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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

lunes, 2 de julio de 2018

BOLETÍN CEC-MASVIDAL Nº 20

Nuestros hermanos de la Comunidad Ecuménica Cristiana Jaume Masvidal nos han remitido su Boletín nº 20 correspondiente a mayo junio 2018, os lo reproducimos:

BOLETÍN CEC-MASVIDAL 
mayo - junio 2018    nº 20/ 062018

Noticias 

SETEC-Masvidal: 
Desde nuestro Seminario Teológico hemos lanzado el 'Curso de voluntariado' a través de nuestra plataforma online, que aporta la formación necesaria para los usuarios de la red misionera Net.Masvidal, y que también está disponible para todo el que quiera tener formación en esta área: 

ACEMU 2018:
Entre los días 4 y 6 de mayo se celebró en Zaragoza el "Encuentro Nacional de Ecumenismo" promovido por las Misioneras de la Unidad (http://centroecumenico.org) de Madrid, en donde nuestro misionero participó, dentro de una gran diversidad de denominaciones y procedencias.


Nuevo ministerio: 
Hemos iniciado en la población de Sabiñánigo (Huesca) un centro de atención social, pastoral y misionera, con la presencia de un local que atiende diariamente a gente con dificultades económicas, ofreciendo refuerzo escolar, ayuda a los inmigrantes, comidas calientes, recogida y distribución de alimentos y ropa... También permite programar visitas a enfermos y ancianos, tener un lugar de encuentro para conversar con un café o hacer un tiempo de oración.


Con motivo de la apertura del centro de atención en Sabiñánigo 
Iniciamos una campaña de recaudación de fondos para poder abastecer el centro de recursos que se destinan a la atención social, principalmente cestas semanales de la compra (alimentos). 


Triodos Bank NV S.E. 
Titular: Comunitat Ecumènica Cristiana Jaume Masvidal 
IBAN: ES63 1491 0001 21 3000089467


El Cenacle: 
Ya puedes reservar tu suscripción al devocional más internacional e impactante del mundo -en papel o digital-, ahora en catalán. El primer número saldrá en enero del 2019: (http://elcenacle.org)

¡LING-LING! 

Josep Lluís Paül,
Iglesia Evangélica (EEC)
Lleida
Quizás algún lector de estas líneas -al menos los más mayores- al ver el encabezamiento de este escrito habrán recordado una publicación misionera editada en nuestro país a mediados del siglo pasado con este mismo título. 

La revista "¡Ling-ling!”, que quería imitar con su título el sonido de la campana, era una publicación "infantil ilustrada para niños", humilde pero digna, fundada por el misionero franciscano Andreu Berengueres, ordenado sacerdote en China donde permaneció unos quince años y fundador de las Auxiliares Femeninas de las Misiones Franciscanas. La finalidad de esta revista era doble: despertar el interés por las misiones entre los niños y recoger fondos para su obra. 

A pesar de los años transcurridos, recuerdo bastante bien la publicación -en la que colaboré de niño con algunos dibujos- y la cabecera de la revista: una campana que, estirada por cinco chiquillos de todas las razas, un "chinito", un "negrito", un "indito"... anunciaba con su ¡ling, ling! la alegría de llevar el Evangelio a todos los rincones de la tierra. 

Si hoy hablo de esta revista no es, sin embargo, por ningún tipo de añoranza del tiempo pasado sino para poner de manifiesto la importancia que la misión ha tenido y tiene -o debería tener- entre nosotros. 

La Misión es una marca constitucional del cristianismo. Nuestra religión es -fundamentalmente misionera ya que la obligación de difundir el Evangelio la encontramos en la base de nuestra fe: "Id, pues, a todos los pueblos y haced discípulos míos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado" tal como leemos en Mateo 28, 19-20. 

Quizás habría que añadir aquí que el Protestantismo -por motivaciones históricas y teológicas- no se mostrarse muy interesado, en sus orígenes, por la tarea misionera aunque esto cambió, radicalmente, con el "Despertar" del siglo XVIII y la creación de las diferentes Sociedades misioneras que tanto han ayudado a difundir el Evangelio en todo el mundo. 

Hoy, sin embargo, una vez superadas las controversias doctrinales, las misiones deben velar por un ecumenismo sincero alejado de nuestras divisiones eclesiales -bastante incomprensibles en "tierras de misión"- y de nuestro eurocentrismo que, por sus relaciones con el colonialismo, ha dañado el mensaje evangélico. 

El mundo de las misiones ha cambiado mucho en relativamente poco tiempo y la problemática que aparecía en las páginas del "¡Ling-ling!" de mi infancia difícilmente la podemos comparar con los problemas de hoy en día: medio ambiente, terrorismo, migraciones, problemas bioéticos, globalización, evolución de las costumbres, sida, materialismo salvaje, peligro del islamismo... sin olvidar los problemas de siempre: pobreza, violencia, injusticia y tantos otros.

Nuestro mundo es cada vez más complejo, más difícil, y por eso mismo necesita la implicación de todos nosotros: misión en los países lejanos... y misión en nuestro país. 

Hoy necesitamos una misión abierta y acogedora y tal como escribe el teólogo suizo Klauspeter Blaser "debemos tener presente que la misión nos recuerda que la historia es el teatro del combate entre el reino de Dios y el reino del Mal; no el combate de las religiones entre ellas". 

Ciertamente el sentido de las misiones ha cambiado mucho desde los años de santa inocencia en que leíamos el "¡Ling-ling!" con sus historietas de "negritos" y "chinitos" pero, a pesar del carácter un poco "naif" de la revista, la campana de su cabecera continúa llamándonos a la misión hoy con el mismo entusiasmo que lo hacía en los años de mi infancia. 

Comunidad Ecuménica Cristiana Jaume Masvidal




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