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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

lunes, 11 de noviembre de 2013

ECUMENISMO EN "WIKIPEDIA"

ECUMENISMO

Ecumenismo es la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos, es decir, la unidad de las distintas confesiones cristianas «históricas», separadas desde los grandes cismas. Si bien el término «oikoumenē» se utilizó desde los tiempos del Imperio Romano para expresar al mundo como unidad, en la actualidad la palabra «ecumenismo» tiene una significación eminentemente religiosa, y es usada primordialmente para aludir a los movimientos existentes en el seno del cristianismo cuyo propósito consiste en la unificación de las diferentes denominaciones cristianas, separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de práctica.

En cambio, la búsqueda de cooperación entre diferentes religiones (tanto entre las religiones abrahámicas – judaísmo, cristianismo e Islam - como con otras) se llama diáologo interreligiosos. 

En el sentir de numerosas personalidades cristianas del último siglo, el ecumenismo constituye un camino de superación de las divisiones entre los cristianos, en orden al cumplimiento del mandato de Cristo: «[...] que todos sean uno [...]» (Juan 17, 21) 

Entre las muchas personalidades relevantes que tienen o tuvieron influencia en el desarrollo de la conciencia ecuménica se encuentran Robert Gardier, el teólogo Yves Congar, el hermano Roger Schutz - fundador de la Comunidad ecuménica de Taizé -, Chiara Lubich - fundadora del Movimiento de los -, el patriarca Atenágoras I, los papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II y el arzobispo de Canterbury Rowan Williams.

Origen del término «ecumenismo»

El término «ecumenismo» proviene del latín, «oecumenicus» y del griego, «oikoumenikos» y éste a su vez de «oikoumenē», y significa «lugar o tierra poblada como un todo». El término ya era usado en el Imperio Romano para referirse a la totalidad de las tierras conquistadas. Sin embargo, en la literatura de la época romana el término tenía un significado político-imperial que superaba el sentido geográfico: implicaba «el mundo como unidad administrativa, el Imperio Romano».

Uso del término por los historiadores

Los romanos eran llamados "señores del «oikoumenē»" (Plutarco, Tiberius Gracchus 9, 6). Polibio escribió: "todas las partes del mundo habitado («oikoumenē») han venido a estar bajo el dominio de Roma" (Polibio, Historias 3,1,4). De la misma forma lo usó Dion Casio (Historia Romana 37,1,2; 43,14,16; 43,21,2) y Flavio Josefo, entre muchos otros. Flavio Josefo escribió que el rey Agripa dijo: "En el mundo habitable («oikoumenē») todos son romanos" (La guerra de los judíos 2, 388).

Uso del término en los evangelios 

En los evangelios, el término «oikoumenē» es poco utilizado como tal. Por ejemplo, en Lucas 2,1 se señala: "Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo («oikoumenē»)". También, el diablo tienta a Jesús ofreciéndole "todos los reinos de la tierra («oikoumenē»)" (Lucas 4, 5) 

Uso del término en los comienzos de la historia de la Iglesia 

El significado de «oikoumenē» comenzó a tornarse decididamente positivo cuando Constantino I el Grande convocó el primer Concilio ecuménico de cristianos en Nicea, en el año 325, con la participación de obispos de todo el «oikoumenē». Así se creó un vínculo entre el concepto de universalidad de la Iglesia (es decir, sin exclusiones) y el término "ecuménico" («oikoumenē»).

Breve historia del movimiento ecuménico 

Primera etapa (1910-1937) 

El movimiento ecuménico estuvo marcado por diversos hitos. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes:

  • En 1908 Spencer Jones y Paul Watson, dos episcopalianos estadounidenses, lanzaron la Church Unity Octave (Octava por la Unidad de la Iglesia), que tuvo una excelente acogida inicial en el mundo anglicano. Nueve meses después, el pastor Paul Watson se convirtió al catolicismo. La octava se convirtió pronto en un instrumento de apostolado en manos de la jerarquía católica de aquel tiempo, con el fin de bregar por la conversión de los cristianos no católicos al catolicismo cual si se tratara de un mero «retorno» al seno de la Iglesia católica. La Iglesia anglicana dejó de realizar ese octavario y transcurrió más de una década hasta que, en 1921, el mismo Spencer Jones lo sustituyó por la Church Unity Octave Council, con un sentido de búsqueda de la unión entre la Iglesia anglicana y la católica. 
  • En 1910 se realizó la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo, considerada el punto de partida oficial del movimiento ecuménico. En esta Conferencia se creó un Comité de Continuación del que surgiría posteriormente el Consejo Misionero Internacional. Charles Brent propuso la creación del movimiento Fe y Constitución, con Robert Gardiner como secretario, conformando así un Comité de Continuación de esta iniciativa. 
  • En 1914, Robert Gardiner envió una carta de invitación en latín al cardenal Pietro Gasparri. El papa Benedicto XV contestó que se consideraba a sí mismo como la fuente y la causa de la unidad de la Iglesia. 
  • En 1918, el obispo luterano Nathan Söderblom se acercó a numerosos clérigos católicos para invitarles a hablar de la paz.[] Se efectuó una reunión de Uppsala, en el mes de septiembre. Gasparri no se tomó la cuestión como algo serio. 
  • En 1919, una delegación de obispos episcopalianos se acercó a diversas iglesias europeas. Al llegar a Roma, los recibió Benedicto XV, quien les dijo que la única unidad posible se encontraba en su retorno a la Iglesia católica. 
  • Por primera vez Nathan Söderblom, en una carta abierta, sugirió la creación de un Consejo ecuménico de las Iglesias (C.OE.E). 
  • En 1920, tiene lugar la Conferencia «Vida y Acción » del catolicismo práctico. Acuden delegados de la jerarquía ortodoxa. Se creó un Comité de Continuación de la Conferencia Misionera Mundial en Ginebra, para sentar las bases del movimiento Fe y Constitución. 
  • En 1921, se fundó el Consejo Misionero Internacional en Londres: Obispos luteranos suecos y carta del catolicismo práctico. 
  • En 1925 se realiza la Conferencia del catolicismo práctico en Estocolmo. Se produjo un violento ataque del canónigo católico Charles Journet contra el catolicismo práctico en su libro L'unión des églises et le Chatolicsme pratique. Se reunió en Estocolmo el Comité de Continuación de la Conferencia Misionera Mundial para programar la primera Conferencia Mundial de Fe y Constitución. 
  • En 1927, se efectuó la primera Conferencia Mundial de Fe y Constitución en Lausana. 
  • En 1928, el papa Pío XI publicó su encíclica Mortalium Animos, en la que trató con palabras duras las primeras iniciativas del movimiento ecuménico.[] 
  • En 1929, se realizó la primera evaluación seria del trabajo ecuménico por parte de los católicos, con el libro de Max Pribilla s.j.: Um kirchliche Einheit, Stockholm, Lausanne, Rome. 
  • En 1930, Natham Söderblom recibió el Premio Nobel de la Paz.
Segunda etapa ( Desde 1938)

Esta etapa coincidió con la historia del «Consejo Mundial de Iglesias » (CMI). Su estatuto, fijado provisionalmente en Utrech en 1938, a causa de la Segunda Guerra Mundial, no fue adoptado hasta la asamblea de Ámsterdam, en 1948. El consejo se definió, no como una «super Iglesia» o como una «Iglesia mundial», sino como una «comunidad de Iglesias que reconocen a Cristo como Dios y Salvador». Desde su fundación se han establecido 7 asambleas generales: Amsterdam (1948); Evanston (1954); Nueva Delhi (1961); Uppsala (1968); Nairobi (1968); Vancouver (1983) y Canberra (1991).

En cuanto a la Iglesia católica, el papa Juan XXIII produjo un cambio de rumbo con la creación del "Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos", una comisión preparatoria al Concilio Vaticano II que más tarde recibiría el nombre de Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. El 6 de junio de 1960, Juan XXIII designó al cardenal Augustin Bea como primer presidente del recién creado Secretariado. El Secretariado participó en 1961 de la conferencia de Nueva Delhi y fue el responsable de la redacción de diferentes borradores de documentos críticos durante el Concilio Vaticano II, entre ellos el del decreto Unitatis redintegratio sobre el ecumenismo.

Las últimas palabras pronunciadas por Juan XXIII en su lecho de muerte exteriorizaron su compromiso ecuménico:

"Ofrezco mi vida por la Iglesia, por la continuación del Concilio Ecuménico, por la paz en el mundo y por la unión de los cristianos... Mis días en este mundo han llegado a su fin, pero Cristo vive y la Iglesia debe continuar con su tarea. Ut unum sint, ut unum sint"Juan XXIII

La Iglesia católica, a través del Concilio Vaticano II, estableció, entre otros puntos los siguientes:

  1. El ecumenismo debe ser fomentado por los obispos (Decreto Christus Dominus 16).
  2. Los presbíteros no han de olvidar a los hermanos que no gozan de plena comunión eclesiástica con los católicos (Decreto Presbyterorum ordinis 9).
  3. Se ha de cultivar el espíritu ecuménico entre los neófitos (Decreto Ad gentes divinitus 15).
  4. Se exhorta a los católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos, participen diligentemente en la labor ecuménica (Decreto Unitatis redintegratio 4).
  5. Los católicos, en su acción ecuménica, deben, sin duda, preocuparse de los hermanos separados, orando con ellos, tratando con ellos de las cosas de la Iglesia y adelantándose a su encuentro (Decreto Unitatis redintegratio 4).
  6. Es necesario que los católicos reconozcan con gozo y aprecien los bienes verdaderamente cristianos, procedentes del patrimonio común, que se encuentran entre los hermanos separados (Decreto Unitatis redintegratio 4).
  7. La práctica del ecumenismo se ha de basar en:

(a) la renovación de la Iglesia como aumento de la fidelidad hacia su vocación, incluyendo movimientos bíblico y litúrgico, la predicación de la Palabra de Dios, la catequesis, el apostolado seglar, la espiritualidad matrimonial, etc. (Decreto Unitatis redintegratio 6)
(b) la conversión interior (op. cit., 7)
(c) la oración unánime por la unidad (op. cit., 8)
(d) el conocimiento mutuo de las distintas Iglesias, con un mejor conocimiento de la doctrina, de la historia, de la vida espiritual y cultural y de la psicología religiosa de las otras Iglesias (op. cit., 9)
(e) la formación ecumenista (op. cit., 10)
(f) una mejora en cuanto a la profundidad y exactitud en el lenguaje con que se expresa la doctrina de la fe (op. cit., 11), entre otros puntos.

El nuevo rumbo se profundizó con el papa Pablo VI. En Chile, esta práctica fue conocida desde 1970, cuando el Cardenal Raúl Silva Henríquez aceptó una proposición del Presidente de la República, Salvador Allende para celebrar una Oración Ecuménica, tanto al asumir un Nuevo Gobierno por Chile y se le diera al año siguiente el Carácter Ecuménico al Tedeum que se celebra cada 18 de septiembre.

El 25 de mayo de 1995, Juan Pablo II publicó la carta encíclica Ut unun sint (del latín: Que sean uno), en la cual se instó a la unión de las iglesias cristianas mediante la fraternidad y la solidaridad al servicio de la humanidad. Ya el 10 de noviembre de 1994, en su carta apostólica Tertio Millennio Adveniente dirigida al episcopado, al clero y a los fieles con motivo de la preparación del jubileo del año 2000, Juan Pablo II instó a analizar el curso de los últimos diez siglos y señaló la falta de unidad de los cristianos entre «los pecados que exigen mayor compromiso de penitencia y de conversión», al tiempo que lo calificaba como «un problema crucial para el testimonio evangélico en el mundo».

El 30 de mayo de 2004 se fundó la comunidad religioso-ecuménica de los Misioneros y Misioneras del Amor Sacramentado, con un carisma basado en la creación de proyectos sociales que promueven el amor y el servicio. Así, se cuenta entre las visiones nuevas del ecumenismo, dedicada a la atención de diversas obras solidarias en la comunidad, a las que se suman la presencia de oratorios que invitan a todos a la oración universal y no el debate religioso.
Recientemente algunas congregaciones de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) han explorado las afiliaciones multi-denominales. Por ejemplo, New Spirit Community Church en Bekeley, California fue una extensión de ICM San Francisco y en adición a ICM, se afilió con la Iglesia Unida de Cristo y esta al cuidado de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo.


El ecumenismo, hoy 

Un panorama general, basado en las apreciaciones de René Berthier, permite señalar los puntos siguientes referidos al estado de situación del ecumenismo hoy. 

1.- La cuestión del bautismo quedó definitivamente resuelta: todos los cristianos, sean católicos, ortodoxos, anglicanos o protestantes, reconocen el valor del bautismo administrado por las demás Iglesias que no sean la suya propia. Si un cristiano desea pasar a pertenecer a otra de estas confesiones cristianas, no requiere ser «bautizado de nuevo». 

2.- De igual forma, se produjeron avances en el reconocimiento de la validez de los matrimonios celebrados entre contrayentes de distintos credos cristianos. Un católico que quisiera contraer matrimonio con una persona cristiana no católica solo debe cumplimentar ciertos requisitos que no afectan su concepción del sacramento. 

3.- La participación en la eucaristía por partes de cristianos miembros de Iglesias diferentes de la católica es deseada y pedida por muchos como signo que preludie la esperada unidad final. Si bien la práctica no fue autorizada todavía por las Iglesias cristianas, algunos teólogos han descubierto zonas de acuerdo doctrinal entre la «fracción del pan» y la eucaristía como presencia real de Cristo. Algunos hechos, como la homilía del primado de la Comunión Anglicana Rowan Williams en la Eucaristía Internacional en el Santuario de Lourdes, junto con las medidas que siguieron, son considerados altamente positivos en orden al ecumenismo. 

4.- También progresan, aunque sin dudas con dificultades, las investigaciones teológicas emprendidas en común sobre los problemas de la autoridad papal y de la llamada inhabilidad pontificia. En particular, las Iglesias católica, ortodoxa y la Comunión Anglicana se sienten menos alejadas entre sí a nivel doctrinal. 

5.- Sobre problemas de índole moral, como los del divorcio o del aborto, las divergencias no son tan extremas como para excluir un posible acuerdo. En cuanto a problemas de formulación más moderna, como los de la justicia social, la vida internacional y las libertades cívicas (entre ellas, la libertad de culto, la libertad de enseñanza, la libertad de expresión, etc.), los puntos de vista son similares hasta el extremo de que las distintas Iglesias han llegado a pronunciarse a través de declaraciones comunes. 

6.- Finalmente, las relaciones entabladas a nivel jerárquico son muy buenas, impensables un siglo atrás. El «Consejo Mundial de Iglesias », que representa al conjunto de Iglesias de la Comunión Anglicana, protestantes y ortodoxas, goza de un alto prestigio moral. La Iglesia católica no es miembro del Consejo, pero ha participado de algunas comisiones, como la de «Fe y Constitución». No se excluye que en el futuro se integre en el Consejo como miembro de pleno derecho. 

7.- Parecería que la unidad entre las distintas confesiones cristianas fuese una idea más afín entre los cristianos jóvenes, a quienes el sentido de la vida, la promoción de la sociedad, el significado de la figura de Jesucristo y la ayuda solidaria en común les importan mayormente. Quizá sea por eso que los jóvenes sigan sintiéndose tan atraídos por experiencias como la que presenta la ecuménica Comunidad de taizé, o más nuevas como la comunidad religiosa-ecuménica de los Misioneros y misioneras del Amor Sacramentado, o la comunidad ecuménica Chemin Neuf.


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