¿Quo vadis, Iglesia?
500 años desde las 95 tesis de Lutero
por Elisabeth Münzebrock
MUNICH, Alemania.
El encuentro entre el papa Francisco y el
presidente de la Federación Luterana Mundial Munib Younam, en el marco de los
actos conmemorativos del 500 aniversario de la Reforma protestante, promovida
por Martín Lutero el 31 de octubre de 1517.
El Obispo luterano Munib Younan y el Papa Francisco, firmando la Declaración conjunta
Los dos líderes religiosos participaron en una celebración ecuménica en
la Catedral de Lund (Suecia) y firmaron, el pasado 31 de octubre, una
declaración conjunta en la que rechazan todo tipo de violencia en nombre de la
religión.
“Un cristiano que no es un revolucionario, no es un cristiano, ”estas
no son palabras de Che Guevara o de cualquier otro líder militante de la
extrema izquierda, al revés, fueron dichas por el actual Papa Francisco
comentando las actitudes del monje de Wittenberg, que en su momento había
desafiado a la Iglesia entera y a la política de su siglo...
Pero escuchemos también una voz contemporánea, asustada por los
desmanes provocados por el monje agustino de Wittenberg: “De aquí también gané
la grandísima pena que me dan las muchas almas que se condenan, de estos
luteranos en especial (...) que me parece cierto a mí que por librar una sola de
tan gravísimos tormentos pasaría yo muchas muertes muy de buena gana”
(V32,6) Quejas como estas nos las encontramos en las obras de Teresa de Jesús de
Ávila, cuya personalidad y vida muestran algunos paralelismos con el fraile
revolucionario de tierras germanas.
Como sabemos, Martin Lutero (1483 -1546), había clavado aquellas
famosas “95 tesis”, en el portal de la Iglesia de Wittenberg, las cuales
levantarían primero una gran polvareda en la tierra germana, para después
“inflamar” (en el sentido literal) el entero suelo del Sacro Imperio Romano...En
cuanto a los “paralelismos”: Lutero y Teresa habían luchado sin tregua – pero
con medios muy diferentes - por una auténtica reforma de la Iglesia. Lutero
hizo sus estudios de teología con doctorado en 1521 en Erfurt, Teresa de Ávila,
la autodicacta, escritora y fundadora de 18 Carmelos, “mujer andariega y
contumaz”, fue proclamada “Doctora de la Iglesia” en 1970 por el Papa Pablo VI.
Y conste que desde las últimas décadas del siglo pasado se está
realizando -paulatina y felizmente– el milagro del cambio... de “luteranos y
herejes” a “hermanos separados” y, en estos días, hasta a “hermanos
queridos”...
Lutero, el "monje hereje", era un “genio de comunicación”, ya que se
había servido en su tiempo de las tecnologías mediáticas como la impresión de
libros y “panfletos” para expandir sus ideas sobre la “compra de indulgencias”.
Y también en medio de sus querellas con el Emperador Carlos V y el Papa León X.
Lutero había logrado una “huída hacia delante" que le reportó publicidad.
Lo que nadie, ni él mismo pudieron prever, fueron las consecuencias de estas sus
"peligrosas" ideas, que causaron guerras fratricidas y destrucción
por todas partes en Europa.
Han tenido que pasar casi 500 años, hasta que el 31 de octubre de 1999,
el Cardenal Edward I.Cassidy, Presidente del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, y Christian Krause, presidente de la
Federación Luterana Mundial, pudieron firmar la Declaración conjunta sobre la
doctrina de la justificación en la histórica Iglesia de Santa Ana de Augsburgo.
Portada de la Declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación
Esa “declaración” expresó por primera vez un consenso sobre el tema
fundamental de los protestantes, la “justificación tan solo por la gracia”, a
la que el 23 de julio de 2006 se unieron también los Metodistas con la firma de
su Presidente, Obispo Sunday Mbang y el Secretario General, George Freeman.
En el Preámbulo se califica a la Justificación de “importancia capital
para la Reforma luterana del siglo XVI. (...) La versión de entonces fue
sostenida y defendida en particular por su singular apreciación contra la
teología y la iglesia católica romana de la época. (…) Desde la perspectiva de
la Reforma, la justificación era la raíz de todos los conflictos, y tanto en
las Confesiones luteranas, como en el Concilio de Trento de la Iglesia Católica
Romana hubo condenas de una y otra doctrinas.”
Y sigue el documento: Las iglesias luteranas y católica romana han
escuchado juntas la buena nueva proclamada en las Sagradas Escrituras. Esta
escucha común, junto con las conversaciones teológicas mantenidas en estos
últimos años, forjaron una interpretación de la justificación que ambas
comparten. (...)
Luteranos y católicos compartimos la meta de confesar a Cristo, en
quien debemos creer primordialmente por ser el único mediador (1 Tim 2,5-6) a
través de quien Dios se da a sí mismo en el Espíritu Santo y prodiga sus dones
renovadores» (DCDJ 18).
… Y de repente un Papa
Pero ¿quién es este Papa que “viene de un país del fin del mundo” y que
ahora se lanza hasta al corazón de la “Reforma”? O dicho de otra manera:
¿Porque ya es "histórica" la visita del Papa Francisco a Suecia?
En un reciente artículo, con el título insinuante “Pero, ¿este Papa es
católico?” se comenta que no hay ningún Papa en la historia tan cuestionado
como el que fuera arzobispo de Buenos Aires. Y la lucha se sitúa incluso dentro
de su Iglesia acusándole de “practicar un relativismo sonriente”, y de
pretender ser como un “Dalai Lama en sotana blanca”, una especie de “Secretario
General de la ONU con pectoral”. Llegan a comentar que este Papa no comprende a
la Iglesia de la “vieja Europa”. E, incluso, se llega a dudar de si realmente
es “católico” por estos gestos de cercanía como en su reciente visita a Suecia.
También algunos le acusan de estar poniendo “pequeñas bombas” que tanta
falta hacen a nuestro tiempo, porque son las pequeñas bombas del Evangelio.
Antes de llegar a Lund, Suecia, para el encuentro con la Federación
Luterana Mundial, el Papa dio una entrevista a la revista “Signum” de los
jesuitas suecos en la que subraya que tenemos que “avanzar, caminar juntos, no
encerrarnos en perspectivas petrificadas, porque en ellas no hay posibilidad de
reforma”. Y continúa, “Reforma y Escritura son los dos elementos de la tradición
luterana, en que los católicos debemos profundizar,” precisando que Lutero
había dado un paso importante al poner “la palabra de Dios” en manos del
“pueblo de Dios”.
Uno de los principales actos del Papa en Suecia ha sido la oración
ecuménica conjunta en la Catedral luterana de Lund. Allí, el Papa y Martin
Junge, secretario general de la Federación Mundial Luterana, intercambiaron
palabras y gestos de unidad.
El Papa Francisco y Martin Junge intercambian un gesto de paz
Martin Junge dijo en su sermón que “al ver a Jesucristo en medio
nuestro, hemos comenzado a vernos de manera distinta. Reconocemos que es
muchísimo más lo que nos une, que lo que nos separa. Somos ramas de una misma
vid. Somos uno en el Bautismo.”
En su homilía, el papa Francisco resaltó que “católicos y luteranos
hemos empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. (…) Ahora
tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común, que ha ido
conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico entre la
Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica”.
Y siguió “no podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que
la separación ha producido entre nosotros. También nosotros debemos mirar con
amor y honestidad a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón:
solamente Dios es el juez.”. Por último, indicó que “los cristianos seremos
testimonio creíble de la misericordia en la medida en que el perdón, la
renovación y reconciliación sean una experiencia cotidiana entre nosotros”.
Declaración conjunta
Al final de la oración ecuménica, el papa Francisco y el presidente de
la Federación luterana mundial, obispo palestinense Munib Younan, firmaron una
Declaración Conjunta en la que exhortan “a todas las comunidades y parroquias
Luteranas y Católicas a que sean valientes, creativas, alegres y que tengan
esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante
nosotros. (…) En vez de los conflictos del pasado, el don de Dios de la unidad
entre nosotros guiará la cooperación y hará más profunda nuestra solidaridad.
Nosotros, Católicos y Luteranos, acercándonos en la fe a Cristo, rezando
juntos, escuchándonos unos a otros, y viviendo el amor de Cristo en nuestras
relaciones, nos abrimos al poder de Dios Trino. Fundados en Cristo y dando
testimonio de él, renovamos nuestra determinación para ser fieles heraldos del
amor infinito de Dios para toda la humanidad”. En la misma declaración conjunta
quedan establecidos los puntos sobre los que aún no hay acuerdo: el ministerio,
la Iglesia y la Eucaristía. Lo que sin embargo llama mucho la atención en este
documento equilibrado, es que se trata de la historia contada entre ambas
confesiones. Aquí algunos de los párrafos más significativos:
Pasar del conflicto a la comunión
Aunque estamos agradecidos profundamente por los dones espirituales y
teológicos recibidos a través de la Reforma, también reconocemos y lamentamos
ante Cristo que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad vivible de la
Iglesia. Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y
por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos.
Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión
permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos
que obstruyen el ministerio de la reconciliación. Aunque el pasado no puede ser
cambiado, lo que se recuerda y cómo se recuerda, puede ser trasformado. Rezamos
por la curación de nuestras heridas y de la memoria, que nublan nuestra visión
recíproca. Rechazamos de manera enérgica todo odio y violencia, pasada y presente,
especialmente la cometida en nombre de la religión. Hoy, escuchamos el
mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos
liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama
constantemente.
Munib Younan, presidente de la Federación luterana mundial y Papa Francisco intercambiando la Declaración conjunta
Nuestro compromiso para un testimonio común
“Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía
en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de
los que comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia
redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta
responsabilidad pastoral para responder al hambre y sed espiritual de nuestro
pueblo con el fin de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en
el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que
deseamos que progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el
diálogo teológico.
Pedimos a Dios que Católicos y Luteranos sean capaces de testimoniar
juntos el Evangelio de Jesucristo, invitando a la humanidad a escuchar y
recibir la buena noticia de la acción redentora de Dios. Pedimos a Dios
inspiración, impulso y fortaleza para que podamos seguir juntos en el servicio,
defendiendo los derechos humanos y la dignidad, especialmente la de los pobres,
trabajando por la justicia y rechazando toda forma de violencia. Dios nos
convoca para estar cerca de todos los que anhelan dignidad, justicia, paz y
reconciliación.(...)”
El lema del viaje papal, "Juntos en la esperanza", estaba
precisamente inspirado en el informe publicado en 2013 por la Comisión
internacional católico-luterana sobre la unidad: "Del conflicto a la
comunión", el segundo gran documento ecuménico después de 1999. “En la
actualidad, es evidente la voluntad de la gran mayoría de las iglesias
luteranas de una conmemoración calibrada en función del acercamiento y el
diálogo interconfesional”, expresó el secretario general, pastor Junge.
Un balance similar hizo el cardenal Koch en la conferencia de prensa al
explicar este documento mencionando tres puntos: "Primero: gratitud, por
todo lo que hemos podido descubrir que existe en común entre protestantes y
católicos. Segundo: Lutero no quería hacer una división ni crear nuevas
Iglesias. Lutero quería renovar la Iglesia católica y en ese tiempo no era
posible, y llegó la división de la Iglesia. Y las horribles guerras
confesionales del siglo XVI y XVII. Tercer punto: esperanza. Esta conmemoración
común puede traer frutos futuros".
Pastor Martin Junge y Cardenal Kurt Koch presentando el documento común “Del conflicto a la comunión”
Imperativos ecuménicos
En el documento se expresan cinco imperativos ecuménicos:
- Católicos y luteranos deben comenzar siempre desde la perspectiva de la unidad y no desde el punto de vista de la división, para de este modo fortalecer lo que mantienen en común, aunque las diferencias sean más fáciles de ver y experimentar.
- Luteranos y católicos deben dejarse transformar a sí mismos continuamente mediante el encuentro de los unos con los otros y por el mutuo testimonio de fe.
- Católicos y luteranos deben comprometerse otra vez en la búsqueda de la unidad visible, para elaborar juntos lo que esto significa en pasos concretos y esforzarse continuamente hacia esa meta.
- Católicos y luteranos deben dar testimonio común de la misericordia de Dios en la proclamación y el servicio al mundo.
Y finalmente el Papa y la Federación Luterana Mundial emprenden la
ayuda conjunta a los más necesitados del planeta.
El encuentro en el polideportivo cubierto Malmö Arena, ha sido un
momento inolvidable para diez mil personas, en su mayoría jóvenes, que han
escuchado los testimonios, han meditado las palabras de los dos líderes
religiosos, y han asistido a la firma del acuerdo de Caritas International y
su organización homóloga, el Servicio Mundial de la Federación Luterana
Mundial, para trabajar en equipo ante las grandes emergencias.
Un nuevo milagro del Espíritu Santo
El obispo Munib Younan no se andaba con rodeos: “Hoy en Lund y Malmö
estamos experimentando un nuevo milagro del Espíritu Santo, como el que los
discípulos experimentaron en mi ciudad natal, Jerusalén, hace dos mil años».
Con la fuerza que da su historia personal, Younan ha afirmado: “Yo soy
un refugiado palestino, cuyos padres son de Beer Sheva. Todos los refugiados
son mis hermanos y hermanas en la humanidad”.
Al final de su discurso, el obispo que preside las 145 iglesias
luteranas de 98 países se ha dirigido al papa Francisco para manifestarse
“orgulloso de responder junto con usted a la llamada del Señor para que el
mundo vea que los luteranos y católicos nos amamos los unos a los otros y
servimos a nuestro prójimo, para que el mundo crea”.
El Papa expresó que “para nosotros cristianos, es una prioridad salir
al encuentro de los desechados y marginados de nuestro mundo, y hacer palpable
la ternura y el amor misericordioso de Dios, que no descarta a nadie, sino que
a todos acoge.
El diálogo entre nosotros ha permitido profundizar la comprensión
recíproca, generar mutua confianza y confirmar el deseo de caminar hacia la
comunión plena. Uno de los frutos que ha generado este diálogo es la
colaboración entre distintas organizaciones de la Federación Luterana Mundial y
de la iglesia Católica.
Y sigue el Papa: “He escuchado con atención los testimonios, de cómo en
medio de tantos desafíos entregan la vida día a día para construir un mundo que
responda cada vez más a los designios de Dios, nuestro Padre. Y a continuación
Francisco agradeció a los 4 testigos, que habían contado sus experiencias.
- Rose Lokonyen, una joven de 23 años de Sudán del Sur, refugiada en Kenia, ha relatado cómo su familia tuvo que escapar de la guerra civil y cómo ella comenzó a ayudar a niñas refugiadas animándolas a incorporarse a las escuelas e invitándolas a hacer deporte.
- Marguerite Barankitse, de Burundi, adoptó siete niños al comienzo de la guerra civil de 1993 en su país. Cuando el conflicto se convirtió en un genocidio entre hutus y tutsis, Marguerite recogió y escondió a otros 25 niños para salvarlos de la muerte. Desde entonces ha seguido extendiendo su actividad y ayudando a miles de niños y a sus padres.
- Pranita Biswasi, del estado de Odisha (antes Orissa) en la India, es una mujer de 26 años titular de un master en Ciencias Medioambientales y experta en cambio climático. Pranita ha relatado las tremendas consecuencias del supertifón en 2013, que causó tremendos destrozos, y de las inundaciones de diciembre de 2015, prácticamente ignoradas por el mundo, que costaron 500 vidas y forzaron el desplazamiento de un millón ochocientas mil personas.
Mons. Héctor Fabio ha informado del trabajo conjunto que católicos y
luteranos realizan en Colombia.
Y concluye Francisco: “Queridos hermanos y hermanas, no nos dejemos
abatir por las adversidades. Que estas historias y estos testigos nos motiven y
nos den nuevo impulso para trabajar cada vez más unidos. Cuando volvamos a
nuestras casas, llevemos el compromiso de realizar cada día un gesto de paz, un
gesto de reconciliación, para ser testigos valientes y fieles de la esperanza
cristiana.
Como sabemos la esperanza no defrauda. Gracias.”
Y una vez más: Teresa....
Volviendo a la Santa de Ávila leemos: “como me vi mujer y ruin, e
imposibilitada de aprovechar en nada en el servicio del Señor, (...) ansí
determiné a hacer eso poquito que yo puedo y es en mí, que es seguir los
consejos evangélicos con toda la perfección (...) y procurar estas poquitas que
están aquí hiciesen lo mesmo”. (C1,2) Y realmente la gran Santa española lleva
razón, la cosa en sí es fácil: “hacer eso poquito que yo puedo”. Y no esperar a
que “otros hagan” o que “las autoridades decidan “desde arriba". En este
sentido estos “encuentros” son de enorme importancia, porque la gente se
encuentra desde “la base” y desde ahí se logran contactos y un más profundo
conocimiento mutuo.
Elisabeth Münzebrock, desde Munich
Elisabeth Münzebrock, es miembro de la Institución
Teresiana y está en Alemania. Tuvo un taller en el Congreso de la IEF en Ávila
sobre Teresa de Jesús y Lutero
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