Francisco, al Santo Sínodo Ortodoxo: "Hagamos de Chipre un puente entre el cielo y la tierra"
por Jesús Bastante
CLAVES:
- "Descendemos del mismo ardor apostólico y nos une un único camino: el del Evangelio. Me agrada ver que seguimos caminando en la misma dirección, en busca de una fraternidad cada vez mayor y de la unidad plena"
- "Deseo asegurarles mi oración y cercanía, así como la de la Iglesia católica, tanto en los problemas más dolorosos que los angustian como en las esperanzas más hermosas y audaces que los animan. Las tristezas y las alegrías de ustedes nos pertenecen, las sentimos nuestras; y también sentimos que necesitamos mucho de sus oraciones"
- "No nos dejemos paralizar por el temor de abrirnos y de realizar gestos audaces, no secundemos el “carácter irreconciliable de las diferencias” que no encuentra correspondencia en el Evangelio"
- "Si dejamos de lado teorías abstractas y trabajamos juntos codo a codo —por ejemplo, en la caridad, en la educación y en la promoción de la dignidad humana—, redescubriremos al hermano y la comunión madurará por sí misma, para gloria de Dios"
- "Cuántas veces en la historia, entre los mismos cristianos nos hemos preocupado por oponernos a los demás, en lugar de acoger dócilmente el camino de Dios, que tiende a recomponer las divisiones en la caridad. Cuántas veces hemos agrandado y difundido prejuicios sobre los demás"
- Clamor ecuménico del Papa: "El Evangelio se transmite por la comunión"
- Crisóstomos acusa a Turquía, delante del Papa, de "un plan de limpieza étnica" contra Chipre. "Una barbarie increíble", que "ha destruido nuestra cultura clásica"
"Hagamos de Chipre —que ya es un puente entre Oriente y Occidente— un puente entre el cielo y la tierra. Que así sea, para gloria de la Santísima Trinidad, para nuestro bien y el de todos". Echando mano de los grandes santos comunes: Bernabé, Pablo, Marcos, Epifanio, Bárbara, Espiridón..., Francisco clamó durante su encuentro con el Santo Sínodo ortodoxo a "navegar juntos hacia el puerto por el que todos suspiramos".
Un llamamiento a la unidad, un llamamiento sinodal, que arrancó muy pronto, con una visita privada del Papa a Su Beatitud Crisóstomo II, Arzobispo ortodoxo de Chipre, en la sede del arzobispado, y que prosiguió en la catedral ortodoxa de Nicosia, ante los "queridos obispos" de la comunión ortodoxa.
Crisóstomos: "Un plan de limpieza étnica"
El líder ortodoxo ofreció un relato de la historia de la fe en Chipre, así como "un ardor de Iglesia" por las raíces cristianas de Europa ("Chipre es la puerta del cristianismo a los gentiles"), y acusó a Turquía de haber "arrancado el 70 por ciento de nuestra tierra", incendiar templos cristianos y profanar el nombre de Dios. Crisóstomos acusó a Turquía de "un plan de limpieza étnica" contra Chipre.
"Una barbarie increíble", que "ha destruido nuestra cultura clásica". "Han confiscado nuestras iglesias bizantinas".
"No solo imitaron la barbarie sangrienta de Atila, sino que lo hicieron peor que él", clamó el líder ortodoxo. "Nuestro pueblo que sufre, rinde homenaje al señor de la Justicia", culminó, pidiendo a Francisco mediación, como ya hiciera Benedicto XVI ante el "expolio" de bienes que, afirmó, sigue haciendo Turquía.
Un origen apostólico común
Francisco agradeció "la apertura del corazón y por el compromiso de promover el diálogo entre nosotros", cristianos todos que "tenemos un origen apostólico común", pues Pablo atravesó Chipre y posteriormente llegó a Roma.
"Descendemos del mismo ardor apostólico y nos une un único camino: el del Evangelio", apuntó el Papa. "Me agrada ver que seguimos caminando en la misma dirección, en busca de una fraternidad cada vez mayor y de la unidad plena".
Hijos del consuelo
Evocando, como ya hiciera en su encuentro con el clero católico del país, a san Bernabé, Francisco quiso referirse al significado de su nombre: "Significa al mismo tiempo “hijo del consuelo” e “hijo de la exhortación”".
"Es hermoso que en su figura se fundan ambas características, indispensables para el anuncio del Evangelio", propuso Francisco. Y es que "todo consuelo verdadero no puede ser intimista, sino que debe traducirse en exhortación, orientar la libertad hacia el bien. Al mismo tiempo, cada exhortación en la fe no puede más que fundarse en la presencia consoladora de Dios y estar acompañada por la caridad fraterna".
"Bernabé, hijo del consuelo, nos exhorta a nosotros sus hermanos a emprender la misma misión de proclamar el Evangelio a los hombres, invitándonos a comprender que el anuncio no puede basarse en exhortaciones generales, en la repetición de preceptos y normas que observar, como se ha hecho con frecuencia", advirtió Francisco.
Más aún: "Hay que seguir el camino del encuentro personal, prestar atención a las preguntas de la gente, a sus necesidades existenciales". Porque "para ser hijos del consuelo, antes de decir cualquier cosa, es necesario escuchar, dejarse interrogar, descubrir al otro, compartir: porque el Evangelio se transmite por la comunión".
Redescubrir el camino sinodal
"Esto es lo que, como católicos, deseamos vivir en los próximos años, redescubriendo la dimensión sinodal, constitutiva del ser de la Iglesia", subrayó, volviendo a incidir en el camino sinodal en el que ha puesto a la Iglesia católica. "Y en esto sentimos la necesidad de caminar más intensamente con ustedes, queridos hermanos, que por medio de la experiencia de su sinodalidad pueden sernos verdaderamente de gran ayuda".
"Gracias por su colaboración fraterna, que también se manifiesta en la participación activa en la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa", agregó el Papa, instando a "encontrarnos, conocernos mejor, derribar muchos preconceptos y disponernos para una escucha serena de las respectivas experiencias de fe", lo que redundará en "un fruto espiritual de consolación a todos".
Un consuelo mutuo, del que también habla Pablo, y que Francisco quiso asumir. "Deseo asegurarles mi oración y cercanía, así como la de la Iglesia católica, tanto en los problemas más dolorosos que los angustian como en las esperanzas más hermosas y audaces que los animan. Las tristezas y las alegrías de ustedes nos pertenecen, las sentimos nuestras; y también sentimos que necesitamos mucho de sus oraciones".
Despojarse de lo que no es esencial
El segundo aspecto como es conocido san Bernabé es el de "un levita nacido en Chipre" que "vendió un campo de su propiedad, llevó el importe y lo puso a disposición de los apóstoles". El despojarse, un gesto que, según Francisco, "sugiere que para revitalizarnos en la comunión y en la misión también nosotros hemos de tener la valentía de despojarnos de aquello que, aun siendo valioso, es terreno, para favorecer la plenitud de la unidad".
"No me refiero ciertamente a lo que es sagrado y nos ayuda a encontrar al Señor, sino al riesgo de absolutizar ciertos usos y costumbres que no son esenciales para vivir la fe", advirtió. "No nos dejemos paralizar por el temor de abrirnos y de realizar gestos audaces, no secundemos el “carácter irreconciliable de las diferencias” que no encuentra correspondencia en el Evangelio", pidió el Papa. "No permitamos que las tradiciones —en plural y con la “t” minúscula— tiendan a prevalecer sobre la Tradición —en singular y con la “T” mayúscula—".
"Estamos invitados por el Señor a redescubrirnos como parte del mismo Cuerpo, a abajarnos hasta los pies de los hermanos", clamó el papa, quien reconoció cómo, a lo largo de la historia, se han abierto "amplios surcos entre nosotros, pero el Espíritu Santo desea que volvamos a acercarnos con humildad y respeto".
Francisco besa la cruz de Crisóstomos |
Trabajar codo con codo
"Si dejamos de lado teorías abstractas y trabajamos juntos codo a codo —por ejemplo, en la caridad, en la educación y en la promoción de la dignidad humana—, redescubriremos al hermano y la comunión madurará por sí misma, para gloria de Dios", propuso. "Cada uno mantendrá las propias maneras y el propio estilo pero, con el tiempo, el trabajo conjunto acrecentará la concordia y se mostrará fecundo. Así como estas tierras mediterráneas fueron embellecidas por el trabajo respetuoso y paciente del hombre, también nosotros cultivemos, con la ayuda de Dios y con humilde perseverancia, nuestra comunión apostólica".
Un ejemplo de esta mutua colaboración es la iglesia de Nuestra Señora de la Ciudad de oro, aquí, en Chipre, lugar de culto para varias confesiones cristianas, "un signo de comunión de fe y de vida, bajo la mirada de la Madre de Dios, que reúne a sus hijos".
Finalmente, un tercer aspecto de la vida de Bernabé, su encuentro con Elimas, un falso profeta "que se les opuso con malicia". "Tampoco hoy faltan falsedades y engaños que el pasado nos pone delante y que obstaculizan el camino. Siglos de división y distancias que han llevado a asimilar, aun involuntariamente, no pocos prejuicios hostiles respecto a los demás, preconceptos basados a menudo en informaciones deficientes y distorsionadas, divulgadas por una lectura agresiva y polémica".
"Todo esto -añadió el Papa- tuerce el camino de Dios, que se orienta hacia la concordia y la unidad". "Cuántas veces en la historia, entre los mismos cristianos nos hemos preocupado por oponernos a los demás, en lugar de acoger dócilmente el camino de Dios, que tiende a recomponer las divisiones en la caridad. Cuántas veces hemos agrandado y difundido prejuicios sobre los demás", se preguntó, y preguntó, Francisco, para concluir clamando por ese "puente entre el cielo y la tierra", ese "navegar juntos" entre cristianos. Todos, seguidores de Jesús.
FUENTE:
https://www.religiondigital.org/
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