Meditación personal del Evangelio de San Lucas, 4, 16 – 21
por José Gabriel Sarmiento
Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimido y proclamar un año de gracia del Señor.
Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» (Lucas 4, 16-21)
Es un texto conocido, donde Jesús vuelve a su pueblo y entra como de costumbre al templo. El cual me hizo reflexionar sobre mi bautismo y sacerdocio ministerial. Pensé en mi pueblo, de donde soy, en rostros concretos de personas.
Título esta meditación:
Señor: ¿Por qué te has fijado en mí, que soy un pecador? (y te sigues fijando)
“El Espíritu del Señor esta sobre mi porque me ha consagrado por la unción…”
Descubro que soy ungido, que el Espíritu del Señor esta sobre mí. Que maravilloso es ser parte, ser familia de los ungidos del Señor. He sido ungido en el Bautismo, en la Confirmación, con los óleos y la oración; he sido ungido nuevamente para mi Ordenación Sacerdotal, en mis manos, heridas y llenas de miseria, heridas y llenas de amor, para consagrar el Santo Cuerpo y Sangre del Señor.
Miro mis manos, y me llena de orgullo porque están para hacer presentes a Jesús; también me llena de tristeza saber que estas son manos de un pecador, que necesita mucho más del AMOR de DIOS.
Algunos son ungidos por su salud, esto nos consagra totalmente al Señor.
¡Bendito sea el Señor, porque nos consagra totalmente a el!
“Él me envió…”
Ser enviado es algo sumamente hermoso como es la unción – consagración recibida. En esta misma unción – consagración que por la cual fui enviado, me hace pensar en lo que contiene esta palabra; “Él me envió…”
1- Soy enviado por alguien. Imposible enviarse solo. El enviado es sostenido en todo aspecto por el que lo envía. Soy enviado por el Padre, con Jesús en el Espíritu Santo. Totalmente sostenido por el AMOR de DIOS.
2- El que me envía tiene puesta su confianza en mi; eso me interpela y me invita a que tenga puesta mi confianza y seguridad también en El. Para realizar lo que El me pida debo confiar en su capacitación, - y que tengo la capacidad porque confío en El Padre, en su AMOR.
3- Es personal y comunitario a la vez. Ser discípulo misionero son las dos caras de una misma moneda. Es personal porque me envía a mi; es comunitario porque debo compartir con otros enviados por El, de la misma manera que yo.
Meditando llego a mi corazón esta pregunta: ¿y a que me envía?
“…llevar la Buena Noticia a los pobres…”
Llevar, compartir la alegría del Evangelio con los pobres, los necesitados, los alejados…especialmente estar atento para llevar la Buena Noticia a los que más la busquen, la necesiten, la esperan.
Llevar, como ser enviado, implica salir, moverse, caminar…implica una acción concreta. Sabiendo que soy capacitado, sostenido, contenido por El, que me envía. (No en mis propias fuerzas)
“…anunciar la liberación a los cautivos, devolver la vista a los ciegos, a dar libertad a los oprimidos…”
Anunciar, una palabra que encierra mucho, mucho contenido.
La Buena Noticia no solo debe ser llevada, sino que tiene que ser anunciada, contada, mostrada para la liberación, especialmente a los que están cautivos, esclavos, oprimidos y ciegos en sus vidas, sea por cualquier motivo. Siempre confiando en al AMOR de DIOS, que es quien envía, es quien en realidad va ha realizar la liberación. Solo soy el que lleva y anuncia.
“…proclamar un año de gracia del Señor”
Llevar, anunciar y proclamar: palabras que me invitan a acciones concretas.
Debo proclamar, elevar el clamor, el grito, la voz, que hay un tiempo de gracia del Señor, y que es hoy.
Dios esta vivo. Esta presente en medio nuestro.
En su AMOR, me envía a llevar, a anunciar, proclamar la Buena Noticia a los pobres para que sean liberados de todo mal, lleno del Espíritu Santo, vivir y guiar a otros a que vivan en Dios.
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