Desde Málaga, nos llega una crónica con un bello gesto
JUSTICIA, Y SOLO JUSTICIA, DEBERÁS SEGUIR
Por Gloria Uribe
El pasado mes de noviembre, en la reunión anual con los representantes de todas las Iglesias y comunidades eclesiales cristianas presentes en la provincia de Málaga, al presentar el tema de la semana de Oración por la unidad de los Cristianos “Actúa siempre con toda justicia” (Deuteronomio 16:13-20), preparado por las Iglesias de Indonesia como respuesta a las situaciones de injusticia y de desprotección de los más débiles, acordamos comenzar la Oración por la Unidad de los Cristianos de este año 2019 con un gesto público en el que manifestáramos juntos nuestra preocupación común por la situación que están viviendo nuestros hermanos migrantes y refugiados.
Este gesto se llevó a cabo anoche a las 19'30 horas, en el atrio de la Santa Iglesia Catedral de Málaga, presidido por nuestro Obispo Don Jesús Catalá Ibáñez, con la participación de 16 representantes de las diversas confesiones establecidas en la provincia de Málaga y otros tantos sacerdotes de nuestra diócesis.
El signo comenzó con las palabras de Don Rafael Vázquez Jiménez, Delegado de Ecumenismo y relaciones Interconfesionales de la Diócesis, quien expresó el “sufrimiento que compartimos por estos hermanos nuestros, que huyen de la guerra y del hambre, o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental, así como nuestro dolor por el desprecio que en los países de acogida se da a la dignidad de estos hijos e hijas de Dios”
Acto seguido se leyó el texto del evangelio de Mateo 25, 31-46 y después de unos minutos de silencio, el pastor Jose Manuel Mochón de la de la Iglesia Evangélica Española y Director del Centro Español de Ayuda al Refugiado (CEAR), leyó el siguiente manifiesto, que expresa nuestra solidaridad y nuestro compromiso como Iglesias cristianas, independientemente de nuestra confesión, por trabajar juntos a favor de nuestros hermanos migrantes y refugiados.
MANIFIESTO
ACTÚA SIEMPRE CON TODA JUSTICIA (DT 16, 18-20)
La emigración es un fenómeno que se ha producido a lo largo de la historia de la humanidad. El pueblo de Israel tuvo esta experiencia como recoge el libro del Éxodo: “porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Ex 22, 21) No es un fenómeno limitado a algunas zonas del planeta, sino que afecta a todos los continentes. Los emigrantes abandonan su tierra buscando una vida mejor para ellos y sus familias. Huyen de las guerras, de la pobreza extrema, de la persecución y de la desertización provocada por el cambio climático. La situación, a veces, es tan dramática que les lleva a afrontar los graves riesgos que implica el viaje. Un viaje en el que muchos pierden la vida (30.510 migrantes desaparecidos entre enero de 2014 y diciembre de 2018)
Los cristianos no podemos permanecer indiferentes y en silencio. Dios nos interpela a través del grito de los maltratados de nuestra sociedad: “si grita el pobre, Yahvé lo escucha” (Sal 34, 7) Dios escucha el grito de las víctimas de la injusticia y jamás abandona a los que son explotados y tratados injustamente. Si queremos ser fieles a Cristo debemos denunciar las injusticias y ponernos al servicio de nuestros hermanos migrantes: “fui forastero y me hospedasteis” (Mt 25, 35)
Promover la justicia requiere que exijamos a los gobiernos locales y a la comunidad internacional que afronten con radicalidad las causas que provocan las migraciones forzadas y fomenten las condiciones que posibiliten el desarrollo de estos países, pocas personas vendrían si tuviesen acceso a empleos, educación, atención médica y otros bienes y servicios fundamentales para su realización y bienestar que les permita vivir con dignidad y seguridad en su propio país.
Valoramos positivamente el Pacto Mundial por la Migración, aunque no sea jurídicamente vinculante y algunos países desarrollados se hayan negado a firmarlo. Propone un marco para aumentar la cooperación internacional y compartir responsabilidades a la hora de afrontar el problema migratorio en todas sus dimensiones. Ningún país de forma aislada puede dar respuesta al problema migratorio.
La situación actual requiere que la Unión Europea amplíe las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino y promueva corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables así se evitará el que se vean obligados a ponerse en manos de los traficantes de personas. Se requieren políticas generosas y responsables, inspiradas en la solidaridad y la corresponsabilidad que faciliten la acogida de estas personas. Otro gran reto a afrontar por parte de los gobiernos y de la sociedad civil es el proceso de integración, que no es igual al de asimilación. Es fundamental fomentar la cultura del encuentro en el seno de la sociedad europea porque está creciendo el racismo y la xenofobia.
Tomar conciencia de que formamos parte de una sola familia humana nos debe impulsar a reconocer la dignidad de la persona migrante y a promover sus derechos inalienables que ningún Estado puede conculcar.
Los cristianos de Málaga estamos experimentado que el campo de las migraciones es un ámbito de trabajo que nos posibilita crecer en comunión. Escuchar juntos el grito de los pobres y oprimidos nos hace sentirnos interpelados por Dios y tomar conciencia de que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Jesucristo nos pide que seamos uno para que podamos dar testimonio de su gracia sanadora en este mundo quebrantado.
Una vez leído el manifiesto escuchamos un coro de africanos, de la Parroquia de Cristo Rey, quienes pusieron voz a tantos hermanos migrantes que han llegado a nuestro país, y que nos enriquecen con la diversidad de su cultura, de su expresión artística, de su ingenio y espiritualidad.
También estuvieron presentes muchas de las personas que organizan y asisten mensualmente al “Circulo del Silencio”, pues son ellos quienes han venido impulsando la solidaridad y la oración por los inmigrantes y refugiados
Al terminar el gesto, nos dirigimos al interior de la Catedral para el encuentro ecuménico de oración en el que participaron más de 300 personas, fieles de las diferentes Iglesias cristianas, representantes de la Delegación de Migraciones, del grupo ecuménico de Málaga, y del Centro Ecuménico Lux Mundi. Es entre todos que lograremos dar pasos y llevar a cabo acciones en favor de la Justicia y la Unidad que el Señor quiere para todos sus hijos e hijas.
Gloria Uribe
LUX MUNDI
Sigo agradeciendo al Equipo que nos tenga informados de cuanto acontece sobre Ecumenismo. También doy gracias al Espíritu Santo por continuar iluminando a muchos grupos para manifestarse como lo ha hehco el de Málaga. Seguimos en el camino.- Francisca
ResponderEliminarHa sido una Semana Grande, y felicitamos a Málaga y a Gloria que en vía una crónica del acto. Mayor o menor el acto, lo cierto es que crece en toda España. Enhorabuena, ecumenistas.
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