por Joel Barrios, pastor adventista
Si realmente creemos que Cristo viene, entonces el adventismo no es una organización o una institución, es un movimiento. Ser adventista no significa ser miembro de una iglesia que lleva ese nombre. Ser adventista tiene que ver con una actitud de corazón y no con una experiencia legal o administrativa. Ser adventista implica desear de todo corazón encontrarnos personalmente con Aquel que dio su vida por nosotros y que prometió volver a buscar a todos aquellos que lo aman.
Todos los cristianos celebramos la navidad. Pero hay un grupo de cristianos que no se queda allí, le gusta celebrar por anticipado el reencuentro con Aquel que nació en un pesebre. El adventismo no se ancla en el pasado, es allí que se motiva para la preparación del evento más emocionante de la historia: la segunda venida de Cristo. Esa fue la experiencia de los apóstoles y debiera ser la nuestra. Ellos no solo predicaban que Cristo volvería en el contexto del Calvario, sino que vivían para ello y hasta aceptaron el martirio por la certeza que tenían acerca de la realidad del reino venidero.
No nos confundamos, la segunda venida de Cristo no es una “creencia” del cristianismo, es una “certeza”. Ella afecta nuestro presente con la seguridad de que tendremos un encuentro futuro con la Persona con quien hoy mantenemos una relación por la fe. El adventismo que es movimiento, nuclea a todos los miembros de iglesia, cualquiera sea su denominación eclesiástica, que viven para preparar camino para la segunda venida de Cristo. Por eso puede haber adventistas católicos y protestantes, adventistas bautistas y metodistas, adventistas pentecostales y evangélicos, adventistas adventistas del séptimo día y adventistas adventistas de la reforma que su principal deseo no es hacer un reino aquí en la tierra, sino que viven en esta tierra preparando y anticipando el reino eterno.
La experiencia de vivir en la inminencia de la venida de Cristo es lo que hace que la iglesia se mantenga en movimiento. Cuando perdemos esa experiencia entonces echamos un ancla que no nos permite avanzar. Ese ancla se llama INSTITUCIONALISMO.
¿Qué es el institucionalismo? La iglesia crea instituciones para ser más eficaz en su misión, pero cuando las instituciones llegan a ser un fin en sí mismas, arraigan a la iglesia a esta tierra haciendo que se consideren a las estructuras por sobre las personas, se pone a la iglesia por sobre Cristo, la tradición por sobre la Palabra viva, la transformación social por sobre la transformación personal, los dogmas doctrinales por sobre el diálogo y la investigación sincera, el establecimiento de un reino material presente por sobre la preparación del camino para el reino de Cristo. Es por eso que cualquier movimiento cristiano, no importa cuál sea su nombre o sus creencias, está constantemente amenazado con esta plaga fosilizante que termina haciendo de la iglesia un simple producto más de la cultura posponiendo de esa manera la entrada a Canaán.
Si un novio le propone casamiento a su novia y ella duda, no responde, da vueltas y pone excusas, su actitud evidencia que ella todavía no está segura de comprometerse y que hay otras cosas que considera más importantes que casarse. En realidad el problema no es con el casamiento, sino el problema está relacionado con lo que siente por su novio. Cuando no vivimos para encontrarnos con Cristo en su segunda venida, no tenemos un problema con el acontecimiento, tenemos un problema con el Novio.
La Biblia nos dice que las bodas del Cordero ya están preparadas. Eso quiere decir que si somos la novia no podemos vivir para el noviazgo, debemos vivir para la boda. Debemos preparar el vestido, mandar las invitaciones y anticipar el tiempo de tal manera que llegado el momento de la boda estemos listos junto a la gente que amamos. Esa gente debiera ser el mundo.
¿Cuál es mi propuesta? Comenzar un nuevo ecumenismo. Hacer un llamado a las personas sinceras de todas las iglesias cristianas que estén dispuestas a vivir para preparar camino para la segunda venida de Cristo. Si nos unimos, entonces se formará un movimiento orgánico que nadie podrá parar. ¿Debemos dejar nuestras iglesias para formar parte de este movimiento? ¡No! Si ese sería el énfasis entonces dejaríamos de ser movimiento. Tú y yo debemos tratar de contagiar a nuestros amigos allí donde estamos. La verdadera iglesia de Cristo es levadura.
¿Sobre qué bases se levantará este movimiento? Lo que voy a escribir ahora es muy importante.
Las bases sobre las cuales nos uniríamos en este movimiento son tres: una misional, otra filosófica y la otra práctica.
La misional: vivir para preparar camino para la segunda venida de Cristo siguiendo el plan que presentó Jesús: primero Jerusalén, después Judea, luego Samaria y si seguimos esa dinámica llegaremos hasta lo último de la tierra.
La filosófica será la base que nos librará del institucionalismo. Esta sería la premisa: “Si la Palabra de Dios se contradice con la institución eclesiástica, estar dispuesto a seguir a la Palabra de Dios.” LA BIBLIA POR SOBRE LA INSTITUCION. ¿Por qué? Porque eso fue lo que enseñó e hizo Jesucristo. Si somos sinceros y buscamos descubrir el mensaje de Jesús en oración a través de la Biblia se cumplirá en nosotros la promesa: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13)
La práctica será vivir para glorificar a Jesús en todo lo que hagamos levantando el mensaje del evangelio que nos hará conscientes de que no tenemos nada para dar. Si algo bueno saliera de nosotros, que seguramente sucederá, no vendrá de nosotros, vendrá de él. NO HAY LUGAR PARA EL ORGULLO. No haremos cosas por él, sino que él hará su obra a través de nosotros. No lo serviremos, sino que estaremos dispuestos a que él se sirva de nosotros. No le pediremos que apruebe nuestra agenda sino que estaremos dispuestos a entrar en la suya.
¿Estás dispuesto/a a formar parte de este movimiento? Si es así comparte esta publicación con tus amigos. Si sabes otros idiomas que el que estás leyendo, traduce esta publicación y compártela en las redes sociales. Si es que quieres ser parte de este movimiento pregúntale directamente a Jesús qué es lo que debes hacer y pídele que te abra las puertas para hacer misión allí donde estás. Él es el líder, él está interesado en la salvación de todos, nosotros seremos solamente sus instrumentos en el lugar donde
estemos.
Que Dios nos una a todos los sinceros de corazón en un movimiento final,
Joel Barrios.
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