Francisco cierra, junto a líderes de todas las confesiones, la Semana de Oración por la Unidad
CLAVES:
- "No nos dejemos deslumbrar por los resplandores del mundo, estrellas esplendentes pero fugaces. No sigamos las modas del momento, meteoros que se apagan; no caigamos en la tentación de brillar con luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro grupo y salvaguardarnos a nosotros mismos"
- "Incluso en nuestro camino hacia la unidad podemos estancarnos por la misma razón que paralizó a aquella gente: la conmoción, el miedo"
- "No temamos anteponer al hermano a nuestros miedos, porque el Señor quiere que confiemos los unos en los otros y que caminemos juntos, a pesar de nuestras debilidades y nuestros pecados, a pesar de los errores del pasado y las heridas recíprocas"
- "Abajarse, dejar, simplificar. Pidamos a Dios en esta tarde que nos conceda esta valentía, la valentía de la humildad, único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar"
El Papa pide no seguir "las modas del momento" y reclama la "unidad plena" de los cristianos
El Papa ha instado a no seguir "las modas del momento" en una misa celebrada con motivo de la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que ha subrayado que lo importante es servir "juntos" a los más necesitados de la sociedad.
"Sirvamos a los necesitados, sirvamos juntos a Jesús sufriente", ha instado el Pontífice en el tradicional rezo de las Vísperas en la Basílica de San Pablo extramuros de Roma con motivo de la fiesta de la Conversión de San Pablo.
"La mirra, que se usará para honrar el cuerpo de Jesús depuesto de la cruz, nos recuerda la necesidad de cuidar la carne sufriente del Señor, desgarrada en los miembros de los pobres", ha insistido.
La celebración ha comenzado con el rezo en silencio ante la tumba de San Pablo acompañado por el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch y dos representantes de otras confesiones cristianas: el metropolitano ortodoxo Polykarpos Stavropoulos, del Patriarcado Ecuménico de Italia y Malta; y el obispo anglicano Ian Ernest, representante personal del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede.
Durante su homilía, Francisco se ha referido a "los cristianos que viven en varias regiones diezmadas por la guerra y la violencia", al hablar de los cristianos en Oriente Próximo, de los que ha destacado su testimonio de esperanza.
El Papa ha instado a los cristianos a "caminar hacia la unidad plena" para que lo que ha pedido que no se dejen "deslumbrar por los resplandores del mundo" y "las estrellas esplendentes pero fugaces".
"No sigamos las modas del momento, meteoros que se apagan; no caigamos en la tentación de brillar con luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro grupo y salvaguardarnos a nosotros mismos", ha dicho.
Así, el Pontífice ha reivindicado "la valentía de la humildad" como "el único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar". A este respecto, ha instado a "anteponer" al hermano a los "miedos", porque el Señor quiere que confíen los unos en los otros y caminen juntos, a pesar de sus debilidades y sus pecados, a pesar de los errores del pasado y las heridas recíprocas". "Incluso en nuestro camino hacia la unidad podemos estancarnos por la misma razón que paralizó a aquella gente: la conmoción, el miedo", ha concluido.
El clamor ecuménico del Papa: "Caminemos hacia la unidad plena, tengamos el valor de cambiar de camino"
"Te pedimos Señor que nos concedas el valor de cambiar el camino, de convertirnos, de seguir tu voluntad y no nuestras conveniencias; de ir hacia adelante juntos, hacia Ti, que con tu Espíritu quieres que todos seamos uno". Cierre de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, con el rezo de Vísperas en San Pablo Extramuros. Junto al Papa, el cardenal Koch, así como representantes del patriarcado ecuménico (el Metropolita Polykarpos), del arzobispo de Canterbury (Ian Ernes) y de otras comunidades cristianas. Ante todos ellos, Francisco clamó: "Acojamos el apremiante deseo de Jesús, que quiere que todos seamos uno y, con su gracia, caminemos hacia la unidad plena".
Recordando el camino de los Magos de Oriente, leit motiv de esta semana, Bergoglio invitó a todos a seguir las tres etapas de su itinerario: "comienza en oriente, pasa por Jerusalén y por último llega a Belén". Los magos salen de Oriente "que es donde sale el sol, pero van en busca de una luz más grande".
No deslumbrarnos por las estrellas fugaces
Los magos son "sabios que no se conforman con sus conocimientos y sus tradiciones, sino que desean algo más", por eso afrontan "un viaje arriesgado, impulsados por la inquietud de la búsqueda de Dios". Como ellos, el Papa pidió que "sigamos también nosotros la estrella de Jesús".
"No nos dejemos deslumbrar por los resplandores del mundo, estrellas esplendentes pero fugaces. No sigamos las modas del momento, meteoros que se apagan; no caigamos en la tentación de brillar con luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro grupo y salvaguardarnos a nosotros mismos", suplicó. "Que nuestra mirada esté fija en el cielo, en la estrella de Jesús. Sigámoslo a Él, a su Evangelio y a su invitación a la unidad, sin preocuparnos de lo largo y difícil que será el camino para alcanzarla plenamente", insistió.
"Anhelemos y caminemos juntos, apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron los Magos", reflejando en el ejemplo de los Magos "nuestras diferencias, las distintas tradiciones y experiencias cristianas, pero también nuestra unidad, que nace del mismo deseo: mirar al cielo y caminar juntos en la tierra".
El ejemplo de los cristianos perseguidos
Siguiendo el oriente, el Papa recordó a "los cristianos que viven en varias regiones diezmadas por la guerra y la violencia". "Estos hermanos y hermanas nuestros tienen muchos desafíos difíciles que afrontar y, sin embargo, con su testimonio nos dan esperanza, nos recuerdan que la estrella de Cristo sigue brillando en las tinieblas y no se apaga; que el Señor desde lo alto acompaña y alienta nuestros pasos", apuntó, reivindicando a los "muchísimos mártires, que nos indican a los que estamos en la tierra, un camino preciso, el de la unidad".
De Oriente, a Jerusalén "con el deseo de Dios en el corazón". Jerusalén que simboliza las amenazas y la corrupción. "Incluso en nuestro camino hacia la unidad podemos estancarnos por la misma razón que paralizó a aquella gente: la conmoción, el miedo", resaltó Bergoglio.
"Es el temor a la novedad, que sacude los hábitos y las seguridades adquiridas; es el miedo a que el otro desestabilice mis tradiciones y mis esquemas consolidados; pero, en el fondo, es el miedo que vive en el corazón del hombre y del que el Señor Resucitado quiere liberarnos", recordó, pidiendo a todos no tener miedo. "No temamos anteponer al hermano a nuestros miedos, porque el Señor quiere que confiemos los unos en los otros y que caminemos juntos, a pesar de nuestras debilidades y nuestros pecados, a pesar de los errores del pasado y las heridas recíprocas".
Jerusalén, pese a todo, es el camino hacia Belén, y "tampoco nosotros, los cristianos, podemos llegar al Señor sin su Palabra viva y eficaz", para "orar con ella y meditarla juntos".
La valentía de la unidad
Finalmente, Belén, donde encuentran al Niño. "Así es como termina su viaje: juntos, en la misma casa, en adoración", y así los Magos "se convierten en un signo profético para nosotros, que anhelamos al Señor, que somos compañeros de viaje por los caminos del mundo y buscadores de los signos de Dios en la historia a través de la Sagrada Escritura".
"También para nosotros la unidad plena, ese estar en la misma casa, sólo puede realizarse si adoramos al Señor. Queridos hermanos y hermanas, la etapa decisiva del camino hacia la plena comunión requiere de una oración más intensa y de la adoración de Dios", concluyó el Papa, quien invitó a todos a "postrarse". "Este es el camino, abajarnos, dejar de lado nuestras pretensiones y poner al Señor en centro".
"Cuántas veces el orgullo ha sido el verdadero obstáculo para la comunión", advirtió el Papa, que apuntó que "los Magos tuvieron el valor de dejar en casa prestigio y reputación, para abajarse en la pobre casita de Belén". "Abajarse, dejar, simplificar. Pidamos a Dios en esta tarde que nos conceda esta valentía, la valentía de la humildad, único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar", pidió.
Ya en Belén, los Magos "abren sus cofres y ofrecen oro, incienso y mirra", lo que nos recuerda que "sólo después de haber orado juntos, que sólo ante Dios y bajo su luz, nos damos realmente cuenta de los tesoros que cada uno posee". Pero "son tesoros que pertenecen a todos, que deben ser ofrecidos y compartidos".
Los dones de los Magos "simbolizan lo que el Señor quiere recibir de nosotros", explicó el Obispo de Roma.
"A Dios hay ofrecerle el oro, el elemento más valioso, es decir, se le da el primer lugar. Es a Él a quien debemos mirar, no a nosotros; a su voluntad, no a la nuestra; a sus caminos, no a los nuestros. Y si el Señor está realmente en el primer lugar, entonces nuestras opciones, incluso las eclesiásticas, ya no pueden basarse en las políticas del mundo, sino en los deseos de Dios. Después está el incienso, que nos recuerda la importancia de la oración, que sube a Dios como perfume agradable. No nos cansemos, pues, de rezar los unos por los otros y los unos con los otros. Y, por último, la mirra, que se usará para honrar el cuerpo de Jesús depuesto de la cruz, nos recuerda la necesidad de cuidar la carne sufriente del Señor, desgarrada en los miembros de los pobres. Sirvamos a los necesitados, sirvamos juntos a Jesús sufriente".
HOMILÍA DEL PARA FRANCISCO
CELEBRACIÓN DE LAS SEGUNDAS VÍSPERAS
LV SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Basílica de San Pablo extramuros
Martes, 25 de enero de 2022
Antes de compartir algunas reflexiones, quisiera expresar mi gratitud a Su Eminencia el Metropolita Polykarpos, representante del Patriarcado Ecuménico, a Su Gracia Ian Ernest, representante personal del Arzobispo de Canterbury en Roma y a los representantes de las otras Comunidades cristianas presentes. Y gracias a todos ustedes, hermanos y hermanas, por haber venido a rezar. Saludo en particular a los estudiantes: los del Ecumenical Institute of Bossey, que profundizan el conocimiento de la Iglesia católica; los anglicanos del Nashotah College en los Estados Unidos de América; los ortodoxos y ortodoxos orientales que estudian con becas concedidas por el Comité para la Colaboración Cultural con las Iglesias Ortodoxas. Acojamos el apremiante deseo de Jesús, que quiere que todos seamos uno (cf. Jn 17,21) y, con su gracia, caminemos hacia la unidad plena.
En este camino nos ayudan los Magos. Contemplemos esta tarde su itinerario, que consta de tres etapas: comienza en oriente, pasa por Jerusalén y por último llega a Belén.
1. Antes que nada, los Magos salen «del oriente» (Mt 2,1), porque desde allí ven aparecer la estrella. Inician su viaje en oriente, que es donde sale el sol, pero van en busca de una luz más grande. Estos sabios no se conforman con sus conocimientos y sus tradiciones, sino que desean algo más. Por eso afrontan un viaje arriesgado, impulsados por la inquietud de la búsqueda de Dios. Queridos hermanos y hermanas, sigamos también nosotros la estrella de Jesús. No nos dejemos deslumbrar por los resplandores del mundo, estrellas esplendentes pero estrellas fugaces. No sigamos las modas del momento, meteoros que se apagan; no caigamos en la tentación de brillar con luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro grupo y salvaguardarnos a nosotros mismos. Que nuestra mirada esté fija en Cristo, en el cielo, en la estrella de Jesús. Sigámoslo a Él, a su Evangelio y a su invitación a la unidad, sin preocuparnos de lo largo y difícil que será el camino para alcanzarla plenamente. No nos olvidemos que mirando la luz, la Iglesia, nuestra Iglesia, en el camino de la unidad, continua a ser el “mysterium lunae”. Anhelemos y caminemos juntos, apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron los Magos. La tradición nos los ha descrito frecuentemente vestidos con trajes diferentes, para simbolizar pueblos diversos. En los Magos podemos ver reflejadas nuestras diferencias, las distintas tradiciones y experiencias cristianas, pero también nuestra unidad, que nace del mismo deseo: mirar al cielo y caminar juntos en la tierra. Caminar.
El oriente nos hace pensar también en los cristianos que viven en varias regiones diezmadas por la guerra y la violencia. Es precisamente el Consejo de las Iglesias de Oriente Medio el que ha preparado los subsidios para esta Semana de oración. Estos hermanos y hermanas nuestros tienen muchos desafíos difíciles que afrontar y, sin embargo, con su testimonio nos dan esperanza, nos recuerdan que la estrella de Cristo sigue brillando en las tinieblas y no se apaga; que el Señor desde lo alto acompaña y alienta nuestros pasos. Alrededor de Él, en el cielo, brillan juntos, sin distinciones de confesión, muchísimos mártires, que nos indican a los que estamos en la tierra, un camino preciso, el de la unidad.
2. De oriente los Magos llegan a Jerusalén con el deseo de Dios en el corazón, diciendo: «Vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo» (v. 2). Pero de su deseo por el cielo son llevados de regreso a la dura realidad de la tierra: «cuando el rey Herodes oyó esto —dice el Evangelio—, se alarmó, y con él toda Jerusalén» (v. 3). En la ciudad santa los Magos, en vez de ver reflejada la luz de la estrella, experimentan la resistencia de las fuerzas oscuras del mundo. No es sólo Herodes el que se siente amenazado por la novedad de una realeza distinta de la corrompida por el poder mundano, es toda Jerusalén la que se turba por el anuncio de los Magos.
Incluso en nuestro camino hacia la unidad podemos estancarnos por la misma razón que paralizó a aquella gente: la conmoción, el miedo. Es el temor a la novedad, que sacude los hábitos y las seguridades adquiridas; es el miedo a que el otro desestabilice mis tradiciones y mis esquemas consolidados; pero, en el fondo, es el miedo que vive en el corazón del hombre y del que el Señor Resucitado quiere liberarnos. Dejemos, pues, resonar en nuestro camino de comunión su exhortación pascual: «¡No teman!» (Mt 28,5.10). No temamos anteponer al hermano a nuestros miedos, porque el Señor quiere que confiemos los unos en los otros y que caminemos juntos, a pesar de nuestras debilidades y nuestros pecados, a pesar de los errores del pasado y las heridas recíprocas.
En Jerusalén, lugar de decepción y de oposición, justo donde la vía indicada por el Cielo parece estrellarse contra los muros levantados por los hombres, es donde los Magos descubren el camino hacia Belén; y son los sacerdotes y los escribas quienes, escrutando las Escrituras (cf. Mt 2,4), dan la indicación. Los Magos encuentran a Jesús no solo gracias a la estrella, que entretanto había desaparecido; sino también a la Palabra de Dios. Tampoco nosotros, los cristianos, podemos llegar al Señor sin su Palabra viva y eficaz (cf. Hb 4,12), que fue dada a todo el Pueblo de Dios para ser recibida, para orar con ella y meditarla juntos. Acerquémonos, pues, a Jesús por medio de su Palabra, pero acerquémonos también a nuestros hermanos por medio de la Palabra de Jesús. Así su estrella surgirá de nuevo en nuestro camino y nos dará gozo.
3. Esto es lo que les sucedió a los Magos cuando llegaron a su última etapa: Belén. Allí entran en la casa, se postran y adoran al Niño (cf. Mt 2,11). Así es como termina su viaje: juntos, en la misma casa, en adoración. De este modo los Magos anticipan a los discípulos de Jesús, que aun diversos pero unidos, al final del Evangelio se postran delante del Resucitado en el monte de Galilea (cf. Mt 28,17); se convierten en un signo de profecía para nosotros, que anhelamos al Señor, que somos compañeros de viaje por los caminos del mundo y buscadores de los signos de Dios en la historia a través de la Sagrada Escritura. Hermanos y hermanas, también para nosotros la unidad plena, ese estar en la misma casa, sólo puede realizarse si adoramos al Señor. Queridas hermanas y hermanos, la etapa decisiva del camino hacia la plena comunión requiere de una oración más intensa y de la adoración de Dios.
Los Magos nos recuerdan entonces que para adorar hay un paso que dar: es necesario postrarse. Este es el camino, abajarnos, dejar de lado nuestras pretensiones y poner al Señor en centro. Cuántas veces el orgullo ha sido el verdadero obstáculo para la comunión. Los Magos tuvieron el valor de dejar en casa prestigio y reputación, para abajarse en la pobre casita de Belén; fue así como se llenaron de una «inmensa alegría» (Mt 2,10). Abajarse, dejar, simplificar. Pidamos a Dios en esta tarde que nos conceda esta valentía, la valentía de la humildad, único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar.
En Belén, después de postrarse en adoración, los Magos abren sus cofres y ofrecen oro, incienso y mirra (cf. v. 11). Esto nos recuerda que sólo después de haber orado juntos, que sólo ante Dios y bajo su luz, nos damos realmente cuenta de los tesoros que cada uno posee. Pero son tesoros que pertenecen a todos, que deben ser ofrecidos y compartidos. Son, en efecto, dones que el Espíritu Santo destina para el bien común, para la edificación y la unidad de su pueblo. Y esto lo constatamos cuando rezamos, pero también cuando servimos: cuando damos a quien tiene necesidad, se lo estamos dando a Jesús, que se identifica con los pobres y los marginados (cf. Mt 25,33-40); y es Él quien nos une a los unos con los otros.
Los dones de los Magos simbolizan lo que el Señor quiere recibir de nosotros. A Dios hay que ofrecerle el oro, el elemento más valioso, porque Dios tiene el primer lugar. Es a Él a quien debemos mirar, no a nosotros; a su voluntad, no a la nuestra; a sus caminos, no a los nuestros. Y si el Señor está realmente en el primer lugar, entonces nuestras opciones, incluso las eclesiásticas, ya no pueden basarse en las políticas del mundo, sino en los deseos de Dios. Después está el incienso, que nos recuerda la importancia de la oración, que sube a Dios como perfume agradable (cf. Sal 141, 2). No nos cansemos, pues, de rezar los unos por los otros y los unos con los otros. Y, por último, la mirra, que se usará para honrar el cuerpo de Jesús depuesto de la cruz (cf. Jn 19,39), nos recuerda la necesidad de cuidar la carne sufriente del Señor, desgarrada en los miembros de los pobres. Sirvamos a los necesitados, sirvamos juntos a Jesús sufriente.
Queridos hermanos y hermanas, sigamos las indicaciones de los Magos para nuestro camino; y actuemos como ellos, que para regresar a casa “tomaron otro camino” (Mt 2,12). Sí, como Saulo antes de encontrarse con Cristo, también nosotros necesitamos cambiar de ruta, invertir el rumbo de nuestros hábitos y de nuestros intereses para encontrar la senda que el Señor nos muestra, el camino de la humildad, el camino de la fraternidad, de la adoración. Te pedimos Señor que nos concedas el valor de cambiar camino, de convertirnos, de seguir tu voluntad y no nuestras conveniencias; de ir hacia adelante juntos, hacia Ti, que con tu Espíritu quieres que todos seamos uno. Amen.
FUENTES:
Europa Press
https://www.vatican.va/
AGENDA – PRÓXIMOS ACTOS
29 enero 2022 – 18’00 horas
Celebración ecuménica
Organizan: Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Iglesia Comunión Anglicana,
Secretariado General del Consejo Evangélico del País Vasco, Iglesia Católica, Iglesia Ortodoxa Rumana.
Parroquia de San Vicente Mártir
Iglesia de San Vicente. Cuesta de San Vicente, 4
VITORIA - GASTEIZ
30 enero 2022 – 18’00 horas
Encuentro Interreligioso
Encuentro Interreligioso
La cultura del cuidado como camino de paz
Grupo interreligioso de oración por la paz
Monasterio Canonesas del Santo Sepulcro
ZARAGOZA
ZARAGOZA
31 enero 2022 – 18’00 horas
Estudio Bíblico Interconfesional
La oración hecha con fe salvará al enfermo (Sant 5,15) Cómo responde Dios a la pandemia por Ramiro Arroyo (Community Church)
Estudio Bíblico Interconfesional
La oración hecha con fe salvará al enfermo (Sant 5,15) Cómo responde Dios a la pandemia por Ramiro Arroyo (Community Church)
Centro ecuménico "Julián García Hernando"
MADRID
ON LINE
MADRID
ON LINE
1 febrero 2022 – 18’00 horas
Curso de Formación Bíblico Ecuménico
60 años de las Misioneras de la Unidad por Cristhing Monsalve
Curso de Formación Bíblico Ecuménico
60 años de las Misioneras de la Unidad por Cristhing Monsalve
Centro ecuménico "Julián García Hernando"
MADRID
ON LINE
MADRID
ON LINE
4 febrero 2022 – 19’30 horas
Oración de Taizé
Oración de Taizé
Iglesia de Jesús - Iesu Parrokia
DONOSTIA - SAN SEBASTIÁN
7 febrero 2022 – 18’00 horas
Estudio Bíblico Interconfesional
La oración hecha con fe salvará al enfermo (Sant 5,15) Cómo responde Dios a la pandemia por Ramiro Arroyo (Community Church)
Estudio Bíblico Interconfesional
La oración hecha con fe salvará al enfermo (Sant 5,15) Cómo responde Dios a la pandemia por Ramiro Arroyo (Community Church)
Centro ecuménico "Julián García Hernando"
MADRID
ON LINE
MADRID
ON LINE
8 febrero 2022 – 18’00 horas
Curso de Formación Bíblico Ecuménico
El Papa Francisco y el ecumenismo del poliedro por Santiago Madrigal SJ
Curso de Formación Bíblico Ecuménico
El Papa Francisco y el ecumenismo del poliedro por Santiago Madrigal SJ
Centro ecuménico "Julián García Hernando"
MADRID
ON LINE
MADRID
ON LINE
No hay comentarios:
Publicar un comentario