«Dios es siempre motivo de encuentro»
Del 6 al 8 de julio, chicos y chicas cristianos y musulmanes de entre 12 y 16 años han compartido el primer campamento interreligioso realizado en la Diócesis de Málaga: una experiencia para profundizar juntos en la relación entre Islam y Cristianismo en el Complejo Socioeducativo José Nadal, de Estepona.
La delegación de Ecumenismo de la Diócesis de Málaga y la Mezquita de Fuengirola han organizado por primera vez este campamento para enseñar a los más jóvenes a respetarse en sus diferencias y construir una cultura del encuentro. Rafael Vázquez, delegado de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, explica cómo nació la idea de su celebración: «Surgió hace ya un año, porque la Diócesis lleva teniendo relaciones con la comunidad musulmana y judía, y desde hace tiempo detectó la necesidad de ir más allá de la oración interreligiosa que se viene haciendo, sino ir a una experiencia de trabajo en común. Así surgió la idea de hacer un campamento interreligioso, siguiendo la invitación del Papa, que nos llama a hacer una cultura del encuentro. Pensamos empezar con los niños porque cuando se trabaja con ellos, con su inocencia y falta de prejuicios, se puede llegar a sus familiares, y conseguir que la experiencia sea un signo de encuentro y fraternidad dentro de la sociedad, marcada por enfrentamientos y violencia»
La comisión organizadora ha contado con personas de la parroquia de San José de Fuengirola y de la mezquita de este municipio. El trabajo ha resultado también muy gratificante. «Hemos ido reuniéndonos en la parroquia y en la mezquita, concretando los contenidos y objetivos entre todos y ha sido muy bonito ver como el posible temor y desconocimiento inicial se ha convertido ya en confianza y amistad» como explica Rafael Vázquez. «Ha habido muchísimos detalles a destacar: la hospitalidad, la acogida... Los musulmanes quisieron estar con los cristianos en la Eucaristía, conocer nuestra liturgia, su significado... En las evaluaciones de cada día, los chicos y chicas han ido compartiendo cómo les ha sorprendido la experiencia. Son cosas que se quedan grabadas en el corazón de estos niños, una experiencia de contraste frente a otra mucha información que les va llegando».
Han participado 40 chicos y chicas, 20 cristianos y 20 musulmanes, y tanto el grupo de monitores como los equipos de apoyo en comida y logística han sido mixtos, compuestos por musulmanes y cristianos.
En el campamento han trabajado mediante dinámicas y actividades una serie de temas, como explica Rafael Vázquez: «el primer día el objetivo es tratar los prejuicios que tenemos unos hacia otros, el segundo, consiste en conocernos y valorar lo que tenemos en común, y el tercer día, la clave es el diálogo entrando en el mundo del otro. Para ello los participantes han visitado una mezquita y una iglesia». Respecto a los prejuicios, Vázquez afirma que «los que los niños manifiestan en un primer momento son, más que propios, inculcados por su entorno y los medios de comunicación. Sin embargo, lo que fue sucediendo, espontáneamente, fue un respeto mutuo de una riqueza que jamás habría esperado. Incluso en el momento de la oración, que aunque dirigida al mismo único Dios, teníamos que hacer por separado, ellos manifestaron el dolor de la separación de aquellos a los que estaban conociendo y con quienes estaban haciendo amistad. Así que nos pidieron que, mientras los musulmanes rezaban, los cristianos estuviéramos atrás, acompañándoles en silencio en su oración, y del mismo modo a la inversa. No estaba programado así, pero resultó algo muy significativo».
También ha habido momentos en que compartir las distintas celebraciones religiosas, asistiendo los jóvenes musulmanes a la celebración de la Eucaristía y acompañando los cristianos las oraciones de los musulmanes. El sábado 7 de julio, el vicario general, José A. Sánchez, acompañó a los participantes en nombre del Obispo de Málaga.
«Los propios niños y monitores han mostrado desde el principio mucha sensibilidad y respeto hacia los demás, adaptando cuestiones logísticas con naturalidad para que todos se sientan cómodos y se respeten las tradiciones de los demás» explica Vázquez. «El objetivo es fomentar entre todos una cultura del encuentro, como nos llama el Papa, y eso no significa vivir todos en el mismo sitio, sino ser capaces de entrar en el mundo del otro, superando prejuicios. Hacerlo desde los niños nos parece muy positivo, porque esas experiencias de convivir, de encontrarse, de profundizar en el conocimiento de otras religiones, que nos unen muchas cosas, aunque tengamos credos distintos, y que no hay motivo de enfrentamiento. A través de los más pequeños, eso llegará a los padres, a los colegios...».
El resultado ha sido muy satisfactorio, como explica el delegado: «Me gustaría que experiencias como esta nos ayuden a superar nuestros miedos y prejuicios, que por encima de todo somos personas, llamadas a respetarnos, a encontrarnos, a entrar en el mundo del otro. La persona es más misteriosa de lo que nosotros pensamos, y tenemos que estar por encima de muchas etiquetas. Lo religioso jamas es motivo de desencuentro, sino que Dios es siempre motivo de encuentro».
La idea de los organizadores es que los chicos y chicas continúen con los encuentros después del campamento, compartiendo a lo largo del año las fiestas más importantes de cada religión: la fiesta del Cordero, la Navidad, la Pascua, el fin del Ramadán, etc.
Textos:
Ana María Medina
Ana María Medina es periodista, licenciada en Comunicación Audiovisual, doctora en Publicidad y Comunicación y especializada en temas de menores. Desarrolla su labor profesional como portavoz de la Diócesis de Málaga y miembro de la delegación de medios de comunicación de la Diócesis, además de en programas religiosos de la cadena COPE y TRECE.
Fotografías:
Rafaél Vazquez
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