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domingo, 28 de septiembre de 2025

DIÁLOGO INTERRELIGIOSO Y DEMOCRACIA

Sujeto religioso como sujeto político: el diálogo interreligioso como aporte a la democracia


por Nicolás Panotto

La motivación de este escrito se articula en torno a una premisa central: en el marco del creciente desarrollo de espacios de diálogo interreligioso, tanto a nivel nacional como regional, resulta imprescindible comprender al sujeto religioso como un sujeto político. De este modo, hablar de diálogo interreligioso supone reconocerlo como una instancia clave para la promoción democrática. Esta afirmación puede desarrollarse a partir de dos intuiciones estrechamente relacionadas que considero fundamentales.

En primer lugar, para captar la dimensión política del sujeto religioso es necesario ampliar el marco desde el cual entendemos lo político en este campo, en particular en relación con los procesos de subjetivación religiosa. Lo político de lo religioso no se agota en la capacidad de tender puentes entre instituciones o narrativas de fe y aquellas estrictamente políticas. Más bien, constituye una dimensión intrínseca de lo religioso, siempre que lo comprendamos desde una perspectiva ético-cultural y no exclusivamente institucionalista. La mirada institucionalista tiende a reducir lo político a su articulación con marcos como el Estado, la política partidaria o las estructuras formales de poder. En cambio, una perspectiva ético-cultural lo concibe como la capacidad de un colectivo para responder a las demandas de su contexto mediante acciones que reformulan su identidad social. En este sentido, lo político forma parte constitutiva de lo religioso, pues en ello los sujetos y comunidades de fe reconfiguran su lugar en el mundo, en la sociedad y en la realidad misma, interpretando las demandas emergentes desde claves trascendentales o sagradas.

A este análisis se suma un segundo factor: la profunda crisis de representatividad política que atraviesa nuestra región, y que también se manifiesta a escala global. Los discursos políticos tradicionales —ya provengan del liberalismo o del progresismo— han generado escaso arraigo colectivo, fomentando un creciente descreimiento hacia la política institucional. Esto ha impulsado la búsqueda de nuevos abordajes y, en paralelo, el surgimiento de “outsiders” de la política tradicional, en contraposición a lo que se denomina “la clase política” o, en la jerga actual, “la casta”. Lo religioso se inscribe en este contexto y su presencia política en aumento no puede explicarse únicamente como pragmatismo o como estrategia electoral. Por el contrario, se ha convertido en un campo de construcción de sentido público con una eficacia simbólica notable frente a otras narrativas. En este campo encontramos elementos como la apelación a un sentido de trascendencia capaz de generar esperanza y abrir posibilidades de transformación histórica; un fuerte sentido comunitario que reafirma la relacionalidad como valor; y la valorización de la corporalidad y la emocionalidad como expresiones sociales esenciales para todo sujeto. Estos rasgos contrastan con ciertas concepciones políticas contemporáneas que, desde diversos espectros ideológicos, se sostienen sobre lógicas excesivamente racionalistas y jerarquizantes.

En este marco, los espacios de diálogo interreligioso no solo ofrecen un abordaje específico para responder a las demandas sociales, sino que también visibilizan la urgencia de profundizar en temas de fondo, como la crisis democrática. La pregunta que surge es: ¿cómo avanzar en este sentido? Podríamos elaborar propuestas en torno a metodologías de diálogo o a la selección de temáticas concretas. Sin embargo, antes de eso considero indispensable reflexionar sobre el lugar desde donde se dialoga. Es fundamental construir el intercambio sobre bases comunes que habiliten el encuentro y no lo bloqueen. Al mismo tiempo, es necesario atreverse a abordar cuestiones delicadas que, por su relevancia coyuntural, resultan ineludibles. Entre ellas, el sentido mismo de la religión, los desafíos de su ubicación en las configuraciones sociales actuales y, especialmente, el modo en que la noción de lo sagrado —con independencia del término que se utilice— actúa como elemento articulador en narrativas políticas. Este último aspecto es particularmente complejo, pues remite a la instrumentalización de lo religioso a través de retóricas político-teológicas.

Por ello, el diálogo interreligioso debe atreverse a ingresar en estos territorios, no para derivar en enfrentamientos doctrinales, políticos o socioantropológicos, sino para responder a las formas en que lo religioso es utilizado para legitimar y canalizar proyectos políticos particulares a partir de nociones sesgadas de lo sagrado, lo divino o lo teológico. Frente a este reto, propongo un posible eje teológico que puede orientar y estructurar el diálogo: la mística o, en perspectiva cristiana, la teología mística. Este enfoque presenta al menos dos ventajas: por un lado, aborda un elemento transversal presente en muchas tradiciones religiosas; por otro, ofrece una epistemología teológica capaz de vincular de forma creativa la experiencia religiosa con las prácticas sociales.

La mística se expresa en diversas tradiciones mediante prácticas y marcos discursivos orientados a cultivar una experiencia directa de lo sagrado que trascienda lo conceptual y transforme la manera en que personas y comunidades habitan su realidad individual y colectiva. Desde una perspectiva cristiana, la teología mística remite a la experiencia directa e inefable de Dios, que no puede agotarse en los discursos, rituales o prácticas que la median. No refiere a una alteridad metafísica distante, sino a la profundidad que se manifiesta en la vivencia sociohistórica. Las representaciones particulares que emergen son intentos transitorios de nombrar lo que, por naturaleza, es irrepresentable. Tal como sostiene Carlos Domínguez Morano, el renovado interés por la mística en los siglos XX y XXI surge de la crisis de la modernidad y de la sensibilidad posmoderna hacia nuevas formas de comprender la experiencia humana. La pluralización religiosa no es solo diversificación de experiencias, sino resignificación de lo religioso como espacio para revalorar la profundidad, la relacionalidad y el misterio como bienes sociales que la modernidad diluyó. En este sentido, la mística responde a una crisis representacional: cuestiona las limitaciones de las visiones políticas contemporáneas y recupera sentidos marginados —como la trascendencia, la otredad y la alteridad— para proponer horizontes utópicos.

La mística no busca un conocimiento reservado para unos pocos, sino descubrir la hondura ya habitada en la realidad. Por ello, la teología mística se comprende como una teología negativa: un “entre-dicho” que niega lo dado para abrir la posibilidad de lo nuevo. Los principios de diferencialidad y trascendencia no se aplican únicamente a lo divino, sino también a la historia, lo humano y lo social, lo que imprime a la mística una dimensión política intrínseca. La teología negativa, que presenta lo divino como el Otro absoluto y problematiza lo Uno, permite comprender la espiritualidad como una vivencia que reconoce la profundidad divina en la historia misma, a partir de un “no” que traza el límite de lo dado y habilita su superación. De esta forma, lo público deja de reflejar un modelo único e inmutable para convertirse en un espacio de despliegue de la pluralidad.

En resumen, remitir a la dimensión mística de lo religioso, lo sagrado y lo teológico en el diálogo interreligioso implica adentrarse en preguntas y temas compartidos por diversas tradiciones, que permiten examinar de manera crítica los modos en que lo divino y lo sagrado son instrumentalizados políticamente. Supone reconocer el carácter intrínsecamente político de lo religioso y recuperar principios de pluralidad y diferencia —presentes en el campo religioso e interreligioso— como fundamentos para una convivencia democrática que confronte toda visión esencialista de la vida y de la política. Así, la pregunta por lo sagrado, entendida como cuestión transversal a las experiencias religiosas, puede enriquecer la vida democrática evitando la fragmentación en particularidades en competencia y fortaleciendo la búsqueda de lo común y de la transformación como horizonte compartido. Esto nos lleva a revisar definiciones, prácticas y discursos sobre lo sagrado y lo divino, reconociéndolos como instancias que interpelan y desafían visiones unidireccionales y cerradas de la realidad, así como interpretaciones que pretenden fijar de manera definitiva su sentido, y con ello, el de lo social.

En este sentido, el diálogo interreligioso debe aventurarse a pensar lo sagrado y lo teológico desde su presencia en los debates políticos contemporáneos. Este ejercicio debería trascender los espacios académicos especializados para alcanzar instancias más amplias, como las que hoy nos reúnen, en las que convergen comunidades de fe, ámbitos de reflexión teológica, sociedad civil y actores políticos interesados en lo religioso. Solo así podremos contribuir a reconocer el impacto político de lo religioso no solo en lo que las religiones afirman sobre la política, sino también en la responsabilidad política que asumen como sujetos sociales y actores de cambio.

AUTOR:
Nicolás Panotto. Argentino. Teólogo, Magíster en Antropología Social y Política. Doctor en Ciencias Sociales. Director de Otros Cruces (ex GEMRIP - www.otroscruces.org) Profesor de la Comunidad Teológica Evangélica de Chile.

FUENTE:
  • https://www.lupaprotestante.com

AGENDA

28 septiembre 2025 – Domingo
Fiesta China, del nacimiento de Confucio


17’00 horas (hora de Argentina)

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina)

18’30 horas

Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)


29 septiembre 2025 – Lunes
Fiesta de los Santos Arcángeles

21’00 horas


Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

30 septiembre 2025 – Martes

21’00 horas


Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

OCTUBRE

1 octubre 2025 – Miércoles

20'00 horas

Oración al Estilo de Taizé
Orando especialmente por la Paz
Iglesia de la Compañía de María en Colegio Lestonnac. c/ Aragó 284 trip
BARCELONA

3 octubre 2025 – Viernes

20’30 horas

Oración Común estilo Taizé
Parroquia Santa María madre de la Iglesia. C/ Gómez de Arteche 30 – CARABACHEL ALTO
MADRID

21’00 horas

Oración común de Taizé
Cripta santuario Inmaculado Corazón de María. C/ Ferraz, 74
MADRID

4 octubre 2025 – Sábado

11’00 horas


Acto Ecuménico Interconfesional
Por la Paz y el Cuidado de la Creación
Patio Colegio Santa Ana. Plaza de Santa Ana
SABIÑÁNIGO (Huesca)





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