por la unidad
de los cristianos
Un año más, los días previos a la fiesta de la Conversión de san Pablo, celebramos la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos (18-25 de enero), medio importante y ya tradicional del ecumenismo espiritual. El pasado mes de septiembre el santo padre Benedicto XVI realizó un importante y arriesgado viaje al Líbano con ocasión de la firma y publicación de la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente. En este documento, surgido de una asamblea especial del Sínodo de Obispos, se aborda el tema de la vía cristiana y ecuménica (nn. 11-18). Al tratarlo, el papa vuelve a reiterar que la unidad de los cristianos, tan importante para reforzar la «credibilidad del anuncio del Evangelio y del testimonio cristiano», es «un don de Dios, que nace del Espíritu, y es preciso hacer crecer con perseverante paciencia». La «unidad surge de la oración perseverante y la conversión, que hace vivir a cada uno según la verdad y en la caridad». De ahí la centralidad del «ecumenismo espiritual» del que habla el concilio Vaticano II, que es el alma del auténtico ecumenismo, y que Benedicto XVI invita a promover «en las parroquias, monasterios y conventos, en las instituciones escolares y universitarias, y en los seminarios». Evidentemente, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es una de las expresiones más importantes de este ecumenismo espiritual, en la que los cristianos nos reunimos para pedir al Señor el don de la unidad, «tal como quiere Cristo y de acuerdo con los instrumentos que él quiere», según la famosa expresión del abad Paul Couturier, gran apóstol del Octavario.
El pasado once de octubre, cincuenta aniversario de la apertura del concilio Vaticano II, hemos comenzado la celebración del Año de la fe, convocado por el papa Benedicto XVI con la carta apostólica Porta fidei. El santo padre nos invita a lo largo de este año a «redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo» (n. 2), y a «un compromiso renovado por la nueva evangelización» (n. 7). Este camino nos debe llevar a «comprender de manera más profunda no solo los contenidos de la fe, sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente con plena libertad a Dios» (n. 10). Todo esto tiene una clara vertiente ecuménica, como también se puso de manifiesto en las intervenciones en el Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización. La celebración del Año de la fe constituye, por tanto, una buena ocasión para retomar los documentos del concilio Vaticano II, especialmente los que han sido tan importantes para el ecumenismo y el diálogo interreligioso -Lumen gentium, Unitatis redintegratio, Dignitatis humanae, Nostra aetate-, que «no pierden su valor ni esplendor» y que «es necesario que sean leídos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos calificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia» (n. 5).
Vivamos un año más con todo interés esta Semana de Oración por la Unidad de los cristianos a fin de que vaya creciendo en toda la Iglesia Diocesana, en todas sus parroquias y comunidades el espíritu ecuménico.
Iglesia en Jaca. Número 1.344 - 13 de enero 2013 Publicación semanal de la Diócesis de Jaca. Redacción y Administración: Delegación Diocesana de M.C.S, dirigida por D. Ricardo Mur..
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