Místicos de las Religiones - I
José Luis Vázquez Borau
1. El misticismo es un rasgo presente en toda cultura humana.
Cualquiera que sea nuestra actitud hacia el misticismo, no lo podemos rechazar aunque consideremos que no merezca un estudio serio, pues no puede considerarse definitiva ninguna explicación del universo en su totalidad descartando otras formas de conciencia. Todas las religiones, como el judaísmo, cristianismo, islamismo, hinduismo, budismo y en diferentes clases de animismo, lo mismo que en las desaparecidas religiones de Egipto, Grecia y Roma, tienen sus místicos. El rasgo más característico parece ser una intensidad de la experiencia personal y un traslado a un estado situado fuera y más allá de los confines del yo, que conduce a una unión con este poder trascendente, Dios, o a ser absorbido por él.
La palabra mystica fue introducida en el cristianismo por un monje siríaco, un neoplatónico cristiano de finales el siglo V o principios del siglo VI, que escribió varios tratados teológicos, llamando a uno de éstos, Mystica Teología, que estaba dedicado a Timoteo, discípulo de Pablo de Tarso, y firmado por Dionisio el Areopagita. Así, el misticismo no es discurso ni cuestión de pensamiento, razonamiento o lógica. Se trata de trascender todo pensamiento para llegar a un estado alterado de conciencia, donde se encuentra el vacío, la oscuridad, la nube del no saber, ya que no se conoce a través de imágenes. Se llega al silencio interior, que es un silencio rico o música callada. Hay tiniebla conceptual, pero el ojo interior del alma está lleno de luz.
2. Pitágoras (580-497 a.C. – Religión Griega).
Filósofo y matemático griego fundador de una escuela políticoreligiosa que lleva su nombre. Viajero incansable, Pitágoras escuchó Anaximandro, a Ferícles de Siro y probablemente a Zaratrusta, antes de que en el año 532 a.C., ante la invasión persa, Pitágoras huyera al Asia Menor, instalándose en Crotona, donde fundó una comunidad regida por normas ascéticas, centrada en el estudio de las matemáticas y muy activa políticamente, lo que hizo que Pitágoras, después de promover una rebelión popular, tuviese que huir a la vecina ciudad de Metapont. Según la tradición fue Pitágoras quien acuñó el término “filosofía”.
Pitágoras, en contra de la concepción homérica de que las sombras de los difuntos eran incapaces de articular palabra, presenta algo inaudito: Lo que permanece fuera del cuerpo no es un resto miserable, sino lo verdaderamente vivo. La vida que sigue a la presente no es un pálido reflejo, sino la verdadera y más intensa vida. La existencia terrena del ser humano es sólo una de sus vidas posibles y una de las más pequeñas. El alma es lo más alto, prisionero en el cuerpo. El alma va tomando los más distintos cuerpos de todas las cosas que hay en el cosmos. La forma más alta y propia del alma son los astros, de ahí que sea eterna y tiene en ellos su verdadera morada. Según esto, se le puede atribuir a Pitágoras lo siguiente:
a) la doctrina de raíz órfico-mistérica de la inmortalidad* y de la trasmigración de las almas;
b) la idea consecuente de que el cuerpo, soma, es una especie de prisión o tumba, sema, del alma;
c) la creencia de que los acontecimientos están sometidos a repeticiones cíclicas, lo que hace que en realidad no haya nada nuevo del todo en la historia; y
d) la consideración de que la matemática es la llave de solución de los enigmas del universo y instrumento de purificación del alma.
Pitágoras creía que el cosmos tenía una armonía musical, lo que hacía que interpretara los intervalos musicales en números, considerando al número diez con un valor especial, al ser éste la suma de los cuatro primeros números enteros: 1+2+3+4=10, descubriendo, también, el teorema que lleva su nombre.
Protesta contra la imagen de los dioses trazada por la mitología, señalando el comienzo de una época nueva en la religión griega. Enseña la existencia de un único Dios que mantiene el mundo unido en la justicia. Este Dios no piensa de manera humana ni tiene forma humana. Su cuerpo es una esfera y la divinidad se manifiesta en el movimiento circular del fuego de los astros.
3 . Shankara (788 – 820 Hinduísmo).
Filósofo indio y pensador religioso. Nació en el seno de una familia brahmán de Kaladi, en la costa Malabar, sur de India. Shankara rechazó el materialismo del mundo desde su juventud, eligiendo convertirse en un sannyasin. Sin embargo rechazó la idea de recluirse, y viajó por toda India enseñando y visitando filósofos y líderes espirituales que profesaban diferentes creencias. Tuvo numerosos discípulos y fundó comunidades religiosas y templos en Sringeri, Puri, Dwaraka, y, sobre todo, en Badarinath, en los Himalayas. Se cree que murió en Kedarnath, en lo alto de las montañas.
Shankara estudió los Vedas desarrollando el sistema de Advaita Vedanta, donde el concepto de Brahman expresa diferencias notables respecto a la idea de un Dios monoteísta. No tiene atributos, y sólo se puede decir lo que es Brahman. Su pensamiento metafísico es lo que le convierte en uno de los más grandes pensadores indios. Se propuso recuperar lo que para él constituía el mensaje central de los Upanisad, donde se establece la relación entre el alma individual y el Espíritu universal. En la interpretación de Shankara, el Ser universal, indiviso, o Brahman es la realidad verdadera, y el alma individual o atmán es idéntica a él. La percepción de la separación entre el yo y los otros, nuestra experiencia del mundo que nos rodea, es una visión limitada y distorsionada a causa de nuestra ignorancia, que ensombrece la realidad de Brahman, que, al trascender el mundo y la causalidad, no puede describirse aunque sí se pueda experimentar. Shankara elaboró una serie de argumentos razonados para mostrar la relación con Brahman del mundo inmanente, gracias al el complejo proceso de la causalidad del que depende por completo. Para Shankara todo el universo es Brahman (ser) y cualquier percepcióen de la diferencia entre los seres es ilusión (Maya) debido al conocimiento imperfecto. Para este místico, una persona alcanza el saber absoluto cuando experimenta la certeza deque todo es Brahman, instante en que desaparece la individualidad.
4. Asoka (268-239 a.C. - Budismo).
Asoka fue sin duda el personaje histórico que puso las bases para proyectar el budismo como religión de masas, dando legislación y constituyéndola religión de su Imperio. Asoka fundamentó esto en la visión que Buda tenía de la monarquía por considerar que el primer rey de la sociedad humana fue elegido para preservar la armonía social. Asoka al principio expandió su reino a base de la fuerza y la conquista, unificando a la India. Aunque asumió la fe budista en el 260 a.C., esto no llegó a materializarse hasta después de una sangrienta conquista. Su remordimiento respecto a esa campaña queda expreso en edictos posteriores. Dio un giro radical a su vida centrándose en mejorar la calidad de vida de sus súbditos más que en lograr la expansión de su poder territorial.
Como necesitaba un código legal instauró el budismo como religión oficial, aboliendo la tortura y, probablemente, la pena de muerte. Renunció a la violencia y dedicó su vida a la justicia social y al desarrollo económico de su pueblo. Fundó lo que fue la primera clase social del mundo a gran escala de funcionarios dedicados al bienestar público. En sánscrito, Asoka significa ausencia activa de tristeza.
5. Maimónides (1.135-1.204 – Judaísmo).
Maimónides, filósofo, médico y gran conocedor de la Biblia judía. En 1.148 el sur de España es conquistado por los Almohades, movimiento religioso musulmán que obligaba a emigrar a los judíos y cristianos a menos que se conviertan a la fe de Mahoma o decidiesen morir por sus creencias.
A la edad de trece años, el año 1.148, comienza su exilio, situación que acrecentó sus fuerzas espirituales y creadoras. Transitoriamente su familia se instaló en Almería y posteriormente se trasladaron a Fez. En dicha ciudad simuló su adhesión al islamismo, aunque toda su vida se mantuvo fiel a las creencias y prácticas judías. En 1.165 marchó a San Juan de Acre, y finalmente a El Cairo, debido a que se recrudecen las persecuciones contra los judíos por los Cruzados. En el año de 1.166 muere su padre y su hermano David naufraga, quedando como consecuencia enfermo y postrado en el lecho durante un año. Por lo que tiene que elegir una profesión para poder subsistir, eligiendo así la Medicina, que estudió y conoció a fondo durante esta enfermedad. Con mano maestra traza una analogía entre las enfermedades físicas del hombre y las enfermedades espirituales. Maimónides contrajo matrimonio dos veces, de su segundo matrimonio nació un hijo llamado Abraham, que llegó a ser un erudito y dirigente espiritual del Judaísmo Egipcio. Maimónides se convirtió en el médico de la Corte Real en 1.187.
Su gran desarrollo intelectual y humanístico se desarrolló especialmente a partir de esta época. La vida creadora y prolífica consagrada a la sabiduría y al pueblo judío, se terminó a la temprana edad de 60 años, el 13 de diciembre de 1.204.
Sus restos fueron trasladados a Tiberíades en la Tierra de Israel.
6. Hallaj o Husayn ibn Mansur (857-922- Islamismo).
Fue discípulo del célebre maestro Junsid de Bagdad. Predicó su propia doctrina en la India y en el Turquestán, regresando luego a Bagdad, donde fue condenado a muerte el año 922 aparentemente por haber expuesto públicamente la “doctrina oculta”. No obstante, años después fue muy venerado y se le considera el “Cristo sufi” o el “Crucificado de Bagdad”.
Su educación familiar y escolar se realizó en Bayda, Wasit y Basora; después, desde la alta sociedad, se inició en el clasicismo de los sabios; realizó viajes tanto en el frente oriental de la guerra santa (Turquestán, India), como en el centro islámico de peregrinación, en La Meca, que visitó tres veces. Mientras se producía todo esto, evolucionó su compasión apostólica y apologética con el deseo final de morir anatematizado por sus hermanos, lo que se realizó, tras varios procesos, en el suplicio realizado en el escenario elevado de Bagdad, metrópoli del mundo civilizado de entonces. Hay que resaltar la supervivencia de este “santo excomulgado”, durante treinta generaciones musulmanas, a través de las “cadenas de testigos”, asanid, transmitiendo su recuerdo como un viático de esperanza hasta el día de hoy.
Hallâj, a los cuarenta años, expresa su desacuerdo con los juristas y los tradicionalistas y va a predicar directamente al pueblo o sus principios de vida espiritual, recorriendo el Irán, India, el Turquestán, hasta fronteras de la China, y dando ejemplo de una afable austeridad. Invita a hombres y a mujeres a unirse a Dios. Los políticos le acusan de ser un agitador, los doctores de la Ley de confundir lo humano y lo divino, y los propios maestros sufíes de quebrantar “la disciplina del arcano”, divulgando sin discernimiento los secretos divinos.
7. Buenaventura (1.217-1.274 – Cristianismo).
Para el franciscano san Buenaventura, la sabiduría es el itinerario que recorre la mente hacia Dios. Se trata de un desprendimiento de las cosas terrenas, de la purificación, por el ejercicio de la virtud, hasta alcanzar a Dios. San Buenaventura refleja el mensaje de San Francisco de Asís señalando la primacía del amor como clave del universo.
La persona obtiene la sabiduría, según san Buenaventura, en tres etapas:
1. El mundo como huella de Dios: El mundo, que ha sido creado por Dios, es un inmenso vestigio de éste. La persona de corazón limpio puede descubrir su presencia en cada cosa, persona o acontecimiento. El esplendor de las cosas nos revela su presencia si no estamos ciegos. Así, todas las realidades que nos rodean están llenas de una trascendencia, que hemos de descubrir desde la percepción de su inmanencia. Es la fe la que nos hace ver esta realidad trascendente en lo inmanente, convirtiendo así a la creación entera en una transparencia de la densidad divina de la que está cargada.
2. El alma como imagen de Dios: Por el conocimiento de nuestra alma hallamos una verdadera imagen de Dios. La unidad de nuestra alma reproduce la unidad de Dios; sus tres potencias, la memoria, el entendimiento y la voluntad, reproducen a Dios. Dios está absolutamente presente en nuestra alma, y por lo mismo, es cognoscible. Tan presente le está, que es más interior a nosotros que nosotros mismos. La idea de Dios implica su existencia real. Tenemos una idea clara y precisa de la existencia de Dios hasta el punto que no podemos ignorar que Dios es, pero no tenemos un concepto claro y comprensivo de lo que Dios es. El conocimiento del alma, de Dios, y hasta de los primeros principios se lleva a cabo mediante una “luz interior”. De la verdad de las cosas tenemos una evidencia relativa; de la verdad de Dios, una evidencia absoluta.
3. La contemplación como conocimiento y unión con Dios: Corresponde a la vía mística para gustar las alegrías de la unión con Dios. Es el tercer grado de ascensión a Dios, que al mismo tiempo es un mayor ahondamiento en nosotros mismos, hasta llegar al corazón del alma, al ápice de la mente, en donde con mayor realidad se halla presente la Divinidad.
PUBLICADO EN:
REVISTA HOREB EKUMENE
ISSN 2605 - 3691 - Octubre 2020- Año III - No 24
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld
Mi agradecimiento a Don José Luis Vásquez Borau por la explicación sobre esta primera parte de los Místicos de la religiones.
ResponderEliminarA lo largo de los siglos es evidente que este estado de conciencia - místico - es un rasgo presente en todas las religiones, porque precisamente, la espiritualidad es la sed de trascendencia de todo ser humano.
Con esto va quedando más clara la diferencia entre Religión y Espiritualidad.
Como todo lo que nos pasais, muy interesante, al menos para mí. El cobocimiento de los místícos me ha resultado muy esclarecedor. Gracias.
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