abarcando a aquellos a los que conoces y también a los que no conoces alcanzando hasta las cuarenta casas que rodean a la tuya. También se incluyen como vecinos a aquellos con los que se viaja, por lo que se recomienda cuidar de su bienestar.
No deben considerar que las enseñanzas del Islam supongan una amenaza o sean peligrosas para España o para ningún otro país, así como tampoco les debe preocupar sobre si un musulmán puede o no integrarse en la sociedad española. Como ya he dicho antes, un rasgo distintivo del Islam es que enseña a los musulmanes a adoptar todas las cosas buenas, y no cabe duda de que los musulmanes puedan integrarse y vivir dentro de cualquier sociedad. Si alguien actuara en contra de este mandamiento, sería sólo un musulmán de nombre, y no un seguidor de las verdaderas enseñanzas del Islam.
Qamar Fazal.
Portavoz de la Comunidad Musulmana Ahmadía en España
FUENTE
https://www.religiondigital.org/
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