Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

martes, 12 de marzo de 2019

EN MEMORIA DE MARIANO PERRÓN

Una triste noticia nos ha invadido en estos días, el pasado 6 de marzo falleció Mariano Perrón, quien fue Delegado de Ecumenismo en Madrid y con quien miembros del EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO manteníamos verdaderos lazos de fraternidad y amistad, con un gran bagaje, con la mochila bien repleta ha marchado ya a la casa del Padre, ahora disfrutará ya del Señor y seguro que nos seguirá echando una mano a todos los comprometidos en esto del Ecumenismo. Gracias Mariano por tu presencia, por tu trabajo, por toda tu trayectoria.

Como obituario qué mejor que un artículo de José Luis Díez Moreno, quien fue Director de "Pastoral Ecuménica", que lo conoció muy bien y trabajó estrechamente con Mariano Perrón.

Una de las últimas fotografías de Mariano Perrón, unos días antes de su fallecimiento 
en la concelebración de una Misa por el rito Hispano mozárabe




FALLECIMIENTO DEL SEGUNDO DELEGADO DIOCESANO DE ECUMENISMO DE MADRID

por José Luis Díez Moreno


El P. Mariano Perrón Bernaldo de Quirós, Delegado de Ecumenismo de la Archidiócesis de Madrid durante 38 años ( 1975 – 2011 ), falleció a los 72 años de edad en la tarde del miércoles 6 de marzo pasado en un hospital de la ciudad. La enfermedad ha sido larga, aunque ocho días antes pudo concelebrar la misa en rito mozárabe en la parroquia de La Concepción.

Sucesor de D. Manuel Gesteira Garza, primer Delegado, tuvo la oportunidad de conocer y trabajar con aquellos excepcionales ecumenistas de los primeros años de este movimiento en varias Iglesias, principalmente en Madrid pero también en Salamanca y Barcelona. Muy apoyado por el Secretariado de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Española, dirigida entonces por D. Julián García Hernando ( 1966 – 1999 ) y a pleno rendimiento, supo acertadamente encaminar aquellas chispeantes actividades ecuménicas del principio en un realista y sosegado movimiento ecuménico al que se dedicó sin tregua, si bien silenciosamente. 

Moderando una ponencia en un Congreso Nacional
de Ecumenismo en 2012
Dominaba perfectamente el inglés por lo que desde muy joven hasta su jubilación fue profesor de este idioma en la Escuela de Ingenieros Industriales . Ello le brindó la ocasión de pasar todos los veranos dos meses colaborando pastoralmente en la Catedral de San Patricio y posteriormente en una parroquia de la misma ciudad. Comenzó a colaborar con Sociedades Bíblicas, asociación internacional para la traducción de la Biblia, y a lo largo de años escribía sabrosos comentarios sobre la Lectio Divina, distribuídos por varios países. Además de su pertenencia a otras instituciones era miembro de la hermandad Hispano–Mozárabe “Gothia” y concelebraba con frecuencia la misa en este rito. 

En estas casi cuatro décadas se encontró con la masiva llegada a España y Madrid de miles de ortodoxos de distintas Iglesias, con la instalación de nuevos obispos de ellas y la bendición de terrenos y sus respectivos templos y Catedrales; observó el decrecimiento de algunas Iglesias evangélicas por efecto de la creciente descristianización y el envejecimiento de sus miembros; contempló la creciente influencia de las Iglesias pentecostales y la apertura en las calles madrileñas de muchas pequeñas capillas de grupos evangélicos llegados de Hispanoamérica. Esto y otras muchas causas fueron configurando un ecumenismo cada día más complejo entre nosotros. 

Entre tantos proyectos y desvelos uno no le abandonó jamás y constituyó parte fundamental de su éxito en el campo de sus relaciones ecuménicas interconfesionales: acudir siempre a lugares no católicos donde era invitado o se celebraba algún culto, conferencia o acontecimiento importante y procurar por todos los medios a su alcance la presencia de Iglesias no católicas en actos de la Iglesia católica. Lo primero le exigió un quehacer contínuo pero nunca faltó a reuniones, diálogos, cultos, bendiciones y consagraciones de terrenos, iglesias o Catedrales, ni a entronización de obispos no católicos o la recepción de nuevos pastores. Incluso participaba en acontecimientos familiares de unos u otros. 

Lo segundo, lograr la asistencia de no católicos a actos católicos, requirió de él un gran empeño, estar siempre al tanto de estas ocasiones y a veces mantener fuertes discrepancias con algunos eclesiásticos. Año tras año logró, con la colaboración de otras muchas Iglesias , la segura implantación de las Semanas de la Unidad, celebradas en templos de casi todas las confesiones, incluso en la Catedral de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE), en la Ortodoxa del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y durante años del Cardenal Suquía y algunos del Cardenal Rouco en la Catedral de Santa María La Real de la Almudena. 

En una sesión del Congreso de Ecumenismo en 2010
con ponentes de distintas confesiones
Entre actividad ecuménica debe destacarse una trascendental, aunque pasó bastante desapercibida: tuvo el cargo desde 1975 a 2010 de Notario Eclesiástico para Matrimonios Mixtos. En estos casos con frecuencia surgen incovenientes por ambas partes que sólo con buen sentido se pueden resolver. El P. Perrón siempre fiel al Derecho Canónico, con mucha paciencia y concordia, dio respuesta positiva a cuantas dificultades se presentaban entre estas parejas, que no fueron pocas. Con su actuación verdaderamente ecuménica contribuyó a la felicidad de muchos matrimonios mixtos a lo largo de 36 años, abrió la Iglesia católica a la parte no católica y viceversa, presidió la celebración de muchos de estas bodas y mantuvo amistades imperecederas. Su tacto en estas ocasiones constituyó una privilegiada actuación para la unidad de las Iglesias. 

Colaboró estrechamente con el P. T Chiamparlis y el P. Moldovan, del Patriarcado Ecuménico y de la Iglesia rumana respectivamente, ambos mantenedores de la Iglesia Ortodoxa en España muchos años; también lo hizo con D. Julián García Hernando de quien aprendió y con quien compartió un auténtico ecumenismo; estudió profundamente el Documento Conciliar “Unitatis Redintegratio” y dominaba la doctrina de los dos Directorios de Ecumenismo, a todas estas enseñanzas ajustó sus actividades en busca de la unión cristiana; apoyó y participó en el Foro Ecuménico Pentecostés, participando siempre en dicha vigilia interconfesional; asistió a muchas Jornadas nacionales e interconfesionales de ecumenismo y cada año a las convocadas por la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales para Delegados Diocesanos de Ecumenismo; impartió conferencias sobre el tema ecuménico, especialmente acerca de los Directorios de Ecumensimo y en particular en el Centro Ecuménico “Misioneras de la Unidad”; sin duda llegó a ser el mejor o uno de los mejores conocedores del verdadero ecumenismo en España. 

En el IV Congreso de Ecumenismo. Madrid, entre
Mª José Delgado, Misionera de la Unidad, y
el teólogo Juan Pablo García Maestro
Pero ecumenismo tan intrépido y creativo llegó a no coincidir con el del Cardenal que regía la Archidiócesis de Madrid y su divergencia en este terreno fue ensanchándose hasta que a finales de junio de 2013 con la publicación de su sucesor en la Delegación de Relaciones Interconfesionales de Madrid, sin previo aviso ni posterior notificación fue relegado de su cargo. “Con su marcha del Departamento los buenos tiempos se fueron con él. Descanse en paz el piadoso sacerdote, el clérigo ejemplar y el querido y entrañable amigo”, nos dice el Archimandrita Demetrio del Patriarcado Ecuménico en España. 

En el momento de entregar su espíritu a Dios se encontraban también a su lado dos personas estrechamente vinculadas a la acción ecuménica de la Iglesia católica. 

José Luis Díez Moreno

DESCANSA EN PAZ HERMANO MARIANO






1 comentario:

  1. Pedro Langa nos ha remitido el siguiente mensaje que reproducimos íntegramente:

    EN MEMORIA DE DON MARIANO PERRÓN
    Mi gratitud a José Luis Díez, gran ecumenista y mejor persona, por su cariñoso artículo en memoria de don Mariano Perrón (q.e.p.d.). Hombre culto, espíritu joven y entusiasta sacerdote, Mariano Perrón tuvo el raro privilegio de practicar un ecumenismo evangélico de ley, el de “Unitatis redintegratio”; un ecumenismo, añadiría yo, sin fisuras ni rebajas ni cantos de palinodia. Y supo hacerlo, además, hasta en el difícil trance de las horas bajas: afinó en la caridad lo mismo cuidando a su anciana madre hasta que el Señor se la llevó que aceptando el duro revés, cuando llegó la hora de la jubilación, de ser cesado sin previo aviso ni posterior excusa. De modo que don Mariano, que tanto había trabajado por la unidad de los cristianos, tuvo que probar todavía, al dejar el cargo, el amargo y duro trance de esta descortesía. Ahora que ya estará celebrando con Jesús la Pascua eterna, bien vendrá tener presente que allí, en el reino de la Luz y de la Paz, de desaires y descortesías, nada. Del “Ut unum sint”, en cambio, la plenitud toda del agustiniano “gaudium de veritate”.
    Descansa en paz, querido Mariano.
    Pedro Langa Aguilar, OSA

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