Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 19 de diciembre de 2015

EVOCACIÓN DEL ACTO POÉTICO-MUSICAL EN FRIEDENSKIRCHE

CONCIERTO POÉTICO MUSICAL NAVIDAD SONORA DE PREPARACIÓN A LA NAVIDAD EN FRIEDENSKIRCHE, PARROQUIA MADRILEÑA DE LA IGLESIA EVANGÉLICA DE HABLA ALEMANA (CASTELLANA, 6)

La Friendenskirche –o Iglesia de la Paz [bellísimo nombre, por cierto, para las fiestas navideñas ya próximas]- fue construida por expreso deseo del emperador Guillermo II en el año 1909. Aparece medio escondida detrás del edificio parroquial, sito en la gran arteria madrileña Paseo de la Castellana, 6, no lejos de la Plaza de Colón. En su interior destaca enseguida el ábside con el reluciente mosaico del Pantocrátor, la gran lámpara colgante de estilo visigótico, la profusión de capiteles, ninguno igual al otro, y la corona del tesoro de Guarrazar. Cabe también referir la presencia de rosetones de estilo gótico temprano. Toda la iglesia, en fin, recuerda a la capilla de los castillos medievales. 

En esta Friedenskirche de la Iglesia Evangélica de Habla Alemana suele tener lugar todos los años uno de los actos interconfesionales de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en Madrid, y durante el año se dan en ella cita con regularidad mensual –los terceros viernes de cada mes- fieles de distintas iglesias sensibles a la vocación ecuménica. Tales encuentros suelen estar animados por distintos grupos de espiritualidad de la capital. La Friedenskirche, por otra parte, gestiona desde la distancia el Hogar Belén o Casa de Belén. Oasis de paz de Bretaña, uno de los distritos más superpoblados de Lima, el Hogar Belén dispensa cálida acogida, alimentación, educación y asistencia pedagógica a 90 niños y jóvenes. La base en dicho centro de acogida es una educación en valores cristianos y en el amor. Casa de Belén, por eso, imparte talleres a las familias con el fin de educar en el hogar. A este benéfico fin precisamente iba destinada en la noche del Concierto cualquier aportación voluntaria del público asistente.

Actualmente es pastor de Friedenskirche Simon Döbrich, nombrado para el ministerio en fecha todavía reciente. Natural de Alemania (región de Baviera), pasó un tiempo en Nicaragua, lo que supone para él bandearse bien con la lengua española –«aunque los artículos, como dijo la noche del Concierto, no sean su fuerte»-. Es joven, está casado con Ligia, católica nicaragüense, y tienen un hijo de 5 años: David. Este año se proponen pasar las primeras navidades en Madrid en medio de la colonia de habla alemana de la Iglesia Evangélica (Evangelische Gemeinde). El pastor Simon acogió con agrado y entusiasmo la idea del «Concierto poético musical Navidad Sonora» desde el primer momento que la idea le fue propuesta.

El pastor Simon, metidos ya en el Concierto, abrió la velada explicando sucintamente qué pretendíamos. Era un acto ecuménico de veras, pues se juntaban dos comunidades eclesiales para escuchar sonetos y melodías interpretadas al órgano por cualificados organistas. De hecho, allí había feligreses de la Parroquia de Santa Ana y la Esperanza, de Moratalaz, y alumnos y seguidores del Centro Ecuménico Misioneras de la Unidad, con María José y Águeda al frente. Cantos especiales, si se quiere, pues «en el protestantismo –dijo- la música navideña es, sobre todo, la que más llega al corazón». Tras alegrarse de que su Comunidad pudiera esa noche participar en el «Concierto poético musical Navidad Sonora», agradeció de antemano al público en general su presencia.

El pastor Simon Döbrich abre el Concierto poético-musical “Navidad Sonora”
Y de modo particular se refirió a los participantes en el acto, empezando por el autor de los sonetos que ser irían recitando luego alternado con piezas musicales de Bach, Haendel, Pachelbel, Brahms, Sweelinck, Scarlatti, Telemann y, al final, el Ave María de M. Lorenc. El pastor Simon dio inmediatamente la palabra al padre Pedro Langa, a quien, según programa, correspondía presentar la dimensión poética de la Navidad, cosa que hizo seguidamente ateniéndose, sustancialmente, al breve prólogo que en su libro Al son de la palabra. Ed. Religión y Cultura, Madrid 2013, antepuso a los sonetos de tema navideño (pp. 17-19).

El padre Pedro Langa presenta la dimensión poética de la Navidad


MISTERIO DE LA NAVIDAD

Misterio y Belleza facilitan el ejercicio de la poesía. Tratándose de la Navidad diríase, además, que deben ir en mayúscula, por concentrar ambos lo más sencillo y sublime de un tiempo litúrgico fuerte en el que celebramos no ya sólo el hecho gozoso de la venida del Señor en carne mortal, sino también la consolante realidad de su presencia salvadora entre los hombres, que por algo es Emmanuel. Quizás por eso, la Navidad fue siempre para los poetas como panal de rica miel. Especialmente para quienes manejan la pluma con exigida elegancia y desusada maestría, llevados de la intimidad y deleite connaturales a la ternura, atraídos por la candorosa inquietud de la niñez. La Navidad es ciclo litúrgico de los niños y de los que saben hacer del corazón un alcázar de candor. Por eso mismo cada Navidad nos trae el recuerdo de otras Navidades lejanas con sus proyectos de alegrías nuevas, de concordia, paz y entendimiento, pues la emoción de Dios, difusa, pero íntima y palpable, prende en las almas y nos recuerda que Cristo nació. Afortunadamente, para concordia y paz de los hombres nace a diario en virtud de ese prodigio histórico que es la gracia. De ahí ue todos los días sean, puedan ser, deban ser, son Navidad.

Adentrarse en ella es como acudir al misterio de Cristo por el seguro atajo de la austeridad de vida y la sobria embriaguez del espíritu, según reza el himno sagrado. Porque la sobriedad produce alegría y da anchura al corazón. En cambio, el atasco en la abundancia y el éxito indebido de la injusticia producen cansancio y desgaste en el espíritu, que no acierta a saborear la cercanía navideña. Bien sabido es que Dios, puntual siempre, llega con seguridad, en la noche desvelada de Belén, por los caminos del silencio y de la paz interior y no por los del alboroto o el estrépito de los insatisfechos. Cuando Dios anda cerca de nosotros y no le ahuyentamos con la negación y la duda entonces se hace comprensible y nos disponemos fácilmente para la reconciliación y la concordia. Se puede entonces repetir con propiedad la expresión litúrgica «Cristo nos es nacido». El prodigio de la Navidad recurre todos los años, bajo la fidelidad de las estrellas y de unas almas humildes que acogen a Cristo Niño en el desvalimiento de Belén. Todos los años sentimos la sensación de Dios entre nosotros.

«También entre los pucheros anda el Señor», dejó dicho nuestra simpatiquísima doctora santa Teresa de Jesús. Parece natural y lógico entonces admitir que esa letanía de las mamás cuando tienen junto a sí al recién nacido arrullándolo entre requiebros de –rey mío, lucero, sol, cordero- empezase siendo instintiva en María, antes de ser plegaria litúrgica y lírico material poético. Diré más: que revistiese en María, la contemplativa, un acto de adoración inusual: porque la oración se hace hacia arriba, levantando la cara hacia el altar, hacia la imagen, hacia Dios. Y claro es que en Belén no se adoró así. Aquella adoración de María era, más bien, y en lo más recóndito de María, un acto de posesión.

Viene siendo costumbre en quien os habla felicitar estas fiestas entrañables con ayuda del soneto. Los que aquí van a recitarse, y espero que a deleitar, pertenecen mayormente a mi reciente libro Al son de la palabra. Ojalá sirvan, con ayuda esta vez de la música, a poner los ojos del alma en «el divino Amor que desde el cielo baja, y a dejaros ganar por un Dios que nace Niño y Señor de la hermosura, haciéndole caricias para vivir en Navidad sonora». «Yo sé, Jesús, que cuando tú viniste / al mundo le alegró tu nacimiento, / y se trocó en serena brisa el viento / y en don de paz la luz que tú le diste». Frente a tanta injusticia, tanta impiedad y tanta sangre derramada, tal vez supliquéis de nuevo: «Ven, Señor, y visita nuestras vidas / que soportan la crisis confundidas /. Ven y acoge del alma sus gemidos». Eludiréis así, cuando menos, hundiros en el abatimiento, pues, según advirtió san León Magno, «no puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida» (Serm. 1,1). 

El soneto que cerrará la velada está inédito, sin estrenar. Con él quiero yo acercar a todos y cada uno de los aquí presentes mi felicitación de la Navidad 2015. Para todos, en fin, alegría 

MÚSICA DE BACH EN EL CAMINO DE LA NAVIDAD

A continuación el organista Malte Frovel salió al micrófono para hacer algo parecido con los organistas y piezas que iban a ser interpretadas. Los organistas fueron: Malte Frovel, Marta Luz Huélamo, Luis Mazowa y Marta Misztal. Como soprano actuó Urszula Bardlowska. De Bajo, el mismo Malte Frovel. Y de trompeta, Vicente Martínez. En cuanto a los lectores de sonetos, el mismo autor leyó tres, y el resto corrió a cargo de Isabel María Pascual y de Luis Mazorra. Malte Frovel dio la bienvenida a los músicos, al trompeta 
Vicente Martínez y a la soprano Urszula Bardlowska, y se detuvo en varias piezas de Bach. «Tocaremos y escucharemos, dijo, esa música de Bach que nos emplaza en el camino de la Navidad, música con la cual nosotros damos gracias a Dios por haber venido. Un camino, por otra parte, que para nosotros se traduce en plegaria deseando que venga, como sucede, por ejemplo, en la segunda pieza de Bach: Nun komm der Heiden Heiland. Seguidamente comentó con breves palabras el Oratorio de Navidad del mismo Bach, Grosser Herr und Starker Heiland, que tradujo de forma libre para el auditorio como: «Gran Señor, Rey Fuerte y Salvador, ¿cómo es posible que te humilles tanto, que hayas hecho todo y tú mismo nazcas en condiciones tan pobres en el pesebre? ¿Cómo es posible este Misterio? ».

La organista Marta Mizstal y la soprano Urszula Bardlowska
El Trompeta, Vicente Martínez y el organista Malte Frovel
interpretan “Grosser Herr und starker Heiland” del Oratorio de Navidad de J. S. Bach 

Marta Luz interpretando una de sus piezas de la noche

Y así, en un riguroso orden establecido de antemano según el programa –del que todo el público asistente estaba, por cierto, bien provisto; lo mismo que de los sonetos recitados que se ofrecieron al final como grato recuerdo impreso-, los distintos invitados fueron interpretando, tocando, cantando y recitando sus respectivas piezas, sus elegidos sonetos navideños, todo como si se tratase de las ruedas dentadas de un engranaje maravilloso y magistral hasta cubrir por fin las sucesivas etapas del Concierto. Se trataba de contribuir entre unos y otros, intérpretes y oyentes, al esplendor de una noche madrileña, bella y profusa de luces con el incomparable alumbrado ya encendido por la calles. Noche, por lo demás, que, a su condición indudablemente ecuménica, unía el aliciente, el atractivo si se quiere, de las distintas nacionalidades de algunos de los allí presentes (polacos, alemanes, españoles). Era cosa de dar coherencia y armonía y plenitud a una velada rica y variada, que pretendía este año mojar el alma en las más sublimes esencias del espíritu

Al final de la velada, el pastor Simon agradeció a organistas, cantantes y lectores sus respectivas intervenciones y, visiblemente emocionado, les obsequió en nombre de Friedenskirche con unos presentes típicos de la ocasión. Hubo quienes se quedaron luego, a la salida, a degustar en los patios interiores de la iglesia algunos dulces genuinamente navideños, y quienes prefirieron regresar pronto a sus hogares, como si quisieran llevarse debajo del brazo, junto al corazón, las íntimas fragancias de una noche por tantos títulos inolvidable. 

El público asistente salió, en todo caso, muy complacido de haber apostado por un acto tan entrañable y emotivo, cercana ya la Navidad. Este cronista, en fin, que fue cobrando conocimiento en las semanas previas de todo lo que tan cuidadosamente se estaba preparando, no sería justo si ahora pasase por alto el gran papel que Marta Misztal jugó en los preparativos del Concierto, con la selección de partituras, la convocatoria de organistas amigos, la persuasiva elocuencia hasta convencer al autor de los sonetos para que accediera a leer él mismo algunos, el mucho tiempo invertido, en fin, hasta verlo todo a punto para que no fallase detalle alguno. Es de agradecer aquí, y mucho por cierto, la presencia de la soprano Urszula Bardlowska y del trompeta Vicente Martínez. Ellos, que quisieron hacer de sus intervenciones, y del acto todo, una oración íntima con dulces ofrendas invisibles, pero reales, sabrán comprender que este cronista no vaya más lejos en pormenores. 

Al cronista, que al término del acto, según lo prometido, felicitó a los presentes con un soneto inédito, el mismo con el que pretendía horas más tarde llevar este año 2015 sus crismas a familiares y amigos, titulado El infinito don de tu alegría, le pareció que el «Concierto poético musical Navidad Sonora», del que con tanta amabilidad como cortesía se habían hecho eco la semana anterior en las Redes Sociales los amigos del EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO, en un acto publicitario de veras impagable, como un gesto ecuménico a todas luces digno de gratitud, discurrió en fraternidad y armonía. Y es que la velada poético-musical supo entonar al Señor y a la unidad de la Iglesia, digámoslo con frase maestra de san Agustín, «con las voces, los corazones, las bocas, las costumbres, un cántico nuevo» (Sermón 34, 1.6).

El pastor Simon Döbrich agradeciendo su intervención 
a organistas y lectores de los sonetos al final de la velada

Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA
Teólogo y ecumenista
Cronista del acto




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