Juntos... PERTENECEMOS A CRISTO
Viernes, 24 de enero 2013.- «Cuando un miembro sufre, todos los demás sufren con él» (1 Co 12,26).
Nuestro bautismo nos une como un cuerpo en Cristo. Aunque valoramos nuestras Iglesias particulares, Pablo nos recuerda que todos los que invocan el nombre del Señor están con nosotros en Cristo, porque todos pertenecemos al mismo cuerpo. No hay nadie a quien podamos decir «No te necesito» (1 Co 12,21). La unidad de los cristianos está ligada al designio de Dios de la unidad de toda la humanidad y, en definitiva, unidad de todo el cosmos. El papa Francisco ha dejado escrito en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium que, «Dada la gravedad del antitestimonio de la división entre cristianos, particularmente en Asia y en África, la búsqueda de caminos de unidad se vuelve urgente. Los misioneros en esos continentes mencionan reiteradamente las críticas, quejas y burlas que reciben debido al escándalo de los cristianos divididos» (EG, 246).
Su dolor por la persecución de los cristianos en el mundo es grande. Sirva de ejemplo lo de Oriente Medio. Como prueba, valga traer a la memoria la audiencia concedida el 2/12/2013 al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, con quien trató de la difícil situación de los cristianos en Tierra Santa.Ysus palabras durante la misa del 9/12/2013 en la Casa de Santa Marta, concelebrada con el Patriarca de Alejandría de los Coptos Católicos, Ibrahim Isaac Sidrak: «Recemos para que en Tierra Santa y en todo Oriente Medio la paz se alce de nuevo tras las paradas recurrentes y dramáticas y que, en cambio, cesen por siempre la enemistad y las divisiones». La histórica ciudad de Malula, símbolo del cristianismo en esa región, volvió a sufrir la acción de los yihadistas islámicos en la tarde del 3/12/2013: según la agencia de noticias Asia News, el nuncio apostólico en Damasco, monseñor Mario Zenari, denunció que doce religiosas de nacionalidad siria y libanesa del convento griego ortodoxo de Santa Tecla habían sido secuestradas por un grupo de radicales. El nuncio, además, puesto al habla con el Patriarcado ortodoxo griego, hizo «un llamado a todos los católicos a orar por las religiosas». Fuera del Oriente Medio, Zenit anunciaba el 17/12/2013 que los cristianos en Nigeria, sólo por ser fieles a su fe, sufren persecución. Y es que, Boko Haram (que significa "la educación occidental es pecado") quiere imponer la ley islámica, la sharia, en todos los estados del país. Estos terroristas atacan a la Iglesia católica, a los evangélicos, al Gobierno actual que no es musulmán, a la policía, al Ejército, a las universidades, a las entidades bancarias… Ya se ve, pues, que Oriente Medio se queda corto.
«Cuando un miembro sufre,todos los demás sufren con él» (1 Co 12,26). Produce sonrojo que en pleno siglo XXI todavía no se respeten los derechos humanos, y la sola pertenencia a Cristo siga pagándose con la vida. Pero tal vez sea más inquietante aún que«pertenecer a Cristo» el que a menudo se utilice su Nombre para dividir a los cristianos en vez de unirlos. Urge, pues, un ecumenismo a tope y una oración intensa a Dios, que nos bendice a todos y a cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo con los dones de su Espíritu, para que nos ayude a sostenernos los unos a los otros, a respetar nuestras diferencias y a trabajar por la unidad de los que en todo el mundo invocan a Jesús como Señor. Estamos bendecidos por los dones de las distintas tradiciones eclesiales. Reconocerlos en los demás empuja hacia la plena unidad visible. Es, cabalmente, lo que el ecumenismo pide y por lo que el ecumenismo trabaja.
Pedro Langa Aguilar
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