Reproducimos cuatro artículos de los publicados en el Boletín Ecuménico de la Comunidad Horeb Carlos de Foucauld número 77 correspondiente a Diciembre de 2016
ENCUENTRO DE LA COMUNIDAD ECUMÉNICA HOREB CON EL ARZOBISPO DE BARCELONA
La Comunidad Horeb en Barcelona (España), fue recibida el pasado 28 de octubre por Juan José Omella, Arzobispo de esta archidiócesis.
La visita fue realizada por iniciativa de la Comunidad Horeb con la que los hermanos y hermanas del lugar quisimos dar la bienvenida a Mons. Omella, que recientemente había sido nombrado Arzobispo de la archidiócesis y al mismo tiempo ofrecerle nuestra disponibilidad para colaborar en la realización de las diversas propuestas e intenciones eclesiales.
Mons. Omella prestó especial atención a nuestros comentarios sobre la celebración del centenario del traspaso del Hno. Carlos de Foucauld y cómo por su testimonio, los hermanos y hermanas de la Comunidad Horeb impregnamos nuestra cotidianidad con la espiritualidad de Nazaret. Con ello supimos sobre la cercanía del Sr. Arzobispo a nuestra espiritualidad ya que, como nos comentó, él mismo había participado con regularidad en encuentros de la Fraternidad Sacerdotal Iesus Caritas, uno de los grupos de la Familia Espiritual de Carlos de Foucauld formado por sacerdotes diocesanos. Por ello, la visita resultó ser un compartir fraterno, sencillo y familiar.
El Sr. Arzobispo compartió con nosotros su inquietud por la dimensión contemplativa de las diferentes comunidades cristianas que conforman la diócesis y nos pidió que nos mantuviésemos fieles en nuestra vocación orante en nuestras distintas realidades cotidianas.
Esperando a ser recibidos, el Hno. Mateu, eremita ortodoxo y miembro de nuestra comunidad, nos comentó sobre la importancia de la liturgia doméstica en la Iglesia cristiana de Oriente en la que es frecuente que los hogares destinen un rincón a lugar de oración donde se colocan iconos y una lámpara de aceite permanentemente prendida, sin perder por ello el vínculo con alguna comunidad cristiana.
Con la visita al Arzobispo de Barcelona, la Comunidad Horeb renovó el encargo de la Iglesia a ser constantes en la oración y a la lectura y estudio asiduo de los textos sagrados, cultivando el silencio y la solitud, la acogida y la amistad y nuestro empeño en el diálogo interreligioso, con el reto que este propósito se haga realidad en nuestros diferentes lugares y atendiendo nuestras obligaciones diarias.
Víctor Mariné (Barcelona)
CONMEMORACIÓN CONJUNTA LUTERANOS Y CATÓLICOS
La visita del Papa Francisco a Lund (Suecia) para participar del acto de conmemoración conjunta católico-luterana de los 499 años de la Reforma ha servido para confirmar el camino de unidad emprendido por ambas tradiciones cristianas, representadas por el Papa Francisco y el presidente de la Federación Luterana Mundial, Munib Younam, junto a otros líderes católicos y luteranos. La ciudad sueca acogió dos actos, uno con un carácter litúrgico en la Catedral Luterana de Lund, siguiendo al pie de la letra el documento de “Oración común: Del conflicto a la comunión” aprobado por católicos y luteranos; y otro acto multitudinario en el Malmö Arena, con música, testimonios y un alegre ambiente de cordialidad entre los líderes religiosos, que fueron recibidos con aplausos y admiración por parte de los asistentes.
Los gestos de cercanía, cariño y complicidad fueron constantes entre los líderes religiosos, conscientes de participar de un momento “histórico”, tal y como todos lo definieron en sus discursos.
DECLARACIÓN CONJUNTA
Estas celebraciones han dado pie a la firma de una declaración conjunta, estructurada en cinco bloques temáticos: agradecimiento, pasar del conflicto a la comunión, el compromiso para el testimonio común, la unidad en Cristo, y finalmente, una exhortación a los católicos y luteranos de todo el mundo. “A través del diálogo y el testimonio compartido, ya no somos extraños. Más bien, hemos aprendido que lo que nos une es más de lo que nos divide”, expresa en el primer punto el documento, que alaba asimismo el “fructuoso diálogo ecuménico” realizado en los últimos cincuenta años entre católicos y luteranos Para los firmantes, aunque la Reforma trajo “dones espirituales y teológicos”, también hizo daño a “la unidad visible de la Iglesia”. “Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos que obstruyen el ministerio de la reconciliación”, afirma el documento, que compromete a los presentes a trabajar por la unidad: “Hoy, escuchamos el mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama constantemente”. En tercer lugar se afirma el compromiso de dar testimonio “juntos” de la “gracia misericordiosa de Dios”. “Muchos miembros de ambas comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena (...). Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el diálogo teológico”, expresan los líderes católicos y luteranos. En definitiva, los firmantes del documento se comprometen a “eliminar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la plena unidad”.
AYUNO Y CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD EN LA IGLESIA ORTODOXA
Nuestros hermanos ortodoxos comenzaron el pasado 15 de noviembre el ayuno para la Navidad, comparten con nosotros cómo preparan y viven estas santas fiestas.
El ciclo navideño
En la Iglesia Ortodoxa, la celebración de la Navidad comienza cuarenta días antes del 25 de Diciembre, el 15 de Noviembre. La Iglesia inicia ese día el ayuno navideño: por cuarenta días somos llamados a meditar en la Encarnación del Verbo de Dios, llamados a ver su humildad al nacer en una cueva y llamados a prepararnos para encontrar el real significado de la Navidad. Nos llama a ayunar para purificar tanto nuestras almas como nuestros cuerpos y entrar al misterio de la venida del Señor.
El ayuno de Navidad es un ayuno “ascético”, distinto del ayuno de Pascua, el cual es mucho más litúrgico. Sin embargo durante el tiempo del ayuno de Navidad toda una serie de himnos litúrgicos nos recuerdan la proximidad de la fiesta del Nacimiento de Cristo. El 15 de Noviembre comenzamos a cantar el himno:
“Cristo ha nacido, glorificadlo!
¡Cristo viene de los cielos, recibidlo!
¡Cristo está sobre la tierra, elévense!
Cantad al Señor toda la tierra y alabadle,
oh pueblos,
con alegría,
porque ha sido glorificado”.
Los Domingos y las fiestas anteriores a la Navidad
Dentro del período de cuarenta días que nos prepara para la fiesta de la Navidad del señor, encontramos en nuestro camino una serie de conmemoraciones muy importantes para recordar el porque de nuestro ayuno. Durante los cuarenta días tenemos dos fiestas marianas: la entrada de María al templo, su consagración al templo de Jerusalén, realizado por sus padres, Joaquín y Ana; así como la fiesta de la Concepción de la Madre de Dios.
Además, los dos domingos anteriores a la Navidad, la Iglesia conmemora a los predecesores de Cristo, tanto a sus predecesores directos, como a los santos profetas del Antiguo Testamento que prepararon la venida al mundo de Nuestro Señor. El domingo anterior a la Navidad es conocido como “el Domingo de la Genealogía”: en el recordamos a todos los patriarcas del Antiguo Testamento y a los padres que precedieron la venida de Cristo al mundo. El domingo anterior a éste es conocido como el “Propateron” o domingo de los antepasados de Cristo en el que recordamos a sus padres y abuelos.
A partir del 20 de Diciembre la Iglesia comienza con el período llamado de “la preparación para el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”. La estructura de los oficios ortodoxos, desde ese día y hasta Navidad, es similar a la Semana Santa, pues el nacimiento del Hijo de Dios es el inicio de nuestra salvación. Dentro de ésta semana se celebra el famoso oficio del “Paramon” o de la preparación a la Navidad, en el que, además de las horas reales y las Vísperas se celebra la Divina Liturgia de San Basilio el Grande, de la misma manera que lo haríamos un Viernes Santo antes de Pascua, pero con los cambios propios de la Navidad.
El Oficio de la Navidad
El 24 de Diciembre la Iglesia celebra las horas de la fiesta, las Vísperas y finaliza la celebración con la divina Liturgia de San Basilio el Grande. Durante la celebración de estos oficios, las lecturas y los himnos recuerdan la venida con poder del Hijo de Dios en la carne. Las Vísperas inician la Navidad de Cristo, en ellas leemos ocho profecías del Antiguo Testamento, que atestiguan precisamente que Cristo es el cumplimiento de la promesa del Padre. Al finalizar la Liturgia, el sacerdote sale del santuario y llevando una vela en su mano derecha, rodeado por los miembros de la comunidad, entona el Tropario de la fiesta:
“Tu nacimiento, Cristo nuestro Dios, ha mostrado al mundo la luz de la sabiduría. Porque los que adoraban a las estrellas, fueron enseñados por una estrella a adorarte, oh Sol de Justicia, y a saber que tu viniste del Oriente de las alturas, Oh Señor, gloria a Ti”
El 25 de Diciembre celebramos la culminación de la Fiesta: los cuarenta días de ayuno han llegado a su fin, revelemos nuestros anhelos puestos el 15 de Noviembre y comenzamos a ver los frutos del tiempo de preparación para la fiesta.
El período posterior a la Navidad
El segundo día de la Navidad es dedicado a conmemorar a la Santísima Virgen María: la Iglesia interpreta que la Encarnación del verbo fue posible gracias a su intervención. El Padre Schmemman dice: “Su humanidad, concreta e históricamente, es la humanidad que recibió de María”. Por esto, esta conmemoración a la Madre de Dios es tal vez la más antigua conmemoración a María en la historia de la Iglesia. Los oficios de Navidad dan término el sexto día de la fiesta, el 31 de Diciembre, cuando terminamos éste período para iniciar el de la Circuncisión y la Epifanía de Cristo.
CELEBRACIÓN LUTERANA DE LA NAVIDAD
Nuestro hermano, el Pastor Norbert Hintz, y miembro de la “Comunidad Ecuménica evangelico-luterana católica Carlos de Foucauld” en Alemania nos relata cómo viven ellos la Navidad.
Queridos hermanos, así es cómo nosotros, los cristianos de la Iglesia Evangélica Luterana, celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús:
Aunque cada país tiene sus formas típicas de celebrar la vida y la Natividad, también es cierto que hay huellas en la vida de la nación en lo laboral que se derivan de las fiestas cristianas.
La Navidad - la fiesta del nacimiento del Salvador Jesucristo- en Alemania tiene lugar en la época de invierno lo cual hace que las vacaciones y el trabajo y la doctrina del nacimiento del Salvador Jesús se hayan influenciado entre sí.
La santa noche del nacimiento de Jesús tiene lugar en nuestras vidas en un momento de noche oscura, fría.
El énfasis bíblico: Que Dios envía a su hijo Jesús al mundo, en Alemania significa que Jesús viene enmedio de un verdadero frío, en el silencio de la noche, ya que en este preciso momento del año, en diciembre, apenas tenemos una noche de fiesta.
El árbol de Navidad que usamos es en realidad un abeto: con las ramas bajas de mayor ancho, las ramas superiores más cortas, la parte superior es una corona de 4 pequeñas ramitas coronadas en una punta.
Velas: Nuestro punto de vista es desde abajo hacia arriba, es decir: desde la tierra al cielo, a Dios: A ti Dios te alabamos: a Ti que nos presentas a un Jesús imagen tuya.
El 24 de diciembre, los servicios religiosos son el mejor momento, incluso las personas que no pertenecen a la Iglesia asisten a esta Hora Santa. Para las familias con niños, el nacimiento de Jesús se celebra en la iglesia con una acogida muy cariñosa.
En casa celebramos con alegría este regalo de Dios, es el momento de compartir y darse regalos unos a otros, regalos que están puestos en el árbol de Navidad.
En Alemania, contamos con otros dos días de vacaciones para continuar celebrando la Navidad. También la Iglesia ofrece en ellos unos oficios religiosos especiales aunque ya están menos concurridos. Así celebramos que Dios se convirtió en Jesús CARNE, participamos en la celebración de la Eucaristía - Cena del Señor.
En los servicios religiosos tenemos las colectas, colectas de dinero cuya finalidad es ayudar por todo el ancho mundo. Compartimos "nuestro pan" con los brazos abiertos, por ello es llamado el "Pan para el Mundo“ (que es una acción similar a la de la Iglesia Católica Romana).
El ciclo de Navidad en la Iglesia comienza pausadamente con los 4 domingos de Adviento y el ciclo de Navidad termina en enero después de la fiesta de la Epifanía (6 de enero Fiesta de los Santos Reyes).
La Comunidad ecuménica Evangélica – Luterana / Católica Carlos de Foucauld se reencuentra en una celebración marcada por canciones y salmos que pueden iluminar nuestra vida junto con un largo momento de reflexión en silencio ante el pesebre.
Para leer el boletín entero:
FUENTE:
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld
http://horeb-foucauld.webs.com/
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