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miércoles, 1 de mayo de 2024

ARTÍCULO DE OPINIÓN

HACIA LA UNIDAD VISIBLE DE LA IGLESIA: DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS EN EL ECUMENISMO ACTUAL SEGÚN EL CARDENAL KOCH

por Juan G. Biedma

CLAVES:
  • El cardenal Kurt Koch, reconocido por su liderazgo como presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Santa Sede, critica el enfoque actual del ecumenismo (en este caso alemán), que al parecer trata de priorizar procesos sobre objetivos concretos. Koch sostiene que las divergencias doctrinales y prácticas entre las iglesias aún no están suficientemente conciliadas para considerar una unidad verdadera. A través de su experiencia y escritos, argumenta que el ecumenismo debe fundamentarse en una conversión y reforma internas de las iglesias, mirando más allá de un consenso mínimo y enfocándose en una comprensión más profunda y verdadera del Evangelio.
  • El texto destaca la importancia de abordar temas controvertidos como las ordenaciones de mujeres, las bendiciones de uniones del mismo sexo y las segundas nupcias de divorciados, los cuales Koch ve como obstáculos significativos para la unidad ecuménica. A pesar de la resistencia, su enfoque riguroso y basado en la doctrina católica busca preservar la integridad teológica frente a adaptaciones que considera superficiales y pasajeras.
  • Koch enfatiza que el verdadero ecumenismo requiere reconocer y resolver estas diferencias, no solo coexistir con ellas. Sus perspectivas desafían el consenso ecuménico actual, proponiendo un diálogo más auténtico y comprometido con la doctrina cristiana fundamental, y destacan el papel crucial que juega la teología en la unidad de la iglesia. Su crítica al documento Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad refleja esta posición, señalando la necesidad de un enfoque más objetivo y menos complaciente hacia la unidad ecuménica.
  • Por otra parte, el artículo presenta el documento de las iglesias luteranas y católica romana alemanas a modo de resumen, situándolo en el centro de la controversia, no sin significar aquellas aportaciones que al autor del artículo le parecen más interesantes o destacadas.

En el corazón de los cristianos, 
siempre había existido una tensión entre las exigencias
de la tradición y las necesidades del progreso,
entre las prerrogativas de la autoridad
y el deseo de reforma;
en suma, entre la letra y el espíritu de la ley.

Tom Holland, Dominio.

Una nueva historia del cristianismo, p. 529.



El cardenal Koch y su rechazo a un ecumenismo orientado a procesos más que a objetivos. Las «divergencias» no están conciliadas y superadas

Kurt Koch, nacido el 15 de marzo de 1950 en Emmenbrücke, Suiza, es una autoridad católica que ha desempeñado un papel significativo en la promoción del diálogo y encuentro ecuménico. Estudió teología y filosofía en las universidades de Lucerna y Múnich, alcanzando el grado de doctor en Teología, y fue ordenado sacerdote en 1982. Tras varios años dedicados a la enseñanza de la Teología Sistemática y a la pastoral, fue nombrado obispo de Basilea en 1995, cargo que ocupó hasta 2010.

En julio de 2010, el papa Benedicto XVI lo nombró presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, su posición actual. Este papel lo sitúa en el centro de los esfuerzos ecuménicos de la iglesia católica, donde trabaja para mejorar las relaciones con otras confesiones cristianas, incluyendo las iglesias ortodoxas, anglicanas y las comunidades protestantes.

Entre sus escritos más destacados se encuentra una profunda reflexión sobre la relación entre la iglesia y la justificación, y numerosos artículos y ensayos sobre el diálogo interreligioso y ecuménico. Estos trabajos no solo subrayan su compromiso con la unidad cristiana, sino que también aportan un marco teológico sólido para el diálogo ecuménico desde posiciones netamente romanas.

Koch es conocido por sus opiniones firmes sobre la necesidad de una verdadera conversión y reforma interna de las iglesias como prerrequisito necesario para el ecumenismo periódico, sin excusar la católica. Ha expresado que el ecumenismo no debe basarse únicamente en la búsqueda de un consenso mínimo entre las iglesias, sino en un compromiso hacia la verdad del Evangelio. Esta postura ha generado debates, especialmente en contextos donde se prefiere una aproximación más inclusiva y menos doctrinal al ecumenismo.

Las opiniones de Koch también han generado controversia, particularmente su crítica a ciertas prácticas de las iglesias no católicas que, según él, podrían obstaculizar el trabajo ecuménico hacia la unidad. Estas incluyen cuestiones como las ordenaciones de mujeres, las bendiciones de uniones del mismo sexo o las segundas nupcias de divorciados, temas que considera sensibles en el diálogo y encuentro ecuménico.

A pesar de la resistencia de numerosos teólogos, pastoralistas e iglesias que consideran ciertas temáticas como manifestaciones del Espíritu Santo ante los signos de los tiempos, Kurt Koch se mantiene como una figura indispensable en el diálogo ecuménico.

Su relevancia se debe tanto a su profunda erudición teológica como a su compromiso con la unidad de los cristianos y al poder y prestigio del cargo que desempeña. Desde su distinguida posición, su labor sigue siendo influyente en las discusiones sobre el enfoque que la Iglesia Católica adopta hacia las relaciones con otras confesiones cristianas.

Aunque únicamente el Papa tendría la capacidad de reconducir la oposición interna dentro de la Iglesia Católica, persisten serias dudas sobre la viabilidad de implementar completamente sus reformas y de superar la resistencia de los sectores más ultraconservadores. Estos últimos, en la actualidad, parecen centrarse primordialmente en preservar lo que consideran esencial del catolicismo romano.

Es ampliamente reconocida la postura de la iglesia católica romana en la Alemania predominantemente luterana y los desafíos que enfrenta su jerarquía debido a la sinodalidad, un concepto eclesial que aboga por una participación más activa de la base del pueblo de Dios, especialmente de las mujeres, quienes históricamente han estado relegadas a roles secundarios dentro de la estructura eclesiástica. Esta idea busca fomentar una mayor influencia de la Iglesia en el mundo y promover una «democratización» de su jerarquía, la cual está marcada por privilegios de poder y vestigios de una gloria tanto pagana como terrenal.

Koch es uno de los cardenales de la Curia Romana que enfrenta los brotes de rebeldía y las críticas dentro de la jerarquía y la base eclesial alemana, que intenta abordar temas que, para la mentalidad romana del cristianismo, son inaceptables y, por lo tanto, inadmisibles, aunque muchos de ellos no comprometen ni el dogma ni la disciplina de los códigos católicos.

Recientemente, Koch ha criticado el documento elaborado por el episcopado alemán y la iglesia evangélica alemana titulado Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diferencia. En declaraciones que cuestionan el ecumenismo reflejado en el consenso alemán sobre la unidad, Koch aboga por un ecumenismo orientado a procesos y desarrollos, en lugar de enfocarse exclusivamente en los objetivos específicos del diálogo y encuentro ecuménicos.

En una entrevista concedida a la revista Communio, el cardenal expuso sus críticas detalladas al texto Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diferencia. A continuación, presentaré un resumen crítico y expositivo de esta perspectiva, que considera los desafíos y oportunidades para alcanzar una verdadera unidad, manteniendo al mismo tiempo la diversidad conciliada.

Creo que es momento para que el ecumenismo católico romano evolucione y acepte la necesidad de una mayor visibilidad en la unidad auténtica y una mayor reconciliación en la diversidad. Sin duda, estamos ante una oportunidad de crecimiento para la Iglesia en general y para la católica romana en particular.

Aceptar una mayor visibilidad en la unidad real y una mayor reconciliación en la diversidad, enfocándose en la promoción de los procesos más que en los objetivos específicos, presenta varias ventajas y oportunidades para la iglesia y para el ecumenismo en general:

1. Flexibilidad y adaptabilidad: Al centrarse en los procesos, las instituciones pueden ser más adaptables y responder mejor a las necesidades cambiantes de sus comunidades y a las realidades culturales y sociales diversas. Esto es especialmente valioso en un contexto global donde las diferencias en prácticas y creencias pueden ser significativas.

2. Desarrollo continuo: Un enfoque en los procesos permite un desarrollo y mejora continua, evitando la rigidez que a veces acompaña a la consecución de objetivos fijos. Esto puede fomentar un ambiente de aprendizaje y crecimiento constante dentro de la iglesia y entre las comunidades ecuménicas.

3. Inclusión y participación: Promover procesos facilita una mayor inclusión y participación de diversas voces y perspectivas dentro de la iglesia. Esto es particularmente importante para grupos históricamente marginados, como las mujeres en la iglesia, permitiendo que contribuyan de manera significativa y visible a la vida eclesial.

4. Resolución de conflictos: Un enfoque procesual en la reconciliación y en la unidad puede ofrecer métodos más efectivos para manejar y resolver conflictos. En lugar de imponer soluciones desde arriba, un enfoque basado en procesos puede ayudar a cultivar un consenso orgánico que respete las diferencias y fomente la unidad en la diversidad.

5. Sostenibilidad a largo plazo: Los procesos bien establecidos tienden a ser más sostenibles a largo plazo que los objetivos puntuales. Al centrarse en cómo se hacen las cosas —y cómo se pueden mejorar continuamente—, las iglesias pueden asegurar que sus acciones sean sostenibles y relevantes en el tiempo.

6. Reflejo auténtico del ecumenismo: El ecumenismo se trata de buscar la unidad entre las diferentes confesiones cristianas, lo que implica un proceso continuo de diálogo, comprensión y cooperación. Un enfoque en los procesos refleja más fielmente este objetivo, reconociendo que la unidad no es un fin en sí mismo sino un camino a recorrer conjuntamente.

7. Mejora de la relevancia social y cultural: Al centrarse en los procesos, la iglesia puede mejorar su relevancia y su capacidad para abordar problemas sociales y culturales actuales de manera efectiva, lo que en última instancia puede mejorar su misión evangelizadora y su servicio a la sociedad.

Un enfoque en los procesos, más que en objetivos específicos, puede ayudar a la iglesia a ser más dinámica, inclusiva y efectiva en su misión, tanto internamente como en su interacción con el mundo más amplio.

Pero a pesar de mi benevolente óptica, el cardenal encargado del ecumenismo oficial de la iglesia católica peca de adoptar una postura crítica respecto a un documento de consenso ecuménico importante que, a su juicio, omite y no se centra en objetivos precisos y, en cierto modo, restringidos.

En una entrevista concedida a la revista conservadora Communio, el cardenal expresa su preocupación por eludir lo que considera esencial: los objetivos delimitados, desviando la atención de las audaces propuestas sobre los procesos y su evolución. En este contexto, confronta lo que percibe como la noción protestante de «divergencias conciliadas» —interpretada como si el protestantismo se mantuviera unánimemente adherido a esta idea— con la visión católica de «unidad visible», que Koch parece interpretar como alcanzable únicamente a través de la uniformidad o unicidad. De este modo, rechaza la idea de que la conciliación entre divergencias sea ya una realidad tangible, sosteniendo en cambio que estas divergencias no están plenamente resueltas y que representan un objetivo aún por alcanzar.

En cierto modo es así, puesto que las iglesias no mantienen un estatus de unidad frente al mundo. Las divergencias, incluso diríamos la diversidad confesional, separan y bloquean cualquier visibilidad de unidad, al menos plena. Esto es un hecho y no una mera opinión. Esto nos sitúa frente a un desafío significativo que surge en las conversaciones teológicas ecuménicas: la interpretación y comprensión de lo que implica las «divergencias conciliadas» y si es posible su superación a través del enfoque en objetivos precisos encaminados al logro de la unidad y su posterior visibilidad. Este punto subraya la dificultad de alcanzar una verdadera «unidad visible» entre las diferentes confesiones cristianas, dadas las variadas interpretaciones de este concepto.

Al presentar las «divergencias conciliadas», ¿de qué estamos hablando?

Según la RAE «divergencias» se aplica a discrepancia, a diferencia de opiniones, a líneas de pensamiento y caminos metodológicos que se alejan entre sí, por lo que se aplica en contextos de desacuerdo o diferencias significativas en opiniones, creencias o perspectivas entre personas, grupos e instituciones.

En el ámbito de la ciencia teológica «divergencias» suele referirse a los puntos en los que las enseñanzas o prácticas de diferentes comunidades cristianas no coinciden, reflejando una variedad de tradiciones teológicas y experiencias históricas. Estas divergencias son significativas porque afectan la unidad visible de la Iglesia, un ideal al que muchos grupos cristianos aspiran, siguiendo el mandato de Cristo de que todos sus seguidores sean uno.

Problemática de las «divergencias» en el cristianismo

La problemática de las divergencias en el cristianismo se centra en varios aspectos:

Unidad y diversidad: La tensión entre mantener la unidad de la fe y reconocer la diversidad de expresiones culturales y teológicas dentro del cristianismo es un desafío constante. Las divergencias plantean la pregunta de hasta qué punto se puede aceptar la diversidad sin comprometer la coherencia doctrinal esencial de la fe cristiana. Esto sin embargo quiere indicar que existe de facto una única doctrina primordial con la que toda doctrina debe confrontarse a fin de cotejar su fiabilidad y participación en esa doctrina fundamental.

Pero ¿es realmente así? Y en caso afirmativo, ¿qué iglesia ha mantenido incólume a lo largo de los siglos dicha doctrina como un depósito sagrado inviolable? ¿Podría sugerirse que es la iglesia católica? Este planteamiento constituye un dilema significativo, ya que implicaría que, más que buscar la unidad en la diversidad y la diferencia, el ecumenismo debería interpretarse como un retorno a la «casa común» de la iglesia católica romana. Sin embargo, ¿es esta la auténtica naturaleza del ecumenismo, incluso dentro del propio contexto católico?

Este cuestionamiento subraya una reflexión crítica sobre la concepción y los objetivos del movimiento ecuménico. La esencia del ecumenismo, en teoría, trasciende la idea de una simple asimilación a una denominación específica; en cambio, se orienta hacia un reconocimiento mutuo y una reconciliación efectiva y afectiva de diversas tradiciones cristianas bajo una comprensión más amplia y cohesiva de la fe, sin olvidar nunca la lección de la historia en cuanto al hecho de las primeras comunidades que sí supieron mantener la idea de una sola Iglesia de Cristo desde posiciones distintas e incluso distantes en muchos aspectos de la vida eclesial. Por lo tanto, interpretar el ecumenismo como un mero regreso a la iglesia católica romana contradice algunos de los principios fundamentales de esta iniciativa interdenominacional, así como de las Sagradas Escrituras, que sin duda busca construir puentes y encontrar un terreno común, sin necesariamente comprometer la identidad doctrinal de las distintas comunidades cristianas.

Diálogo ecuménico: Las divergencias son el núcleo de muchos debates ecuménicos, donde las diferentes denominaciones intentan reconciliar sus doctrinas para fomentar la cooperación y la unidad. El progreso en este diálogo a menudo se ve obstaculizado por diferencias profundamente arraigadas que son difíciles cuando no imposibles de superar.

Identidad denominacional: Cada grupo puede ver sus propias enseñanzas como esenciales para la identidad cristiana, lo que puede llevar a una resistencia contra el cambio o la reforma, temiendo la pérdida de esa identidad.

Interpretación de las Escrituras: Muchas divergencias surgen de diferentes métodos de interpretación bíblica. Lo que para una tradición es una interpretación clara y literal, para otra puede ser simbólica o contextual.

En conclusión, la manera en que las comunidades cristianas manejan estas divergencias tiene un impacto profundo en la vida eclesial y en su testimonio ante el mundo. Sin embargo, la búsqueda de consenso y la reconciliación de las divergencias sin sacrificar la verdad esencial se consideran partes integrales del mandato ecuménico en la teología cristiana contemporánea.

Expliquemos ahora la terminología clave:

Unidad visible: Se refiere a la manifestación objetiva y observable de la unidad entre las iglesias cristianas. Es un ideal ecuménico que busca reflejar una cohesión y colaboración tangibles entre distintas denominaciones, mostrando al mundo una iglesia que, a pesar de sus diferencias internas, funciona como un cuerpo unificado.

Divergencias conciliadas: Este término implica que las diferencias doctrinales o prácticas entre las iglesias han sido discutidas y resueltas hasta un punto en que, aunque puedan persistir diferencias, estas no impiden la cooperación y la unidad en la práctica y el testimonio común.

Pero existen Interpretaciones divergentes, como la expresada por el cardenal:

Perspectiva católica: Desde este punto de vista, las "divergencias conciliadas" se ven como un objetivo a alcanzar. Esto significa que, aunque existen diferencias históricas y teológicas significativas que han dividido a las iglesias, el proceso ecuménico busca reconciliar estas diferencias a través del diálogo continuo, apuntando a una resolución que permita la unidad.

Perspectiva contemporánea común: En contraste, muchas personas hoy en día pueden ver las "divergencias conciliadas" como una descripción del estado actual de las iglesias. Esto sugiere que ya existen niveles aceptables de acuerdo o que las diferencias ya no son vistas como impedimentos serios o insalvables para la unidad. En este sentido, se asume que las iglesias ya están operando con un grado suficiente de reconciliación y cooperación. Si bien no es definitiva la conciliación podemos apuntar que nos encontramos en un proceso que la hace irreversible e imperiosa en su definitividad.

Problema de la comunicación: El uso de los mismos términos con diferentes significados puede llevar a malentendidos y dificultades innecesarias y que entorpezcan en las discusiones ecuménicas. Las partes pueden creer que están de acuerdo o más cerca de la unidad de lo que realmente están, debido a interpretaciones divergentes de conceptos clave. Esto es lo que pone en evidencia el cardenal Koch.

Para profundizar en el ecumenismo de manera efectiva, es imperativo clarificar y alcanzar un consenso sobre los significados de términos clave como «divergencias conciliadas». Este proceso requiere una discusión abierta y exhaustiva sobre las diferencias doctrinales y prácticas, así como la creación de un marco común que defina qué constituye la reconciliación de dichas divergencias y cómo esta reconciliación puede manifestarse como una «unidad visible» y permanente, siguiendo en esta cuestión el criterio del cardenal Koch.

Es cierto que algunos críticos podrían argumentar que el ecumenismo, al igual que el campo jurídico, se adentra en una casuística minuciosa. Sin embargo, es crucial reconocer que cualquier encuentro ecuménico es fruto de un proceso de reconciliación.

Aunque aún persistan barreras significativas que obstaculizan una unidad visible completa, es innegable que el proceso de reconciliación ha estado ocurriendo durante muchos años. La falta de plenitud en este proceso puede atribuirse a los enfoques, limitaciones o reservas de los participantes en el diálogo, que a menudo reflejan temores o cautelas frente a la alteridad o bien permanece en ellos el concepto de guardianes de la sana doctrina en cuanto únicos garantes de esta, lo que evidencia tan solo un estado de pecaminosidad dado que su actuar es a modo de dueño y no de depositario.

Aceptar que ya formamos parte de una «diversidad reconciliada» puede ser un paso crucial hacia la consecución del objetivo ecuménico de alcanzar una unidad visible. Esta aceptación podría facilitar la superación de las reticencias existentes y promover un avance más decidido hacia la unidad. Por lo tanto, resulta esencial cuestionar las posturas negacionistas que rechazan lo que podría ser una realidad tangible y necesaria para el progreso ecuménico: la diversidad reconciliada en espera de la unidad visible.

Este enfoque no solo promueve un mayor entendimiento y cooperación entre las confesiones cristianas, sino que también propicia un testimonio más coherente y unificado ante el mundo, demostrando el potencial del cristianismo para superar divisiones históricas y actuar conjuntamente en la misión de la Iglesia en el mundo contemporáneo. Pero veamos qué dice el documento de los jerarcas alemanes.

DOCUMENTO «Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad. Sobre las oportunidades de un ecumenismo orientado a procesos»

En el Prólogo al documento se pone de manifiesto algunas cuestiones interesantes. En Alemania, los cristianos tienen altas expectativas hacia las iglesias, esperando una atención pastoral dedicada, una vital promoción de la vida espiritual y un compromiso destacado en asuntos caritativos y de servicio social. Por otra parte, nada que sea nuevo en relación con otras situaciones y sitios. Además, en Alemania se asigna a las iglesias un papel crucial en el mantenimiento de la cohesión social, una tarea complicada debido a la pérdida de confianza generada por los escándalos de abuso sexual. Paralelamente, se observa una percepción de que las diferencias entre católicos y protestantes en la práctica religiosa y en las actitudes individuales hacia la fe están disminuyendo, lo que sin duda ofrece la razón a nuestra tesis sobre la diversidad reconciliada en espera. Esto último fue un hallazgo clave de la 6ª Encuesta de Membresía de la Iglesia realizada por la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), en la cual la iglesia católica participó por primera vez en 2023.

En la vida diaria de muchas parroquias, se vive una cercanía considerable entre las confesiones, aunque esto no siempre se refleja en el entendimiento teológico sobre cuestiones clave. En 2017, año del jubileo de la Reforma, las iglesias evangélica y católica en Alemania declararon su unión en el documento "Curar la memoria - Testificar a Jesucristo", proponiendo como objetivo la "unidad visible en diversidad reconciliada".

A pesar de reconocer que no se esperan avances inmediatos en temas como la comunión eucarística y el entendimiento del ministerio, se comparte la esperanza de desarrollar nuevas perspectivas que enriquezcan el ecumenismo local.

El Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania y la Conferencia Episcopal Alemana no ven este período como un estancamiento ecuménico, sino como una oportunidad para fortalecer la cohesión entre las iglesias, viendo el ecumenismo como un proceso dinámico y en constante evolución (un proceso hacia). La declaración conjunta plantea cuestiones sobre cómo se vive ya la unidad en diversidad reconciliada y qué pasos seguir para compartir experiencias y perspectivas sin necesidad de una total uniformidad en los objetivos, manteniendo la pregunta sobre la unidad última en un equilibrio constructivo.

El documento surge de un diálogo constructivo y busca responder a las transformaciones y desafíos actuales de la vida eclesial, marcada por cambios estructurales, experiencias de ruptura, y reformas. El objetivo es que los actores cristianos de todas las confesiones trabajen juntos en su misión evangelizadora, interesándose mutuamente en las tradiciones del otro y permaneciendo creativamente comprometidos con el objetivo de ser juntos la Iglesia de Jesucristo. Se agradece a los autores del documento por su colaboración ecuménica y se expresa la esperanza de que este texto inspire y oriente a todos los involucrados en el ecumenismo, reavivando el diálogo sobre la dirección y propósito del cooperativismo evangélico-católico.

Este prólogo al texto acordado lo firman los obispos Kirsten Fehrs, presidente en funciones del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania y el doctor Georg Bätzing, obispo presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, en marzo de 2024.

I. INTRODUCCIÓN

En la Introducción el texto aborda la visión de «unidad visible en diversidad reconciliada» acuñada durante las conmemoraciones del 500 aniversario de la Reforma, como un ideal para el futuro ecuménico. Destaca la importancia de seguir fortaleciendo las relaciones entre comunidades católicas y protestantes a pesar de las crisis de credibilidad y escándalos de abuso, sugiriendo que la confrontación y la colaboración frente a los desafíos son más fructíferas que la suspensión de relaciones ecuménicas. También se enfatiza el valor de la discusión abierta sobre las diferencias y tensiones para entender mejor la pluralidad de cada confesión.

El documento insta a continuar el desarrollo de estas relaciones con valor y optimismo, y a dar testimonio conjunto del Evangelio. Admite que, aunque hay diferentes visiones ecuménicas entre las iglesias católica y protestante, estas no necesariamente constituyen contradicciones estrictas y pueden ser vistas como oportunidades para un aprendizaje mutuo y una mayor concienciación sobre los retos contemporáneos del cristianismo.

Se reconoce la existencia de diversidad y unidad ya vividas entre las iglesias y se aboga por su mayor visibilidad y reconciliación. Se anticipa que el camino hacia la unidad en diversidad reconciliada implicará diferentes ritmos y posibles retrocesos, pero también oportunidades continuas para aprender y criticar constructivamente.

Finalmente, se recalca la expectativa de que las iglesias apoyen a los fieles que viven el ecumenismo en su vida cotidiana, y se comprometen a una colaboración que no solo beneficie a una iglesia en particular, sino que se realice en un diálogo y cooperación genuinos entre todas las denominaciones.

El capítulo «Iglesias en busca de la unidad en la diversidad» presenta una variedad de modelos y experiencias ecuménicas a tener en cuenta, reflejando un continuo compromiso con el diálogo ecuménico y la búsqueda de una comunidad más inclusiva y comprensiva dentro de la diversidad cristiana, por lo que aboga por un enfoque más unificado pero respetuoso de las diferencias teológicas y prácticas.

Igualmente, discute aspectos cruciales del progreso ecuménico y las consideraciones para una mayor unidad y diversidad en el contexto eclesiástico.

(1) El Documento Conjunto de la Conferencia Episcopal Alemana y el Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania para el año 2017, Sanar la memoria – Testificar a Jesucristo, en su cuarto capítulo, examina la relación entre unidad y diversidad en la Iglesia. Para sanar las memorias se requiere el reconocimiento de que «la unidad no significa uniformidad y la diversidad no significa arbitrariedad, sino que se trata de la comunidad de lo diverso en catolicidad vivida». El documento fundamenta la unidad de la Iglesia en la unidad del Cuerpo de Cristo y, por tanto, en la unidad del bautismo. Para el propósito del Nuevo Testamento de preservar y profundizar la unidad de la Iglesia en la diversidad de caminos y dones, es fundamental la oración de Jesús por la unidad de los suyos: «No ruego solo por estos, sino también por aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Juan 17,20 f.). Desde el testimonio de las Escrituras (véase 1 Cor :12,13–27), la unidad de la Iglesia no debe entenderse de manera uniformista; más bien, corresponde a la unidad viviente del Cuerpo de Cristo, «que consiste en la cooperación de sus muchos miembros».

Una síntesis de los puntos más destacados de todo el capítulo sería:

1. Relación entre unidad y diversidad: El documento enfatiza que la unidad no implica uniformidad y la diversidad no debe ser tampoco sinónimo de arbitrariedad o libertinaje. En este sentido es importante la comunidad pues incorpora diversas tradiciones dentro de una catolicidad vivida. La unidad de la Iglesia se fundamenta en la unidad del Cuerpo de Cristo y en la unidad del bautismo.

2. Modelos de unidad ecuménica: Se discuten varios modelos de unidad que han surgido en el movimiento ecuménico, desde la unidad parcial en áreas como el diaconado hasta modelos más integrados como las fusiones de iglesias o la comunidad conciliar. Se hace un llamamiento a continuar explorando modelos de unidad visible.

3. Base bíblica y teológica de la unidad: Se recalca que la unidad de la Iglesia es intrínseca en Jesucristo y se refleja en prácticas sacramentales como el bautismo, que solidariza a los creyentes con Cristo y entre ellos.

4. Desafíos actuales y preguntas abiertas: Reconoce que no existe una visión común sobre la unidad ecuménica y plantea preguntas sobre la naturaleza y el objetivo de la unidad que aún necesitan respuestas ecuménicamente válidas.

5. Experiencias de unidad en la diversidad: Explora cómo se han vivido dinámicas ecuménicas que muestran una unidad visible en medio de la diversidad reconciliada, destacando la importancia del diálogo continuo y la colaboración para profundizar la comprensión teológica y la práctica común.

6. Impacto social y político de la unidad ecuménica: Expresa también cómo las tensiones religiosas pueden exacerbarse y contribuir a conflictos sociales, mientras que un enfoque constructivo en la unidad puede fomentar la paz y la ligazón social.

7. Clarificación de términos ecuménicos: Se destaca la necesidad de definir conceptos clave como «unidad», «visibilidad», «diversidad» y «reconciliación». Esto incluye reflexionar sobre cómo las iglesias cristianas pueden apoyarse mutuamente, alinear sus testimonios y colaborar en servicios diaconales de caridad.

8. Prácticas ecuménicas existentes: Se invita a explorar las prácticas comunes ya presentes entre las diferencias, destacando cómo estas pueden fortalecer la unidad y el apoyo mutuo entre las iglesias.

9. Aspectos fundamentales de la Iglesia: Se discuten los tres atributos esenciales de la Iglesia en un contexto ecuménico: Martyria (testimonio misionero), Diakonia (servicio social que promueve la paz y la justicia), y Leiturgia (unidad litúrgica expresada en la eucaristía y en la comprensión del ministerio).

10. Proceso continuo hacia la unidad: Se precisa que el objetivo no es establecer un modelo único obligatorio, sino fomentar un proceso que valore la «unidad visible en diversidad reconciliada» como un objetivo convincente que necesita ser concretizado.

11. Dinámica de la unidad ecuménica: Se reconoce que el camino hacia la unidad ecuménica visible puede enfrentar desafíos y retrocesos, pero se debe mantener el compromiso con el proceso, subrayando la importancia de la diversidad dentro de la unidad y la visibilidad de la reconciliación.

12. Base teológica y experiencias ecuménicas prácticas: El capítulo también detalla las bases teológicas de la unidad ecuménica y presenta ejemplos del trabajo ecuménico conjunto, especialmente entre las iglesias evangélicas y católicas en Alemania, mostrando cómo la cooperación ha llegado a ser una parte normalizada de la vida eclesiástica.

13. Reflexión y compromiso mutuo: Finalmente, se propone que las iglesias continúen dialogando y trabajando juntas, no solo como un ideal, sino como una realidad práctica y enriquecedora, promoviendo una unidad que respeta y valora las diferencias.

Este enfoque del primer capítulo del documento refleja un compromiso continuo y progresivo hacia la unidad en la diversidad dentro del movimiento ecuménico, buscando formas de cooperación y coexistencia que reflejen tanto la fidelidad a las propias tradiciones como la apertura hacia el otro y sus diferencias y distinciones.

II. «PERSPECTIVAS BÍBLICAS Y TAREAS ECUMÉNICAS»

1. El testimonio bíblico del camino de la Iglesia

(1) La súplica por la unidad ocupa un lugar central en la oración que Jesús pronuncia ante sus discípulos en la hora de la despedida, según el evangelio de Juan: Él ruega: «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Juan 17,21). Esta oración de Jesús se ha convertido en la oración de la ecumenicidad. La unidad por la que Jesús ruega es la unidad con Dios, que surge a través de la participación en el amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo. Esta unidad también debe caracterizar la relación entre las personas que siguen a Jesús. La unidad de la comunidad de discípulos no es un fin en sí misma. Más bien, tiene como objetivo que en el mundo pueda surgir la fe en Jesús como Salvador del mundo (Juan 4,42), a quien Dios envió por amor (Juan 3,16). La unidad por la que Jesús ruega es un anticipo de la salvación prometida a los creyentes.

En este segundo capítulo del documento el texto diserta sobre la importancia de la unidad en la comunidad de creyentes, basándose en el evangelio de Juan. Jesús, en su oración de despedida, ruega por la unidad entre sus seguidores, reflejando la unidad entre él y Dios Padre. Esta unidad no es uniformidad, sino diversidad enriquecida por la gracia de Dios. Se expresa en la oración común y se fortalece mediante el servicio mutuo, el aprendizaje del Espíritu Santo y el testimonio compartido. Esta unidad se manifiesta en la diversidad de caminos de fe trazados por Jesús, que acoge a todas las personas, incluso a los samaritanos y a los griegos, y es un permanente vínculo entre las diversas comunidades cristianas. Además, se destaca la diversidad del pueblo de Dios, que refleja la unidad en su variedad y se une en su vocación común.

También menciona la diversidad lingüística y cultural en la comunidad cristiana primitiva, destacando la acción del Espíritu Santo en la multiplicidad de dones y ministerios en una comunidad variada.

La importancia de la unidad en la Iglesia radica en las enseñanzas bíblicas, especialmente en las cartas de Pablo. La unidad se entiende como una comunión en Cristo, donde todos los bautizados comparten su cuerpo y sangre. Se manifiesta en la diversidad de dones y ministerios dentro del Cuerpo de Cristo, reconociendo lo significativo de cada miembro y su colaboración en amor.

Igualmente, se destaca la unidad en la diversidad cultural y lingüística en las comunidades cristianas primitivas, reflejando la acción del Espíritu Santo en la multiplicidad de dones y ministerios. La unidad se considera dinámica y orientada al crecimiento bajo la guía de líderes espirituales. La historia de la interpretación bíblica muestra tensiones entre diferentes énfasis teológicos y enfoques confesionales, pero también ofrece la oportunidad de revisar posiciones, superar divisiones y abrir nuevas perspectivas en un espíritu de reconciliación.

Esta se entiende como un proceso que supera las divisiones causadas por el pecado, anticipando una renovación escatológica que trae nueva vida en Cristo a la entera comunidad.

2. La Iglesia en el credo ecuménico

(14) Con el credo ecuménico de la cristiandad, la Iglesia de Jesucristo es creída como «la una, santa, católica y apostólica Iglesia». De este modo, se contempla en su realidad espiritual, que se realiza históricamente, aunque siempre de manera imperfecta. Se cree en ella por lo que ya es como el Cuerpo de Cristo, dondequiera que las personas crean, amen y esperen en el nombre de Jesucristo. Como Cuerpo de Cristo, está presente de manera oculta en las iglesias con diversas tradiciones. Por lo tanto, los creyentes pueden reconocerse como cristianos más allá de las fronteras denominacionales y reunirse en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para escuchar el Evangelio y orar, sin importar su afiliación eclesial particular.

El texto discute aquí sobre las creencias fundamentales de la cristiandad y la naturaleza de la Iglesia, según se expresa en el credo ecuménico. La Iglesia de Jesucristo es reconocida como «una, santa, católica y apostólica», una realidad espiritual que, aunque imperfecta, se manifiesta históricamente. Se la ve como el Cuerpo de Cristo, presente en diversas iglesias, más allá de las diferencias denominacionales. Los cristianos pueden, por lo tanto, reunirse para escuchar el Evangelio y orar, sin importar su afiliación eclesiástica.

Los atributos esenciales de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad derivan del acto reconciliador de Dios y son descritos como una realidad ineludible que se busca en oración, como lo hizo Jesús. Estos atributos no deben ser confundidos con experiencias concretas que a menudo pueden ser deficientes, ya que las divisiones históricas y la falta de diálogo han desafiado estas cualidades. La catolicidad refleja la universalidad de la iglesia y enfatiza la inclusión y la diversidad sobre el aislamiento. Este concepto es crucial para entender la interacción dinámica y positiva entre las diferentes facciones dentro de la iglesia. Literalmente afirma:

La catolicidad y la unidad se condicionan mutuamente, existiendo en una relación dinámica e inspiradora. El atributo esencial de la unidad hace referencia al centro que sostiene y fundamenta la existencia de la Iglesia, en la salvación a través de Jesucristo: la unidad que se basa en el único Jesucristo, en una única vocación, en una única fe, en un único bautismo (véase Efesios 4,3-5). Esta unidad no se puede simplemente «fabricar»; es plenamente un don y un regalo.

Sin embargo, es posible crear las condiciones necesarias para que esta unidad tome forma reconocible dentro de la Iglesia tangible. Esto es válido tanto para la vida interna de una iglesia como para su relación con otras iglesias. Siempre se trata de identificar y comprender críticamente los obstáculos y las barreras a la unidad, y de reflexionar sobre lo que promueve la experiencia de la unidad.

Al mismo tiempo, la unidad no debe contraponerse a la apostolicidad, la santidad o la catolicidad: solo asegurándose continuamente de su compromiso con la apostolicidad, la santidad y la catolicidad, la iglesia puede vivir la unidad dentro de sí misma y con los demás.

Finalmente, se menciona que las divisiones históricas como la Reforma y los contra-movimientos católicos deberían servir como motivación para superar las diferencias y trabajar hacia la unidad ecuménica, respetando las variaciones y respondiendo al llamado constante al arrepentimiento y la reconciliación, promoviendo un ecumenismo que viva la catolicidad en su búsqueda de unidad.

3. Martirio, Diaconía y Liturgia

Martirio, Diaconía y Liturgia como características fundamentales de la iglesia

(20) La iglesia actúa en el mundo de tres maneras, en el contexto en el que existe: testimoniando al mundo el Evangelio de Jesucristo (Martirio), dejándose mover por este testimonio para servir a las personas (Diaconía) y escuchando y proclamando el Evangelio en la celebración del culto (Liturgia). Como características fundamentales y esenciales de la iglesia, el Martirio, la Diaconía y la Liturgia están inseparablemente unidos.

En su Martirio, la Iglesia sigue el mandato misionero del Resucitado: «Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones» (Mt 28,19). Está llamada a ser la testigo del Evangelio y lo proclama al mundo para que las personas reconozcan a Jesucristo crucificado y resucitado como su Señor y Salvador, se reconcilien con Dios, experimenten el perdón y se sientan sostenidos por él en vida y muerte. Proclama la acción de vida creadora de Dios que renueva todo, dejando pasar lo viejo y haciendo todo nuevo (cf. 2 Cor 5,17). Al mismo tiempo permea todas las iniciativas que promueven la paz en conflictos, el acercamiento entre las personas y la superación de enemistades. Esto se basa en que fuimos reconciliados con Dios incluso cuando éramos sus enemigos (cf. Rom 5,10). Todos los seres humanos, cristianos y no cristianos, deberían beneficiarse de esto. El credo, universalmente claro en su expresión ecuménica, junto con la Sagrada Escritura, forma una riqueza de oraciones, canciones, sermones y catequesis, todos destinados a promover la reconciliación y la unidad solidaria en la fe.

En su Diaconía, la Iglesia sigue el ejemplo de Jesús, quien entendió su misión como un servicio (Diakonia), demostrado simbólicamente en el lavado de pies (Jn 13,1–20), donde Jesús instruye a sus discípulos a actuar como él lo hizo (Jn 13,15). La Diaconía comienza con acciones prácticas que alivian el sufrimiento y la miseria, proporcionando apoyo y atención a quienes se encuentran en situaciones desesperadas. También conlleva un compromiso político para promover estructuras más justas y formas de vida solidarias.

Este servicio ha sido una expresión y un don fundamental de la comunidad cristiana desde el principio, donde el sufrimiento de un miembro afecta a todos (1 Cor 12,26). Junto a esta Diaconía personal y comunitaria, existen organizaciones profesionales como Caritas y el Diakonisches Werk, que son cruciales para la sociedad, pero no reemplazan la Diaconía a nivel local y personal.

Tanto la Diaconía como Caritas son «católicas» en el sentido de que operan globalmente y promueven la solidaridad con las comunidades locales, unidas en su compromiso con la paz, la justicia y la conservación del medio ambiente.

En su Liturgia, la Iglesia sigue el ejemplo de Jesús, quien predicaba, oraba y celebraba la comunión. A través de la liturgia de culto, la Iglesia lleva a cabo su misión de alabar a Dios, proclamar el Evangelio, orar y celebrar los sacramentos. El servicio de adoración es esencial para entender lo que la Iglesia cristiana es y lo que la sostiene, siendo el momento más representativo cuando los miembros se reúnen para el culto. Este es el corazón de la Iglesia, su característica distintiva y proactiva.

Dios se hace presente como el ser vivo que se manifiesta en sus actos, despierta la fe, ofrece alegría, consuela en las pruebas y miedos, escucha y responde oraciones, infunde nueva esperanza, inspira actos de amor, alienta la acción y bendice a todos. En la celebración de la eucaristía y la cena del Señor, Cristo se hace central en la comunidad de culto y en toda la Iglesia, que se regocija en su presencia y se dirige al Padre en oración, compartiendo sus necesidades, preocupaciones y alegrías, alabando, agradeciendo, testificando de sus obras y asegurándose de su acción salvadora.

La unidad en la diversidad de prácticas y expresiones litúrgicas, a pesar de las diferencias denominacionales y regionales, radica en la fe en la presencia de Jesucristo, especialmente manifestada en la comunión y la eucaristía. Las diferencias en el culto no deben crear divisiones que obstaculicen la reconciliación; en cambio, deben expresar una convocatoria a la reconciliación y la comunión que solo Jesucristo puede otorgar en plenitud.

III. PASOS EN EL CAMINO

(1) Católicos y cristianos evangélicos han estado actuando juntos desde hace mucho tiempo. En todos los niveles constitutivos de la Iglesia, se ha desarrollado y probado una práctica ecuménica que a menudo pasa desapercibida.

El texto del capítulo tercero afirma como cierto el hecho de que católicos y cristianos evangélicos han colaborado durante mucho tiempo, desarrollando una práctica ecuménica en todos los niveles de la Iglesia. Y continúa: La unidad eclesiástica se manifiesta en aspectos fundamentales como el testimonio, el servicio y la liturgia, donde se realizan actos unificadores que pueden involucrar a ambas confesiones. Muchas diferencias anteriores ya no separan, y otras permiten experiencias enriquecedoras de la fe cristiana compartida.

En este número también se pone de manifiesto que la ecumenidad se nutre de la diversidad de dones, involucrando a múltiples actores y diversas acciones que conforman un camino común. Han surgido valiosas tradiciones ecuménicas y se ha desarrollado la conexión entre las comunidades. La conciencia ecuménica de ser cristianos unidos ha crecido. Muchas parejas y familias viven de manera ecuménica, desplegando formas de vida creativas y diversas.

Estas realidades recuerdan constantemente a las iglesias la variedad e interculturalidad de las relaciones ecuménicas en Alemania, lo cual se manifiesta institucionalmente en la comunidad de trabajo multilateral de iglesias cristianas y en numerosas iniciativas bilaterales. La ecumenidad evangélico-católica en Alemania se siente enriquecida por la ecumenidad multilateral y aspira a contribuir a su crecimiento en todas partes.

La práctica común en los servicios religiosos y el compromiso político y caritativo conjunto también enriquecen las tradiciones confesionales, facilitan transiciones y superan barreras de separación. La acción y comunicación conjunta entre creyentes y liderazgos eclesiásticos se han vuelto tan habituales que, a menudo, las diferencias confesionales no necesitan ser destacadas ni problematizadas.

Es enriquecedor y motivador revisar estas formas de comunión eclesiástica ya vividas y reconocer su potencial unificador. La «unidad de la iglesia» no se ve como un objetivo distante, sino como una dinámica viva en el proceso. En este camino, pueden surgir nuevos compromisos que repercuten en la percepción de las confesiones hacia sí mismas y hacia el exterior. La revisión de estas dinámicas revela la conexión vital y la riqueza polifónica lograda por el esfuerzo de muchos cristianos individuales, así como por comunidades, grupos de trabajo y órganos oficiales.

1. Ecumenismo en la «Martyria»

Dar testimonio, como se nos exhorta a hacer en «dar razón de la esperanza que hay en nosotros» (1 Pedro 3,15), es un aspecto genuino de la fe cristiana. Esto incluye la confirmación interna dentro del cristianismo, es decir, la reflexión sobre la fe (fides quaerens intellectum) —la fe en busca del entendimiento—.

También incluye la comunicación de la fe en la sociedad, junto con la capacidad y disposición para el diálogo argumentativo en el debate político, en el trabajo educativo y en el ámbito de las ciencias. Los cristianos y cristianas dan testimonio de su fe y esperanza en cualquier lugar donde su fe y esperanza se hagan visibles (públicamente) y sean comprensibles para aquellos que no creen o tienen creencias diferentes, mostrando así lo que motiva a los creyentes en Cristo.

El texto aborda principalmente el concepto de «Martyria» (testimonio), que se manifiesta sobre todo a nivel verbal y cognitivo, centrándose en las dimensiones del contenido de la fe (fides quae creditur), como las creencias y su interrelación. Las expresiones de la fe en formas litúrgicas y éticas son secundarias. Se destaca la necesidad de hacer plausibles o al menos plausibleizar las creencias y convicciones cristianas. Esto requiere precisión conceptual, capacidad de traducción y competencia en la formulación de conceptos, especialmente porque dar testimonio de la fe suele darse en interacciones entre diversas perspectivas, cosmovisiones, entornos y culturas.

En sociedades plurales, el diálogo público y el entendimiento mutuo entre ciudadanos sobre cómo desean vivir y qué valores y normas deben guiarlos son cruciales. Esto no solo exige una amplia educación general, sino también una desarrollada capacidad lingüística en materia de fe. La reflexión y rendición de cuentas de la fe no es lo mismo que la misión, aunque un testimonio de fe bien argumentado y estimulante puede tener un poder misionero.

Analiza cómo cristianos evangélicos y católicos en Alemania brindan conjuntamente un testimonio público de su fe a través de diversas actividades, como los grandes eventos ecuménicos y los días de las iglesias confesionales. Se resalta la creación de textos comunes y un discurso unificado entre las iglesias, fomentando la intercomprensión ecuménica en un nivel institucional. También se menciona la presencia creciente de la teología en campos laicos como la política y la medicina, disminuyendo la necesidad de especificaciones confesionales.

Además, se describe la cooperación interconfesional en el ámbito educativo, especialmente en el contexto del aula, donde se fomentan experiencias ecuménicas más allá de las comunidades y estructuras eclesiásticas. Se destaca el cambio hacia un modelo de enseñanza religiosa que no solo es más inclusivo y cooperativo, sino también más resonante con las realidades demográficas y familiares actuales, que son cada vez más interconfesionales.

En resumen, se enfatiza el movimiento hacia una mayor cooperación interconfesional tanto en el ámbito eclesiástico como educativo, apuntando hacia una integración de diferentes confesiones en la práctica religiosa y pedagógica, reflejando un cambio en la percepción de la identidad cristiana más allá de las divisiones confesionales.

(11) Aquí se demuestra también cómo las iglesias se embarcan juntas en un camino y cambian antiguas posiciones, cómo responden juntas a desarrollos culturales y desafíos, y cómo esto se moldea en formatos institucionales sobre la base de una confianza mutua consolidada. Lo que comenzó como una idea regional limitada, surgida de la necesidad (falta de profesores y grupos de aprendizaje pequeños), se convirtió en un camino común y una programática de educación religiosa cada vez más aceptable para un número creciente de participantes. El lugar de aprendizaje y de la Iglesia, la escuela, realiza la comunión eclesial en la diversidad mediada de manera dialogante y cooperativa. La diversidad confesional se convierte en un motivo para el diálogo en lugar de la delimitación, para la reflexión en lugar de la apología. El aprendizaje y la convivencia comunes se integran activamente en el desarrollo de la identidad confesional de los cristianos de la joven generación.

2. Ecumenismo en la Diaconía

En el apartado se resalta el compromiso de las iglesias cristianas en Alemania con el servicio a los demás, tanto en la práctica como en la búsqueda de justicia social. Se destaca la labor de instituciones diocesanas como la Diakonie y la Caritas, que emplean a más de 1,300,000 personas y cuentan con voluntarios que ofrecen diversos servicios, desde ayuda en la vecindad hasta atención telefónica de emergencia.

Además, se menciona la colaboración ecuménica en iniciativas como la «Bahnhofsmission» (misión en las estaciones de ferrocarriles), y las estaciones sociales, donde se brinda apoyo a viajeros y personas en crisis. La cooperación también se observa en la atención espiritual en entornos como la policía y el ejército, donde se evita la duplicación confesional en favor de un servicio inclusivo. La cooperación ecuménica se evidencia en proyectos de voluntariado dirigidos por iglesias individuales, pero con la participación de personas de diferentes confesiones cristianas, especialmente en contextos de ayuda a niños, personas sin hogar y solicitantes de asilo.

También se destaca el compromiso de las iglesias en la lucha por estructuras más justas y la inclusión de personas marginadas, expresado a través de diversos medios, investigaciones académicas, iniciativas políticas y declaraciones públicas.

Asimismo, el texto discute cómo la Iglesia Evangélica en Alemania y la Conferencia Episcopal Alemana se han posicionado sobre la democracia mediante el documento conjunto La Iglesia Evangélica y la democracia liberal, escenificando en el Lema Fortalecer la confianza en la democracia 1, del año 2019, la defensa y el fortalecimiento de la confianza en esta forma de gobierno y que recuerda la primera constitución democrática de Alemania de 1919, destacando logros como el sufragio femenino y la libertad de religión.

El documento de 2019 vincula escritos anteriores sobre la relación de la Iglesia con la democracia, como la encíclica Centesimus annus de Juan Pablo II y otros textos ecuménicos que abogan por las virtudes necesarias para la democracia. Se resalta el rol de las comunidades cristianas en procesos democráticos, fomentando justicia, participación y atención hacia los marginados, manteniendo una autoevaluación crítica constante.

Las iglesias han evolucionado en su entendimiento y aceptación de la democracia, a pesar de resistencias iniciales. Han aprendido a valorar las oportunidades que la democracia ofrece para la teología y para la praxis eclesiástica. La participación en la Revolución Pacífica de 1989 es un ejemplo del compromiso activo con el desarrollo democrático.

El documento también aborda la importancia del aprendizaje ecuménico y del diálogo multilateral, incluyendo interacciones con iglesias de otras tradiciones y contextos, como las iglesias en Estados Unidos y Europa del Este, que han contribuido a un entendimiento mutuo y al apoyo a las democracias.

Finalmente, se menciona que la ecumenidad y el diálogo interno de las iglesias deben inspirarse en la democracia para fomentar una cultura de participación y crítica respetuosa, viendo la crítica pública como parte esencial de los procesos democráticos y aprendizaje ecuménico.

3. Ecumenismo en la Liturgia

El texto de este apartado tercero discute la complejidad y la importancia de las celebraciones ecuménicas dentro de la comunidad cristiana, señalando las dificultades y avances en la práctica del ecumenismo, especialmente en los servicios religiosos y litúrgicos. Una síntesis del contenido principal:

1. Desafíos litúrgicos ecuménicos (27): Aunque el objetivo de la comunidad litúrgica ecuménica, específicamente la celebración conjunta de la eucaristía o cena del Señor, aún no se ha alcanzado (no existe «hospitalidad eucarística» entre las iglesias luteranas y la católica romana), es importante reconocer la diversidad y riqueza de las celebraciones litúrgicas ya establecidas en diferentes niveles eclesiásticos.

2. Prácticas ecuménicas actuales (28): Las oraciones y servicios ecuménicos son comunes durante festividades importantes y periodos litúrgicos específicos. Estos incluyen eventos como el Viernes Santo, la Vigilia Pascual, y otros, así como tiempos designados como la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Estos servicios se preparan y celebran conjuntamente con regularidad, demostrando paralelismos en el calendario litúrgico y en la estructura de los servicios.

3. Ecumenismo en eventos sociales y espacios públicos (29): Los servicios religiosos también se organizan de forma ecuménica en eventos sociales y espacios públicos, como escuelas y estaciones de transporte. Además, se realizan celebraciones para momentos significativos de la vida, como nacimientos y transiciones de la juventud, además de bodas y servicios en fechas especiales como el Día de San Valentín.

4. Integración ecuménica en aspectos fundamentales (30): La unidad ecuménica no se limita a los «márgenes» del culto litúrgico, sino que también está presente en los aspectos sacramentales centrales de la vida eclesial, como se evidencia en el reconocimiento mutuo del bautismo entre diferentes denominaciones.

5. Experiencias prácticas y teológicas de la comunidad (31-33): Se destacan ejemplos específicos de colaboración ecuménica en prácticas como bautizos en familias interconfesionales y la celebración de matrimonios ecuménicos. Además, se trata la invitación mutua a participar en la eucaristía o cena del Señor, lo cual es apoyado en algunos contextos y está siendo revisado ecuménicamente en otros, reflejando un compromiso compartido para profundizar y difundir la fe en la presencia real de Jesucristo en estos sacramentos.

Por último, hay que indicar que el texto resalta la importancia de la unidad ecuménica en la liturgia cristiana, mostrando cómo las diferencias confesionales pueden abordarse y superarse a través de la colaboración mutua y el testimonio común.

4. Ecumenismo como camino

Esta sección del documento (nros. 34-37) se ocupa de los avances y desafíos en las iniciativas ecuménicas, destacando la necesidad de una evaluación y reflexión constante. A pesar de las barreras existentes, se pueden hacer progresos en diferentes áreas. Un cambio de actitud significativo en el ecumenismo es la «sobriedad comprometida», que promueve la aceptación tranquila de desacuerdos y la búsqueda de oportunidades para la acción conjunta. La experiencia sugiere que cuando un diálogo se estanca, surgen nuevas posibilidades en otros contextos.

Es esencial abordar transiciones y transformaciones en el diálogo ecuménico, más allá del mero consenso o disenso, destacando la importancia de la hermenéutica del consenso diferenciado y el disenso limitado, especialmente en debates teológicos y éticos. Los procesos continuos, el desarrollo y la apertura a nuevas oportunidades son fundamentales, al igual que las relaciones personales y comunitarias, que son claves para el progreso ecuménico. Se debe fomentar todo lo que propicie encuentros ecuménicos creativos e intensos.

El ecumenismo no solo es un aspecto esencial de la Iglesia, sino también un compromiso de todos los cristianos, siendo la capacidad de diálogo un carisma especial y un don del Espíritu que debe ser cultivado y valorado activamente. Sin duda que este cultivo, desde el ámbito de la amistad y la familia, ha propiciado la aparición y desarrollo del ecumenismo institucional, como podemos leer en el propio texto.

Tan importante como los resultados concretos y los acuerdos en el ecumenismo son los procesos, los desarrollos y la apertura a las oportunidades que surgen. A pesar de la necesidad de formatos institucionales, las relaciones y amistades entre individuos, familias, comunidades e iglesias son cruciales para el desarrollo de la unidad ecuménica. Los impulsos formativos para los desarrollos ecuménicos casi siempre han provenido de individuos debido a sus amistades ecuménicas o configuraciones familiares ecuménicas. Por lo tanto, se debe promover todo lo que permita encuentros ecuménicos intensos y creativos. La ecumenidad es una dimensión fundamental de la Iglesia y, por tanto, una tarea de todos los cristianos y cristianas. La capacidad para el diálogo ecuménico no es una virtud secundaria ni una especialización, sino un carisma especial, un don del Espíritu de Dios que une, que debe ser cada vez más reconocido, valorado y cuidado en nuestras iglesias.

IV. OPORTUNIDADES DE UN ECUMENISMO ORIENTADO AL PROCESO

1. Orientación procesual en el ecumenismo

El texto inicial de este capítulo IV expone la importancia de entender la ecumenidad no solo como un objetivo a largo plazo, sino como un proceso dinámico y actual que se manifiesta en la visibilidad de una unidad parcial y la comunión en la diversidad dentro de las prácticas y diálogos eclesiásticos. Se enfatiza la necesidad de valorar y profundizar estos momentos de unidad, reconociendo la ecumenidad como un camino continúo marcado por experiencias de comunidad y anticipos del Reino de Dios. Además, se destaca la importancia de adaptar la perspectiva ecuménica a desafíos actuales y futuros.

La fórmula «Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad» describe, en el contexto de la dinámica histórica de las iglesias y de su diálogo, no solo un objetivo lejano que aún falta alcanzar antes de que se pueda hablar de unidad eclesiástica o cultivar la comunión eclesiástica. También describe el proceso de entendimiento y conexión.

En los diferentes formatos, entre los numerosos actores del diálogo ecuménico, en la opción cristiana por los marginados, en la acción diaconal común, en la comunión en oración y en la hospitalidad litúrgica, la unidad parcial ya se hace visible y la comunión eclesiástica se realiza momentáneamente. Las iniciativas y proyectos ecuménicos ya no se entienden solo como preparación o iniciación de una futura unidad de las iglesias.

(1) La fórmula «Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad» describe, ante el contexto de la dinámica histórica tanto de las iglesias como del diálogo, no solo un objetivo a largo plazo por el cual trabajar antes de que se pueda hablar de unidad de la Iglesia o de fomentar la comunión eclesiástica. También describe el propio proceso de entendimiento y conexión. En los diversos formatos, entre los numerosos participantes en el diálogo ecuménico, en la opción cristiana por los marginados, en las acciones diaconales comunes, en la comunión en oración y en la hospitalidad litúrgica, la unidad parcial ya se hace visible y la comunión eclesiástica se realiza de manera momentánea. Las iniciativas y proyectos ecuménicos, por lo tanto, no se entienden solo como la preparación o el inicio de una futura unidad de las iglesias. Más bien, se hace evidente que ya poseen una realidad eclesiástica propia.

Es importante reconocer estos momentos de unidad ya realizada en la diversidad, hacerlos visibles y conscientes, recordarlos, consolidarlos y profundizarlos. Se trata de vitalizar la unidad y cultivar la diversidad. El proceso ecuménico está marcado por la dinámica entre el «ya» y el «aún no», y vive del crecimiento de la comunidad y de las experiencias previas del Reino de Dios. Quien se involucra en este proceso ecuménico se regocija en los desarrollos hasta ahora y anhela más pasos hacia adelante, siente tristeza por los retrocesos y las oportunidades perdidas, y busca creativamente nuevas posibilidades.

Poner el foco en el proceso ecuménico, en el «Más» (más visibilidad, más reconciliación, más comunidad), cambia la perspectiva: de la crítica mutua sobre lo que falta a la otra Iglesia para un futuro común, hacia la percepción de lo que posiblemente realizan de manera más convincente y poderosa que la propia Iglesia; de la contraposición de iglesias aparentemente homogéneas entre sí hacia la valoración de una diversidad de voces conectadas dentro y entre las iglesias; de estados teóricamente alcanzables hacia la dinámica del camino compartido.

La ecumenidad, practicada y reflexionada más desde el proceso de reunión y crecimiento conjunto que solo desde la meta de la unidad esperada, se prueba primero y especialmente en la fiabilidad y seriedad del caminar conjunto y la disposición paciente para dialogar, y puede así no solo medir el logro de hitos previamente definidos, sino también reconocer en el proceso nuevos hitos inesperados e imprevistos. Tal fiabilidad también debe probarse en situaciones políticas inesperadas, desafíos de crisis o nuevos desarrollos confesionales.

Ejemplos incluyen la crisis del COVID-19, el cambio climático y la crisis energética, la revelación de violencia sexual por parte de líderes eclesiásticos, y la invasión rusa de Ucrania con la gestión de sus consecuencias globales.

En el camino, pueden surgir situaciones en las que un lado podría verse tentado a cuestionar seriamente o incluso abandonar el camino común. Sin embargo, y más a menudo, las personas experimentan una comunión ecuménica que vive del «ya» en lugar del «aún no», que se experimenta y se interpreta como un anticipo del Reino de Dios.

2. Comprensión orientada al proceso de «unidad visible en la diversidad reconciliada»

(1) La frase «Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad» significa, pensada de manera procesal, no una contraposición (alternativa) entre unidad o diversidad, ni tampoco una coexistencia inmediata de dos supuestas metas alternativas específicas de la confesión. El «más» que debería caracterizar el proceso ecuménico es un «más» cualitativo: representa vínculos más intensos, una comunidad más convincente, una reconciliación creíble y una rica polifonía en la única Iglesia de Jesucristo. «Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad» se manifiesta en una conectividad comunicativa, en una plenitud relacional y en una diversidad cultivada.

La expresión «Más visibilidad en la unidad y más reconciliación en la diversidad» no enfrenta los conceptos de unidad y diversidad, ni sugiere simplemente la coexistencia de dos metas alternativas. Más bien, el «más» indica un enriquecimiento cualitativo que incluye relaciones más profundas, una comunidad más auténtica, y una reconciliación efectiva, todo dentro de la única Iglesia de Jesucristo. Estos aspectos se traducen en una mejor comunicación, relaciones más completas y una diversidad bien gestionada.

En el contexto ecuménico, la diversidad no debe eclipsar la uniformidad (no toda uniformidad es negativa), y no todas las diferencias requieren reconciliación; por ejemplo, los estilos de construcción de iglesias y los himnarios (los signos y símbolos). Si se percibe la diversidad como plenitud, se valoran las diferencias como enriquecimiento y no como medios de segregación, respetando la libertad individual en la práctica de la fe.

Es crucial adoptar una actitud abierta y dispuesta a aprender y reconciliar, que no vea la diversidad intra e interconfesional como un factor de división, sino como una oportunidad para el enriquecimiento mutuo a través de la comunicación y la proactividad.

La conexión dinámica en la comunidad ecuménica se refuerza mediante diálogos, testimonios, oraciones y acciones diaconales, tanto estructurados como informales, promoviendo una mayor comunicación y cooperación entre diversos actores para un entendimiento común del Evangelio. Además, es esencial establecer criterios para manejar la diversidad, teniendo en cuenta las variaciones culturales y contextuales de cada iglesia.

El ecumenismo debe considerar cuánta diversidad puede sostener o necesita una Iglesia según su contexto cultural, reconociendo las diversas percepciones y evaluaciones de la polifonía dentro y entre las iglesias. Los criterios para una diversidad enriquecedora deben permitir identificar puntos comunes y definir límites aceptables, estableciendo espacios normativos para diferenciaciones legítimas y valorando los matices confesionales y contextuales (algo similar a lo que acontece al interior de grandes iglesias como la romana, con su cuerpo fragmentado en asociaciones e instituciones laicas y de consagrados, órdenes religiosas, tendencias teológicas y litúrgicas, etcétera).

V. MÁS VISIBILIDAD EN LA UNIDAD, MÁS RECONCILIACIÓN EN LA DIVERSIDAD

1. Visiones comunes

En el último capítulo del documento los firmantes y dialogantes enfatizan la importancia de la colaboración y la comprensión mutua entre las diferentes confesiones cristianas, viendo las diferencias no como barreras, sino como oportunidades para enriquecer la práctica y la comprensión de la fe común. Una síntesis apretada del apartado «Visiones comunes»:

Mayor unidad visible: Se busca que las iglesias actúen juntas como entidades visibles y que los miembros de una iglesia participen en las celebraciones de otra. El énfasis está en disfrutar del cristianismo compartido más allá de las divisiones confesionales.

Historia e identidad ecuménica: Las iglesias tienen historias confesionales propias, pero los diálogos y experiencias ecuménicas forman parte integral de su identidad. Estos intercambios han modificado y siguen influenciando sus prácticas y autoentendimientos. La práctica ecuménica intensiva, diversa y conectada enriquece la fe y la autocomprensión de las iglesias.

Mayor diversidad reconciliada: Las diferencias derivadas de distintas interpretaciones del Evangelio se ven cada vez menos como divisiones y más como enriquecimientos mutuos. Esto fomenta un reconocimiento de las características confesionales como parte integral de la riqueza del cristianismo.

Diversidad reconciliada como un regalo: La diversidad dentro de las iglesias y entre ellas es vista como un regalo para el ecumenismo. Cristianos de diferentes denominaciones, que se identifican fuertemente con ciertos temas teológicos o espirituales, a menudo forman lazos con personas de otras confesiones con intereses similares.

Fortalecimiento a través de identidades confesionales complejas: Muchos creyentes, familiarizados con diversas tradiciones confesionales a través de sus biografías y compromisos, viven una identidad confesional compleja. Estas personas actúan como mediadoras de la diversidad del cristianismo, construyendo puentes y creando espacios de diálogo.

2. Compromisos mutuos

Los compromisos o promesas que aparecen en el documento reflejan un deseo profundo de colaboración y unidad entre las iglesias, protagonizando la importancia de aprender continuamente unos de otros y trabajar conjuntamente en la misión eclesiástica:

Compromiso de diálogo: La Conferencia Episcopal Alemana y el Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD) declaran su intención de no concebir la Iglesia sin mantener un diálogo continuo. Este compromiso se basa en las ricas experiencias y aprendizajes compartidos a lo largo de las últimas décadas, destacando la importancia de la crítica fraterna y el apoyo mutuo.

Cultura ecuménica: Ambas partes se comprometen a fomentar y profundizar una cultura ecuménica de diálogo y colaboración en todos los niveles de la vida eclesiástica. Este esfuerzo se guiará por principios establecidos en la Carta Ecuménica 2 y la Declaración de Hildesheim de 2017, a las cuales ambas se han adherido dentro de la Conferencia de Iglesias en Alemania (ACK).

Pasos concretos hacia la unidad ecuménica: Se propone expresar el horizonte ecuménico como parte de la identidad dinámica propia, invitando regularmente a huéspedes y colaboradores ecuménicos en una amplia gama de comités, grupos de trabajo, proyectos y comisiones.

Objetivo de unidad visible y diversidad reconciliada: Las acciones estarán dirigidas a alcanzar una mayor unidad visible y una diversidad reconciliada dentro de las iglesias, reflejando los principios fundamentales de la vida eclesiástica.

1 - Martyria

(10) Nos comprometemos mutuamente a colocar el testimonio del Evangelio y nuestro discurso público sobre Dios en el centro, destacando lo comúnmente cristiano y buscando puntos en común con todas las denominaciones y iglesias en el contexto correspondiente. Queremos proclamar juntos al Dios de la paz, el amor y la justicia, quien nos libera para actuar con esperanza ante los desafíos actuales. Juntos, queremos desarrollar visiones de esperanza para una sociedad viable para todos.

(11) Nos comprometemos mutuamente a cultivar un manejo constructivo y sobrio de las diferencias. No queremos ocultar ni escandalizar las diferencias. Queremos aprender unos de otros y juntos. Deseamos escuchar la crítica con una disposición a la autoevaluación y practicar la crítica de manera considerada y benevolente.

2 - Diakonia

(12) Nos comprometemos mutuamente a actuar juntos siempre que sea posible y a apoyarnos activamente, especialmente en cuestiones de caridad y diaconía, protección del clima, justicia social, seguridad de la paz y defensa de los derechos humanos. En nuestras propias estructuras, queremos luchar contra el racismo, la misoginia y todas las formas de discriminación, y abogar por una cooperación justa entre todos. Asimismo, queremos comprometernos juntos y con iniciativas de la sociedad civil por la justicia social y ecológica.

(13) Nos comprometemos mutuamente a abstenernos de cualquier acción que pueda dar lugar innecesariamente a nuevos conflictos entre las iglesias. Nos comprometemos a buscar el diálogo antes de tomar decisiones directivas en la iglesia sobre cuestiones éticas que son controversiales entre nosotros. En posiciones divergentes, no negamos al otro el esfuerzo serio de testimoniar el Evangelio para el presente y de cumplir con la voluntad de Dios.

3 - Leiturgia

(14) Nos comprometemos mutuamente a expresar más claramente nuestra conexión ecuménica en nuestros servicios religiosos. Esto se puede lograr mediante oraciones intercesoras y símbolos, hospitalidad litúrgica y comunidades de oración. Nos comprometemos a brindar toda la ayuda necesaria a los matrimonios interconfesionales para fortalecer su fe compartida y promover la educación religiosa de sus hijos. Nos comprometemos a hacer fructífera la actitud ecuménica en las familias interconfesionales dentro de nuestras iglesias.

(15) Nos comprometemos mutuamente a ofrecer y aceptar hospitalidad litúrgica y a promoverla en las comunidades, con el objetivo de fomentar la formación litúrgica confesional y ecuménica y el intercambio directo entre los fieles sobre el culto y la espiritualidad.

En el camino hacia la unidad visible y diversa, reconoce se han vivido momentos de esperanza que han consolidado la fe fomentando el gozo de aceptar y respetar las diferencias sin temor. El ecumenismo nos enseña valiosas lecciones para el desarrollo personal y la vida eclesiástica, transformando nuestras limitaciones individuales en fortalezas colectivas que benefician a todas las iglesias cristianas. En nuestro diálogo continuo, abrazamos la inquietud creativa propia de los seguidores de Cristo, lo que enriquece nuestra experiencia conjunta.

Martyria (Testimonio), Diakonia (Servicio) y Leiturgia (Liturgia) reflejan un compromiso profundo y multifacético hacia la unidad ecuménica y la colaboración entre diferentes tradiciones cristianas, abordando aspectos claves de la vida eclesiástica. A través de estos pilares fundamentales, se destaca un enfoque integral para fortalecer la cohesión y promover una comprensión mutua entre las comunidades cristianas.

Martyria resalta la importancia de colocar el Evangelio y el discurso sobre Dios en el centro de la vida eclesiástica, buscando puntos en común y proclamando un mensaje de paz, amor y justicia. Este compromiso busca no solo hablar de unidad, sino actuar de manera que refleje esperanza y una sociedad inclusiva y viable para todos, mostrando un manejo constructivo y sobrio de las diferencias entre denominaciones.

Diakonia por su parte acentúa el compromiso con la acción conjunta en áreas de caridad, justicia social, protección del clima, paz y derechos humanos. Este enfoque no solo aboga por una colaboración interna, sino también con iniciativas de la sociedad civil, luchando activamente contra todas las formas de discriminación y promoviendo una cooperación justa, lo que refleja una visión práctica y comprometida con los problemas actuales y futuros.

Leiturgia enfatiza la promoción de la hospitalidad litúrgica y la expresión clara de la conexión ecuménica en los servicios religiosos. Además, destaca el apoyo a matrimonios interconfesionales y familias, fomentando la educación religiosa y el respeto mutuo en las diferencias. La liturgia se convierte así en un espacio de encuentro y aprendizaje compartido, donde se cultivan relaciones que reflejan la unidad en la diversidad.

En general, el texto anterior ofrece una visión de un ecumenismo activo y vivencial que no solo busca resolver diferencias teológicas, sino que se compromete con una transformación práctica y espiritual de las comunidades, protagonizando el diálogo y el encuentro como medios para alcanzar una «plenitud visible en la diversidad reconciliada». Este proceso es visto como una fuente de enriquecimiento mutuo y un testimonio del poder unificador del Evangelio.

CONCLUSIONES

Este trabajo explora las críticas del cardenal Koch respecto al estado actual del ecumenismo, especialmente enfocado en su enfoque alemán, que, según él, prioriza excesivamente los procesos en detrimento de objetivos concretos y bien definidos. Koch sostiene que las diferencias doctrinales y prácticas continúan siendo barreras significativas para alcanzar una verdadera unidad ecuménica. Pone especial énfasis en temas controversiales como la ordenación de mujeres, las bendiciones de uniones del mismo sexo, las segundas nupcias de divorciados, a los que se añaden otros temas de no poca actualidad y polémica como el celibato opcional y la inclusión de mujeres en roles ministeriales, la supresión del Estado Vaticano y la reformulación del «ministerio petrino» como autoridad honorífica y de servicio a todas las iglesias en un plano de igualdad, que plantean desafíos adicionales que al final tendrán que ser abordados por el catolicismo romano si quiere ser creíble y significar algo en las iglesias.

Desde el documento ecuménico del episcopado conjunto alemán se propone que un auténtico ecumenismo debe fundamentarse en una profunda reforma y conversión interna de las iglesias, particularmente señalaría de la iglesia católica romana, que necesita transitar del «catolicismo» hacia la «catolicidad», dejando atrás los lastres que le anclan en posiciones negativas de poder y este absoluto, y adoptar una actitud de apertura hacia la eclesialidad común. Se aboga por que la iglesia romana actúe como el «hermano mayor en la fe», mostrando audacia en la implementación de reformas que permitan a sus «hermanos menores» sentirse, en la acogida en calidad de miembros, como en su propia casa y confiar en una unidad que no solo respeta la divergencia y la distinción, sino que la admite y defiende al tiempo que manifiesta su compromiso y querencia en esta unión posible y necesaria. En este sentido se hace más perentorio la hospitalidad eucarística y el reconocimiento mutuo de la identidad eclesial cristiana y los ministerios, como bien apuntaba el Documento de Lima (BEM).

Además, el texto resalta la necesidad de que la teología ocupe un lugar central en el ecumenismo, desafiando la tendencia actual hacia un diálogo que se conforma con concesiones superficiales. Koch argumenta que estas concesiones no conducen a cambios significativos, sino que perpetúan un ciclo de formalidades sin impacto real y efectivo.

Significar que en el campo ecuménico no se está para labrar formalidades y respetuosas disposiciones, sino para cambiar, aunque sea de manera desapacible, el panorama vivencial de las iglesias, pues desde los días del Bautista hasta la actualidad «el reino del Cielo sufre violencia y los violentos lo arrebatan». (Mt.11:12)

Apuntar por último que se presenta la postura de Koch como una interpelación a reevaluar y enriquecer el compromiso ecuménico mediante un diálogo más auténtico y riguroso, basado en la verdad del Evangelio y en una comprensión más profunda de la teología cristiana y su relevancia en el contexto actual. Esta visión busca un ecumenismo que no solo dialogue, sino que transforme de manera efectiva el panorama actual de las iglesias.

NOTAS:

1.- Es conveniente, dentro del contexto que describen las principales iglesias alemanas, la lectura del documento de la OCDE Generar confianza para Fortalecer la Democracia, en: https://www.oecd.org/governance/trust-in-government/oecd-trust-survey-main-findings-es.pdf
Es sin duda cierto que la Iglesia no es, ni tal vez podrá llegar a ser, una democracia formal, pero tampoco una dictadura de la jerarquía a su servicio, o bien una monarquía autoritaria absoluta como es el caso del Estado Vaticano. No hace falta recordar cómo los sistemas organizativos y disciplinares de las antiguas iglesias gozaban de una gran riqueza participativa, en donde los candidatos al ejercicio de servir a sus hermanos pasaban necesariamente por la aclamación o elección popular de la comunidad. El ejercicio de su ministerio también estaba sujeto, en cierta medida, al escrutinio comunitario.

2.- La Carta Ecuménica es un documento fundamental en el ámbito del ecumenismo en Europa. Firmada el 22 de abril de 2001 por la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC) y el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE). Esta carta se presenta como un marco de cooperación y diálogo entre las diversas iglesias cristianas en Europa, promoviendo la unidad y la colaboración en diversos aspectos de la vida eclesiástica y social.
Este documento clave en el ecumenismo europeo promueve la unidad y reconciliación entre diferentes tradiciones cristianas europeas, mediante la cooperación práctica y el diálogo en áreas como la educación, la liturgia y la misión. La Carta procura fomentar el respeto por la diversidad teológica y litúrgica y alienta a las iglesias a ofrecer un testimonio común ante los desafíos sociales y éticos, comprometiéndose con el diálogo ecuménico y la realización de acciones conjuntas en áreas como la justicia social y la paz. Además, la Carta destaca la importancia de encuentros y consultas regulares para revisar y ajustar las estrategias ecuménicas, así como la promoción de la educación ecuménica para preparar a los fieles para vivir en una comunidad diversa y activa.
La Carta Ecuménica, por último, es vista como un hito en el camino hacia una mayor unidad entre las iglesias cristianas en Europa, ofreciendo un modelo de cómo la cooperación y el respeto mutuo pueden superar las divisiones históricas.

3.- La Declaración de Hildesheim, proclamada en 2017 y redactada por varias asociaciones diocesanas opuestas a la primera decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, en relación sobre la prohibición de bendecir uniones homosexuales, superadas, en parte, por el documento último Fiducia supplicans, del mismo dicasterio y aprobada por el papa Francisco. La declaración, con el título Bendición para este mundo, fue adoptada con el objetivo de promover al interior de la iglesia católica romana la inclusión y el reconocimiento de las personas de todas las identidades sexuales, argumentando que todas las relaciones amorosas merecen bendición sin excepción.
Cf.: Sobre esta cuestión conviene la lectura de los artículos:

BIBLIOGRAFÍA:

AGENDA – PRÓXIMOS ACTOS

HOY MIÉRCOLES 1 MAYO 2024

1 mayo 2024
San José Obrero


ARALAR – 2024
Ceremonia de Hermandad y Luz
ARTAZA (Navarra)

20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)


2 mayo 2024
Celebración Bahai del Duodécimo día de la Festividad del Ridván


3 mayo 2024
Viernes Santo Ortodoxo


3 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

3 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

4 mayo 2024 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

4 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de la Luz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

4 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

5 mayo 2024
Pascua Ortodoxa

5 mayo 2024 – 11’00 horas

Culto de Acción de Gracias
Centenario de la presencia de la Iglesia Evangélica en Terrassa
Iglesia Unida, avd. Béjar, 299
TERRASSA (Barcelona)

5 mayo 2024 – 20’00 horas


Oración Común
Parroquia Sant Josep, Avda. Lluís Pericot, 2
GIRONA

6 mayo 2024 – 20’00 horas

III Jornadas Cultura del Encuentro
Criterios para una cultura del encuentro en un cambio de época, por José Manuel Llamas Forte
Centro Cultural el “Hospitalillo”. Hospital Real de la Misericordia, plaza practicante Manuel Cantos s/n
MARBELLA (Málaga)

6 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

6 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

7 mayo 2024 – 18’00 horas

Curso de formación bíblico-ecuménico
La Pascua, el nacimiento de la Iglesia
Constantin Serban
Centro Ecuménico “Julián García Hernando”, C/ José Arcones Gil, 37, 2º
MADRID

7 mayo 2024 – 20’00 horas

III Jornadas Cultura del Encuentro
El necesario diálogo para una cultura del encuentro, por Luis Rosa Invernón
Centro Cultural el “Hospitalillo”. Hospital Real de la Misericordia, plaza practicante Manuel Cantos s/n
MARBELLA (Málaga)

7 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

8 mayo 2024 – 20’00 horas

III Jornadas Cultura del Encuentro
La escucha del otro como instrumento para una cultura del encuentro, por Ángel Nuñoz
Centro Cultural el “Hospitalillo”. Hospital Real de la Misericordia, plaza practicante Manuel Cantos s/n
MARBELLA (Málaga)

8 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

8 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

9 mayo 2024
Ascensión del Señor


9 mayo 2024 – 20’00 horas

III Jornadas Cultura del Encuentro
"El silencio que conduce al encuentro", Manuel Bellido Pérez
Centro Cultural el “Hospitalillo”. Hospital Real de la Misericordia, plaza practicante Manuel Cantos s/n
MARBELLA (Málaga)

10 mayo 2024 – 20’00 horas

III Jornadas Cultura del Encuentro
"En el cruce de camino: una espiritualidad para una cultura del encuentro", por José Emilio Cabra Meléndez
Centro Cultural el “Hospitalillo”. Hospital Real de la Misericordia, plaza practicante Manuel Cantos s/n
MARBELLA (Málaga)

10 mayo 2024 – 20’00 horas

Oración Interconfesional
Centro Ecuménico “Julián García Hernando”, c/ José Arcones Gil, 37 – 2º
MADRID

10 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración común
Iglesia de San José, c/ Colón
TERRASSA (Barcelona)

10 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

10 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

11 mayo 2024 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

12 mayo 2024
Ascensión del Señor


12 mayo 2024 – 18’00 horas

Oración común de Taizé
Cripta de la Iglesia San Antonio María Claret (entrada por Calle Ramada, 14, Casal Claret)
VIC (Barcelona)

13 mayo 2024
Nuestra Señora de Fátima

13 mayo 2024 – 21’00 horas


Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

13 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

14 mayo 2024

Oración común
Capilla de la parroquia de Maria Auxiliadora, Pso. San Juan Bosco, 70
BARCELONA

17 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

15 mayo 2024
Fiesta sintoísta de Aoi Matsuri

15 mayo 2024 – 20’00 horas


Vigilia Ecuménica de Pentecostés
Club Parroquial Cristo Rey, plaza de España, 2
SABIÑÁNIGO (Huesca)

15 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

15 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

17 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

17 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

18 mayo 2024 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

18 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

19 mayo 2024
Pentecosrés

20 mayo 2024 - 19’00 horas

Oración al estilo de Taizé
Locales parroquiales
ARENYS DE MUNT (Barcelona)

20 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

20 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

21 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

22 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

22 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

23 mayo 2024
Fiesta budista del Vesak, día de Budha

24 mayo 2024
Fiesta Baha’í. Declaración del Báb


24 mayo 2024 – 20’00 horas


Oración Interconfesional
Iglesia Luterana, paseo Castellana, 6
MADRID

24 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

24 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

25 mayo 2024 - 17’00 horas

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina

25 mayo 2024 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

25 mayo 2024 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

26 mayo 2024
Santísima Trinidad
Celebración judía Lag B'Omer

26 mayo 2024 – 18’30 horas


Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)

27 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

27 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

28 mayo 2024

Oración común
Capilla de la parroquia de Maria Auxiliadora, Pso. San Juan Bosco, 70
BARCELONA

28 abril 2024 – 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

28 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

29 mayo 2024
Fiesta Baha`í de la Ascención de Baha'u'llah 
Zoroastrismo. Zartusht-no Diso

29 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

29 mayo 2024 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

30 mayo 2024
Corpus Christi

31 mayo 2024 – 20’30 horas


Oración con los salmos
Iglesia parroquial de San Pedro (La Sede de Égara), plaza del Rector Homs, s/n.
TERRASSA (Barcelona)

31 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

31 mayo 2024 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA



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