Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

miércoles, 30 de enero de 2013

NUEVO LIBRO


"EL ECUMENISMO EN LA VIDA Y OBRA DE D. JULIÁN GARCÍA HERNANDO" (Rodenas Ciller, Elvira)

Hablar de D. Julián es hablar de ecumenismo y de su historia, de espiritualidad y pastoral ecuménica, de un ecumenismo vivido y contado por sus propios protagonistas en el que se entremezclan historia, doctrina, espiritualidad y estudio bíblico con el trabajo ecuménico y el contexto histórico, social y religioso del mundo en el que se desarrolla. D. Julián en toda su obra estuvo unido a muchos amigos y hermanos de otras confesiones cristianas, había adoptado como base de su vida el principio de Lund: «Hacer juntos todo aquello que la propia conciencia no nos obligue a hacer por separado», y para ser fiel a este principio se han acompañado sus escritos con algunos de los autores con los que colaboró, protestantes, ortodoxos, anglicanos, bautistas, metodistas, adventistas, sacerdotes, obispos, pastores, laicos, teólogos, hombres y mujeres. Aunque no puede negar D. Julián la preocupación por los pasos ecuménicos de la Iglesia católica, mayoritaria entre las Iglesias cristianas y con el Primado de Pedro de unidad y concordia, nunca de separación, que como padre y pastor debe salir en busca de todos sus hijos y hacer avanzar el movimiento ecuménico. 

DICE EL PRÓLOGO:

El libro que tienes en tus manos no ha salido a la luz por casualidad, sino como proyección de un carisma de la Iglesia, hoy más urgente que nunca por el pluralismo que vivimos entre diferentes credos en un mundo globalizado.

El personaje a quien está dedicada esta obra es poco conocido en niveles eclesiales, y más desconocido en la sociedad. D. Julián García Hernando era un hombre sabio por su humildad, tan profunda que le hacía pasar por la realidad de la vida como una persona sin importancia.

Era dialogante, de gran generosidad, continuo emprendedor en la búsqueda de los hermanos de otras confesiones cristianas, rompedor de prejuicios, entusiasta del concilio Vaticano II, de considerable talla moral, un verdadero hombre de Dios, respetuoso con todos, sencillo y profundo. No se sentía superior a nadie, de gran bondad de corazón y gran capacidad de persuadir o disuadir suavemente. De profundos conocimientos, paciente, fiel, constante, creía en lo que hacía. Cercano, muy amable, consecuente siempre y capaz de ganarse la confianza de las personas. Su recuerdo es imborrable en el ecumenismo, tanto a escala nacional como internacional.

Las Misioneras no podíamos guardar para nosotras solas esta pequeña figura de hombre con gran estatura ante Dios, y menos en el 50 Aniversario de nuestra fundación. Si hemos recibido una herencia de D. Julián no debemos acapararla. La confianza en Dios le dio el valor de anticipar a menudo el movimiento de la historia. Abrió caminos allí donde otros no los divisaban. Su sencillez le comunicaba una fuerza persuasiva muy particular, una dulzura invencible. Y los caminos abiertos por él, cuando su aliento de servicio y su decidido compromiso por la unidad siguen presente en nosotras, los queremos seguir trasmitiendo con la entrega de nuestras vidas por la unidad y la reconciliación de los cristianos, encargo que nos ha dejado para trabajar en favor del encuentro definitivo de todos los creyentes en Cristo.
Esta herencia recibida no solo nos ha marcado un camino, sino un estilo de vida que no podemos menos de comunicar.

Vamos a encontrar en este libro a un hombre que recorrió muchos lugares con una lucecita en una mano y el mundo en la otra, como lo pintó en una caricatura su buen amigo Bartolomé de Almería hace ya varios años. Así, andariego como santa Teresa a la que tenía gran admiración, vamos a encontrar a D. Julián por tantas partes del mundo, siempre lleno de amor a la Iglesia a la que consideraba peregrina, haciéndose él mismo peregrino. Nunca escatimó esfuerzos y desvelos para trabajar por su querida Iglesia. Tenía una fuerza interior que lo arrastraba sin demora a todo lo que tuviera que realizar por ella. Su pasión era laborar día y noche, para que fuera «una» y más creíble a la sociedad.

Esta labor de investigación y publicación la tomó a su cargo Elvira Rodenas Ciller, dra. en Ciencias Químicas, catedrática de Química Física de la Universidad de Alcalá, lda. en Estudios Eclesiásticos y Teología Espiritual por la Universidad Pontificia Comillas y autora del libro Thomas Merton. El hombre y la vida interior. Elvira, había llegado al ecumenismo no hacía mucho tiempo, pero se sintió admirada e interpelada en los últimos años de la vida de D. Julián, y después de más de dos años y medio de intenso trabajo pone en nuestras manos este interesante volumen. No podemos más que expresarle nuestro agradecimiento por el magnífico trabajo realizado. En sus páginas encontramos datos biográficos de este gran ecumenista español, pero solo los imprescindibles. No se trata de una biografía. El título de la obra El ecumenismo a través de la vida y obra de Mons. D. Julián García Hernando nos indica que la autora escudriña en el amplio y profundo pensamiento de nuestro fundador sobre el ecumenismo a lo largo de más de cincuenta años.

Los escritos de D. Julián recogidos contienen una bellísima y profunda manifestación ecuménica rayana en la poesía, expresión viva del sentimiento y vida que para él contenía el ecumenismo, sus palabras resuenan vibrantes por el amor y la pasión que suponía para él la búsqueda de la unión de los cristianos. Ese más de medio siglo, comprende toda la trayectoria del movimiento ecuménico en España y las enseñanzas ecuménicas del concilio Vaticano II. No solamente las contenidas en el documento Unitatis redintegratio sino la doctrina ecuménica transversal a todos los documentos del concilio.

Al finalizar la lectura del libro se tiene la impresión de haberse zambullido en un enciclopédico mar de temas ecuménicos. D. Julián escribió sobre muchos de los temas referentes a la unión de los cristianos, y la autora expone la opinión de nuestro fundador sobre ellos. Después de presentar en la Introducción los conceptos básicos para comprender el movimiento ecuménico, nos brinda un amplio elenco de datos acerca de la vida del padre con hechos tan importantescomo la fundación de las Misioneras de la Unidad, su trabajo al frente del Secretariado de Relaciones Interconfesionales, las peregrinaciones ecuménicas en Europa e Hispanoamérica, los trabajos del Comité Cristiano Interconfesional, las famosas Jornadas Ecuménicas Interconfesionales, o las reuniones internacionales e interconfesionales de la IEF, «Asociación Ecuménica Internacional». Aborda uno de los aspectos fundamentales del ecumenismo: la oración que nos introduce en el conocimiento, pensamientos y vivencias de D. Julián sobre el Octavario de Oración por la Unidad, la Semana de Oración hasta el inolvidable Monasterio Invisible, para finalizar con unas maravillosas pinceladas sobre los Encuentros Interconfesionales de Religiosas, el monacato en el mundo y sobre la realidad ecuménica de Taizé. Como para todo ecumenista, para D. Julián la oración es sustancial en el ecumenismo. Recordemos que tituló uno de sus libros: La unidad es la meta, la oración el camino.

D. Julián con su intensa actividad se hizo presente en las distintas iglesias, confesiones, incluso en las sectas. Trabajó y buscó a todos para la unidad. Vivió intensamente el pluralismo religioso, y el trato con todas las tradiciones fue constante, adquiriendo así una singular riqueza ecuménica. Este acercamiento a las otras iglesias quedó patente en su presencia y colaboración con el Consejo Mundial de las Iglesias, a muchas de cuyas asambleas generales tuvo la gracia de asistir. Sus narraciones y comentarios contienen claridad y exactitud, fruto de su profundo conocimiento sobre ellas, desde Upsala (1968) hasta Porto Alegre (2006). También participó en las asambleas ecuménicas de Europa, Basilea (1989) y Graz (1997), y fue trascendental para su profundo conocimiento ecuménico el estudio y análisis de los documentos sobre los distintos aspectos del ecumenismo de los papas, desde Juan XXIII a Juan Pablo II.

Nuestro presente ecuménico es incierto, como se desprende de estas páginas saturadas de doctrinas y acontecimientos ecuménicos. Sin embargo, y para evitar el desánimo, concluye Elvira con lo que llama «Reflexión final», que recoge las palabras del Patriarca de Alejandría, Pártenos, en la Asamblea del CMI de Canberra (1991):

Permanezcamos siempre fieles en nuestro camino hacia la unidad.
La unidad no es pura imaginación, ni un sueño irrealizable.
Existe en Dios Padre, Dios Cristo, y Dios Espíritu Santo. Existe invisible en la Santísima Trinidad y en la Iglesia. Lo que buscamos es la unidad visible. Es una tarea santa, el esfuerzo diario de las iglesias. No tiene importancia saber cuándo se logrará el objetivo, lo importante es la fidelidad a este esfuerzo en el ministerio y en el testimonio de la unidad. La unidad completa se logrará en la plenitud del tiempo propio de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están trabajando para conseguirla…

Por todas estas coordenadas transcurre el libro, y el lector, que habrá quedado lleno de conocimientos referentes a la acción ecuménica en busca de la unión cristiana, y un tanto preocupado por la aparente imposibilidad de conseguirla, puede reposar tranquilo sabiendo que la unión cristiana es un misterio de Dios y que Él nos conduce sin cesar a ella.

Al enfrentar todas estas páginas surgen dos preguntas: ¿Cómo D. Julián pudo hacer tanto? ¿Cómo la autora ha podido investigar y sintetizar tanto?

M.ª José Delgado Merino
Misionera de la Unidad

Si desea adquirir algún ejemplar de este libro, por favor póngase en contacto con: 
CENTRO ECUMÉNICO MISIONERAS DE LA UNIDAD 
C/ José Arcones Gil,37,2º. - 28017 MADRID, ESPAÑA 
Tlf: [34] + 913675840 - Fax: [34] + 913770685 
centro2003@centroecumenico.org / infoekumene@centroecumenico.org 


No hay comentarios:

Publicar un comentario