Cada día que pasa es más imperioso el diálogo constructivo entre las
diversas religiones. Pero a ese diálogo no puede irse con la idea de tener la
única razón y la única verdad. Porque entonces no servirá de nada. Es mejor
ni organizarlo. Pero si se es capaz de entablar una conversación en la que
cada cual se siente y se muestra permeable al otro, expone y se expone, entrega
y recibe, entonces el Espíritu de Dios puede realizar, allí donde hace tan
sólo unos siglos se imponía el fratricidio, milagros de fraternidad.
No se trata de relativizar las creencias o las convicciones religiosas,
sino de comprender que cualquier idea que se tenga sobre Dios y lo que espera
de sus hijos, por perfecta y completa que parezca a quien la cree, no es sino
una aproximación parcial y limitada a Él. Entonces, lo que el otro piensa de
diferente sobre Dios le puede abrir a uno espacios de comprensión que habían
permanecido ocultos hasta ahora. Y viceversa.
Esto quiere decir que no se puede ir por la vida pensando y actuando con
la ingenua pretensión de que uno es capaz de comprender y decidir, desde su
propia sensibilidad y cultura, cómo es o debe ser Dios para los demás. Sí se
puede, sin embargo, compartir con ellos la propia convicción, esperando que
les aporte paz y esperanza, y estando abierto a que la de ellos haga lo mismo
con la propia.
Juan Ramón Junqueras
Muy bien Juan Ramón. Tienes razón.
ResponderEliminar¿Y quién da el primer paso?
Nacho
No es cuestión de quién da el primer paso, Nacho. Es cuestión de ser conscientes de que compartimos un objetivo: el evangelio de Jesús de Nazaret, y su transmisión a esta sociedad postmoderna. Creo que será mucho más fácil llegar a ella si unimos fuerzas en vez de dividirnos. Por eso, todos los esfuerzos que vayan en pro de un ecumenismo de base, serán recompensados por el Espíritu. Realizar actividades juntos, evangelización juntos, jornadas de oración juntos, sin pensar en quién recogerá el fruto de todo ese esfuerzo, porque será Dios quien lo recoja para Él.
ResponderEliminarSabiñánigo es uno de los lugares en los que mejor he visto organizarse al grupo ecuménico de allí. Yo mismo he participado en algunas actividades organizadas por ellos. Son magníficos. Sin ninguna pretensión proselitista, sino aunando fuerzas para un testimonio comprometido por el Maestro. Hay muchos que ya han dado el primer paso, el segundo y el tercero. Nosotros sólo hemos de seguir sus huellas. Abrazos en Jesús.
Los de abajo, y muchos de arriba o de en medio que se sienten "de abajo". Que miran sin prejuicios y trabajan por esa unidad utópica en muchos sentidos. A otros "arribistas" (que ha llegado arriba) les mueven otros intereses, eso es lo que yo percibo.
ResponderEliminarEsta semana tenemos dos oportunidades para encontrarnos con normalidad personas de diferentes credos. Y los que no estén será porque no quieren o no les dejan, pero no porque se les excluya.
Un saludo.