Boletín Ecuménico Diciembre 20015
Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld
Cristianos e hindúes juntos por la defensa de la ecología humana.
El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, ha enviado un mensaje a los seguidores del hinduismo con motivo del Deepavali, la fiesta de las luces, que este año se celebra el 11 de noviembre. El mensaje, titulado "Cristianos e hindúes: promovamos juntos la ecología humana'', está firmado por el cardenal Jean-Louis Tauran y el padre Miguel Ángel Ayuso Guixot MCCJ, presidente y secretario de dicho dicasterio.
En el texto, se recuerda que el papa Francisco aborda la crisis ecológica ambiental y humana que amenaza a nuestro planeta en su reciente encíclica Laudato Si’. ''Por lo tanto consideramos oportuno compartir como es nuestra tradición, algunas reflexiones sobre la necesidad de promover la ecología humana y descubrir sus relaciones con la creación”, asegura el mensaje.
Así, recuerdan que la ecología humana se ocupa de la relación y la responsabilidad de los seres humanos con la tierra y de la atención a las “virtudes ecológicas”. Entre ellas -añade- podemos enumerar el uso sostenible de los recursos de la tierra a través de la adopción de políticas, nacionales e internacionales, respetuosas de los vínculos y la interdependencia entre los seres humanos y la naturaleza. Y precisa que “estas cuestiones son importantes no sólo hoy para la salud de nuestro planeta, que es el hogar de la familia humana, sino también para las generaciones futuras”.
El mensaje subraya también que “el egoísmo humano, evidente en las tendencias consumistas y hedonistas de ciertos individuos y grupos, alimenta un insaciable deseo de actuar como ‘amos’ y de ‘conquistar’ en lugar de ser ‘guardianes’ y ‘custodios’ de la naturaleza. Todos estamos llamados -advierte- independientemente de las creencias religiosas o de la identidad nacional, a vivir con una mayor responsabilidad hacia la naturaleza, a ocuparnos de las relaciones vitales y, sobre todo, a reorganizar nuestra forma de vida y las estructuras económicas de acuerdo a los desafíos ecológicos que debemos enfrentar.
Por otro lado, el mensaje del dicasterio observa que la tradición hindú “hace hincapié en la unidad de la naturaleza, de la humanidad y la divinidad. La fe cristiana enseña que el mundo creado es un don de Dios a todos los seres humanos. Como custodios del mundo creado, estamos llamados a cuidar de él de una manera responsable y decidida”.
Asimismo, se indica que hay un vínculo inseparable entre nuestra armonía con la creación y la paz recíproca. Por eso, el mensaje afirma que “si la paz ha de prevalecer en el mundo, debemos, juntos y como individuos, trabajar conscientemente en 'el cuidado de la naturaleza, en la defensa de los pobres, en la construcción de redes de respeto y de fraternidad”.
Igualmente, el dicasterio para el Diálogo Interreligioso indica que “la promoción de la ecología humana requiere formación y educación en todos los niveles, en la conciencia y la responsabilidad ecológica y en la custodia sabia de los recursos de la Tierra, comenzando por la familia, la primera estructura fundamental a favor de la ecología humana”.
A propósito, aseguran que “corresponde a las estructuras de la educación y del gobierno la responsabilidad de formar ciudadanos dotados de una adecuada comprensión de la ecología humana y de su relación con el futuro de la humanidad y la creación”.
Para concluir el mensaje invitan a “rezar por una ecología sana y contribuir a la sensibilización de las diversas formas posibles de cuidar de la creación es una empresa verdaderamente noble”.
Y así, recuerdan que el papa Francisco ha establecido una Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación anual que se celebra el 1 de septiembre, “con la esperanza de que esta iniciativa contribuya a incrementar en todos la responsabilidad de ser buenos guardianes de la creación y, por lo tanto, de promover una auténtica ecología humana”.(Ciudad del Vaticano, 06 de noviembre de 2015,Zenit.org)
El Papa en Kenia: “El diálogo interreligioso no es un lujo, es fundamental”.
Recordó a los líderes anglicanos, musulmanes, hindúes y de otras religiones que al cooperar entre ellos se convierten "en una bendición para las comunidades".
El papa Francisco inició su segundo día del viaje apostólico en Kenia con un encuentro interreligioso y ecuménico en la capital Nairobi, en el salón de la Nunciatura Apostólica.
En un país en el que conviven diversas religiones: musulmanes, anglicanos, hindúes, pentecostales, católicos y de otros credos, en donde el diálogo interreligioso es algo familiar, el Papa recordó que “cuidando el crecimiento espiritual nos convertimos en una bendición para las comunidades en las que viven nuestros pueblos”. Y que por lo tanto “la cooperación entre los líderes religiosos y sus comunidades se convierte en un importante servicio al bien común”.
El Pontífice quiso subrayar el rol esencial de las religiones “en la formación de las conciencias, infundiendo en los jóvenes los profundos valores espirituales de nuestras respectivas tradiciones” y preparando buenos ciudadanos que sean “capaces de impregnar la sociedad civil de honradez, integridad” y fundamentalmente una visión del mundo que “valore a la persona humana por encima del poder y del beneficio material”.
El Papa quiso también aseverar que “el Dios a quien buscamos servir es un Dios de la paz. Su santo Nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia”.
Así al recordar el Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia católica se ha comprometido con el diálogo ecuménico e interreligioso, el Pontífice reafirmó "este compromiso, que brota de nuestra convicción en la universalidad del amor de Dios y en la salvación que Él ofrece a todos”.
A continuación el texto completo del mensaje:
" Queridos amigos: les agradezco su presencia esta mañana y la oportunidad de compartir con ustedes estos momentos de reflexión. Deseo dar las gracias, de modo particular, a Monseñor Kairo, Arzobispo de Wabukala, y al profesor El-Busaidy por las palabras de bienvenida que me han dirigido en nombre de ustedes y de sus respectivas comunidades.
Siempre que visito a los fieles católicos de una Iglesia local considero importante el poder reunirme con los líderes de otras comunidades cristianas y tradiciones religiosas.
Espero que este tiempo que pasamos juntos sea un signo de la estima que la Iglesia tiene por los seguidores de todas las religiones y afiance los lazos de amistad que ya nos unen.
En realidad, nuestra relación nos impone desafíos e interrogantes. Sin embargo, el diálogo ecuménico e interreligioso no es un lujo. No es algo añadido u opcional sino fundamental; algo que nuestro mundo, herido por conflictos y divisiones, necesita cada vez más.
En efecto, nuestras creencias y prácticas religiosas influyen en nuestro modo de entender nuestro propio ser y el mundo que nos rodea. Son para nosotros una fuente de iluminación, sabiduría y solidaridad, que enriquece a las sociedades en las que vivimos.
Cuidando el crecimiento espiritual de nuestras comunidades, mediante la formación de la inteligencia y el corazón en las verdades y en los valores que nuestras tradiciones religiosas custodian, nos convertimos en una bendición para las comunidades en las que viven nuestros pueblos.
En las sociedades democráticas y pluralistas como la keniata, la cooperación entre los líderes religiosos y sus comunidades se convierte en un importante servicio al bien común.
Desde esta perspectiva, y en un mundo cada vez más interdependiente, vemos siempre con mayor claridad la necesidad de una mutua comprensión interreligiosa, de amistad y colaboración para la defensa de la dignidad otorgada por Dios a cada persona y a cada pueblo, y el derecho que tienen de vivir en libertad y felicidad.
Al promover el respeto de esa dignidad y de esos derechos, las religiones juegan un papel esencial en la formación de las conciencias, infundiendo en los jóvenes los profundos valores espirituales de nuestras respectivas tradiciones, preparando buenos ciudadanos, capaces de impregnar la sociedad civil de honradez, integridad y una visión del mundo que valore a la persona humana por encima del poder y del beneficio material.
Pienso aquí en la importancia de nuestra común convicción, según la cual el Dios a quien buscamos servir es un Dios de la paz. Su santo Nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia.
Sé que está aún vivo en sus mentes el recuerdo de los bárbaros ataques al Westgate Mall, al Garissa University College y a Mandera. Con demasiada frecuencia, se radicaliza a los jóvenes en nombre de la religión para sembrar la discordia y el miedo, y para desgarrar el tejido de nuestras sociedades.
Es muy importante que se nos reconozca como profetas de paz, constructores de paz que invitan a otros a vivir en paz, armonía y respeto mutuo. Que el Todopoderoso toque el corazón de los que cometen esta violencia y conceda su paz a nuestras familias y a nuestras comunidades.
Queridos amigos, este año se celebra el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia católica se ha comprometido con el diálogo ecuménico e interreligioso al servicio de la comprensión y la amistad.
Deseo reafirmar este compromiso, que brota de nuestra convicción en la universalidad del amor de Dios y en la salvación que Él ofrece a todos. El mundo espera justamente que los creyentes trabajen junto con las personas de buena voluntad, para afrontar los numerosos problemas que afectan a la familia humana.
Mirando hacia el futuro, imploremos que todos los hombres y las mujeres se consideren hermanos y hermanas, pacíficamente unidos en y a través de sus diferencias. Recemos por la paz.
Les agradezco su atención y suplico a Dios Todopoderoso que les conceda a ustedes y a sus comunidades la abundancia de sus bendiciones".
(Fuente: ANSA, EPA/DAI KUROKAWA ,Serio Mora, 26 nov. Zenit.org)
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