Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

jueves, 29 de septiembre de 2016

CURSO SOBRE ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO


Curso sobre Ecumenismo y Diálogo Interreligioso

La Delegación de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de Málaga, con la colaboración de la Escuela Teológica Beato Manuel González, organiza un curso introductorio a las cuestiones fundamentales del Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso.


Se desarrollará en 12 sesiones, desde el 20 de octubre al 3 de febrero. Tendrán lugar en la parroquia de San Manuel y Virgen de la Peña, en Mijas-Costa, sede de la Escuela, en horario de 19'45 a 21'00 horas. 

Los destinatarios son los alumnos que hayan finalizdo los 3 cursos de la Escuela Teológica, las personas con una formación teológica que estén interesadas en la promoción de la unidad de los cristianos y el diálogo interreligioso y los miembros de grupos diocesanos y parroquiales que desempeñen tareas pastorales: catequistas, movimientos familiares, hermandades, equipos de liturgia, visitadores de enfermos...

Entre los objetivos de este curso están animar y orientar a los laicos a participar en experiencias de ecumenismo y de diálogo interreligioso y ayudar a eliminar prejuicios y acercentar lazos de comunión y cercanía entre miembros de distintos credos. 

El curso supone un trabajo activo, por parte del alumno, basado en la metodología de la Escuela Teológica: ver, juzgar y actuar, y estará coordinado por el sacerdote Rafael Vázquez, delegado de Ecumenismo de la diócesis. 

Calendario de clases:

20 de octubre 2016. 
Tema 1: Introducción: el Ecumenismo y el Diálogo interreligioso.

4 de noviembre 2016. 
Tema 2: El diálogo como métido para la unidad.

11 de noviembre 2016. 
Tema 3: Divisiones en Oriente: historia y trasfondo teológico.

18 y 25 de noviembre 2016. 
Tema 4: Divisiones en Occidente: historia y trasfondo teológico.

2 de diciembre 2016. 
Tema 5: El movimiento ecuménico en el siglo XX.

9 de diciembre 2016. 
Tema 6: La Iglesia católica y el movimiento ecuménico.

16 de diciembre 2016.  
Tema 7: Temas candentes en los diálogos ecuménicos.

13 de enero de 2017. 
Tema 8: Diálogo interreligioso: presupuestos teológicos fundamentales. 

20 de enero de 2017. 
Tema 9: El diálogo con el Judaísmo.

27 de enero de 2017. 
Tema 10: El diálogo con el Islam.

3 de febrero de 2017. 
Tema 11: El diálogo con el Hinduísmo y el Budismo. 

Más información:

Teléfono 653 022 124 
e-mail escuelateologicamijas@diocesismalaga.es



miércoles, 28 de septiembre de 2016

500 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE



El 31 de octubre de 1999 el Papa Juan Pablo II firmó el principio del final de la división entre protestantes y católicos con la “Declaración común sobre la gracia” en torno a la tesis principal de Lutero y reconociendo que el hombre se salva por la fe y el amor a Dios, no por las donaciones a la Iglesia, ni bulas ni indulgencias.

El Papa Benedicto XVI, sobre la doctrina de la justificación por la fe promulgada por Lutero, en noviembre de 2008 decía “Cristo nos hace justos…Ser justo quiere simplemente decir estar con Cristo y en Cristo. Esto basta. No hacen falta otras observancias”. 

El próximo 31 de octubre, el Papa Francisco participará en la oración ecuménica luterano-católica con la liturgia aprobada en base al documento “Del conflicto a la comunión” y que establece la denominada “Oración común”, que será la utilizada en las catedrales luterana y católica de Lund y en el Malmö Arena; así la Iglesia Católica y la Reforma Luterana inician su camino en este V Centenario de la Reforma en el que se recalcará aquellas acciones que nos unen y que son llevadas a cabo conjuntamente por el Servicio Mundial de la Federación Luterana Mundial y Caritas Internationalis.

El 3 de Noviembre en Ginebra (Suiza) –la ciudad de Calvino- dará comienzo el “Itinerario Europeo de la Reforma” enlazando 67 lugares emblemáticos de 19 países.

A lo largo del 2017 se irán realizando actividades en torno al V Centenario de la Reforma y que alcanzarán a la Asamblea Mundial Luterana que se celebrará en Namibia (Africa), a lo cual prestaremos especial interés, y cuyo lema es “Liberado por la gracia de Dios”.


DOCUMENTOS DE INTERÉS:



(para descargarlos pinchar sobre el título)







martes, 27 de septiembre de 2016

EL SACRIFICIO NOS UNE

El sacrificio nos une

por Ihab Fahmy

En la vida, el concepto del amor adquiere muchas formas; pero si nos paramos a pensarlo detenidamente, nos encontramos con que el amor y el sacrificio van estrechamente unidos a lo largo de nuestros días. 

Sacrificarse no es necesariamente sufrir, ni padecer, sino una muestra de esfuerzo personal para alcanzar algo que consideramos prioritario. Y ya sabemos que la sensación de felicidad en la donación supera con creces la felicidad en recibir. El mayor ejemplo lo tenemos nosotros mismos, con nuestros hijos, o el sacrificio de nuestros padres para con nosotros. 

El eje central por el cual gira y da sentido a la vida de un musulmán es la adoración a Dios de forma continuada. Llevar a cabo dicha adoración implica sacrificar esfuerzo, tiempo o dinero, por ejemplo. Pues adorar a Dios es seguir sus mandatos, como el de vivir en paz con tu comunidad, dar limosna, respetar tanto a tus queridos como a los desconocidos, colaborar activamente en beneficio de los más débiles, esforzarse en crear un ambiente adecuado para todos nosotros. 

Termina el año islámico con el mes del peregrinaje (Dhul hiyyah). Se trata de una conmemoración histórica de Abraham y su familia; su esposa “la egipcia” Hagar y su primogénito Ismael. Abraham es el padre de la fe, elegido por Dios para llevar Su palabra a toda la humanidad, y ésta es: Dios es el Sabio, el Omnipotente, Perdonador y Misericordioso, y el cual no tiene asociación alguna con cualquier otro. 

Cuando Abraham tuvo a su muy deseado primogénito, su corazón latía por y para su hijo. Su amor por él era ilimitado, así es que Dios le sometió a la prueba de purificar su corazón. Pues aunque el amor a Dios y a la creación es complementario, el primero no es endeble como puede suceder con el segundo. 

El profeta se vio en sueños, repetidas veces, sacrificando a su hijo, y cuando se lo comentó, Ismael, de forma clara y directa, le dijo a su padre que hiciera aquello que el Señor le estaba ordenando. He aquí una de las grandes lecciones para todos los musulmanes, el respeto de los hijos hacia los padres, sin siquiera cuestionarlo. Pues Ismael no dudó acerca de lo que Dios le estaba ordenando a Abraham, y confió en su padre. 

En recompensa a la obediencia de Abraham, Ismael y Hagar, Dios ordenó sacrificar un cordero para alimentar a los necesitados y así, salvar a Ismael. La lección que Dios quiso darle a Abraham fue la de no asociar nunca en su corazón a nadie a la misma altura que Dios. Por todo ello, es por lo que en la celebración de este momento, si se sacrifica un cordero, una tercera parte está destinada a los desfavorecidos, tal y como hizo Abraham, otra a los vecinos y la restante a la familia. Eso sí, quien pueda permitírselo. Esta división se puede realizar con cualquier otro alimento o recurso, pues se trata de extrapolar los valores que se transmiten con esta historia a todos y cada uno de nosotros, independientemente de nuestra situación o posición económica.

Es una historia común entre los cristianos, judíos y musulmanes. Con la única diferencia que para los judíos y cristianos el hijo es Isaac en lugar de Ismael. La esencia de la historia estrecha los lazos entre los creyentes por los conceptos que lleva intrínseca, mucho más importantes que la diferencia entre uno y otro entre los hijos de Abraham. ¿Pues hay algo más importante que la adoración a Dios y el amor y respeto hacia los buenos padres?

Desde ese momento, los musulmanes que tienen los recursos necesarios, conmemoran la historia peregrinando -uno de los cinco pilares del Islam-, siguiendo los pasos de la madre, Hagar, acongojada, preocupada en salvar la vida de su hijo después de llevarlo a los brazos de su padre para sacrificarlo; buscándolo en el agua en el valle de Meca, rogando a Dios, apedreando a Satán. Esta peregrinación es una obligación de fe para todos los hombres y mujeres musulmanes. Se deben seguir los pasos de Hagar y pedir lo que ella pidió; pedir perdón, rogar a Dios misericordia, mostrar gratitud por salvar la vida de Ismael y recordar que uno de los significados del Islam es el de sumisión –sólo a Dios- y que nadie mostró más sumisión a Dios que Abraham. 

Todo ello está mencionado en muchos pasajes a lo largo del Corán, de principio a fin. El peregrinaje, el sacrificio, la adoración en un tiempo determinado, relacionar el acto de adoración con la conmemoración de lo que nos une entre los hermanos de la fe y de la humanidad, cómo ayudar a los pobres, garantizar los alimentos, arraigar el significado del amor al del sacrificio. Por eso se le denomina fiesta del sacrificio (Eid al-Adha) y popularmente en España extendido como la “fiesta del cordero”. Pero hay que entender que, mucho más importante que el sacrificio de un animal, son todos los valores que lleva detrás: el respeto a los padres, entender que ser solidario con el que lo necesita es un deber y no una opción; la confianza en que aquello que dictamine Dios será lo más cierto, que nunca será injusto, pues si depositas tu confianza en Él, Dios te recompensará, no dejará que padezcas en vano si has obrado bien, tal y como sucedió con los padres de Ismael. 



Ihab Fahmy es miembro de la Mesa de Diálogo Interreligioso y del Consejo Consultivo de la Unión de Comunidades Islámicas de España; nacido en El Cairo (Egipto) parte de su formación la llevó a cabo en el Instituto cristiano copto-ortodoxo cairota, la licenciatura la realizó en la Universidad Ain-Shaims, actualmente es profesor en la UNED y Presidente de la Comunidad Islámica de Valencia. 


PUBLICADO EN:
Boletín Ecumenico 75 octubre 2016. Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld



lunes, 26 de septiembre de 2016

DARÍO ESCOBAR, EL ÚLTIMO ERMITAÑO EN EL LÍBANO


El último ermitaño de Líbano

El colombiano Darío Escobar lleva 16 años como eremita del santuario de Hauqa


Ethel Bonet (Beirut)
Fotografía: Diego Ibarra 

Un misterioso repique de campanas se pierde en la inmensidad del valle de la Qadisha. Es la hora del ángelus. Como una aparición, un anciano ataviado con un hábito y capucha negra desciende un camino de tierra con paso renqueante. El padre Darío Escobar soporta sobre sus rodillas el peso del paso del tiempo. Este mes cumplirá 82 años, de los cuales lleva 16 como eremita del santuario de Nuestra Señora de Hauqa, excavado en el interior de una cueva en el valle de la Qadisha. También se le conoce como el “Valle Santo” porque sus cuevas naturales sirvieron de refugio para monjes y anacoretas maronitas (de la Iglesia católica oriental) en el siglo XVI. 

Ahora, este ermitaño colombiano es el único custodio del valle. Su avanzada edad no le ha quitado ni la fuerza ni el entusiasmo que emana en su interior. Probablemente, la sangre latina que bombea su corazón sea una de las razones por las que mantiene tanta energía. Para llegar a la ermita se necesita una gran preparación física o una fe inquebrantable. Hay que subir y bajar un largo sendero de varios kilómetros con empinadas escaleras de piedra que le quitan a uno el aire. 

El padre Darío nació en Medellín y, a los 11 años, ingresó en un seminario eudista, de la congregación de Jesús y María. “Desde niño sentí la necesidad de ayudar a los demás. Mis padres vieron en mí esa cualidad y decidieron enviarme al seminario”, explica. Siempre con un gran sentido del humor, nos cuenta: “Le dije a mi mamá: si allí voy a poder jugar al fútbol, dale, vámonos al seminario”. 

Durante más de medio siglo ha servido a la orden eudista en Medellín y Pasto. “En Pasto, yo era un hombre muy importante, era profesor de Teología en el seminario y de Psicología en la universidad”, narra el ermitaño, antes de confesar que heredó de sus padres: “El dinero nunca me hizo feliz; por el contrario, me aportó dolores de cabeza”. Dejó Colombia para marcharse a Miami, donde enseñó Psicología y daba consejos matrimoniales en la parroquia. Fue allí, en Estados Unidos, cuando sintió una voz interior que le dijo que dejara la vida activa para “dedicarse a la meditación de la Palabra de Dios”. Sin embargo, su superior de la congregación de Jesús y María no le permitió el retiro espiritual. 

Conocí a monseñor Payán, que había venido de visita a la iglesia de Nuestra Señora del Líbano (la única iglesia de culto católico maronita en Miami), y me ofreció ir a su país a celebrar mis 25 años de sacerdocio en soledad”, detalla el padre Darío, quien agrega que “la Iglesia maronita es la única que aún permite hacerse ermitaño”. El sacerdote colombiano escribió una carta al papa Juan Pablo II para que le permitiera cambiar al credo maronita sin renunciar a la orden eudista. Además, necesitó el permiso de su superior general, quien se mostraba muy reacio: “No lo aprobaba porque estaba lejos del convento y apartado de todo. Para convencerle, le dije que, si ocupaba la ermita, el convento iba a adquirir una nueva propiedad. Así que aceptó mi oferta y pidió permiso al Patriarcado”. 

El padre Darío llegó a Líbano en 1990 e ingresó en el convento de san Antonio de Qozhaya, en el valle de la Qadisha. Después de hacer los votos, tuvo que esperar un período de 10 años para ser ermitaño. “Soy birritual; puedo celebrar misa en latín, árabe y siríaco [la antigua lengua de los cristianos orientales]”, indica. El único día que oficia misa en la capilla de la ermita es el Jueves Santo. “A veces –comenta–, tengo que hacer dos servicios, en la mañana y en la tarde, porque vienen feligreses de todo Líbano”. 

Vista desde el santuario de Nuestra Señora de Hauqa, en el valle de la Qadisha

Duerme con cilicio y sobre una roca 

En la ermita hay una capilla, un campanario, una biblioteca con un pequeño escritorio que preside una calavera, un hornillo de gas y una diminuta habitación. En silencio, no se aburre nunca. Dedica 14 horas diarias a la oración, tres a cultivar su huerto, dos a leer vidas de santos o al estudio y cinco a dormir sobre un cilicio, con una piedra como almohada, en una estrecha celda sin ventanas. “No podría volver a dormir con almohada y mucho menos sobre un cómodo colchón”, indica el padre Darío, que cuenta que una chica que trabaja en la Cruz Roja, que suele ir a visitarle, le trajo una vez un colchón medicinal porque le dolía la espalda de trabajar en la huerta: “Era tan tan cómodo que tuve que devolvérselo a los dos días. No nos está permitido”. 

La vida del ermitaño tiene que ser muy simple”, apunta, antes de agregar que lo único que le molesta es no poder cortarse la barba ni el pelo. Las dos únicas excepciones que se permite son oír de vez en cuando los partidos de fútbol por la radio y beber vino dulce fuera de la eucaristía. Su dieta, estrictamente vegetariana, consiste en hortalizas y verduras, que él mismo cultiva en su huerto. “Solo hago una comida al día y realizo el ayuno de las seis Cuaresmas. Como ermitaño, vivo en la pobreza absoluta y soy más feliz así”. 

El invierno es especialmente duro. En los meses de más frío bajan tanto las temperaturas que se suele llenar de nieve el camino, por lo que pasa largas temporadas incomunicado. “Nunca me siento aburrido, miro el mismo paisaje y siempre me parece diferente”, indica el ermitaño, que dedica muchas horas a leer obras místicas y de teología. El padre Darío admira a Benedicto XII: “Es un gran teólogo y un ejemplo como sacerdote”. 

No tengo televisión ni teléfono ni internet. No quiero perder la paz interior”, insiste. El eremita únicamente sale de la ermita tres veces al año, y reconoce que es un fastidio. “Sufro cuando tengo que ir al convento. Eso es un infierno. Salgo el día de San Antonio, patrón del convento, en Navidad y en Domingo de Pascua. Voy siempre andando, aunque haya nieve. Pero el año pasado no pude hacer la renovación de votos el día de San Antonio, el 17 de enero, porque había hasta un metro de nieve y estaba bloqueado por todas partes”, reconoce. 

Como cualquier vecino de Líbano, sufre la escasez de agua en verano. “Compro tanques de agua, solo para poder cultivar patata y cebolla. Tengo un turno de 12 horas de agua, pero la gente me lo roba. Por eso me compré un tanque, para no tener que pelearme con las vecinas que toman el agua para regar sus jardines”. 

En definitiva, el padre Darío, quien vino hace 26 años para quedarse hasta el final de sus días, cree que siempre habrá ermitaños en el mundo y está convencido de haber encontrado su camino: “Quien ha probado esta vida no quiere otra. No renunciaría ni siquiera a cambio de la mayor de las fortunas”.

PUBLICADO EN:




domingo, 25 de septiembre de 2016

CLASES DE TEOLOGÍA EN SABIÑÁNIGO Y EN JACA


ESCUELA DIOCESANA
DE FORMACIÓN CRISTIANA

CURSO 2016-2017

LECCIÓN INAUGURAL

“Jesucristo, Salvador del Hombre y esperanza del Mundo”, por don Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca

Sede de Jaca: 
Lunes 3 de octubre, 20'00 horas. Casa Diocesana. Jaca 

Sede de Sabiñánigo: 
Martes 4 de octubre, 20'00. Club Parroquial Cristo Rey. Sabiñánigo.

NOTA: La lección inaugural está abierta a toda persona que desee asistir, independientemente de que luego vaya a participar en las demás clases de teología o no lo vayan a hacer.


CLASES DE TEOLOGÍA

La Escuela de Teología impartirá las siguientes materias en este nuevo curso 2016–2017:

1.–Psicología Pastoral (I), por Ricardo Mur.
 


2.– Moral y Virtudes Teologales, por Fernando Jordán.




















3.– San Lucas y la Misericordia (II), por Carlos Jarne.




















4.– Amoris Laetitia, (La Alegría del Amor), por Fernando Jarne. 



















¿QUÉ ES LA ESCUELA DE FORMACIÓN CRISTIANA? 

La «Escuela de Formación Cristiana» es una oferta que las Iglesias Diocesanas de Huesca, Jaca y Barbastro‑Monzón hacen a todos cuantos desean avanzar en el conocimiento y vivencia del mis­terio cristiano. 

Siguiendo las recomendaciones del Magisterio de la Iglesia, sobre todo en el Concilio Vaticano II (Decreto sobre el Apostolado de los Seglares, número 28), nuestras Iglesias Diocesanas proponen este medio de formación y educación en la fe cristiana especial­mente a los laicos que viven inmersos en acciones de evangelización y compromiso cristiano, como son los Catequistas, Animadores de la comunidad, Profesores de Religión, Militantes de Movimientos Apostólicos, etc., así como a cuantos cristianos deseen reflexionar sobre los contenidos de la fe cristiana. 

También queremos que sea útil a todos aquellos que quieran ahondar en el conocimiento y vivencia del mensaje evangélico en su relación con la cultura vigente en nuestro mundo. 

La colaboración existente entre las Escuelas de las tres Diócesis hermanas, mediante el planteamiento conjunto del temario, textos y organización, está dando buenos frutos y anima a seguir el camino emprendido. 



Los OBJETIVOS que la «Escuela de Formación Cristiana» se propone son los siguientes: 
  • Lograr catequistas y animadores cristianos adultos y militan­tes. 
  • Formar creyentes con madurez humana y cristiana, mediante un proceso educativo. 
  • Valorar el anuncio de Jesucristo como salvación de los hom­bres y del mundo. 
El carácter de formación básica o iniciación, que pretenden nuestras Escuelas quiere suponer también un impulso para que muchos de sus alumnos se animen a continuar la formación inicia­da en otros centros superiores de la Iglesia.

LUGARES y DÍAS 

En Jaca: Lunes, 8 tarde, Casa Diocesana. 
En Sabiñánigo: Martes, 8 tarde, Club Parroquial, Cristo Rey. 

MATRÍCULA

Se establece una matrícula de 30 euros para sufragar los gastos de desplazamiento de profesores y organización. Da derecho a participar en los servicios de la Escuela.

SECRETARÍA

ESCUELA DE FORMACIÓN CRISTIANA
Obispado. c/ Obispo, 5. 22700 Jaca.
Tlfno. 974 361017.
E-mail: formacion@diocesisdejaca.org


MÁS INFORMACIÓN

Más información en el folleto que se puede descargar de la página web de las Parroquias de Sabiñánigo. 






sábado, 24 de septiembre de 2016

ORTODOXOS Y CATÓLICOS ALCANZAN UN ACUERDO HISTÓRICO SOBRE EL PRIMADO DEL PAPA

Ortodoxos y católicos alcanzan un acuerdo histórico sobre el primado del Papa.

En Chieti (Italia), pasos importantes hacia la unidad tras una división milenaria.

Foto: Andreas Solaro / AFP

La Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa tras una división milenaria comienzan a dar pasos importantes en un tema duro. Parece que atrás queda la inmovilidad que está detrás de la máxima irónica de «dejar a los teólogos en una isla» para resolver temas dogmáticos, mientras el Papa se abraza con Bartolomé I y firma una declaración conjunta con el patriarca Kirill de Moscú.

A través de un comunicado por parte de la representación rusa, la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa reunida en Chieti Italia y que finalizó el pasado jueves día 22 de septiembre, ha informado de un acuerdo para la aceptación del documento "Hacia una comprensión común de la sinodalidad y del primado al servicio de la unidad de la Iglesia".

Precisamente, la novedad está en el pacto alcanzado casi por unanimidad. De esta manera, se llega a un acuerdo sobre la definición compartida del principio del primado.

En los primeros siglos, entre altos y bajos, el obispo de Roma era reconocido por la Iglesia de Oriente y Occidente como primus, debido a que era el titular de la primera sede, o sea la Iglesia de Roma.

El documento es un paso adelante, aunque no vinculante, pero en esta ocasión la Iglesia ortodoxa rusa no se ha levantado de la mesa del diálogo como ocurrió en el año 2007 en la reunión de Rávena, Italia. Los observadores consideraban «crítico» el momento además por los precedentes de no comunicación dentro de la ortodoxia.

Uniatismo, una piedra en el zapato del diálogo.

Después de la conclusión de la XIV Sesión plenaria, el departamento sinodal para las relaciones eclesiásticas externas del patriarcado de Moscú se ha dado la noticia, pero también se advierte que aún existe un problema con el tema de las secuelas del uniatismo, es decir, el tema de los católicos griegos ucranianos de rito oriental que son fieles al Papa.

La Iglesia ortodoxa rusa puntualizó: «será difícil seguir adelante con el diálogo si no se resuelve la cuestión de las consecuencias eclesiológicas y canónicas del uniatismo».

El documento es producto de un documento borrador que ha tenido dos procesos de realización anteriores: la Sesión realizada en Amán en el año 2014 y la reunión del Comité en Roma en 2015. En Chieti (Italia) se ha trabajado con ese borrador. Según Moscú, el Comité, que incluye la presentación de 14 iglesias ortodoxas y autocéfalas, ha llegado a un acuerdo en el tema del primado y la sinodalidad.

Sólo la Iglesia georgiana manifestó su desacuerdo con algunos párrafos específicos, esto se reflejará en algunas notas del documento.

Sin embargo, se trata de un paso adelante en el diálogo entre las Iglesias de oriente y occidente. A pesar de la posición de la Iglesia de Georgia, la Iglesia ortodoxa rusa adoptó el documento final.

El patriarcado de Moscú espera que en la próxima Sesión plenaria, que se realizará el próximo año 2017, se resuelva el uniatismo.

El metropolita Hilarión, jefe de la delegación ortodoxa rusa, sostuvo que no aceptaba la posición de la Iglesia católica griega de Ucrania y la tachó de «inaceptable» desde la perspectiva de la «ética cristiana».

El también el ministro de Relaciones Exteriores alzó la voz contra el arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, por sus declaraciones anti-rusas. Hilarión sostiene que Shevchuk está soplando sobre el fuego de la desconfianza que aleja a católicos y ortodoxos y es obstáculo del diálogo presente y futuro.

La Comisión mixta la han co-presidido por Ia iglesia católica romana el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los cristianos, y por el arzobispo de Telmessos Iob (Getcha), del patriarcado ecuménico de Moscú

Ahora, hay que esperar la publicación del documento completo por parte de ambas partes.

FUENTE:
Ary Waldir Ramos Díaz/Aleteia.org
http://www.alfayomega.es/





viernes, 23 de septiembre de 2016

LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA Y EL CMI: LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ Y LOS MIGRANTES

La construcción de la paz y los migrantes: futuros enfoques del Grupo Mixto de Trabajo entre la Iglesia Católica Romana y el Consejo Mundial de Iglesias


La Iglesia Católica Romana y el Consejo Mundial de Iglesias: la construcción de la paz y los migrantes, futuros enfoques del Grupo Mixto de Trabajo.

Representantes de la Iglesia Católica Romana y del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) están creando nuevas maneras de colaborar en torno a los problemas más urgentes de nuestro tiempo.

El Grupo Mixto de Trabajo (GMT) entre la Iglesia Católica Romana y el CMI, que celebró su última reunión anual del 13 al 17 de septiembre en el Château de Bossey (Suiza), inició su labor en 1965, por lo que está en su sexta década.

El grupo supervisa la colaboración de los dos organismos en los ámbitos de Fe y Constitución, misión y evangelización, justicia y paz, formación ecuménica, y diálogo interreligioso. Asimismo ha estudiado de manera conjunta cuestiones teológicas comunes, como la acogida de la labor ecuménica, y cuestiones sociales conexas.

Con cada vez más frecuencia, las reuniones del GMT no solo impulsan el programa del propio grupo de trabajo, sino también la creciente colaboración a nivel operativo y programático con el personal de los programas del CMI que trabaja directamente con los dicasterios vaticanos.

El GMT ha decidido centrar su trabajo durante la actual fase, la décima, en dos ámbitos específicos: por un lado, la construcción de la paz y el diálogo en zonas de conflicto y, por otro, la difícil situación y las perspectivas de futuro de los migrantes y los refugiados.

Estos ámbitos se corresponden perfectamente con las prioridades misionales actuales de Roma y la peregrinación de justicia y paz del CMI.

En esta ocasión, el GMT –bajo la dirección de los comoderadores, el metropolitano Nifon de Târgoviște, de la Iglesia Ortodoxa Rumana, y el arzobispo Diarmuid Martin, primado de Irlanda– también analiza una nueva metodología, creando grupos específicos que se centran en las dos principales líneas de su trabajo.

Los dos grupos no se limitan a estudiar las situaciones, dijo el arzobispo Martin, sino que también determinan “qué podemos decir a los órganos de que dependemos acerca de las oportunidades de intensificar el compromiso sobre estos temas” para que tengan un impacto real en la vida de la propia iglesia.

El otro comoderador, el metropolitano Nifon, dijo: “De esta manera, esperamos supervisar la colaboración ecuménica de las iglesias a escala local e internacional y, además, alentar a nuestros órganos superiores y recomendarles maneras de facilitar su posterior desarrollo y evaluación”.

El arzobispo Martin se hizo eco de esa afirmación: “El grupo se congratuló al observar el nivel de colaboración entre las oficinas del CMI y los departamentos análogos en los dicasterios de la curia romana. La labor del GMT en los próximos años espera contribuir a aumentar la cooperación ecuménica que ya existe”.

En la reunión de Bossey, los grupos recién formados también debatieron la tarea, el método y los resultados deseados de su trabajo conjunto, para el que se designarán este otoño a dos coordinadores de cada grupo (que incluirán a un representante del CMI y otro católico romano). Los grupos también recibirán apoyo de los recursos de personal y expertos externos.

El papado del papa Francisco ha alentado el mandato del GMT. Un punto fuerte de la reunión ha sido analizar la confluencia del principal eje programático del CMI, la peregrinación de justicia y paz, con los escritos centrales del papa Francisco, concretamente sus exhortaciones apostólicas Evangelii gaudium y Amoris laetitia, y su encíclica de 2015 Laudato si’.

Aunque no es miembro del CMI, la Iglesia Católica Romana está muy involucrada en los programas, las comisiones y las iniciativas del CMI.

En las presentaciones a cargo de la secretaria general asociada del CMI, Isabel Phiri, y otros miembros del personal del CMI, se explicaron los orígenes, la forma y la actual configuración programática de la peregrinación y se analizaron los compromisos y convicciones comunes detrás de los escritos del papa y la peregrinación, especialmente en lo relativo a hacer frente a los desafíos económicos y ecológicos mundiales.

En otras presentaciones se detallaron y analizaron los esfuerzos de colaboración en los ámbitos de Fe y Constitución, misión, diálogo interreligioso, migrantes y refugiados, construcción de la paz y asuntos internacionales.

El arzobispo Martin ofreció una reflexión crítica sobre la exhortación Amoris laetitia y su enfoque excepcionalmente pastoral de las realidades sociales, éticas y espirituales de las familias de hoy.

Un tema de fondo que se señaló con frecuencia en las presentaciones fue el carácter decisivo del discernimiento. El discernimiento por parte de personas e iglesias es fundamental para alimentar la profunda conversión a las necesidades de los otros que sustenta la labor eclesial por la justicia y la paz, según el ponente Rev. John Crossin, oblato de san Francisco de Sales, de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

El secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, ve la creciente relación entre la Iglesia Católica Romana y la comunidad de iglesias del CMI como una señal de esperanza, diciendo que la esperanza es esencial para las personas que sufren en tantos lugares las consecuencias de la injusticia, la violencia y la guerra.

En su presentación ante el GMT, Tveit compartió con el grupo tanto el dolor como las alentadoras experiencias de las nuevas iniciativas de las iglesias, a menudo en colaboración con otras comunidades de fe, de las que ha sido testigo en sus recientes viajes a Nigeria, Burundi, Brasil y Oriente Medio, y de los esfuerzos por la paz en Sudán del Sur.

Al responder a preguntas, Tveit subrayó la importancia del acompañamiento y la mutua rendición de cuentas entre las iglesias en su peregrinación de justicia y paz como una expresión del movimiento ecuménico: “La peregrinación de justicia y paz es un movimiento de esperanza que nos lleva a lugares donde podemos encontrarnos en nuestro camino y buscar un entendimiento común como seres humanos, como cristianos y como iglesias”.

En vista de la calidad de las relaciones cultivadas por el GMT, Tveit concluyó diciendo: “Que Dios bendiga su trabajo porque es una bendición para nosotros”.

El grupo de trabajo se reunió justo en el momento en que cristianos de todo el mundo celebraban como cada año el Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, una iniciativa ecuménica del patriarca ecuménico Bartolomé que ha sido acogida por el papa Francisco y coincide con la participación ecuménica en el Tiempo de la Creación, que dura un mes. Las oraciones de la mañana y de la tarde del grupo se basaron en estos temas.

FUENTE:
http://www.oikoumene.org/es






miércoles, 21 de septiembre de 2016

ENCUENTRO POR LA PAZ EN ASIS 2016

El grito del Papa Francisco: “La guerra nunca es santa, ¡sólo la Paz es santa!”

El compromiso de 500 líderes religiosos en el mundo por la paz porque los ‘vencedores’ con las armas son ‘perdedores’.


“Hemos venido a Asís como peregrinos en busca de paz […]“Nosotros no tenemos armas. Pero creemos en la fuerza mansa y humilde de la oración”, dijo el Papa Francisco en su discurso durante la ceremonia de clausura de la Jornada Mundial de Oración por la Paz en Asís (centro de Italia). 

“No nos cansamos de repetir que nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa y no la Guerra”, explicó Francisco de frente a los líderes religiosos de las diferentes confesiones del planeta que participaron en el evento. 

“En esta jornada, la sed de paz se ha transformado en una invocación a Dios, para que cesen las guerras, el terrorismo y la violencia”, dijo el Obispo de Roma, palabras que despertaron un aplauso interminable entre los participantes de las diferentes religiones que se reunieron en la Plaza de San Francisco de Asís. 

“Continuando el camino iniciado hace treinta años en Asís, donde está viva la memoria de aquel hombre de Dios y de paz que fue san Francisco, ‘reunidos aquí una vez más, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más auténtica y profunda”, agregó Francisco durante la ceremonia de clausura de la Jornada organizada por la Comunidad de San Egidio y que conmemora los 30 años de la iniciativa inaugurada por el papa Juan Pablo II. 

Presentes en la primera fila el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico de Buenos Aires (Argentina); Abbas Shuman, Vicepresidente de la Universidad de Al-Azhar (Egipto) y Gijun Sugitani, Asesor Superior de la Escuela Tendai budista (Japón). 

“La oración y la voluntad de colaborar nos comprometen abuscar una paz verdadera, no ilusoria: no la tranquilidad de quien esquiva las dificultades y mira hacia otro lado, cuando no se tocan sus intereses; no el cinismo de quien se lava las manos cuando los problemas no son suyos; no el enfoque virtual de quien juzga todo y a todos desde el teclado de un ordenador, sin abrir los ojos a las necesidades de los hermanos ni ensuciarse las manos para ayudar a quien tiene necesidad”, constató Francisco. 

Entretanto, continuó: “Nuestro camino es el de sumergirnos en las situaciones y poner en el primer lugar a los que sufren; el de afrontar los conflictos y sanarlos desde dentro; el de recorrer con coherencia el camino del bien, rechazando los atajos del mal; el de poner en marcha pacientemente procesos de paz, con la ayuda de Dios y con la buena voluntad”. 

Después de la introducción del Prof. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, fue el turno del testimonio de una víctima de la guerra en Siria, la Sra Tamar Mikalli, quien huyó de Alepo. Asimismo, intervino el Patriarca Bartolomé I y David Brodman, Rabino de Israel. 

También participaron, Koei Morikawa, Patriarca de Tendai del budismo (Japón) y el Din Syamsuddin, presidente del Consejo de Ulemas (Indonesia). Así, el Papa pronunció su discurso. 

Los presentes en pie rezaron juntos y desde Asís se leyó un apelo conjunto por la paz para el mundo. 

Por ultimo, un momento de oración de silencio por las víctimas de las guerras, la firma del llamamiento de la paz y se encendieron dos candelabros para concluir con el intercambio del gesto de la paz. 

El Pontífice se despidió a las 18.30 horas y  se trasladó al helipuerto para regresar al Vaticano.


Discurso completo del Papa en la clausura de la ceremonia 

Santidades, 
Ilustres Representantes de las Iglesias, de las Comunidades cristianas y de las Religiones, queridos hermanos y hermanas: 

Os saludo con gran respeto y afecto, y os agradezco vuestra presencia. Hemos venido a Asís como peregrinos en busca de paz. Llevamos dentro de nosotros y ponemos ante Dios las esperanzas y las angustias de muchos pueblos y personas. Tenemos sed de paz, queremos ser testigos de la paz, tenemos sobre todo necesidad de orar por la paz, porque la paz es un don de Dios y a nosotros nos corresponde invocarla, acogerla y construirla cada día con su ayuda. 

«Bienaventurados los que trabajan por la paz» (Mt 5,9). Muchos de vosotros habéis recorrido un largo camino para llegar a este lugar bendito. Salir, ponerse en camino, encontrarse juntos, trabajar por la paz: no sólo son movimientos físicos, sino sobre todo del espíritu, son respuestas espirituales concretas para superar la cerrazón abriéndose a Dios y a los hermanos. Dios nos lo pide, exhortándonos a afrontar la gran enfermedad de nuestro tiempo: la indiferencia. Es un virus que paraliza, que vuelve inertes e insensibles, una enfermedad que ataca el centro mismo de la religiosidad, provocando un nuevo y triste paganismo: el paganismo de la indiferencia. 

No podemos permanecer indiferentes. Hoy el mundo tiene una ardiente sed de paz. En muchos países se sufre por las guerras, con frecuencia olvidadas, pero que son siempre causa de sufrimiento y de pobreza. 

En Lesbos, con el querido Hermano y Patriarca ecuménico Bartolomé, he visto en los ojos de los refugiados el dolor de la guerra, la angustia de pueblos sedientos de paz. Pienso en las familias, cuyas vidas han sido alteradas; en los niños, que en su vida sólo han conocido la violencia; en los ancianos, obligados a abandonar sus tierras: todos ellos tienen una gran sed de paz. No queremos que estas tragedias caigan en el olvido. Juntos deseamos dar voz a los que sufren, a los que no tienen voz y no son escuchados. Ellos saben bien, a menudo mejor que los poderosos, que no hay futuro en la guerra y que la violencia de las armas destruye la alegría de la vida. 

Nosotros no tenemos armas. Pero creemos en la fuerza mansa y humilde de la oración. En esta jornada, la sed de paz se ha transformado en una invocación a Dios, para que cesen las guerras, el terrorismo y la violencia. La paz que invocamos desde Asís no es una simple protesta contra la guerra, ni siquiera «el resultado de negociaciones, compromisos políticos o acuerdos económicos, sino resultado de la oración» (JUAN PABLO II, Discurso,Basílica de Santa María de los Ángeles, 27 octubre 1986:L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española [2 noviembre 1986, 1]). Buscamos en Dios, fuente de la comunión, el agua clara de la paz, que anhela la humanidad: ella no puede brotar de los desiertos del orgullo y de los intereses particulares, de las tierras áridas del beneficio a cualquier precio y del comercio de las armas. 

Nuestras tradiciones religiosas son diversas. Pero la diferencia no es para nosotros motivo de conflicto, de polémica o de frío desapego. Hoy no hemos orado los unos contra los otros, como por desgracia ha sucedido algunas veces en la historia. 

Por el contrario, sin sincretismos y sin relativismos, hemos rezado los unos con los otros, los unos por los otros. San Juan Pablo II dijo en este mismo lugar: «Acaso más que nunca en la historia ha sido puesto en evidencia ante todos el vínculo intrínseco que existe entre una actitud religiosa auténtica y el gran bien de la paz» (ID., Discurso, Plaza de la Basílica inferior de San Francisco, 27 octubre 1986: l.c.,11). Continuando el camino iniciado hace treinta años en Asís, donde está viva la memoria de aquel hombre de Dios y de paz que fue san Francisco, «reunidos aquí una vez más, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más auténtica y profunda» (ID., Discurso a los representantes de las Religiones, Asís, 24 enero 2001), que ninguna forma de violencia representa «la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción» (BENEDICTO XVI, Intervención en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, Asís, 27 octubre 2011). No nos cansamos de repetir que nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa y no la guerra. 

Hoy hemos implorado el don santo de la paz. Hemos orado para que las conciencias se movilicen y defiendan la sacralidad de la vida humana, promuevan la paz entre los pueblos y cuiden la creación, nuestra casa común. 

La oración y la colaboración concreta nos ayudan a no quedar encerrados en la lógica del conflicto y a rechazar las actitudes rebeldes de los que sólo saben protestar y enfadarse. 

La oración y la voluntad de colaborar nos comprometen a buscar una paz verdadera, no ilusoria: no la tranquilidad de quien esquiva las dificultades y mira hacia otro lado, cuando no se tocan sus intereses; no el cinismo de quien se lava las manos cuando los problemas no son suyos; no el enfoque virtual de quien juzga todo y a todos desde el teclado de unordenador, sin abrir los ojos a las necesidades de los hermanos ni ensuciarse las manos para ayudar a quien tiene necesidad. Nuestro camino es el de sumergirnos en las situaciones y poner en el primer lugar a los que sufren; el de afrontar los conflictos y sanarlos desde dentro; el de recorrer con coherencia el camino del bien, rechazando los atajos del mal; el de poner en marcha pacientemente procesos de paz, con la ayuda de Dios y con la buena voluntad. 

Paz, un hilo de esperanza, que une la tierra con el cielo, una palabra tan sencilla y difícil al mismo tiempo. Paz quiere decir Perdón que, fruto de la conversión y de la oración, nace de dentro y, en nombre de Dios, hace que se puedan sanar las heridas del pasado. Paz significa Acogida, disponibilidad para el diálogo, superación de la cerrazón, que no son estrategias de seguridad, sino puentes sobre el vacío. Paz quiere decir Colaboración, intercambio vivo y concreto con el otro, que es un don y no un problema, un hermano con quien tratar de construir un mundo mejor. Paz significa Educación: una llamada a aprender cada día el difícil arte de la comunión, a adquirir la cultura del encuentro, purificando la conciencia de toda tentación de violencia y de rigidez, contrarias al nombre de Dios y a la dignidad del hombre. 

Aquí, nosotros, unidos y en paz, creemos y esperamos en un mundo fraterno. Deseamos que los hombres y las mujeres de religiones diferentes, allá donde se encuentren, se reúnan y susciten concordia, especialmente donde hay conflictos. Nuestro futuro es el de vivir juntos. Por eso, estamos llamados a liberarnos de las pesadas cargas de la desconfianza, de los fundamentalismos y del odio. Que los creyentes sean artesanos de paz invocando a Dios y trabajando por los hombres. Y nosotros, como Responsables religiosos, estamos llamados a ser sólidos puentes de diálogo, mediadores creativos de paz. Nos dirigimos también a quienes tienen la más alta responsabilidad al servicio de los pueblos, a los Líderes de las Naciones, para que no se cansen de buscar y promover caminos de paz, mirando más allá de los intereses particulares y del momento: que no quede sin respuesta la llamada de Dios a las conciencias, el grito de paz de los pobres y las buenas esperanzas de las jóvenes generaciones. Aquí, hace treinta años, san Juan Pablo II dijo: «La paz es una cantera abierta a todos y no solamente a los especialistas, sabios y estrategas. La paz es una responsabilidad universal» (Discurso, Plaza de la Basílica inferior de San Francisco, 27 octubre 1986: l.c., 11). Asumamos esta responsabilidad, reafirmemos hoy nuestro sí a ser, todos juntos, constructores de la paz que Dios quiere y de la que la humanidad está sedienta.


El Papa Francisco en Asís: “Sólo la paz es santa, no la guerra”

Después de rezar cada uno por su cuenta, los líderes religiosos se reunieron de nuevo fuera de la Basílica de Asís.

Los 500 participantes escucharon el testimonio de esta mujer que escapó de la guerra en Siria. Es de Alepo, y recordó cómo antes de la guerra musulmanes y cristianos vivían en paz.

TAMAR 

"Alepo, cuando pronuncio este nombre, se me encoge el corazón. Recuerdo dónde nací, dónde crecí y donde me casé...”.

El patriarca ecuménico de Constantinopla dijo que este encuentro no fue una simple conmemoración del que se realizó hace 30 años sino la renovación del compromiso por la paz.

BARTOLOMÉ I

Patriarca Ecuménico de Constantinopla
"No puede haber paz sin respeto y reconocimiento recíproco. No puede haber paz sin justicia”.

También tomó la palabra el rabino David Brodman, que sobrevivió al Holocausto; y un musulmán, el ulema Din Syamsuddin, de Indonesia, el país con más musulmanes del mundo. También intervino el budista Morikawa Tendaizasu.

El Papa fue el último líder religioso que intervino. Primero, explicó el sentido de este encuentro. 

FRANCISCO

"Nuestras tradiciones religiosas son diversas. Pero la diferencia no es para nosotros motivo de conflicto, de polémica o de frío desapego. Hoy no hemos orado los unos contra los otros, como por desgracia ha sucedido algunas veces en la historia. Por el contrario, sin sincretismos y sin relativismos, hemos rezado los unos con los otros, los unos por los otros”.

Luego alertó ante miles de personas de fe del peligro de un paganismo que se infiltra también entre las religiones: el de la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. 

FRANCISCO

"Es un virus que paraliza, que vuelve inertes e insensibles, una enfermedad que ataca el centro mismo de la religiosidad, provocando un nuevo y triste paganismo: el paganismo de la indiferencia”.

El Papa se comprometió a que ninguna tragedia caiga en el olvido. Dijo que los líderes religiosos darán voz a quienes sufren, a quienes no tienen voz o no son escuchados. Y pidió que no se use la religión para justificar la guerra. 

FRANCISCO

"No nos cansamos de repetir que nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa y no la guerra”.

"Nuestro futuro es el de vivir juntos. Por eso, estamos llamados a liberarnos de las pesadas cargas de la desconfianza, de los fundamentalismos y del odio”.

Los participantes compartieron un minuto de silencio por todas las víctimas de las guerras, y luego apoyaron un ambicioso manifiesto por la paz en el mundo. 

Un compromiso que entregaron a este grupo de niños, porque el futuro que se construye hoy, será su presente. 



"El perdón es el pilar que rige la vida de la comunidad cristiana"

El Papa explica que ser misericordiosos significa "no desplumar a los demás con críticas, envidias o celotipias"

Tras la jornada de oración por la paz  en Asís. El Papa Francisco recuerda que misericordiar se conjuga con otros dos verbos: perdonas y donar. Misericordia significa, entre otras cosas, "no desplumar a nadie con nuestras críticas", porque el perdón es el "pilar de la vida cristiana". Porque "no tenemos el poder de condenar a nuestro hermano que yerra".


Lectura del Evangelio de Lucas. "Sed misericordiosos como vuestro Padre Dios. No juzguéis y no sereis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seríes perdonados...Dad y se os dará...La medida que uséis la usarán con vosotros"

Algunas frases de la catequesis del Papa

"Misericordiosos como el Padre, lema de este año santo"

"No se trata de un eslogan, sino de un empeño vital"

"Sed perfectos como vuestro Padre celestial"

"La perfección consiste en el amor, cumplimiento de la Ley"

"Ser perfectos significa ser misericordiosos"

"Una persona que no es misericordiosa no es perfecta ni buena. La bondad y la perfección radican en la misericordia"

"Toda la revelación de Dios es un incansable amor por los hombres"

"Dios es como un padre o una madre"

"Un amor tan grande, que sólo Dios lo puede realizar"

"La Iglesia sólo puede ser sacramento de la misericordia de Dios en el mundo en todo tiempo y para toda la Humanidad"

"Todo cristiano está llamado a ser testigo de la misericordia"

"¿Qué significa, para los discípulos, ser misericordioso"

"Lo explica Jesús con dos verbos: perdonar y dar"

"La misericordia se expresa, ante todo, en el perdón"

"El perdón es el pilar que rige la vida de la comunidad cristiana"

"El cristiano debe perdonar, porque ha estado perdonado. Todos nosotros hemos sido perdonados. Lo recitamos todos los días en el Padrenuestro. Así es fácil perdonar. Si Dios me perdonó a mí, ¿por qué no voy a perdonar yo? ¿Soy yo más grande que Dios?"

"Condenar al pecador rompe el vínculo de fraternidad y desprecia la misericordia de Dios"

"No tenemos el poder de condenar a nuestro hermano que yerra, tenemos el deber de recuperarlo y acompañarlo en su camino de conversión"

"Un segundo pilar: donar"

"Dios nos da más allá de nuestros méritos"

"Con la medida del amor que demos seremos medidos"

"Es una lógica coherente"

"El amor misericordioso es la única vía para recorrer"

"¡Cuántas necesidades!"

"No desplumar a los demás con las críticas, con las envidias y con las celotipias"

"No os olvidéis de esto: misericordia es don. El perdón es donar. Y asi el corazón se esponja en el amor. El egoísmo y la rabia reduce el corazón y se pone rígido como una piedra"

"¿Queréis un corazón como una piedra? No

"¿un corazón lleno de amor?" Sí

"Si preferís un corazón lleno de amor, sed misiericordiosos"

Texto íntegro del saludo del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy hemos escuchado el pasaje evangélico que inspira el lema de este año santo: Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. Dios ama con un amor tan grande que para nosotros parece imposible. Toda la historia de la salvación es una historia de misericordia, que alcanza su culmen en la donación de Jesús en la cruz. ¿Cómo alcanzar esta perfección? La respuesta estriba en que Jesús no pide cantidad, sino ser signo, canal, testimonio de su misericordia. Por eso los santos han encarnado el amor de Dios que les desbordaba en múltiples formas de caridad en favor de los necesitados.

El Evangelio nos da dos pautas para ello: perdonar y dar. Jesús no busca alterar el curso de la justicia humana, pero manifiesta que en la comunidad cristiana hay que suspender juicios y condenas. El perdón es manifestación de la gratuidad del amor de Dios, que nunca da a un hijo por perdido. No podemos ponernos por encima del otro, al contrario, debemos llamarlo continuamente a la conversión. Del mismo modo, Jesús nos enseña que su voluntad de darse está muy por encima de nuestras expectativas y no depende de nuestros méritos, sino que la capacidad de acoger su amor, crece en la medida que nos damos a los demás, más amamos, más lleno de Dios estará nuestro corazón.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor que no perdamos nunca nuestra identidad de hijos de un mismo Padre, que nos une en su amor. Que Dios los bendiga.

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos escuchado el pasaje del Evangelio de Lucas (6,36-38) del cual es tomado el lema de este Año Santo Extraordinario: Misericordiosos como el Padre. La expresión completa es: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso» (v. 36). No se trata de un slogan, sino de un compromiso de vida. Para comprender bien esta expresión, podemos confrontarla con aquella paralela del Evangelio de Mateo, donde Jesús dice: «Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo» (5,48). En el llamado discurso de la montaña, que inicia con las Bienaventuranzas, el Señor enseña que la perfección consiste en el amor, cumplimiento de todos los preceptos de la Ley.

En esta misma perspectiva, San Lucas precisa que la perfección es el amor misericordioso: ser perfectos significa ser misericordiosos. ¿Una persona que no es misericordiosa es perfecta? ¡No! ¿Una persona que no es misericordiosa es buena? ¡No! La bondad y la perfección radican en la misericordia. Cierto, Dios es perfecto. Todavía, si lo consideramos así, se hace imposible para los hombres alcanzar esta absoluta perfección. En cambio, tenerlo ante los ojos como misericordioso, nos permite comprender mejor en que consiste su perfección y nos impulsa a ser como Él llenos de amor, de compasión y misericordia.

Pero me pregunto: ¿Las palabras de Jesús son reales? ¿Es de verdad posible amar como ama Dios y ser misericordiosos como Él?

Si miramos la historia de la salvación, vemos que toda la revelación de Dios es un incesante e inagotable amor por los hombres: Dios es como un padre o como una madre que ama con un amor infinito y lo derrama con abundancia sobre toda creatura. La muerte de Jesús en la cruz es el culmen de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor talmente grande que solo Dios lo puede realizar. Es evidente que, relacionado con este amor que no tiene medidas, nuestro amor siempre será en defecto. Pero, ¡cuando Jesús nos pide ser misericordiosos como el Padre, no piensa en la cantidad! Él pide a sus discípulos convertirse en signo, canales, testigos de su misericordia.

Y la Iglesia no puede dejar de ser sacramento de la misericordia de Dios en el mundo, en todo tiempo y hacia toda la humanidad. Todo cristiano, por lo tanto, es llamado a ser testigo de la misericordia, y esto sucede en el camino a la santidad. ¡Pensemos en tantos santos que se han hecho misericordiosos porque se han dejado llenar el corazón con la divina misericordia! Han dado cuerpo al amor del Señor derramándolo en las múltiples necesidades de la humanidad sufriente. En este florecer de tantas formas de caridad es posible reconocer los reflejos del rostro misericordioso de Cristo.

Nos preguntamos: ¿Qué significa para los discípulos ser misericordiosos? Y esto es explicado por Jesús con dos verbos: «perdonar» (v. 37) y «donar» (v. 38).

La misericordia se expresa, sobre todo, en el perdón: «No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados» (v. 37). Jesús no pretende alterar el curso de la justicia humana, todavía recuerda a los discípulos que pera tener relaciones fraternas se necesita suspender los juicios y las condenas. De hecho, es el perdón el pilar que sostiene la vida de la comunidad cristiana, porque en ella se manifiesta la gratuidad del amor con el cual Dios nos ha amado primero.

¡El cristiano debe perdonar! Pero ¿Por qué? Porque ha sido perdonado. Todos nosotros que estamos aquí, hoy, en la Plaza, todos nosotros, hemos sido perdonados. Ninguno de nosotros, en su vida, no ha tenido necesidad del perdón de Dios. Y porque nosotros hemos sido perdonados, debemos perdonar. Y lo recitamos todos los días en el Padre Nuestro: "Perdona nuestros pecados; perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores". Es decir, perdonar las ofensas, perdonar tantas cosas, porque nosotros hemos sido perdonados de tantas ofensas, de tantos pecados. Y así es fácil perdonar. Si Dios me ha perdonado, ¿por qué no debo perdonar a los demás? ¿Soy más grande de Dios? ¿Entienden esto?

Este pilar del perdón nos muestra la gratuidad del amor de Dios, que nos ha amado primero. Juzgar y condenar al hermano que peca es equivocado. No porque no se quiera reconocer el pecado, sino porque condenar al pecador rompe la relación de fraternidad con él y desprecia la misericordia de Dios, que en cambio no quiere renunciar a ninguno de sus hijos. No tenemos el poder de condenar a nuestro hermano que se equivoca, no estamos por encima él: al contrario tenemos el deber de rescatarlo a la dignidad de hijo del Padre y de acompañarlo en su camino de conversión.

A su Iglesia, a nosotros, Jesús indica también un segundo pilar: "donar". Perdonar es el primer pilar; donar es el segundo pilar. «Den, y se les dará [...] Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes» (v. 38). Dios dona muy por encima de nuestros méritos, pero será todavía más generoso con cuantos aquí en la tierra serán generosos. Jesús no dice que cosa sucederá a quienes no donan, pero la imagen de la "medida" constituye una exhortación: con la medida del amor que damos, seremos nosotros mismos a decidir cómo seremos juzgados, como seremos amados. Si observamos bien, existe una lógica coherente: ¡en la medida con la cual se recibe de Dios, se dona al hermano, y en la medida con la cual se dona al hermano, se recibe de Dios!

El amor misericordioso es por esto la única vía a seguir. Cuanta necesidad tenemos todos de ser un poco misericordiosos, de no hablar mal de los demás, de no juzgar, de no "desplumar" a los demás con las críticas, con las envidias, con los celos. ¡No! Perdonar, ser misericordiosos, vivir nuestra vida en el amor y donar. Esa - caridad y este amor - permite a los discípulos de Jesús no perder la identidad recibida de Él, y de reconocerse como hijos del mismo Padre. En el amor que ellos - es decir, nosotros - practicamos en la vida se refleja así aquella Misericordia que no tendrá jamás fin (Cfr. 1 Cor 13,1-12).

Pero no se olviden de esto: misericordia y don; perdón y don. Así el corazón crece, crece en el amor. En cambio, el egoísmo, la rabia, hace el corazón pequeño, pequeño, pequeño, pequeño y se endurece como una piedra. ¿Qué cosa prefieren ustedes? ¿Un corazón de piedra? Les pregunto, respondan: "No". No escucho bien... "No". ¿Un corazón lleno de amor? "Si". ¡Si prefieren un corazón lleno de amor, sean misericordiosos!



FUENTES:
ALETEIA
www.periodistadigital.com
www.romereports.com