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jueves, 20 de marzo de 2025

MOVIMIENTO DE OXFORD Y LA FIGURA DECISIVA DEL CARDENAL JOHN HENRY NEWMAN

El Movimiento de Oxford y el Cardenal Newman. Su Impronta en el Concilio Vaticano II

por Juan G. Biedma

CLAVE
  • El Movimiento de Oxford, surgido en el siglo XIX dentro de la Iglesia de Inglaterra, representó una respuesta teológica y eclesiológica frente a las tendencias secularizantes y racionalistas de la época, reivindicando la continuidad apostólica, la sacramentalidad y la autoridad eclesial. John Henry Newman, uno de sus principales líderes, protagonizó un proceso de búsqueda espiritual que culminó en su conversión al catolicismo en 1845. Su pensamiento teológico, especialmente en torno al desarrollo doctrinal y la primacía de la conciencia, dejó una huella honda en la teología moderna que alcanza nuestra actualidad. Asimismo, su itinerario vital y su reflexión sobre la unidad de la Iglesia han sido reconocidos como una aportación significativa al ecumenismo contemporáneo, al subrayar la importancia del diálogo sincero y del reconocimiento de la verdad en la diversidad eclesial. Este estudio analiza el contexto histórico, los postulados clave del Movimiento de Oxford y el legado ecuménico de Newman, rico e importante, destacando su influencia en la renovación del pensamiento teológico y en la promoción del ideal de unidad cristiana. La presente reflexión, que constituye un apartado del próximo libro del autor sobre el concilio Vaticano II y su desarrollo, considera especialmente relevante e imprescindible la aportación newmaniana en el ámbito ecuménico.

1.- Newman: Una Figura Clave para el Concilio

La inclusión de un capítulo extenso dedicado al Movimiento de Oxford y a John Henry Newman en el libro que adelanto, orientado a analizar y presentar el impacto del concilio Vaticano II (CVII) en las iglesias cristianas, así como a valorar su implementación y los desafíos que enfrenta la Iglesia católica a los sesenta años de su conclusión, no es fruto del azar ni de una mera admiración personal.

Se trata de una decisión fundamentada en la profundidad y trascendencia de la impronta newmaniana en los temas centrales de este estudio. En particular, se destaca su relevancia en la comprensión del desarrollo doctrinal, la primacía de la conciencia y el ecumenismo, cuestiones que siguen interpelando a la Iglesia en su camino de fidelidad al Evangelio. La amplitud de este capítulo, mayor en comparación con otros igualmente significativos, se justifica por la influencia decisiva de Newman en la configuración teológica contemporánea y en la búsqueda de la unidad cristiana. En el contexto actual, en el que la barca de Pedro es guiada por un pontífice latinoamericano, que si bien no participó en el concilio es hijo natural suyo, y seguidor de la teología del pueblo 1, la reflexión sobre Newman adquiere especial pertinencia, ofreciendo claves interpretativas para
enfrentar los desafíos interiores y retos exteriores que la Iglesia encara en su misión evangelizadora.

El cardenal santo Newman 2 es una figura de importancia vital en la historia reciente de la Iglesia, especialmente en lo que respecta al CVII. Sus ideas, desarrolladas en el contexto del Movimiento de Oxford, y posteriormente como católico, tuvieron un ascendiente profundo y duradero en la elaboración de los documentos conciliares y en las líneas pastorales y doctrinales que han guiado a la Iglesia tras el evento.

John Henry Newman es, sin ninguna duda, una figura sui generis. No puede calificarse exactamente como filósofo ni como teólogo. Tampoco es sólo un escritor o un pensador, ni únicamente un apologeta o un hombre de acción. El nombre de J. H. Newman evoca la vida de una persona en busca de la verdad. Una búsqueda que por momentos discurrió serena en remansos y otras veces hubo de abrirse camino entre duros obstáculos. Y, afortunadamente, Newman dejó constancia escrita tanto de sus vicisitudes como de sus descubrimientos 3.

Newman supo anticipar con sorprendente claridad muchas de las preocupaciones y perspectivas que se convertirían en ejes centrales del Vaticano II: el desarrollo doctrinal, la relación entre fe y razón, la eclesiología, la libertad religiosa y el diálogo ecuménico. De igual forma, su énfasis en el retorno a las fuentes patrísticas y su visión de la Iglesia como un organismo vivo en constante diálogo con el mundo resaltaron la urgencia de un «aggiornamento» que guiara a la Iglesia hacia el futuro sin romper con su tradición secular.

Por todo esto, no solo fue un precursor del concilio, sino también un arquitecto invisible de sus enseñanzas y un guía para el camino de la Iglesia posterior al Vaticano II.

2.- El Movimiento de Oxford y su influjo en Newman y el Vaticano II

El Movimiento de Oxford, liderado en gran parte por Newman, fue una corriente de renovación teológica y espiritual dentro de la Iglesia anglicana en el siglo XIX. Su objetivo principal era recuperar las raíces católicas de la tradición anglicana, buscando en los Padres de la Iglesia y en las primeras comunidades cristianas la inspiración para interpretar la fe y el culto. El movimiento influyó profundamente en Newman, quien internalizó su énfasis en la historia, la patrística y el diálogo entre fe y cultura, sentando las bases para las reformas teológicas que caracterizarían el CVII.

Esta búsqueda de las raíces del cristianismo primitivo llevó a los líderes del Movimiento de Oxford a recuperar la patrística como una fuente esencial para renovar la teología y la práctica eclesial.

Recuperación de la patrística: Cristología y teología sacramental

El Movimiento de Oxford rescató la patrística como una fuente central para la interpretación de las Escrituras y la doctrina cristiana. Inspirado por los Padres de la Iglesia, buscó reafirmar la autoridad histórica de la tradición apostólica y legitimar la catolicidad de la Iglesia anglicana en un contexto de creciente racionalismo y fragmentación eclesial.

El estudio de los Padres fue uno de los pilares fundamentales del movimiento. Sus dirigentes encontraron en la patrística una guía teológica y espiritual que reforzaba la continuidad doctrinal de la Iglesia anglicana con la Iglesia indivisa de los primeros siglos.

Entre los enfoques patrísticos más destacados promovidos por el Movimiento se encuentran:
  • Cristología alejandrina: Centraba su atención en la divinidad de Cristo y en el misterio de la encarnación como base de la fe cristiana. Este subrayado no solo fortaleció la identidad doctrinal anglicana, sino que también influyó en la visión cristocéntrica de Newman y en su posterior contribución a los documentos del Vaticano II.
  • Teología sacramental oriental: Promovía una comprensión mística y litúrgica de la fe, destacando los sacramentos como medios de comunión con Dios y como expresión tangible del misterio de la salvación. Esta visión sacramental tuvo un impacto duradero tanto en la liturgia anglicana como en la teología católica posterior, especialmente en la descripción de la Iglesia como «sacramento universal de salvación.» 4
  • Unidad eclesial: La tradición patrística fue adoptada como modelo de unidad para enfrentar la fragmentación doctrinal y eclesial de la época. Este enfoque preparó el camino para el ecumenismo moderno, sentando las bases para iniciativas como las promovidas en Unitatis redintegratio.

3.- Impacto en Newman y en el Concilio Vaticano II

La inmersión de Newman en los escritos patrísticos durante su etapa en el Movimiento de Oxford selló su pensamiento teológico. Fue en los Padres de la Iglesia donde encontró respuestas a las divisiones eclesiales y al relativismo doctrinal de su tiempo. Posteriormente, trasladó esta orientación al ámbito católico, convirtiendo la patrística en un recurso esencial para su posición de una tradición viva y dinámica.

Este retorno a la patrística, promovido inicialmente por Newman y el Movimiento de Oxford, se reflejó en el Vaticano II, que incorporó ampliamente las enseñanzas de los Padres de la Iglesia en documentos clave como Lumen gentium y Dei verbum. En este sentido, estos textos no solo citan con frecuencia a los Padres, sino que también adoptan su mirada para presentar a la Iglesia como un misterio y una comunión orgánica.

El destacado sobre la patrística no solo fortaleció la teología anglicana y católica, sino que también reforzó la visión de la Iglesia como depositaria de una tradición viva, capaz de dialogar con el mundo moderno sin perder su esencia. Esta visión sigue siendo una guía indispensable para la teología contemporánea y el diálogo ecuménico.

4.- La Huella de Newman en el Vaticano II: El Desarrollo del Dogma

Entre los aportes más destacados de Newman, su teoría del desarrollo doctrinal ocupa un lugar central. Formulada en su obra Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana 5. Newman argumentó que las verdades reveladas, aunque perfectas en su esencia, requieren tiempo para ser plenamente comprendidas y expresadas:

Las verdades más sublimes y extraordinarias, aunque hayan sido comunicadas al mundo de una vez por todas por maestros inspirados, no pueden comprenderse plenamente de inmediato, sino que requieren tiempo y una meditación más profunda para su completa dilucidación.

El antecedente patrístico del desarrollo doctrinal

Antes de introducir directamente las aportaciones de John Henry Newman, es imprescindible recordar que su visión sobre el desarrollo doctrinal tiene un antecedente significativo en la reflexión patrística, particularmente en las ideas de san Vicente de Lérins, quien, en su Commonitorium 6, estableció principios que han influido profundamente en la teología católica.

Los criterios de san Vicente: Universalidad, antigüedad y consenso

Según el santo tres criterios son imprescindibles para discernir la verdad de la fe, la auténtica catolicidad que se reconoce por lo que «ha sido creído en todas partes, siempre y por todos»7:
  1. Universalidad (quod ubique): Es decir, lo que ha sido creído en todas partes.
  2. Antigüedad (quod semper): Lo que se ha creído desde el principio.
  3. Consenso (quod ab omnibus): Lo que ha sido aceptado por todos los fieles.
San Vicente afirmó que las verdades de la fe, aunque inmutables en su esencia, deben profundizarse y desplegarse a lo largo del tiempo. Este desarrollo, no obstante, no debe introducir elementos ajenos al depósito de la fe, sino producirse «en el mismo género, en el mismo sentido y en la misma sentencia» 8, (eodem sensu eademque sententia), asegurando así su fidelidad a la Tradición.

Estos principios, aunque matizados posteriormente por teólogos como Newman, han permanecido como una orientación clave para el desarrollo doctrinal a lo largo del tiempo.

La ampliación del principio por Newman

Newman adoptó y amplió esta intuición patrística, formulando su teoría del desarrollo doctrinal como un proceso orgánico y dinámico. Según Newman, las doctrinas evolucionan para responder a nuevos contextos históricos y culturales, siempre manteniendo intacta la esencia de la fe.

Este principio fue esencial para superar una visión rígida de la tradición y abrir la teología católica a una mayor adaptabilidad. Newman describió el desarrollo doctrinal como un proceso natural en el que las doctrinas se despliegan progresivamente para responder a las preguntas y desafíos de cada época.

Si bien san Vicente había fijado las bases de este principio, sería Newman quien lo ampliaría, dándole un nuevo impulso teológico para responder a los desafíos de su tiempo.

Continuidad y renovación: De san Vicente a Newman

El vínculo entre san Vicente y Newman permite comprender cómo la tradición viva de la Iglesia ha sido capaz de integrar continuidad y renovación. Esta perspectiva condujo muchas de las reflexiones del CVII, particularmente en la constitución Dei verbum.

Dentro de esta perspectiva, el pensamiento del de Lérins no solo anticipa las aportaciones de Newman, sino que también legitima teológicamente esta visión dinámica
de la doctrina, marcando una continuidad teológica entre los primeros siglos del cristianismo y las necesidades de la Iglesia en la modernidad.

El principio del desarrollo doctrinal: Una guía para el Vaticano II

El principio del desarrollo doctrinal sostiene que los dogmas no son fórmulas estáticas, sino expresiones vivas de la fe, capaces de profundizarse y enriquecerse con el tiempo. Newman estableció siete criterios esenciales para distinguir un desarrollo auténtico de una corrupción doctrinal 9:
  1. Preservación del tipo: Los desarrollos auténticos mantienen la esencia de la doctrina original, aunque puedan modificar aspectos accidentales o su forma de expresión. Un ejemplo claro es la evolución del dogma mariano. Desde la veneración a María en la Iglesia primitiva hasta las definiciones dogmáticas de la Inmaculada Concepción (1854) y la Asunción de María (1950), la Iglesia ha desarrollado esta doctrina sin alterar su núcleo esencial: la singular participación de María en el misterio de la redención.
  2. Continuidad de los principios: Los principios fundamentales de la doctrina permanecen inmutables, aunque su formulación evolucione. Así, el principio de la salvación por gracia ha mantenido su integridad desde los primeros siglos, aunque su articulación teológica se enriqueció especialmente en el concilio de Trento y luego en el Vaticano II.
  3. Poder de asimilación: Las doctrinas auténticas integran elementos externos enriquecedores, manteniendo su identidad esencial. Un ejemplo de ello es la incorporación del lenguaje filosófico griego en la teología trinitaria de los primeros concilios. La categoría de «ousía» (esencia) permitió a la Iglesia formular con mayor precisión la relación entre las tres personas divinas, sin alterar la verdad revelada.
  4. Sucesión lógica: El desarrollo sigue un curso lógico, coherente con la doctrina original. No debe introducir elementos contradictorios. Así, la comprensión del Cuerpo Místico de Cristo, que comenzó con san Pablo, fue profundizada en la eclesiología del Vaticano II, particularmente en Lumen gentium, donde la Iglesia es descrita como «sacramento universal de salvación».
  5. Anticipación del futuro: Las doctrinas auténticas contienen elementos que, aunque no plenamente visibles al principio, se despliegan con el tiempo. Ejemplo de esto sería la doctrina del sufragio por los difuntos, implícita ya en las oraciones litúrgicas del siglo III y que se desarrolló progresivamente hasta la definición del Purgatorio en el concilio de Florencia.
  6. Acción conservadora del pasado: Los desarrollos auténticos no contradicen las enseñanzas previas, sino que las iluminan y confirman. La doctrina del primado de Pedro, reafirmada en el Vaticano I, no eliminó la visión colegial de los apóstoles, sino que fue complementada en el Vaticano II con la doctrina de la colegialidad episcopal.
  7. Vigor perenne: Las doctrinas genuinas mantienen su relevancia y vitalidad a lo largo del tiempo, sin convertirse en meras reliquias del pasado. De esta forma la doctrina de la eucaristía sigue siendo central para la vida de la Iglesia, con una vitalidad teológica y pastoral que atraviesa siglos y culturas, reafirmada en documentos recientes como Sacramentum caritatis 10.
Aplicación de las siete notas en el concilio Vaticano II

Estas notas, más allá de constituir un marco teórico, ofrecieron una guía práctica para los debates conciliares sobre cómo conservar la continuidad de la Tradición en un panorama de cambio. El CVII se apoyó en gran medida en este principio para renovar la comprensión de la revelación, la eclesiología y la libertad religiosa, abriendo así un nuevo horizonte teológico para la Iglesia contemporánea.

El Vaticano II asumió plenamente la visión de John Henry Newman sobre el desarrollo doctrinal y la tradición viva 11.

En Dei verbum (n. 8), se describe la transmisión de la fe como un proceso dinámico en el que la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, crece continuamente en la comprensión y aplicación de las verdades reveladas. Newman había afirmado que este desarrollo no implicaba novedades arbitrarias, sino una profundización que mantiene intactos los principios fundamentales ya contenidos en el depósito de la fe.

Esta mirada permitió a la asamblea conciliar abordar temas delicados como la libertad religiosa y la colegialidad episcopal, sin generar rupturas con la tradición doctrinal previa. Por ejemplo, Dignitatis humanae desarrolla la doctrina de la libertad religiosa sobre la base del principio de que la verdad debe ser buscada libremente, mientras que Lumen gentium equilibra la primacía del obispo de Roma con el papel del colegio episcopal, manteniendo la continuidad con la enseñanza del Vaticano I.

El principio del desarrollo doctrinal: Visión dinámica de la Iglesia

El principio del desarrollo doctrinal propuesto por Newman también fue clave para que el concilio adoptara una visión dinámica y pastoral de la Iglesia. Esta perspectiva le permitió dialogar con las culturas y los desafíos contemporáneos sin perder su identidad esencial. Newman enfatizó la necesidad de integrar las nuevas perspectivas culturales y científicas, manteniendo siempre el equilibrio entre fe y razón. Este énfasis sigue siendo un legado esencial para la misión actual de la Iglesia.

Su idea sobre la Tradición como una realidad viva también fue adoptada por el Vaticano II. Esta concepción sigue siendo crucial para que la Iglesia responda a los retos contemporáneos, no como una institución estática, sino como un cuerpo en evolución, capaz de iluminar nuevas realidades a la luz de la revelación.

De esta manera no solo iluminó los debates del CVII, sino que su marco teórico continúa guiando a la Iglesia en su misión de proclamar el Evangelio con fidelidad y relevancia en un mundo en constante transformación y en permanente demanda y desafíos. Su visión del desarrollo doctrinal sigue vigente, invitando a la Iglesia a mantenerse abierta al diálogo y al discernimiento constante para interpretar los signos de los tiempos.

5.- Newman y su Impronta en los Documentos Conciliares

El pensamiento de John Henry Newman dejó una huella profunda en el CVII, anticipando muchas de las reflexiones teológicas y pastorales que configuraron sus principales documentos. Su visión sobre la revelación, la eclesiología, el diálogo con el mundo moderno, el ecumenismo y la libertad religiosa influyó notablemente en el desarrollo de las constituciones y decretos conciliares.

Revelación y Escritura: Dei verbum

Newman señaló que la revelación no consiste en proposiciones abstractas, sino en hechos históricos que alcanzan su plenitud en Jesucristo, mediador y cumplimiento de la revelación divina. Dei verbum recoge esta visión, afirmando que Cristo es «la plenitud de la revelación» (DV, n. 2 y 4). A este respecto escribía: «La revelación nos sale al encuentro con hechos sencillos y acciones claras, no con laboriosas inducciones… sino con Jesús y la resurrección» 12.

Del mismo modo, anticipó el avance del concilio en cuanto a la inspiración bíblica. En Dei verbum (n. 11-12), se introduce una comprensión más profunda del papel de los géneros literarios y el contexto histórico, un enfoque que Newman había defendido para facilitar el diálogo entre fe y ciencia.

Una eclesiología viva: Lumen gentium

El pensamiento eclesiológico de newmaniano influyó notablemente en Lumen gentium, que presenta a la Iglesia no solo como una estructura jurídica, sino como un misterio de comunión, una comunidad de fieles en constante diálogo con Dios y con el mundo.

La idea de la Iglesia como «sacramento universal de salvación» (LG, n. 48) está en sintonía con la visión newmaniana, que describe a la Iglesia como «signo visible de la gracia divina».

Reivindicó el papel del laicado, que fue reconocido en Lumen gentium (n. 33) y Apostolicam actuositatem (n. 1), otorgando mayor protagonismo a los laicos en la misión de la Iglesia.

Respecto al primado papal y la colegialidad episcopal, recalcó que la infalibilidad del papa debía entenderse en el marco del colegio episcopal, idea desarrollada después en Lumen gentium (n. 22).

Fe y razón: Gaudium et spes

Newman abogó por un diálogo sincero entre la fe y la razón, reconociendo la autonomía legítima de las realidades humanas como la ciencia y la cultura. Gaudium et spes recoge esta idea al afirmar que las realidades temporales tienen su propia autonomía dentro del marco de valores éticos y religiosos (GS, n. 36 y 59). En sus escritos, argumentaba: «La autonomía de las cosas creadas no es contraria a la fe, sino su complemento».

El «aggiornamento» promovido por el concilio está teñido pensamiento del cardenal, quien sostenía que la Iglesia debía interactuar sin temor con las estructuras culturales y sociales, buscando siempre la armonía entre progreso y principios cristianos.

Unidad de los cristianos: Unitatis redintegratio

Newman fue precursor del diálogo ecuménico, reconociendo que las comunidades cristianas separadas contenían elementos de santificación, como la Sagrada Escritura y un amor genuino por Cristo (UR, n. 3). Su experiencia como anglicano lo llevó a valorar la riqueza espiritual de otras tradiciones. En este sentido la gracia divina no se limita a las fronteras visibles de la Iglesia católica 13.

Al mismo tiempo, rechazó tanto el indiferentismo religioso y la «teoría de las ramas», que considera a las confesiones cristianas como partes iguales del único árbol de la Iglesia, insistiendo en que «la Iglesia de Cristo subsiste plenamente en la Iglesia católica», un principio reafirmado en Unitatis redintegratio (n. 4). Al mismo tiempo sostenía que el ecumenismo debía basarse en la verdad y en la oración común, sin renuncia de la búsqueda de la comunión plena.

Libertad religiosa y de conciencia: Dignitatis Humanae

La visión de Newman sobre la conciencia fue clave para el desarrollo de la doctrina sobre la libertad religiosa en Dignitatis humanae. Definía la conciencia como «la primera de las voces divinas en la persona», una guía esencial para la búsqueda de la verdad y el encuentro con Dios: «Nuestro gran maestro interior de religión es nuestra conciencia. La conciencia está más cerca de mí que cualquier otro medio de conocimiento» 14, afirmará.

La conciencia era más que un instinto moral; era el medio por el cual los seres humanos podían conocer y responder a la ley de Dios inscrita en sus corazones.

En este sentido dirá: «La conciencia no solo nos enseña que Dios es, sino también qué es» 15, reconociendo así en la conciencia un medio para conocer la voluntad divina.

Dignitatis humanae (n. 3) recoge esta enseñanza, defendiendo la libertad religiosa como un derecho inherente a la dignidad humana y subrayando que cada persona debe buscar la verdad en materia religiosa y adherirse a ella libremente, sin coacción ni manipulación

6.- Newman: Un Legado para el Presente y el Futuro de la Iglesia

La impronta de newmaniana en el CVII no solo transformó la teología y la pastoral eclesial, sino que también moldeó la dirección de la Iglesia en las décadas posteriores. Su insistencia en un desarrollo doctrinal orgánico, su apertura al diálogo con el mundo moderno y su visión inclusiva y mística de la Iglesia subrayan su relevancia en el pensamiento católico contemporáneo.

En consecuencia, su influencia no se limita al CVII, sino que continúa orientando a la Iglesia en su misión de proclamar el Evangelio con fidelidad y relevancia, manteniéndose en diálogo constante con el mundo en transformación. Este capítulo es un testimonio de cómo el cardenal no solo influyó en su tiempo, sino que continúa siendo una guía para el presente y con seguridad para el futuro de la Iglesia

7.- Conclusiones Finales

Newman: Arquitecto invisible del concilio

La figura de John Henry Newman y la influencia del Movimiento de Oxford resultan fundamentales para comprender no solo las raíces teológicas y espirituales que nutrieron al CVII, sino también la proyección futura de la Iglesia en su misión de diálogo y renovación permanente. Newman, desde su intenso amor por la verdad y su incansable búsqueda teológica, encarnó un pensamiento capaz de anticipar, inspirar y orientar los desarrollos doctrinales y pastorales que marcaron la historia reciente del catolicismo.

Su teoría del desarrollo doctrinal, articulada en el contexto de una tradición viva y dinámica, ofreció un marco conceptual clave para el discernimiento conciliar, permitiendo a la Iglesia afrontar los desafíos del mundo moderno sin renunciar a la fidelidad a su depósito de fe. La visión de una revelación que se despliega en el tiempo, enriquecida por el estudio de los Padres de la Iglesia y por su comprensión de la conciencia como «voz divina» en el ser humano, encontró eco en documentos tan significativos como Dei verbum, Lumen gentium y Dignitatis humanae. Newman no solo contribuyó con conceptos teóricos, sino que su experiencia personal, forjada en el rigor de la investigación patrística y en el compromiso con la verdad, aportó un testimonio vital de autenticidad y fidelidad al Evangelio.

El Movimiento de Oxford: Patrística, liturgia y unidad

El Movimiento de Oxford, en su empeño por recuperar las fuentes patrísticas y fortalecer la identidad cristiana en medio de las tensiones modernas, marcó también un camino hacia la renovación y la unidad. La influencia en Newman no solo consolidó una teología más anclada en la tradición viva, sino que alentó una apertura hacia la reflexión sobre la liturgia, la sacramentalidad y el ecumenismo, aspectos que el Vaticano II recogió y potenció.

La dimensión ecuménica del pensamiento newmaniano

Una de las aportaciones más significativas de John Henry Newman fue su apertura inicial al diálogo ecuménico, marcada por su experiencia personal como anglicano y su profundo conocimiento de las tradiciones cristianas. Newman reconocía la presencia de elementos de verdad y santificación en las comunidades separadas, una intuición que, en su momento, anticipaba perspectivas que el Concilio Vaticano II recogería posteriormente. Esta comprensión se refleja en la afirmación conciliar de que «muchos elementos de santificación y de verdad se encuentran fuera de los límites visibles de la Iglesia católica» (Unitatis redintegratio, n. 3).

Para Newman, la unidad de los cristianos debía buscarse a través de la oración, el diálogo y el reconocimiento mutuo de las riquezas espirituales presentes en cada tradición. Su rechazo al indiferentismo religioso no le impidió reconocer los vínculos imperfectos que unen a las distintas comunidades cristianas con la Iglesia católica. Si bien su conversión se produjo al reconocer en la Iglesia católica la plenitud de la verdad y de los medios de salvación, su pensamiento teológico, caracterizado por la apertura al desarrollo doctrinal, sugiere una disposición favorable a comprender la evolución del pensamiento eclesiológico en los tiempos posteriores.

En la actualidad, el pensamiento de Newman permanece como una referencia válida para el camino ecuménico de la Iglesia. La personal visión de la unidad, basada en la verdad, el respeto mutuo y la búsqueda conjunta de la voluntad de Dios, sigue iluminando los esfuerzos de reconciliación entre las diversas confesiones cristianas. Su insistencia en valorar las tradiciones ajenas y en dialogar con ellas sin caer en sincretismos ni en fáciles irenismos se mantiene como una invitación permanente a un ecumenismo sincero, honesto y vívidamente espiritual.

Desde esta perspectiva, la cuestión fundamental y prioritaria ya no consiste en preguntarse si la Iglesia católica es la única Iglesia de Cristo en términos exclusivos y excluyentes 16, sino en cómo puede comprenderse hoy la unidad cristiana a la luz del desarrollo doctrinal y del testimonio evangélico de las diversas tradiciones. El legado newmaniano, por tanto, sigue ofreciendo claves esenciales para un ecumenismo que no renuncia a la verdad, pero que reconoce con humildad los signos de santidad y la acción del Espíritu en las comunidades cristianas separadas. Este reconocimiento nos permite abordar, a continuación, la compleja cuestión de la «subsistentia in», que ha suscitado no pocos problemas y rechazos, y que ha sido objeto de abundantes reflexiones y debates.

Newman y la Cuestión de la Subsistencia

El CVII, en Lumen gentium (n. 8), introdujo una formulación teológica de notable relevancia: la afirmación de que la única Iglesia de Cristo «subsiste en» la Iglesia católica. Este cambio terminológico, en apariencia sutil, significó un avance considerable en la comprensión eclesiológica y ecuménica, pues reconoció que elementos de santificación y de verdad están presentes también en comunidades cristianas no católicas.

Inicialmente, la doctrina católica identificaba categóricamente la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica romana, como lo expresaron Pío XII en Mystici corporis y Humani generis. Sin embargo, las discusiones conciliares evidenciaron tensiones en torno a esta exclusividad, especialmente ante el reconocimiento de elementos genuinamente cristianos en otras comunidades. Así, el cambio desde la forma verbal copulativa «es» a «subsiste en» no fue meramente semántico, sino hondamente teológico: abrió una vía hacia el reconocimiento de una cierta realidad eclesial fuera de los límites visibles de la Iglesia católica. En este contexto, Francis A. Sullivan 17 identifica tres implicaciones clave del «subsistit in»:
  1. Comprensión de la Iglesia Católica: La expresión reafirma que la plenitud de la Iglesia de Cristo reside en la Iglesia Católica, pero admite que otros elementos eclesiales auténticos pueden estar presentes fuera de su estructura visible.
  2. Significado para las comunidades no católicas: Reconoce que la Iglesia de Cristo está «de algún modo presente y operante» en estas comunidades, aunque no en su plenitud, y que contribuyen efectivamente a la santificación de sus miembros.
  3. Visión de la Iglesia Universal: El cambio abre la puerta a una concepción más inclusiva y dinámica de la Iglesia de Cristo, en la cual las diversas comunidades cristianas participan, aunque sea imperfectamente, de su realidad salvífica.
Desde la perspectiva del desarrollo doctrinal propuesto por John Henry Newman en su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, es razonable sostener que él habría valorado este avance teológico. El cardenal defendía que la comprensión de la fe se profundiza y se desarrolla a lo largo de la historia sin traicionar su esencia original. En este sentido, habría interpretado la afirmación conciliar del «subsistit in» no como una concesión diplomática, sino como un desarrollo legítimo y coherente con la tradición eclesial.

Para Newman, la fe es un organismo vivo, dinámico, que crece en respuesta a los signos de los tiempos y a la acción del Espíritu Santo. Por ello, habría considerado que la Iglesia de Cristo, aunque subsiste plenamente en la Iglesia católica, también está presente de manera imperfecta en aquellas comunidades que, aunque separadas, proclaman el Evangelio, celebran la Cena del Señor y conservan elementos sustanciales de la tradición cristiana. Su comprensión de la historia y del desarrollo doctrinal le habría permitido ver esta apertura ecuménica como una expresión auténtica del misterio de la Iglesia.

Además, Sullivan destaca que la interpretación correcta del «subsistit in» requiere leer Lumen gentium en conexión con Unitatis redintegratio, el decreto sobre el ecumenismo promulgado el mismo día. Esta correlación refleja la intención conciliar de fomentar un entendimiento más profundo y abierto del misterio eclesial, animado por el deseo de avanzar en el camino hacia la unidad visible de los cristianos.

En definitiva, desde el marco del pensamiento de Newman, la formulación conciliar sobre la subsistencia de la Iglesia representa una evolución teológica legítima, en consonancia con el desarrollo doctrinal y la apertura ecuménica que caracterizan la auténtica dinámica de la Iglesia en su historia.

Vigencia del Legado Newmaniano

De igual manera, la impronta de Newman en el reconocimiento del papel del laicado y en la relación fecunda entre fe y razón subraya su contribución a una Iglesia más dialogante, comprometida con la cultura contemporánea y dispuesta a escuchar las inquietudes intensas del ser humano. La concepción que tiene de la conciencia como camino de encuentro con la verdad iluminó el debate sobre la libertad religiosa, contribuyendo decisivamente a la formulación de principios fundamentales en Dignitatis humanae.

Por tanto, Newman no fue solo un precursor del concilio, sino un verdadero arquitecto invisible de sus enseñanzas y un faro orientador para la Iglesia posterior. Su legado continúa vivo, guiando la reflexión teológica y el discernimiento pastoral en un mundo en constante transformación. Su llamada a un cristianismo profundo, arraigado en la verdad y abierto a los desafíos del presente, sigue siendo una invitación permanente a la fidelidad creativa y proactiva.

Proyección futura de su pensamiento

La figura de Newman y la herencia del Movimiento de Oxford no solo iluminan el pasado conciliar, sino que ofrecen claves esenciales para la renovación teológica y pastoral en el presente y en el futuro. Su testimonio, marcado por la búsqueda incesante de la verdad y por una visión integradora de fe, razón y cultura, sigue siendo una referencia insustituible para quienes buscan comprender y vivir el misterio de la Iglesia en fidelidad a Cristo, a los signos de los tiempos y a sus compromisos con los empobrecidos y excluidos.

En conclusión, en el ámbito ecuménico, el pensamiento del cardenal continúa invitando a la Iglesia entera (no solo a la católica romana) a trabajar por la unidad en la diversidad, en la pluralidad aceptada, reconociendo así las enormes riquezas que el Espíritu Santo ha sembrado en todas las comunidades cristianas y fomentando un diálogo que busque siempre la verdad en caridad. Así, su legado sigue siendo una luz orientadora para la Iglesia en su camino de comunión y reconciliación con todos, cristianos o no. Confiemos con el santo en el advenimiento de una Iglesia de todos y para todos (Francisco), donde la verdadera comunión y sinodalidad haga posible el milagro de la unidad cristiana tan aspirada por el Espíritu Santo, guía, auxilio y rector de la única Iglesia de Cristo, presente en todas las que anuncian la muerte y proclaman la resurrección del esperado Señor Jesús.

NOTAS:
1. Es ampliamente conocida la profunda admiración y afinidad del papa Francisco con la llamada Teología del Pueblo, una corriente teológica argentina derivada de la teología de la liberación que, tras el concilio Vaticano II y la conferencia de Medellín (1968), se consolidó como una vertiente autónoma y original, de la problemática teología de la liberación, al desarrollar su análisis alejada de la óptica marxista. Sus principales exponentes incluyen a Lucio Gera, considerado uno de los fundadores de esta corriente, cuya influencia en la teología argentina y latinoamericana ha sido determinante. Sus Escritos teológicos pastorales reúnen los aportes más significativos de su reflexión teológica y pastoral. Rafael Tello, otro referente esencial, profundizó en la importancia de la cultura popular en la evangelización a través de su obra La teología de la pastoral popular, destacando la relevancia de las expresiones religiosas del pueblo. Juan Carlos Scannone, jesuita y filósofo, aportó una reflexión profunda sobre las raíces teológicas de esta corriente en su obra La teología del pueblo. Raíces teológicas del papa Francisco, en la que analiza la influencia de esta teología en el pensamiento del pontífice. Por su parte, Alberto Methol Ferré, filósofo uruguayo, contribuyó significativamente a la reflexión sobre la identidad cultural y religiosa de América Latina en obras como Los estados continentales y el Mercosur. La influencia de esta teología en el papa Francisco se evidencia en su concepción de la Iglesia como una «Iglesia en salida», comprometida con la realidad concreta del pueblo. Una «ecclesia de todos y para todos», que no excluye a quienes históricamente han sido marginados o rechazados, como los colectivos LGBT y las personas divorciadas. Con Francisco, un obispo que no participó directamente en el desarrollo conciliar, se cumple finalmente el consejo de Juan XXIII, según el cual amar, además de otras consideraciones esenciales, implica no abandonar al margen, en las cunetas de la exclusión y el olvido, a ninguna persona, por negativa o carente de valor que esta pueda parecernos. En su exhortación apostólica Evangelii gaudium, el término «pueblo» aparece reiteradamente, subrayando la importancia de la cultura y la piedad populares como formas legítimas de expresión de la fe. Su puesta en primer plano de la «opción preferencial por los pobres» y una Iglesia cercana a las periferias existenciales refleja fielmente los principios esenciales de la Teología del Pueblo. La comprensión del «pueblo» como sujeto con una identidad y misión propias, capaz de aportar valores y perspectivas singulares a la Iglesia universal, constituye uno de los ejes centrales del pensamiento de Francisco y manifiesta de modo claro la influencia de esta corriente teológica en su pontificado.

2. Cf. Dessain, Charles Stephen, Vida y pensamiento del Cardenal Newman, Editorial San Pablo, Madrid: 2001.
- Cf. Langa Aguilar, Pedro, O.S.A., Beato Juan E. Newman. El Cardenal del Movimiento de Oxford, EDIBESA, Madrid: 2010.
- Newman. John Henry, El viaje al mediterráneo de 1833, (edición preparada por Víctor García Ruiz), Encuentro, Madrid: 2018.
- Apología pro vita sua. Historia de mis ideas religiosas, Ediciones Encuentro, Madrid: 2010.
- Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria, Eunsa, Pamplona: 2011.
- Escritos autobiográficos, Taurus Ediciones, Madrid: 1962.
- Carta al Duque de Norfolk, Ediciones Rialp, Madrid: 2022.

3. Vid. Sánchez-Migallón Granados, Sergio, John Henry Newman, Enciclopedia filosófica on line: https://www.philosophica.info/voces/newman/Newman.html

4. Lumen gentium, n. 48.

5. Cf. Newman, John H., Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana, Bibliotheca Oecuménica Salmanticensis, Universidad Pontificia de Salamanca, 1977.

6. El Commonitorium (434 d.C.), de san Vicente de Lérins, es una obra clave de la patrística occidental que transmite criterios seguros para discernir la auténtica doctrina católica frente a cualquier error o herejía. Redactado en forma de memoria escrita o “recordatorio”, el texto patrístico pretende ofrecer una regla práctica y sencilla para identificar la verdad de la fe en cualquier controversia.
Dividida en dos libros solo el primero nos ha llegado de manera íntegra tiene por objetivo formular nuevas creencias, sino defender la fe apostólica, confirmada por el consenso universal de la Iglesia a lo largo del tiempo.
El núcleo de su regla hermenéutica es el famoso principio: «Se debe conservar lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos». Este triple criterio se desglosa en:
Universalidad: La doctrina debe haber sido aceptada por toda la Iglesia.
Antigüedad: La doctrina debe remontarse a los primeros tiempos del cristianismo.
Consenso: La enseñanza debe contar con el acuerdo de los Padres de la Iglesia y las comunidades cristianas más antiguas.
Para san Vicente el desarrollo de la doctrina es legítimo siempre que no altere su esencia, comparando este proceso con el crecimiento orgánico de un cuerpo. Aunque la verdad de la fe puede profundizarse y desplegarse en el tiempo, debe mantenerse «en el mismo género, en el mismo sentido y en la misma sentencia» (II, 23).
Esta idea anticipa las reflexiones posteriores sobre el desarrollo doctrinal, especialmente las de John Henry Newman, quien retoma esta visión en su Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana.
El Commonitorium ha tenido un impacto duradero en la teología católica y ha sido un referente esencial para defender la continuidad de la tradición.

7. San Vicente de Lérins, Commonitorium, II, 3.

8. La frase «eodem sensu eademque sententia» es citada en la carta apostólica Tuas libenter (1863) de Pío IX (Acta Sanctae Sedis (ASS 3 [1863-1864], 565-573), que retoma el principio general de continuidad doctrinal de san Vicente de Lérins, pero la expresión literal no aparece en el texto original del Commonitorium. Todo lo relacionado con la evolución doctrinal está referido en el capítulo XXIII, titulado «Qué clase de progreso cabe en la fe», en donde el santo explica la idea de que la doctrina puede desarrollarse mientras conserve su carácter esencial.
En síntesis, en el capítulo el santo distingue el progreso legítimo de la fe de su alteración esencial. Afirma así que el desarrollo doctrinal es positivo, siempre que conserve la identidad del dogma. Utiliza la metáfora del cuerpo humano para explicar cómo el dogma puede crecer y madurar sin transformarse en algo distinto, manteniendo «el mismo dogma, el mismo sentido y la misma sentencia».
La clave del verdadero progreso está en fortalecer la fe sin mezclar elementos nuevos o ajenos que puedan corromperla. Alterar el dogma sería como sembrar cizaña en lugar del trigo auténtico de la tradición. Por el contrario, el progreso legítimo clarifica y consolida las verdades siempre creídas.
San Vicente asigna a la Iglesia la tarea de custodiar el depósito de la fe, perfeccionando lo recibido sin modificar su esencia. Los concilios no crean nuevas verdades, sino que explicitan y protegen el contenido tradicional. Así, el progreso auténtico no implica ruptura, sino una continuidad fiel que adapta el mensaje a nuevas circunstancias sin traicionar su naturaleza.
Cf. San Vicente de Lérins, El Commonitorio, traducción y notas del P. José Madoz, S.I., Serie Los Santos Padres, n. 44, Apostolado Mariano, Sevilla 1990.

9. Cf. Soley, Jorge, Las siete notas de Newman para distinguir desarrollo doctrinal de corrupción, «InfoCatólica», 18 octubre 2017.

10. Sacramentum caritatis es una exhortación apostólica postsinodal de Benedicto XVI, publicada el 22 de febrero de 2007. Esta exhortación desarrolla y profundiza las conclusiones del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía, celebrado en 2005, cuyo tema fue «La Eucaristía, fuente y culmen de la vida y misión de la Iglesia». Acta Apostolicae Sedis (AAS 99 [2007], 105-180).

11. Cf. Ker, Ian, Newman: acerca de los Concilios y sus consecuencias, «Revista Humanitas 70», Otoño 2013, Año XVIII.
- John Henry Newman. Una biografía, Ediciones Palabra, 2010.
- Lorda, José Luis, La influencia de John Henry Newman, «Omnes», 12 octubre 2019.

12. Newman, John Henry, La fe y la razón. Sermones universitarios (1826-1843), Ediciones Encuentro, Madrid 1993, 2.

13. Newman estaría de acuerdo con este tipo de afirmaciones, ya que su pensamiento era proclive a reconocer y aceptar elementos de verdad y valor espiritual tanto en las comunidades cristianas no católicas como en las diversas tradiciones religiosas de la humanidad. En su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, reflexiona sobre cómo la verdad se despliega progresivamente y cómo es posible encontrar signos de gracia y santidad incluso fuera de los límites visibles de la Iglesia.
Cf. Newman, Cardenal, Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, Universidad Pontificia de Salamanca, 1998.

14. Cf. Newman, John Henry, An Essay in Aid of a Grammar of Assent, Burns & Oates, Londres 1870.

15. Cf. Newman, J., H., Carta al Duque de Norfolk (Letter to the Duke of Norfolk, 1875).

16. La expresión «extra ecclesiam nulla salus», a su vez identificada con la Iglesia católica romana (es decir, las iglesias que están en comunión con el obispo de Roma), felizmente superada por el Vaticano II, es una frase tomada de san Cipriano de Cartago (Cf. Epistola LXXIII, XXI). La interpretación tradicional en su sentido más resctrictivo identifica salvación con pertenencia visible a la Iglesia católica y apostólica. Pero Lumen gentium (n. 16) y Unitatis redintegratio, fueron capaces de dictar perspectivas más amplias y por tanto ecuménicas. Así, ambos documentos conciliares se alían para:
  • Afirmar que en otras iglesias y comunidades cristianas existen elementos reales de verdad y gracia que pueden conducir a la salvación, aunque subsista de manera plena solamente al interior de la Iglesia católica (subsistit in), algo que incluso ahora el desarrollo teológico postconciliar pone cuanto menos en duda y se muestra más participativo y a la vez más abierto en la identificación de la Iglesia de Cristo que no puede ser reducida a una sola Iglesia: la católica romana.
  • Extender esta visión a las religiones no cristianas, reconociendo que, a través de caminos conocidos solo por Dios, quienes siguen rectamente su conciencia y buscan con sinceridad y honestidad la verdad puede alcanzar la salvación, gracias a la mediación universal de Cristo y su Iglesia. En este sentido, la teoría de Rahner de los «cristianos anónimos» ayuda a situar a los creyentes sin profesión de fe cristiana en la esfera de la Iglesia de Jesucristo, el único camino, verdad y vida en plenitud.
Por tanto, extra ecclesiam nulla salus», en nuestro momento histórico, no debe interpretarse como exclusión absoluta, radical, sino como afirmación de que toda salvación viene por «Solo Cristo» y está relacionada misteriosamente con su Iglesia, reflejo del Reino de su Padre. Los creyentes de otras fes no cristianas, guste o no, están sin saberlo e incluso sin quererlo, dentro de la órbita salutífera de Dios por Cristo, si bien sin ser conscientes ni gozar plenamente de las obras salvíficas ni de las «magnalias Dei», es decir, de las grandes obras de Dios en la historia humana, fruto de la intervención poderosa y misericordiosa de Dios en esa historia que la convierte entonces en «historia de la salvación». En definitiva, ni la acción y teología ecuménica, ni la acción y teología del diálogo religioso, pueden conducir al irenismo, al sincretismo, o al indeferentismo religioso por el cual todas las tradiciones religiosas y/o espirituales poseen el mismo valor y legitimidad, relativizando cualquier diferencia sustancial entre ellas. Desde una actitud cristiana se debe rechazar estas posturas, al considerarlas incompatible con la verdad revelada en la Sagrada Escritura y aceptada por las iglesias cristianas.

17. Sullivan, Francis A., El significado y la importancia del Vaticano II de decir, a propósito de la Iglesia de Cristo, no «que ella es», sino que ella «subsiste en» la Iglesia católica romana, en Latourelle, R., (ed.), Vaticano II: Balance y Perspectivas. Veinticinco años después (1962-1987), Ediciones Sígueme, Salamanca 1989, 607-616.

AUTOR:
Juan G. Biedma. Diácono y Ecumenista. Conocido por su labor ecuménica dentro de la iglesia católica romana, a la que pertenece como Diácono. Como divulgador destaca por la creación del boletín digital InfoEkumene, dedicado a las noticias y documentación ecuménica. Su trayectoria académica y profesional comenzó estudiando Ciencias Bíblicas en la Escuela Bíblica de Madrid (Diplomado en Ciencias Bíblicas, 1978); Diplomatura en Historia y Teología del Ecumenismo, tras lo cual complementó su formación con estudios en Religiones y Diálogo Interreligioso, y en Sectas/Nuevos Movimientos Religiosos, todo en el Centro Ecuménico de Madrid; Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Facultad de San Dámaso (Madrid); y Estudios Eclesiásticos requeridos para la formación del Diaconado Permanente en el Seminario Conciliar de Madrid (1985-86), ordenado diácono en diciembre de 1986, por el cardenal de de Madrid Suquía Goicoechea. En la actualidad estudia un Máster en Teología Reformada. Ha sido secretario-ayudante del Arzobispo Castrense de España, Estepa Llaurens y secretario de la revista Pastoral Ecuménica y de Julián García Hernando (1988-2006). Además, ha publicado diversos artículos y reseñas en la obra colectiva Plurtalismo Religioso en España, en Pastoral Ecuménica, Biblia y Fe, Vida Religiosa, Catequeta y otras revistas y medios digitales, sobre ecumenismo y sectarismos. También ha colaborado con diversos organismos de la Iglesia católica en encuentros internacionales y trabajos confidenciales.


AGENDA – PRÓXIMOS ACTOS

HOY JUEVES 20 MARZO 2025
Año Nuevo Baha’i

18'45 horas

IFTAR - Cena de ruptura del ayuno. Ramadán 2025
Centro Ecuménico "Julián garcía Hernando"
Misioneras de la Unidad, C/ José Arcones Gil nº 37- 2ª planta
MADRID

21 marzo 2025
Noruz, Fiesta del Año Nuevo Zoroástrico

21 marzo 2025 - 15'00 horas

Oración Ecuménica por los enfermos y la salud del Papa
Iglesia de San Lorenzo in Piscibus, vía Padre Pfeiffer Pancrazio, 24
ROMA (Italia)

21 marzo 2025 – 20’00 horas


Oración Interconfesional
Iglesia Luterana, paseo Castellana, 6
MADRID

21 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

21 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

22 marzo 2025 – 17’00 horas (hora Argentina)

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina)

22 marzo 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

23 marzo 2025 - 17'00 horas

Encuentro interconfesional de alabanza y oración
"Un solo Espíritu, una sola esperanza"
Parroquia de la Presentación de la Virgen, avda, Juan Pablo II, 1
ZARAGOZA

23 marzo 2025 – 17’30 horas (hora Argentina)

Espacio de Oración por la Unidad
Parroquia de ja Asunción. Franklin. 2173 - FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

24 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

24 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

25 marzo 2025
La fiesta de la Anunciación de la Virgen María

25 marzo 2025 - 18'00 horas


Curso de formación bíblico-ecuménico “Nicea, punto de partida de un estilo sinodal”
El sínodo sobre la sinodalidad en la Iglesia católica, por Noemi Sanches
Centro Ecuménico "Julián García Hernando", c/ José Arcones Gil, 37-2º
MADRID
ON LINE

25 marzo 2025 - 18'00 horas (Hora Argentina)

Curso Pascua judía / Pascua cristiana
por Juan José Milano
Centro Bíblico Nuestra Señora de Sión, Avda. Directorio, 440
BUENOS AIRES (Argentina)
ON LINE

25 marzo 2025 - 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

25 marzo 2025 – 21’30 horas

Oración de Taizé
Capilla de la parroquia de María Auxiliadora, Pso. San Juan Bosco, 70
BARCELONA

26 marzo 2025
Khordad Sal

26 marzo 2025 – 19’15 horas

Curso de Formación sobre Ecumenismo
Sala de reuniones. Parroquia Nuestra Señora del Carmen, paseo Mª Agustín, 8
ZARAGOZA

26 marzo 2025 – 20’30 horas


Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

26 marzo 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

27 marzo 2025
Fiesta islámica de Laylat al Kadr

28 marzo 2025 – 20’30 horas


Rezar con los Salmos
Iglesia parroquial de San Pedro (La Sede de Égara), plaza del Rector Homs, s/n.
TERRASSA (Barcelona)

28 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

28 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

29 marzo 2025 - 20’00 horas

Silencio por la paz
Marcha interreligiosa
Plaza de Santa Bárbara hasta plaza de la Virgen Blanca
VITORIA-GASTEIZ (Álava)

29 marzo 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

29 marzo 2025 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

30 marzo 2025
Gudi Padva hindú

30 marzo 2025– 18’30 horas


Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)

31 marzo 2025
“Aïd al Fitr” o “Aïd al-Saghir”


31 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

31 marzo 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)




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