Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 12 de julio de 2025

EN LA VÍSPERA DEL RELATO DEL SAMARITANO BUENO

«Vivir con esperanza»

Edith Zierer conversando con Juan Pablo II en el Yad Vashem [EAST NEWS]


por Pedro Langa

El corazón de la vida cristiana es el amor. Infundido por el Espíritu Santo, nos convierte en testigos de Cristo capaces de «vivir con esperanza». Así lo prueba la parábola del buen samaritano desde su pluriverso solidario: Saludable, porque devuelve la salud al malherido. Poderosa, pues dispensa un amor que «hace» del extranjero mi prójimo. Personal, por convertir la relación humana en cercanía de vendar heridas. Pastoral, ya que eleva la cordialidad a misterio para el menesteroso. Y práctica, por superar barreras multicolores.

Orígenes dijo que «el hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó es símbolo de Adán arrojado del paraíso al destierro de este mundo» (Homilía 6,4). Jericó refleja, en cierto sentido, la cultura secular. Y el hombre malherido, a los humanos todos.

Tener compasión es sufrir con el herido, compartir su agonía y mitigar su dolor. La compasión nos ayuda no sólo a sentir, sino sobremanera a sentir-con el sufrido. El Buen Samaritano por excelencia, Jesús, sufría-con las personas a las que servía; soportaba hambre y sed como «varón de dolores y sabedor de dolencias» (Is 53,3).

El mundo no deja de ser un mar de sufrimientos. Ya Paul Claudel aseguraba que «Dios no vino a eliminar los achaques sino a llenarlos con su presencia». Lejos, pues, de suprimir el sufrimiento, Jesús lo eleva, le da sentido, y plenitud.

«La parábola del buen samaritano pertenece precisamente al Evangelio del sufrimiento. Indica, de hecho, cuál debe ser nuestra conducta con quien sufre. No se nos permite «pasar de largo», indiferentes, sino que hemos de «pararnos» junto al moribundo que yace al borde del camino. San Juan Pablo II tenía claro que «buen samaritano es todo hombre que se para junto al sufrimiento de otro hombre no por curiosidad, sino más bien por disponibilidad» (Salvifici doloris,1984, n.28).

«El amor -insiste Romano Guardini- es capaz de ver a través de lo oculto, comprender lo que todavía no ha sido presentado, discernir lo que está por acontecer» (Volontá e Verità, Morcelliana, 1978, p.150).

Jesucristo es la Persona con la que entramos en comunión cada vez que alargamos la mano para servir al enfermo y menesteroso. «En verdad os digo: cuanto hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). San Agustín, por eso, predicando sobre los pastores, recordó perspicaz y teologal: «toda nuestra esperanza reside en Cristo» (Sermón 46,1).

La parábola de de marras puede reducirse a compasión, compromiso y comunión. La compasión nos hace con-sufrir con los que sufren; este con-sufrir lleva a la comunión amorosa con aquellos a quienes servimos, y a la koinonía incluso con el mismo Dios.

En cierta ocasión -la referencia es del cardenal Paul Poupard- un rabino que estaba instruyendo a sus discípulos preguntó: «¿Cuándo comienza el día?». Contestó uno: «Cuando se alza el sol y sus blandos rayos besan la tierra que reverbera como el oro, entonces comienza el día». Pero su respuesta no complació al rabino. Tampoco lo hicieron las de los otros. Rendidos todos, le preguntaron con avidez: «¡Díganos usted mismo entonces la respuesta correcta! ¿Cuándo comienza el día?» Y éste contestó sin alterarse: «Cuando ves a un extraño en la oscuridad, y reconoces en él a tu hermano, entonces despunta el día! Si no reconoces en el extraño a tu hermano o hermana, ya puede alzarse el sol, ya pueden cantar los pájaros, ya puede despertar a la vida la misma naturaleza, que en tu corazón sigue siendo noche y oscuridad».

Es el amor, por tanto, el que nos da ojos para ver, corazón para sentir, y manos para ayudar. La frase del doctor de la unidad san Ireneo es admirable de puro concisa: «La gloria de Dios es el hombre viviente, y la vida del hombre, es la visión de Dios» (Adv.haer., IV,20,7). La mencionada parábola entonces se hará viva y nos hablará al corazón: habremos sabido así quién es nuestro prójimo, y cumpliremos el mandato de Jesús: «Ve, y haz tú lo mismo» (Lc 10,37).

La historia informa de multitud de náufragos en este duro lance. También, sin embargo, de no pocos que, afortunadamente, han alcanzado en el intento un summa cum laude. Sirva de colofón uno muy citado a finales del siglo XX.

Edith Zierer, mujer judía en las afueras de Haifa, contó un buen día cómo había sido liberada de Auschwitz, donde había pasado tres años -tenía sólo trece- y al salir se enteró de que todos sus familiares habían perecido en aquel infierno. «Era una gélida mañana invernal de 1945. Dos días después de la liberación -refiere-, llegué a una pequeña estación ferroviaria entre Czestochowa y Cracovia. Me eché en un rincón de una gran sala donde había docenas de prófugos, todavía con el traje a rayas de los campos de exterminio. Él (un joven seminarista) me vio. Vino con una gran taza de té, la primera bebida caliente que probaba en varias semanas. Después me trajo un bocadillo de queso, hecho con un pan negro, exquisito. Yo no quería comer. Estaba demasiado cansada. Me obligó. Luego me dijo que tenía que caminar para poder subir al tren. Lo intenté, pero me caí al suelo.

Entonces me tomó en sus brazos y me llevó durante mucho tiempo, kilómetros, a cuestas, mientras caía la nieve. Recuerdo su chaqueta de color marrón y su voz tranquila que me contaba la muerte de sus padres, de su hermano, y me decía que también él sufría, pero que era necesario no dejarse vencer por el dolor y combatir para «vivir con esperanza».

Su nombre se me quedó grabado para siempre en mi memoria: Karol Wojtyla. Quisiera hoy darle un “gracias" desde lo más profundo de mi corazón».

Pasados los años, Edith vino a saber que aquel joven que tanto insistía en que ella debía resistir y hacerlo por sus padres se había convertido nada menos que en el papa Juan Pablo II. Edith pudo, al fin, re-encontrarse con él en Jerusalén, en el Museo del Holocausto o Yad Vashem (23/03/2000): - «Soy Edith y he vivido por ellos», le recordó gozosa de haber secundado su consejo.

La confidencia resultó larga y emotiva para ambos. Viviendo «por ellos», Edith había sabido, sí, «vivir con esperanza».

AUTOR:
Pedro Langa Aguilar, OSA
Teólogo y Ecumenista


AGENDA - PRÓXIMOS ACTOS

HOY SÁBADO 12 JULIO 2025

17'00 horas (Hora Argentina)

Oración por la Unidad de los Cristianos
Parroquia de Santa Julia. Juan Bautista Alberdi, 1195 (entrada por secretaría)
BUENOS AIRES (Argentina)

20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE


13 julio 2025

Jornada de Puertas Abiertas en Velouriz
ZAS DE REI (A Coruña)

13 julio 2025 – 18’00 horas

Oración común de Taizé
Cripta de la Iglesia San Antonio María Claret (entrada por Calle Ramada, 14, Casal Claret)
VIC (Barcelona)

14 julio 2025 – 18'30 horas (Hora Argentina)

Del Dolor a la Fraternidad
Casa de la Amistad, Rivadavia 851
BUENOS AIRES (Argentina)

14 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

14 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

15 – 30 julio 2025

Campamento de Trabajo en Velouriz
ZAS DE REI (A Coruña)

15 julio 2025 – 18’00 horas (Hora Argentina)

En el 60º Ainiversario de Nostra Aetate, su mirada nueva sobre las religiones
Diego Elman, rabino y Adrián Santarelli, presbítero. Modera: Carlos White, presbítero
Sinagiga de la Fundación C.E.J. Miskhán. c/ ;ariscal Antonio Sucre, 1420
BUENOS AIRES (Argentina)

15 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

16 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

16 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

18 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

18 julio 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

19 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

19 julio 2025 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

21 julio 2025 - 19’00 horas

Oración al estilo de Taizé
Locales parroquiales
ARENYS DE MUNT (Barcelona)

21 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

21 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

22 julio 2025 - 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

22 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

23 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

23 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

25 julio 2025 – 20’00 horas

Oración Interconfesional
Iglesia Luterana, paseo Castellana, 6
MADRID

25 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

25 julio 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

26 julio 2025 – 17’00 horas (hora Argentina)

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina)

26 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

26 julio 2025 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

27 julio 2025 – 17’30 horas (Hora Argentina)

Espacio de Oración por la Unidad
Parroquia de ja Asunción. Franklin. 2173 - FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

27 julio 2025– 18’30 horas

Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)

28 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

28 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

29 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

30 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

30 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)




viernes, 11 de julio de 2025

MEDITAR, CONTEMPLAR, ORAR

Contemplación para alcanzar Amor


por Antonio María Domenech

CLAVE:
  • Vamos con lo que san Ignacio pone al final de los ejercicios espirituales, la contemplación para alcanzar amor. Y además añadiremos el misterio de Pentecostés para, en la medida de lo posible, saborearlo y pedirle al Señor que nos envíe el Espíritu Santo.

Conviene advertir dos cosas: la primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras. Muchas veces el decir te quiero no es suficiente, hay que demostrarlo con la vida. La segunda, el amor consiste en comunicación de las dos partes, a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene, o de lo que tiene o puede, y así por el contrario, el amado al amante. de modo que, si uno tiene ciencia, dar al que no la tiene; si tiene honores, si riquezas, y así el otro al otro. de forma que nosotros lo único que podemos dar al Señor es alabarlo, porque no tenemos nada, y además todo lo que tenemos nos lo ha dado él. entonces, podríamos de Dios todo lo que nosotros no tenemos, pero solo para eso hay que abrir el corazón y nada más.

La composición de lugar es ponernos en el cielo, viendo cómo Dios nos quiere hacer un regalo que da a través de su Creación, de los bienes que hemos recibido, de su Eucaristía, del Espíritu Santo… Por eso tendremos también presente Pentecostés.

En primer lugar, ¿Qué nos ha dado Dios a través de su Creación? Aquí tendremos que mirar desde los paisajes de Jalisco, el Cañón del Colorado, el lago Titicaca en Perú o las cataratas del Niágara y el Iguazú, hasta el Nazareno de Jerez, el Panteón de Guadalajara, San Pedro en Roma, Nuestra Señora Bien Aparecida, los pinos de Garabandal, el canto del ruiseñor o la marcha Radetzky… Es decir, todo aquello que nos guste: el lugar donde nacimos, los ríos, los paisajes, las playas, la nieve del invierno… Cualquier lugar que hayamos visto, cualquier cosa que nos haga disfrutar, es un regalo del Señor. Y aunque las piezas musicales las han compuesto personas, tenemos que pensar con qué materiales, con qué inspiración y con qué finalidad. ¡Ojalá fuera siempre para alabar a Dios!

Si el lector ha tenido la suerte alguna vez de contemplar una puesta de sol desde un avión, seguro que está de acuerdo conmigo en que parece casi un milagro, un misterio. ¿Cómo puede ser tan hermosa, tan bella? No solamente se ven los campos y las ciudades abajo, sino también toda la inmensidad del horizonte y el sol desapareciendo con unos colores preciosos; y si estamos en ese momento volando sobre el mar, se ve el brillo y el reflejo sobre las aguas. En esos momentos podría hasta parecernos que el avión es como una cárcel que no nos deja salir a ver esa inmensidad. ¿Y cómo será ver a Dios, conocer a Don Pelayo, a Juana de Arco, a Santiago Apóstol, a José de Egipto, a Samuel, a David, a la familia de Jesús, al ciego de nacimiento, a Lázaro, a san Ignacio de Loyola, a santa Rosa de Lima, a san Martín de Porres…? ¿Cómo será volver a ver a tantas personas que nos han hecho bien a lo largo de la vida y que ya faltan: padre, abuelo, abuela, madre, hijos? ¿Cómo será el cielo? Si esto es la cárcel, ¿Cómo será el palacio, Señor?, se preguntaba santa Teresa. Si aquí hemos disfrutado de tantos regalos y de tantas cosas bonitas, ¿Qué pasará cuando vayamos al cielo y le veamos a Dios tal cual es?

En segundo lugar, habría que pensar en todos los bienes materiales que hemos recibido y que otros no tienen. El Papa, cuando va a la cárcel el Jueves Santo a lavar los pies a los presos, siempre dice aquello de «¿por qué ellos y yo no? ¿Por qué el Señor ha permitido que nuestras vidas hayan sido más o menos sencillas, más o menos llenas de Él? ¿Por qué muchas veces nos ha cogido de la mano y no nos ha soltado?

Así podemos dar gracias a Dios por todos sus beneficios y también agradecerle todos esos ratos de intimidad, de trato y de conversación que hemos pasado con Él. A lo mejor alguno está relacionado con lugares —con santuarios de la Virgen, la capilla de una casa de espiritualidad, tu habitación…—. ¡Hemos rezado tantas veces y en tantos sitios! Y puede que nos hayamos acostumbrado a sentirnos cerca de Dios y ya ni lo agradezcamos ni recordemos que, si Él se marcha, es para enviarnos al Espíritu Santo. Por eso ahora vamos a actualizar nuestra petición para que Jesús nos envíe su Espíritu. Vamos a pedírselo con el corazón, con alegría y con la certeza de que nos lo va a enviar. Que el Espíritu Santo nos haga capaces de devolver al Señor el amor que recibimos, para que sea un amor correspondido:

Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo, padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

“Al cumplirse el día del Pentecostés estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas como llamadas, que se dividían posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos los de Espíritu Santo y empezaron hablar en todas lenguas según el Espíritu les concedía manifestarse.”

¡Cuánto debemos aprender del Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad! En el Catecismo de la Iglesia Católica dice lo siguiente: «Nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino por influjo del Espíritu Santo» (1 Co 12, 3). «Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!» (Ga 4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo. Él es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante el Bautismo, primer sacramento de la fe, la vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos ofrece por el Hijo, se nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la Iglesia: El Bautismo “nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo”».

«El Espíritu Santo con su gracia es el «primero» que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva que es: «que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo» (Jn 17, 3). No obstante, es el «último» en la revelación de las personas de la Santísima Trinidad. San Gregorio Nacianceno, «el Teólogo», explica esta progresión por medio de la pedagogía de la «condescendencia» divina: “El Antiguo Testamento proclamaba muy claramente al Padre, y más obscuramente al Hijo. El Nuevo Testamento revela al Hijo y hace entrever la divinidad del Espíritu. Ahora el Espíritu tiene derecho de ciudadanía entre nosotros y nos da una visión más clara de sí mismo”».

«Creer en el Espíritu Santo es, por tanto, profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad Santa, consubstancial al Padre y al Hijo, “que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria” (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150). Por eso se ha hablado del misterio divino del Espíritu Santo en la “teología trinitaria”, en tanto que aquí no se tratará del Espíritu Santo sino en la «Economía» divina».

«El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Pero eso es en los “últimos tiempos”, inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. Entonces, este designio divino, que se consuma en Cristo, “Primogénito” y Cabeza de la nueva creación, se realiza en la humanidad por el Espíritu que nos es dado: la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, la vida eterna».

«Jesús es Cristo, “ungido”, porque el Espíritu es su Unción y todo lo que sucede a partir de la Encarnación mana de esta plenitud (cf. Jn 3, 34). Cuando por fin Cristo es glorificado (Jn 7, 39), puede a su vez, de junto al Padre, enviar el Espíritu a los que creen en él: Él les comunica su Gloria (cf. Jn 17, 22), es decir, el Espíritu Santo que lo glorifica (cf. Jn 16, 14). La misión conjunta se desplegará desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será unirlos a Cristo y hacerles vivir en Él: “La noción de la unción sugiere […] que no hay ninguna distancia entre el Hijo y el Espíritu. En efecto, de la misma manera que entre la superficie del cuerpo y la unción del aceite ni la razón ni los sentidos conocen ningún intermediario, así es inmediato el contacto del Hijo con el Espíritu, de tal modo que quien va a tener contacto con el Hijo por la fe tiene que tener antes contacto necesariamente con el óleo. En efecto, no hay parte alguna que esté desnuda del Espíritu Santo. Por eso es por lo que la confesión del Señorío del Hijo se hace en el Espíritu Santo por aquellos que la aceptan, viniendo el Espíritu desde todas partes delante de los que se acercan por la fe” (San Gregorio de Nisa, Adversus Macedonianos de Spirirtu Sancto, 16)».

«Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que “surgió […] como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha” (Si 48, 1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo (cf. 1 R 18, 38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista, “que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías” (Lc 1, 17), anuncia a Cristo como el que “bautizará en el Espíritu Santo y el fuego” (Lc 3, 16), Espíritu del cual Jesús dirá: “He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!” (Lc 12, 49). En forma de lenguas “como de fuego” se posó el Espíritu Santo sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hch 2, 3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva). “No extingáis el Espíritu”(1 Ts 5, 19)».

Por eso, ten cuidado de no extinguir el Espíritu en ti. Cuando nuestra palabra y nuestro ejemplo no abraza por donde pasa, es que le falta Espíritu Santo. La Virgen Santísima estaba reunida con los apóstoles el día de Pentecostés cuando vino el Espíritu Santo. A Ella tenemos que acercarnos para que interceda por nosotros y así nos llegue también el Espíritu, para que podamos decir delante de todos, sin miedo, allá donde estemos: «Jesús es el Señor». Si no, algo nos falta… Confesamos en Cristo al Señor —y no olvidemos sus palabras: «Aquel que me confesare delante de los hombres, también yo lo confesaré delante de mi Padre celestial»—. Pero confesar a Jesucristo no solo implica confesarlo como Dios, sino también como hombre, algo a lo que nos irá enseñando el Espíritu Santo.

Dice el Evangelio: «El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo yo que os he dicho». Y un poco más adelante: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará».

Ya hemos definido un poco cómo es el Espíritu Santo pero, ¿cómo podemos formarnos una imagen de Él? Del Padre todos tenemos una imagen natural, nuestro propio padre. Lo mismo sucede con el Hijo, porque todos somos hijos de alguien. Pero, ¿y el Espíritu? El Espíritu no tiene rostro ni nombre. Es el soplo y el aliento que, en este caso, por ser el de Dios, es santo. Entonces, ¿qué hecho de nuestra vida natural podemos usar para entender al Espíritu Santo?

No demasiados. Casi podríamos decir que la misma Palabra de Dios se las ve y se las desea para expresarnos algo de esta realidad inaprehensible; solo a base de figuras o parábolas podemos atisbar algo de esta energía poderosa, de este amor de Dios.

Una de esas figuras es el amor. La más alta teología nos dice siempre que el Espíritu es el amor de la Trinidad, el que existe entre el Padre y el Hijo, un amor que tiene por oficio unir personas, suavizarlo y motivar todo. «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado», dirá san Pablo. El Espíritu nos une con Dios y nos hace miembros de su familia, lo que nos da la capacidad de amar y servir a nuestros semejantes. Otra imagen con la que se simboliza al Espíritu es la paloma; en el bautismo del Señor, el Espíritu se hizo presente en forma de paloma. Una tercera imagen es el viento que, según dice Jesús, «sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu». También el día de Pentecostés hubo ráfagas de viento impetuoso. Y el fuego: «se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos». Como contraste a ese fuego y ardor del Espíritu, otra de las imágenes más utilizadas es el agua. El agua viva. El agua santa. El agua del bautismo.

Ya desde la Edad Media, se utilizó otra imagen que nos puede ayudar a penetrar en este misterio: el Padre es la casa, el Hijo es la puerta por donde se entra en la casa y el Espíritu Santo es la llave. Solo se entra en esta casa por Jesús, pero nadie accede a Jesús, ni siquiera a su humanidad, si no tiene la llave con la que abrir esa puerta. El Espíritu es la llave, no solo para entender, sino también para entrar en la ancha dimensión del Reino de Dios. De lo que se trata es de experimentar toda la fuerza, el poder, la verdad y la grandeza que la Palabra de Dios concede al Espíritu Santo, al que la Liturgia llama «dulce huésped del alma».

El Espíritu es también unción. Penetra como el aceite, llega a todos los rincones y lo suaviza todo. La Iglesia utiliza el aceite santo en varios sacramentos. De una forma especial, el recién bautizado es ungido con el óleo crismal como símbolo de que está recibiendo al espíritu Santo, juntándose en el neófito los tres grandes ministerios del Antiguo Testamento que eran constituidos por unción sagrada: sacerdote, profeta y rey. Todo cristiano es sacerdote para hablar con Dios. No hace falta ser sacerdote del templo, es decir, presbítero; basta con ser sacerdote de la nueva alianza. Para hablar con Dios, como le dijo Jesús a la samaritana, basta hablarle «en espíritu y en verdad». El cristiano es también profeta, para hablar de Dios. Hablamos poco de Dios, lo que quiere decir que no estamos llenos del Espíritu Santo, porque si no, no podríamos evitarlo. Por último, el cristiano también es rey. ¿Por qué? Porque sirve a los demás. El rey en el Antiguo Testamento, era el que prestaba el servicio el primero. También Jesús nos sirve como rey y nosotros debemos servir a los demás como reyes.

Además de todas estas imágenes, hay una cascada de nombres por las que se nomina al Espíritu Santo: se le llama Paráclito, Consolador, Abogado, Defensor, Espíritu vivo y vivificante, Espíritu de verdad, Virtud del altísimo, Dedo de Dios, Sello, Unión, Nexo, Vínculo, Abrazo, Beso, Cariño, Descanso, Padre del pobre, Fuente viva, Luz del Altísimo… La Biblia y la Liturgia están llenas de palabras que nos refieren al Espíritu Santo y nos dan a entender la importancia del Espíritu; y si no nos llenamos de Él, no descubriremos la grandeza de la vida cristiana.

El Espíritu Santo no se deja manipular por nadie. Si intentas cogerlo, se te va entre las manos. Es una corriente viva que nunca llega por el camino que le has preparado. Si le esperas por la puerta, viene por la ventana; si le esperas por la ventana, entra por la puerta. Y si le esperas por las dos, entra por la pared… Es inexpresable. No tiene materialidad. Está aquí contigo y, a la vez, en la parroquia vecina, y en las ermitas de las altas montañas de Corea, y en Hong-Kong, paseando por las calles… Más allá de las culturas, más allá de las religiones, el Espíritu Santo va y sopla donde quiere.

San Cirilo de Jerusalén habla del Espíritu Santo con una imagen muy significativa. Dice de Él que es como la lluvia de la primavera que cae del cielo y despierta a las plantas, hace crecer la hierba, brotar las flores y las hojas de los árboles, y llena de amapolas todos los ribazos. El agua es única, pero cada planta recibe de ella efectos diferentes, según su naturaleza.

Otra de las perspectivas que nos ayudan a visionar algo de lo que es el Espíritu Santo es que siempre aletea sobre el caos. Eso se ha hecho manifiesto en todas las épocas. Hoy en día hay mucha pérdida de fe y una gran secularización. A algunos puede parecerles que la obra de Cristo está en ruinas, y aunque no hay que minimizar la pérdida de fe, ni la ausencia total de gratuidad en el amor, ni el materialismo que sofoca hasta las menores briznas de espiritualidad, no obstante, que nadie se asuste: El Espíritu sigue aleteando sobre el caos actual.

En el Antiguo Testamento siempre, en las circunstancias más adversas, en la contradicción y la rebeldía, se le prometió al pueblo de Israel la venida renovada del Espíritu de Dios. Esto se ha cumplido plenamente en Jesucristo y nosotros hemos recibido la semilla de ese Espíritu en nuestro bautismo. Pero aquella palabra sigue siendo una promesa deliciosa para nosotros, una promesa que Jesús definió pocos días antes de Pentecostés como la promesa del Padre.

Dice Jeremías con una belleza inaudita: «Ya llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor. Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días. Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: «Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados». Y Ezequiel dice: «Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos».

Estas palabras de la Biblia son reales. Muchas veces interpretamos la Biblia en una clave simbólica o con referencias a un futuro que nunca llega. No. Si lo dice, pasa; por eso lo dice y si no, no lo diría. Es más, lo dice como pasa, y no para que hagamos una interpretación psicopedagógica de lo que dice. Cuando interpretamos la Biblia como si quisiéramos que dijera algo diferente de lo que la Iglesia siempre ha dicho que dice cometemos un error, porque es más difícil entender esa interpretación paralela que las palabras de la Biblia que, además, están vivas. La Palabra de Dios es viva y eficaz y llega al fondo del alma de cada uno si las dejamos pasar.

El día de Pentecostés, Pedro cita con emoción el cumplimiento de la profecía de Joel: «derramaré mi Espíritu sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán […]. Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará».

Así pues, el beneficio más preciado que recibimos es el Espíritu. Y como del Espíritu Santo se estudia poco, y se le reza menos, muchas veces lo consideramos como una entelequia que acabamos de entender.

Hay que decir que los dones del Espíritu Santo son regalos, frutos que Dios nos regala porque quiere. La causa de esos dones es que Jesucristo ha muerto por nosotros, de forma que, como ha muerto por todos, nadie puede ser excluido. Así, si yo digo que alguien está excluido de la gratuidad de la salvación, soy yo el que me quedo fuera, porque pretendo usurpar a Jesucristo su puesto. Y la gratuidad implica que el Espíritu puede escoger personas, grupos o movimientos con las características que Él quiera, y no porque hagan las cosas bien, se lo merezcan o se esfuercen. No. La gratuidad es eso, un regalo.

Espíritu divino, te pedimos que nos mandes todos tus frutos a través de estos Ejercicios, o a través de las obras de caridad, de los sacramentos, o de lo que Tú quieras, cuando estemos paseando por la calle o durmiendo por la noche. El primer fruto que te pedimos es el amor, ese por el que uno se siente amado y es capaz de repartir amor a los demás, porque tiene tanto que no le cabe; ese amor que viene del cielo y que goza de tener cerca a Dios y de llamarle Padre, como Cristo; ese amor que nos lleva a perder el miedo y a dar gracias de todo corazón por ser amados como somos, a pesar de nuestras imperfecciones, de nuestros errores y de nuestras incapacidades. Ese amor, en fin, que nos da una seguridad que nos hace felices y nos obliga a comunicar a los demás, todo el día, todos los días, que Dios nos ama.

Te pedimos también el don de la fe, que viene casi unido a la confianza. La fe, ese testimonio interno que hace que disfrutemos, que seamos felices y que superemos el subjetivismo de nuestras propias obras, creyendo en Dios y en su Palabra. Espíritu divino, que no confundamos la fe con lo que yo consigo, con lo que yo hago, con lo que yo… Siempre yo.

Te pedimos el gozo que se desprende de la experiencia interior, por la que comprendemos que los frutos son regalos de Dios. Sentir y tener a Dios en nuestra vida produce gozo. Una pera o una manzana son el fin de un proceso; por eso se llaman «fruto». El gozo también es un fruto, y lo mismo sucede con la paz. Hay una paz que el mundo no concede, pero que experimentan los que aman a Dios; una paz que solo conocen aquellos que lo reciben del todo; una paz que se puede compartir. No significa ausencia de enemigos ni de peligros, no, sino abundancia de un consuelo y una protección que nos embargan, como moción del Espíritu, en algunos momentos especiales. Esa paz que, cuando es un hábito, se transforma en paciencia, Señor.

Te pedimos también la benignidad y la bondad, que tampoco son fruto de nuestros esfuerzos, sino de la gratuidad de Dios, y que nos configuran con Jesucristo, manso y humilde. Estos frutos podrían ser humanos, pero el que los tiene al nivel que estamos hablando conoce la diferencia. A veces reñimos con alguna persona y nos admiramos al comprobar que no nos queda ni el más mínimo rencor. Estos frutos son los lo que permiten.

Te pedimos la mansedumbre y la castidad, en una cultura tan agresiva y tan carente de contenidos como la nuestra, donde son contrarrestados por una búsqueda de placer ansiosa. Todo el mundo busca un amor que nace de la pasión. Que el creyente que tenga mansedumbre y castidad las valore y sepa que son frutos, porque la sola virtud tiene poca fuerza para superar este ambiente.

Espíritu Santo del cielo, ven sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre nuestros pueblos, sobre el sacerdote de mi parroquia… Danos fortaleza, consejo y piedad, Señor. El mundo no es piadoso. Que tengamos la piedad de tu Madre cuando hablaba contigo y cuando hablaba de ti. Que tengamos el carisma y la fuerza de hablar de ti a todos los que estén con nosotros. «Ven, he visto al Maestro», se decían unos apóstoles a otros; y todavía hoy muchas veces podemos llevar a otros a acercarse al Señor, a recibir el Espíritu Santo, «a tiempo y a destiempo», como dice San Pablo.

¡Qué pocas veces hablamos de Dios! ¡Qué pocas veces hablamos del Espíritu, de sus dones, de sus regalos, de lo que llevamos dentro! «De la abundancia del corazón habla la boca». Si no hablas de Cristo, ¿qué llevas dentro? ¿Por qué? ¿Por qué no se le dices a todos? «¿No ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las Escrituras y partía para nosotros el pan?». ¿No te has sentido muchas veces lleno de Dios? ¿Por qué no les dices a los demás que ellos también pueden estarlo, que Dios también es para ellos y no solo para unos pocos? Dios es para todos. Para tu madre y para tus hijos; para los que no van a la iglesia; para los que son de otras religiones; para los que conoces y para los que no conoces; para el que te trae las cartas y para el que te arregla el coche; para los que trabajan en las fábricas y en los talleres; para los que van por la calle y para los que están en las empresas; para los que están en los bares y en las iglesias… ¿Por qué no hablamos de Dios en todas partes?

Espíritu Santo, haz que seamos capaces de hablar de Dios a todo el mundo, a través de las redes sociales, de los enlaces, del WhatsApp, de los libros, de las conversaciones… Siempre podemos tener casi, casi a Dios en las manos. Que no se nos deslice como el agua entre los dedos, que no queramos cogerlo para nosotros solos. Que no pensemos nunca que «sí está conmigo, pero con los demás no». Que se nos quite para siempre la soberbia del fariseo del primer banco. Que no miremos atrás, al pecador, para sentirnos superiores, sino para aprender de él, para caer de rodillas y decirle al Señor: «Perdóname por haber tardado tanto en descubrir que todos tus regalos son gratis».

Porque me he creído diferente a los demás; perdóname, Señor. Porque ha habido personas que he pensado que no podían recibirte; perdóname, Señor. Porque he hablado poco de Dios o de mala maneras; perdóname, Señor. Por las veces que he transmitido nerviosismo, ansiedad o angustia en lugar de paz, gozo o alegría; perdóname, Señor. Por los que han llegado a mi corazón y, en lugar de abrazarlos y acercarlos a ti, y de mostrarles la ternura de tu madre, les he dicho que se vayan y que no me molesten porque no tengo tiempo para ellos; perdóname, Señor.

Porque no podemos ponerle puertas al campo y porque Dios llega por donde quiere, ayúdanos, Espíritu divino. Porque no queremos ser impedimento para que la gracia llegue a los demás, ayúdanos, Espíritu divino. Ayúdanos a ser canales de gracia si Tú quieres que pase a los demás. Y si no, que les llueva directamente, porque no hace falta que nosotros aparezcamos, porque quizá lo que tenemos que hacer es quitar de en medio… Porque nos tienes que dar, Señor, si Tú quieres y cuando quieras, un corazón de carne, y arrancarnos este corazón de piedra, con sus muros y sus prejuicios, que nos hacen pensar que el camino que hemos elegido nosotros es el mejor del mundo. Señor, que nos demos cuenta de que la Iglesia está llena de carismas distintos, todos buenos para acercarnos a ti.

Señor, que siempre que podemos, seamos un reflejo de tu luz, de tu gracia, de tu fuego, de tu acción, de tu fuerza, de tu perdón, de tu ternura y de tu cercanía. Que seamos ejemplo de que Dios nos ama. Que los demás, viendo cómo nos amamos, puedan decir, como decían de los primeros cristianos, «mirad cómo se aman». Como esos niños que, viendo un sacerdote, o una religiosa, o el amor de su madre y de su padre, dicen: «Yo de mayor quiero ser como tú», porque esos críos están encantados con su madre, y quieren ser todo lo que ella es. Que nosotros podamos ser como la Virgen, regazo del que sufre, amparo del que ya no sueña, alegría del triste, consuelo de las familias, amor de los cristianos, altavoz de la verdad. Señor, Que podamos dar todo eso a través de tu Espíritu Santo a los demás; y si no podemos, por lo menos que no seamos impedimento. Te quiero, Señor. Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero. Amén.

AUTOR:
Antonio María Domenech, sacerdote de la Iglesia Católica Romana desde 2004 natural de Barcelona, nacido en 1977, formado en la Sociedad Misionera de Cristo Rey, estudió Filosofía por la UNED, y Teología en el Seminario Mater Dei de Castellón párroco de diversos pueblos en la diócesis de Cuenca. Ha adquirido notoriedad en Internet por su blog "Se llenaron de inmensa alegría" y por su canal de Youtube.

FUENTES:
https://horebfoucauld.wordpress.com/
https://sellenarondeinmensaalegria.wordpress.com/


AGENDA - PRÓXIMOS ACTOS

HOY VIERNES 11 JULIO 2025

21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

21’00 horas

Oración común
Iglesia de San José, c/ Colón
TERRASSA (Barcelona)

12 julio 2025 - 17'00 horas (Hora Argentina)

Oración por la Unidad de los Cristianos
Parroquia de Santa Julia. Juan Bautista Alberdi, 1195 (entrada por secretaría)
BUENOS AIRES (Argentina)

12 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

13 julio 2025

Jornada de Puertas Abiertas en Velouriz
ZAS DE REI (A Coruña)

13 julio 2025 – 18’00 horas

Oración común de Taizé
Cripta de la Iglesia San Antonio María Claret (entrada por Calle Ramada, 14, Casal Claret)
VIC (Barcelona)

14 julio 2025 – 18'30 horas (Hora Argentina)

Del Dolor a la Fraternidad
Casa de la Amistad, Rivadavia 851
BUENOS AIRES (Argentina)

14 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

14 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

15 – 30 julio 2025

Campamento de Trabajo en Velouriz
ZAS DE REI (A Coruña)

15 julio 2025 – 18’00 horas (Hora Argentina)

En el 60º Ainiversario de Nostra Aetate, su mirada nueva sobre las religiones
Diego Elman, rabino y Adrián Santarelli, presbítero. Modera: Carlos White, presbítero
Sinagiga de la Fundación C.E.J. Miskhán. c/ ;ariscal Antonio Sucre, 1420
BUENOS AIRES (Argentina)

15 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

16 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

16 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

18 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

18 julio 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

19 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

19 julio 2025 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

21 julio 2025 - 19’00 horas

Oración al estilo de Taizé
Locales parroquiales
ARENYS DE MUNT (Barcelona)

21 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

21 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

22 julio 2025 - 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

22 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

23 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

23 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

25 julio 2025 – 20’00 horas

Oración Interconfesional
Iglesia Luterana, paseo Castellana, 6
MADRID

25 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

25 julio 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

26 julio 2025 – 17’00 horas (hora Argentina)

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina)

26 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

26 julio 2025 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

27 julio 2025 – 17’30 horas (Hora Argentina)

Espacio de Oración por la Unidad
Parroquia de ja Asunción. Franklin. 2173 - FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

27 julio 2025– 18’30 horas

Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)

28 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

28 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

29 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

30 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

30 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)




jueves, 10 de julio de 2025

LAS RELIGIONES ¿SON NECESARIAS?, UNA PREGUNTA QUE, TAL VEZ, CAREZCA DE SENTIDO

¿Son necesarias las religiones?


por Manuel Fraijó

CLAVES:
  • "D. Bonhoeffer escribía: Ha pasado el tiempo de la religión en general. Nos encaminamos hacia una época totalmente arreligiosa… si un día resulta claro que no existe el apriori religioso, sino que ha sido una forma del hombre históricamente condicionada y transitoria ¿qué significaría esto para el cristianismo?"
  • Hoy, casi un siglo después de la muerte de Bonhoeffer, sabemos que las religiones no se pueden suprimir, están indisolublemente ligadas a la cultura de sus pueblos
  • "Los historiadores de las religiones suelen hablar de 'tres tambores', de tres grandes familias o grupos de religiones: religiones proféticas, místicas, y sapienciales"
  • "Estas líneas se proponen 'tocar' fugazmente los tres tambores, es decir: ofrecer una somera información descriptiva que muestre la irreparable pérdida que supondría prescindir del legado y la herencia de las religiones"

Bonhoeffer en el recuerdo

Bien avanzado el siglo XX, D. Bonhoeffer, el pastor protestante asesinado por Hitler el 9 de abril de 1945, cuando apenas contaba 39 años, escribía: “Ha pasado el tiempo de la religión en general. Nos encaminamos hacia una época totalmente arreligiosa… si un día resulta claro que no existe el apriori religioso, sino que ha sido una forma del hombre históricamente condicionada y transitoria ¿qué significaría esto para el cristianismo?”

Bonhoeffer pensaba que en Europa se había decretado ya la muerte de Dios y, por consiguiente, el final de la religión cristiana. Él se proponía viajar a la India por si de allí pudiera venir la “salvación”. No se proponía, naturalmente, convertirse al hinduismo ni al budismo. Y tampoco deseaba predicar allí el cristianismo. Él sabía que en veinte siglos solo un 3% de Asia se ha convertido al cristianismo. Probablemente lo que Bonhoeffer buscaba en la India era la innegable religiosidad de aquellas tierras. Allí, pensaba él, quedan “semillas” de la auténtica actitud religiosa. Actitud que Bonhoeffer plasmó en su libro Resistencia y sumisión.

Varias generaciones encontramos en aquellas cartas, escritas desde una prisión berlinesa, antesala de la muerte, aliento y lucidez. Y nos quedó claro -si no lo sabíamos ya- que la vida consta de días de Resistencia (de vigor, de fuerza, de salud, juventud), y de Sumisión (eclipse de todo lo anterior, lento acabamiento, vejez, enfermedad y muerte). Bonhoeffer experimentó la sumisión definitiva, la última, aquel 9 de abril en el que, con su Biblia bajo el brazo, enfiló el camino del patíbulo. Todavía le dio tiempo de decir a un compañero de prisión: “Es el final, para mí el comienzo de la verdadera vida”. Aquel día se truncó el futuro del que, según sus biógrafos, habría sido el nuevo K. Barth de la teología protestante. Y, sobre todo, se truncó la vida de una persona buena, de un cristiano solidario y responsable. Antes de participar en la conjura contra Hitler abandonó “solo oficialmente” su Iglesia para que esta no pudiera ser acusada de complicidad.

En una de sus cartas, Bonhoeffer se preguntaba qué problemas de los muchos que aquejaban a aquella Europa en guerra se podrían solucionar suprimiendo las religiones. Tal vez tenía presente el título de un celebrado libro del padre de la teología protestante del siglo XIX, F.D.E. Schleiermacher: Sobre la religión. Discursos a sus menospreciadores cultivados. En los días de Schleiermacher (1768-1834) la religión era abiertamente zarandeada por no pocos círculos intelectuales. El libro de Schleiermacher se proponía rebatir a aquellos osados pensadores ilustrados.

Hoy, casi un siglo después de la muerte de Bonhoeffer, sabemos que las religiones no se pueden suprimir, están indisolublemente ligadas a la cultura de sus pueblos. Los grandes sistemas metafísicos de la India, por ejemplo, son incomprensibles sin el hinduismo y el budismo. Es más: cuando una religión se debilita queda su cultura. J. L. López Aranguren (1909-1996) aventuraba la hipótesis de que España se deslizaba hacia un tiempo nuevo en el que, en lugar de hablar de “religión cristiana”, sería más correcto hablar de “cultura cristiana”. También el filósofo polaco L. Kolakowski advirtió a los europeos que “ser enteramente no cristiano significaría no pertenecer a esta cultura”. El rechazo del credo cristiano es compatible con un firme anclaje en la cultura cristiana. Se trata de una tesis aplicable al resto de las religiones. Al concluir un viaje por China, el filósofo B. Russell concluía que los chinos no tenían religión. “La religión de los chinos es ser chino”, concluyó. Habría podido añadir que “ser chino” es estar profundamente enraizado en la cultura confuciana o taoísta, es decir, en las religiones de aquellas tierras.

El universo de las religiones es altamente plural. Hasta diez mil religiones cuentan los historiadores. Ortega y Gasset, refiriéndose a los habitantes de Togo (tuvo, en Alemania, un compañero de estudios de esta nacionalidad), recuerda que se diferencian unos de otros con la expresión: “ese baila al son de otro tambor”. El tambor simboliza el sistema de creencias para muchos pueblos primitivos.

Los historiadores de las religiones suelen hablar de “tres tambores”, de tres grandes familias o grupos de religiones: religiones proféticas (judaísmo, cristianismo, islam), místicas (hinduismo, budismo), sapienciales (taoísmo, confucionismo). Estas líneas se proponen “tocar” fugazmente los tres tambores, es decir: ofrecer una somera información descriptiva que muestre la irreparable pérdida que supondría prescindir del legado y la herencia de las religiones.

Nos referiremos a las religiones, no a las Iglesias. Son difícilmente separables, peroro mezclarlas nos conduciría a otro escenario. Tampoco abordaremos el complejo tema de la “verdad” de las religiones. El historiador Salustio zanjó el tema de la verdad con una afirmación que ha pasado a la historia: “Estas cosas no sucedieron nunca, pero existen siempre”. A partir de la Ilustración europea se ha ido abriendo camino el convencimiento de que no tenemos acceso a la verdad de las religiones. La investigación ha renunciado al “qué son” y se ha centrado en el “para qué sirven”.

La utilidad ha ido ganando la partida a la verdad. El concilio Vaticano II admitió que todas las religiones son caminos de salvación paras sus creyentes. Aceptó de esta forma, sin abordar el tema de la verdad de sus contenidos doctrinales, que todos los credos religiosos conducen a la salvación. “Salvación” es la palabra definitiva de las religiones. Buda predicaba que, así como el agua del mar sabe toda ella a sal, también todas las religiones saben a salvación. Por lo demás es legítimo que todas las religiones pretendan ser verdaderas y tener “validez universal”; el problema surge cuando cada una de ellas pretende ser la “única” portadora de la verdad. Solo entonces brota la discordia, incluso las guerras, entre ellas. Se impone, pes, distinguir entre la legitima pretensión de “validez universal” y la conflictiva, rechazable, pretensión de “validez única”.

Tres grandes familias (tambores) de religiones

Defendía el gran teólogo protestante, Adolf von Harnack, que quien conoce el cristianismo conoce todas las religiones. Por las mismas fechas, a comienzos del siglo XIX, Max Müller, el iniciador de la moderna ciencia de las religiones, le corrigió asegurando que quien conoce solo una religión no conoce ninguna (Goethe había dicho que quien conoce solo una lengua no conoce ninguna).

Tal vez convenga distinguir entre “conocer” y “tener información”. Solo es posible “conocer” la propia religión, la que se practica o se ha practicado a lo largo de la vida. De las restantes solo nos es permitido “tener información”. Renán, siempre tan sagaz, afirmaba que cuando mejor se conoce una religión es cuando se la abandona. Probablemente se refería a la fuerza cognoscitiva de la ausencia: a los seres queridos se les conoce mejor cuando ya se fueron, cuando solo el recuerdo nos une a ellos. Una religión abandonada, despojada de la rutina de la familiaridad, puede cobrar nueva fuerza ante su antiguo fiel practicante. El abandono de la fe puede ser fuente de mayor y más profundo conocimiento de la religión abandonada. Lo tenido por obvio suele perder profundidad. Pero abordemos ya nuestros “tres tambores”.

I - Las religiones proféticas

Son las monoteístas, es decir, las que creen en un solo Dios. Solemos considerar como tales el judaísmo, el cristianismo, y el islam. Su figura emblemática es, obviamente, el profeta. Son religiones activas, dinámicas, transformadoras de la realidad social. Son, además, religiones afirmativas que en su largo caminar han acumulado una rica herencia doctrinal. Precisamente por ello, el diálogo con ellas se torna trabajoso.

Tienen un amplio legado que defender. En su interior han introducido filosofías muy precisas que no toleran la ambigüedad en el ámbito de los enunciados doctrinales. Son religiones muy configuradas, muy firmes en su universo de creencias. Rechazan todo proceder quebradizo o meramente insinuante. Desean saber a qué atenerse. No están dispuestas a poner en peligro los logros de su pasado, de su tradición. De ahí que, a veces, confundan el diálogo con la rendición incondicional. Su tolerancia, en este sentido, será siempre matizada. Agobiadas de convicciones, les queda poco espacio para la negociación con otras religiones. No consideran negociable su identidad. Sus concesiones no rebasarán nunca el ámbito de lo accesorio. En este sentido, los trofeos que ofrecerán a sus interlocutores serán siempre bien secundarios. De ahí el estancamiento del diálogo interreligioso. Con frecuencia no se traspasa el umbral de los “acuerdos operativos”, es decir, de la colaboración en las tareas solidarias que nos interpelan a todos. Son más propensas a entenderse en los temas éticos que en los contenidos doctrinales religiosos.

II - Las religiones místicas

Estas religiones, el hinduismo y el budismo, tienen en el místico su figura emblemática. En ellas predomina la contemplación sobre la acción. Cultivan la interioridad, la indiferencia frente al mundo, la extinción de las pasiones y deseos. Buscan la paz interior, el sosiego, la calma espiritual. Aspiran a dominar nuestro siempre agitado mundo interior. Son tolerantes, pacíficas, compasivas (aunque también su pasado sabe de guerras y exterminios). Persiguen una cierta imperturbabilidad. El tiempo y sus avatares pierden mordiente. Su meta es un cierto señorío sobre todo lo que ocurre. Piensan que, si estamos bien amueblados interiormente, podremos hacer frente al trajín del devenir histórico.

La gran batalla se libra en el ámbito de la extinción del deseo. Hay que calmar y dominar la insaciable apetencia del ser humano. De ella brotan todas las desventuras y sufrimientos. Es necesario desplazar acentos y relativizar la marea de los acontecimientos históricos. Algo que no se alcanza solo por la práctica del culto y los ritos. Estos pierden su importancia central. La batalla decisiva se libra en el campo de la ascesis personal. Es ahí donde se aprende a otorgar el debido relieve a cada cosa. Es necesario jerarquizarlo todo debidamente.

La meditación y la contemplación son los mejores aliados del hinduismo y el budismo. Por medio de ellas se despierta la profundidad, el recto pensar y sentir. Hay en estas religiones una poderosa confianza antropológica de fondo. Consideran que las personas disponemos de recursos suficientes para tomar las riendas de nuestro destino. Creen posible la victoria sobre el agitado mundo interior. La meta final es la paz interior. En el fondo, las religiones místicas son un canto a la dignidad del ser humano. Creen que, si se lo propone, puede hacerse con el mando de su vida. En este sentido, son más optimistas de lo que se suele pensar.

III - Las religiones sapienciales

Tienen su prototipo en el sabio. Las más conocidas son el confucionismo y el taoísmo. Lo que estas religiones buscan, sobre todo el confucionismo, es organizar y ordenar la vida, la privada y la pública. Se procura una organización sabia y prudente de la sociedad, la política, la economía y la familia. Se cultiva el recuerdo de los antepasados y las tradiciones familiares. Se otorga gran relieve a los usos ancestrales relacionados con la magia y la adivinación. La gran duda es si estas religiones son realmente religiones o, más bien, sabidurías, cosmovisiones filosóficas. Esta duda es mayor en el caso del confucionismo, la religión de los funcionarios chinos. Es una religión urbana, volcada en la civilización y en todo lo que puede fomentarla. Fundamental es también el humanitarismo. Confucio prohibía incluso “disparar a un pájaro posado”. No sería “juego limpio”, advertía

El taoísmo, en cambio, es la religión de las clases campesinas que desconfían profundamente de la civilización y de sus logros. Se refugia en el contacto con la naturaleza y en el cultivo de las relaciones humanas y familiares. Este contacto con la naturaleza reviste en el taoísmo un carácter hondamente místico.

¿Son necesarias las religiones?

Para concluir: por motivos pedagógicos hemos destacado lo que prevalece en cada uno de estos grupos de religiones. Pero existe un notable cruce de herencias. Hay mística en las religiones proféticas. Ahí están los grandes místicos cristianos para mostrarlo; sin olvidar, naturalmente, el sufismo en el islam. Y también hay sabiduría en las religiones proféticas. Baste recordar la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. Y también existe el profetismo en las religiones místicas. La figura de Gandhi lo avala. Y acabamos de ver que la mística está presente en las religiones sapienciales, sobre todo en el taoísmo. Por tanto: en todas las religiones hay mística, profetismo y sabiduría. Se trata de un problema de acentos y prevalencias.

Bien mirado, nuestra pregunta inicial ¿Son necesarias las religiones? tal vez carece de sentido. El 85% de la humanidad practica alguna religión, religión que le ayuda a vivir, o sobrevivir, digna y esperanzadamente. Y todo lo que presta tan crucial ayuda adquiere la categoría de necesario y debería gozar del respeto universal.

AUTOR:
Manuel Fraijó Nieto (Guadalcázar, Córdoba, España) es un teólogo y filósofo español, doctor en Filosofía y Teología, discípulo y amigo de grandes pensadores en el ámbito de la teología y la filosofía como Karl Rahner. Wolfhart Pannenberg, Hnàns Küng, Jürgen Moltmann y Johann Baptist Metz en Europa, y José Luis López Aranguren y José Gómez Caffarena en España.

FUENTE:
https://www.religiondigital.org/

AGENDA - PRÓXIMOS ACTOS

MAÑANA VIERNES 11 JULIO 2025

21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

21’00 horas

Oración común
Iglesia de San José, c/ Colón
TERRASSA (Barcelona)

12 julio 2025 - 17'00 horas (Hora Argentina)

Oración por la Unidad de los Cristianos
Parroquia de Santa Julia. Juan Bautista Alberdi, 1195 (entrada por secretaría)
BUENOS AIRES (Argentina)

12 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

13 julio 2025

Jornada de Puertas Abiertas en Velouriz
ZAS DE REI (A Coruña)

13 julio 2025 – 18’00 horas

Oración común de Taizé
Cripta de la Iglesia San Antonio María Claret (entrada por Calle Ramada, 14, Casal Claret)
VIC (Barcelona)

14 julio 2025 – 18'30 horas (Hora Argentina)

Del Dolor a la Fraternidad
Casa de la Amistad, Rivadavia 851
BUENOS AIRES (Argentina)

14 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

14 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

15 – 30 julio 2025

Campamento de Trabajo en Velouriz
ZAS DE REI (A Coruña)

15 julio 2025 – 18’00 horas (Hora Argentina)

En el 60º Ainiversario de Nostra Aetate, su mirada nueva sobre las religiones
Diego Elman, rabino y Adrián Santarelli, presbítero. Modera: Carlos White, presbítero
Sinagiga de la Fundación C.E.J. Miskhán. c/ ;ariscal Antonio Sucre, 1420
BUENOS AIRES (Argentina)

15 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

16 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

16 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

18 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

18 julio 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

19 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

19 julio 2025 – 21’00 horas

Oración al estilo Taizé
Cripta Iglesia San Francisco de Asís, c/ San Francisco
TARRAGONA

21 julio 2025 - 19’00 horas

Oración al estilo de Taizé
Locales parroquiales
ARENYS DE MUNT (Barcelona)

21 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

21 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

22 julio 2025 - 20’45 horas

Oración de Taizé
Parroquia Mare de Déu dels Dolors, c/ Begur, 10
BARCELONA

22 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

23 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

23 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)

25 julio 2025 – 20’00 horas

Oración Interconfesional
Iglesia Luterana, paseo Castellana, 6
MADRID

25 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de la Cruz (Taizé)
Parroquia de Sant Marcel, c/ Petrarca 52
HORTA-BARCELONA

25 julio 2025 – 21’00 horas

Oración común al estilo de Taizé
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San José (Els Josepets), plaza Lesseps, 25
BARCELONA

26 julio 2025 – 17’00 horas (hora Argentina)

Encuentro de Oración por la Unidad
Parroquia de la Asunción, Gavilán 1137
BUENOS AIRES (Argentina)

26 julio 2025 - 20’30 horas

Oración de la noche desde Taizé
Retransmitida en directo en redes desde Taizé
TAIZÉ (Francia)
ON LINE

26 julio 2025 – 21’30 horas

Oración Taizé
Convento de las Vedrunes de Caldes de Malavella, c/ Doctor Furest
CALDES DE MALAVELLA (Girona)

27 julio 2025 – 17’30 horas (Hora Argentina)

Espacio de Oración por la Unidad
Parroquia de ja Asunción. Franklin. 2173 - FLORES
BUENOS AIRES (Argentina)

27 julio 2025– 18’30 horas

Oración común al estilo de Taizé
Parroquia de Santa María. c/ de Joan Puig, 3.
RUBÍ (Barcelona)

28 julio 2025 – 21’00 horas

Oración de Taizé
Centro Padre Claret, c/ Joan Maragall, 23
GIRONA

28 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Común (Taizé)
Iglesia Catedral de San Lorenzo, plaza de la Villa, s/n
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT (Barcelona)

29 julio 2025 – 21’00 horas

Oración Taizé
Parroquia de Santa María, c/ Rectoría, 1
VILANOVA I LA GELTRÚ (Barcelona)

30 julio 2025 – 20’30 horas

Oración al estilo Taizé
Parroquia El Cristo del Mercado, c/ José Zorrilla, 125
SEGOVIA

30 julio 2025 – 20’30 horas

Oración Común
Parroquia de la Purísima Concepción, Vía Massagué, 21
SABADELL (Barcelona)