El diálogo interreligioso como experiencia espiritual
CLAVE:
- «La verdad es una pura relación espiritual que se produce serenamente entre dos interlocutores a través de la comprensión, haciendo que el Extraño se convierta en Huésped». (Louis Massignon)
Llevamos suficiente camino recorrido para darnos cuenta de que el diálogo interreligioso no es una estrategia para sobrevivir en tiempos de forzada pluralidad, sino que se trata de una actitud existencial que implica a toda la persona, lo abarca todo e incluye los más diversos ámbitos. El diálogo interreligioso es, en sí mismo, una experiencia religiosa y una llamada a la conversión. Conlleva obligarse a sí mismo a estar dispuesto a cambiar de punto de vista, de comportamiento e incluso de convicción, lo cual significa una lucha contra uno mismo. No se trata de una dialéctica donde la batalla verbal pretende vencer o convencer al contrario, sino de crecer conjuntamente a través de una palabra compartida, escuchada y profundizada gracias al intercambio de seres humanos en busca del Absoluto y de mayor humanidad. Cada grado de ascenso en el diálogo es conquistado y compartido paso a paso, escalón por escalón. Se trata de impulsar una nueva conciencia sin ego donde las identidades no estén bloqueadas ni blindadas sino que sean relaciónales, atentas a dejar espacio al otro. Solo desde esta disposición podremos llegar a comprender otros caminos que también conducen al Misterio o, al menos, vislumbrar desde qué profundidad nos hablan. No tenemos acceso a ellos desde fuera sino que tenemos que ser recibidos. Seyyed Hossein Nasr, un sufí iraní contemporáneo, dice:
«Tolerar otra religión supone, en el fondo, creer que es falsa pero sin embargo aceptar su presencia, similar a como se tolera el dolor cuando es inevitable, pero prefiriendo que no existiera. Por el contrario, comprender otra religión en profundidad no consiste simplemente en analizar sus manifestaciones históricas o sus formulaciones teológicas y entonces tolerarlas, sino más bien en llegar a captar, al menos por anticipación intelectual, las verdades internas a partir de las cuales se generan todas sus manifestaciones externas. Significa ser capaz de ir de los fenómenos de una tradición a sus noúmenos, de las formas a las esencias, donde reside la verdad de todas las religiones y donde solo pueden ser verdaderamente entendidas y aceptadas." Seyyed Hossein NASR, Sufismo vivo, Herder, Barcelona, 1985, 44.
PUBLICADO EN:
BOLETÍN DE “NOTICIAS Y COMUNICACIONES”
Nº 298– 20 de JULIO de 2021
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld
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