Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

jueves, 21 de mayo de 2020

PERFIL DE UNA COMUNIDAD CRISTIANA A PARTIR DE HECHOS

PERFIL DE UNA COMUNIDAD CRISTIANA A PARTIR DE LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES 2, 36-47

Hechos 2,36-47 Versión BTI o La Palabra 

36 Por consiguiente, sepa con seguridad todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús a quien vosotros habéis crucificado.
Los primeros convertidos
37 Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:
— ¿Qué debemos hacer, hermanos?
38 Pedro les contestó:
— Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo. 39 Porque la promesa os corresponde a vosotros y a vuestros hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios.
40 Con estas y otras muchas razones los instaba y animaba, diciendo:
— Poneos a salvo de este mundo corrupto.
41 Los que aceptaron con agrado la invitación se bautizaron, y aquel día se unieron a los apóstoles alrededor de tres mil personas.
Vida de la primera comunidad cristiana
42 Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartir lo que tenían, de partir el pan y de participar en la oración. 43 Todo el mundo estaba impresionado a la vista de los numerosos prodigios y señales realizados por los apóstoles. 44 En cuanto a los creyentes, vivían todos de mutuo acuerdo y todo lo compartían. 45 Hasta vendían las propiedades y bienes, y repartían el dinero entre todos según la necesidad de cada cual. 46 A diario acudían al Templo con constancia y en íntima armonía, en familia partían el pan y compartían juntos el alimento con sencillez y alegría sinceras. 47 Alababan a Dios, y toda la gente los miraba con simpatía. Por su parte, el Señor aumentaba cada día el grupo de los que estaban en camino de salvación.

El taller de lectio divina “Palabra y Vida”, -acompañado por sor Carmen-, quiere compartir, con los lectores del Blog "Todos juntos" del Equipo Ecuménico Sabiñánigo esta sencilla reflexión -fruto de la lectio- con el deseo de animarnos a formar comunidades a imagen de la comunidad que nos propone este texto de los Hechos de los Apóstoles. 


Perfil de una comunidad cristiana, a partir de Hechos 

La primera comunidad cristiana. 

Esta comunidad está formada por un grupo de personas convertidas, que han abrazado la fe predicada por los Apóstoles. La conversión les ha llevado al bautismo, el cual reciben en el nombre de Jesucristo. Y, Dios, a su vez, les otorga como don, el Espíritu Santo. Es una comunidad que está en camino de salvación, lejos de creerse que ya han llegado, y que ya está salvada. Es a partir de la experiencia, del don del Espíritu, que la comunidad se va construyendo con unas características propias: 

1). Una comunidad que se sabe heredera de una promesa, que no solamente le corresponde a ella sola, sino también a sus hijos y a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor. 

2). Una comunidad, abierta, a la universalidad de razas pueblos y naciones; llamada a la acogida y la evangelización, al anuncio de Jesucristo al mundo entero. 

3). Podemos decir que la constancia es una de las características de esta comunidad (constante, constancia). Sin la cual no podemos avanzar en el camino de la salvación. 

4). El compartir/repartir tiene una gran fuerza: “compartían en familia, con sencillez y alegría sincera” (v. 46). 

5). La oración, -expresada de distintas maneras-, tiene un lugar importante en la comunidad: partían el pan, es decir, en lenguaje actual: celebraban la eucaristía, a diario acudían al templo, con constancia e íntima armonía, estaban unidos y juntos alababan a Dios. En esta comunidad vemos la importancia que le dan a la oración comunitaria y a la unidad. Esto indica la expresión de una comunidad viva y fraterna. 

6). Vivían en mutuo acuerdo, todo lo compartían, lo que tenían lo ponían en común. Esta experiencia es la que vivimos en la vida monástica: todo se pone en común, no solamente el tener, sino el ser, el saber y el hacer, es decir los dones que Dios te ha dado para el servicio del bien comunitario y de la evangelización. 

7). La armonía y unidad elementos esenciales: vivían en un mutuo acuerdo. Testimonio evangélico de unidad. 

8). La escucha de las enseñanzas de los Apóstoles. Es una comunidad que se forma y se deja enseñar por los Apóstoles. 

9). Es una comunidad que tiene cierto atractivo, “arrastre”, capacidad de convocatoria. Pues dice el texto: “Toda la gente los miraba con simpatía” (v. 47). 

10). Y como respuesta a su manera de vivir y actuar, reciben la bendición de Dios con el “aumento” y “crecimiento” de la comunidad. 

11). Es una comunidad que se pone “a salvo de este mundo corrupto” (v. 40), para vivir de otra manera. “Padre no te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn 17,15). 

La manera de vivir y el dinamismo de esta comunidad, nos lleva a reflexionar y profundizar en nuestras comunidades eclesiales, parroquiales y también religiosas. Y, por supuesto, en nuestro propio compromiso bautismal. ¿Por qué nuestras comunidades en lugar de crecer disminuyen? 

Ante esta visión de las primeras comunidades: 

- ¿Cuál es nuestro reto? 
- ¿Qué hago yo para formar comunidad de fe y de celebración? 

Más que nunca necesitamos de la comunidad para vivir la fe, en nuestros días es difícil de vivir la fe en solitario. Urge crear comunidades vivas donde se pueda celebrar, orar, compartir y festejar. El sentido festivo es importante para las comunidades. La unidad y la alegría son dos valores que por ellos mismos atraen y evangeliza. Estamos llamados a formar pequeñas comunidades de vida donde podamos vivir la fe con gozo y entusiasmo y, tal vez, de esta manera seamos fermento en la masa, testigos vivos de Cristo resucitado. 

La situación que hemos vivido y estamos viviendo de distanciamiento a causa de la Coronavirus, nos ha llevado a comprender la necesidad de la comunidad para la celebración de la fe. Es verdad que han surgido iniciativas pastorales muy interesante, parroquias virtuales etc, pero necesitamos el encuentro, la presencia de la fraternidad, la celebración juntos. Que esta experiencia vivida despierte en nosotros el deseo de crear comunidades de fe al ejemplo de los apóstoles y los primeros cristianos y sepamos atraer a tantas personas que caminan un poco a tientas, sin saber muy bien elegir el camino que les acerque a la comunidad, a Jesús. 

Sor Carmen Herrero 





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