Publicamos esta crónica de Inmaculada González Presidenta de la Asociación Ecuménica Internacional sobre la cena interreligiosa que tuvo lugar con cristianos, musulmanes, turcos y judíos sobre el tema de los emigrantes y refugiados. La reflexión de José Luis Pinilla hecha desde claves compartidas por todos, es muy interesante. Para la autora de esta crónica "fue una experiencia que puede ir abriendo camino en orden a ir uniendo nuestras voces ante el grave problema de las migraciones y refugiados que está sangrando a la humanidad".
Cena de Navidad & Janucá
Arco Foro – Casa Turca – Foro Abraham
Madrid 17.12.2015
En la noche del jueves 17 de diciembre, Arco Forum y Foro Abraham en colaboración con Casa Turca, como en otros años, organizaron su cena de Navidad. Este año, la celebración coincidía por primera vez con la celebración de Janucá, por lo que vieron oportuno unir en una cena conjunta ambas festividades [1].
Seis meses después de la celebración de la cena del Ramadán, esta cena de Navidad, de carácter interreligioso, volvió a reunir en torno a una misma mesa a personalidades de diferentes instituciones y diversas tradiciones religiosas.
El evento tuvo lugar en las vísperas de la celebración del Día Internacional del Migrante. Por ello, el comité convocante vio oportuno organizar la cena en torno al tema de las migraciones, de modo que los asistentes pudieran reflexionar y compartir sus inquietudes sobre esta cuestión desde las distintas realidades que representaban.
Al comenzar el encuentro, D.Temirkhon Temirzoda Naziri, en nombre de Casa Turca [2] y Arco Forum [3] fue el encargado de dirigir unas palabras de saludo y bienvenida a los asistentes agradeciendo su presencia en el acto. A continuación, cedió la palabra a D. Marcel Israel, quien explicó a los invitados la actividad desempeñada por Foro Abraham [4]. Finalmente, antes de comenzar la cena, el Director de la Comisión Episcopal de Migraciones de la CEE, D. José Luis Pinilla Martín, hizo una breve presentación, desde la perspectiva de la Iglesia católica romana, de la situación actual de los refugiados y emigrantes, e invitó a los asistentes a reflexionar sobre el tema durante la cena.
D. José Luis Pinilla comenzó diciendo que lo que deseaba en este encuentro era poder compartir cómo está trabajando la Iglesia católica en esta crisis humanitaria que está generando la realidad doliente de la emigración. Una realidad, dijo, de cuya gravedad no hemos tomado conciencia verdaderamente hasta que no hemos visto en los periódicos la foto de un niño pequeño muerto en la playa. Esta imagen nos ha hecho tomar conciencia de una realidad que ya estaba presente en Europa desde hacía tiempo, y que, al tocar el corazón del centro de Europa, la Europa más rica, ha evidenciado la situación de un colectivo de personas que, en palabras del papa Francisco, es un “colectivo descartado”, ante el cual, Europa se está comportando de una manera vergonzosa. El Mediterráneo, que debería ser un puente para ellos, se ha convertido, para nuestra vergüenza, en un gran cementerio. Muchas vidas humanas que aspiraban a alcanzar mayores cotas de libertad, de humanidad y de progreso, han arriesgado el futuro, y han muerto en él. Muchas vidas, por desgracia, para nosotros anónimas, pero estamos convencidos de que sus nombres están en el corazón de Dios, que no los olvida. Del Dios, bajo la forma o concepto que cualquier persona religiosa pueda tener. Dios sí sabe sus nombres, conoce sus historias, y las acoge ciertamente en su corazón.
La labor de la Comisión Episcopal de Emigraciones, dijo José Luis, atiende a todos los colectivos de la movilidad humana: gitanos, emigración que llega, emigración española que sale al exterior, menores en riesgo, gente sin techo, en la calle… Este fenómeno de movilidad humana está marcando esta época, y configurando la realidad de nuestro mundo de manera trágica.
Ante la migración humana, hay que tener una doble mirada. Esto es lo que quiere promocionar la Iglesia católica romana en diálogo interreligioso con todas las instituciones y asociaciones que atienden a los desfavorecidos por esta causa.
La palabra “emigrante” la asociamos inmediatamente a la realidad de los excluidos, es decir, a un colectivo de personas que, por muchas causas, se encuentran entre los pobres y “excluidos”. Quiero afirmar con rotundidad que la crisis, en España, no la han provocado los emigrantes; ellos son sus víctimas. Esa mirada que los ve como excluidos, es una mirada que conmueve todo corazón humano que tenga un mínimo de sensibilidad, y, por supuesto, interesa a la Iglesia, a toda la Iglesia peregrina que camina en España.
Hay otro aspecto de la realidad que debemos tener en cuenta, y que, a veces, queda oculto por esta primera percepción. Es la mirada del enriquecimiento que supone para cualquier sociedad, cualquier cultura, cualquier ámbito de convivencia humana, el hecho de que estas personas puedan aportar lo mejor de sí mismas, y que, en diálogo con el otro, puedan construir un mundo de convivencia en paz desde un enriquecimiento compartido. Es muy importante respetar esta mirada de la emigración desde la clave de lo que nos aporta, desde lo que nos enriquece, sobre todo, cuando, al conversar con otros sobre la emigración, solo oímos hablar de ellos como gente de segunda o tercera categoría, o lo que es peor, asociándolos a determinados fenómenos, como es el terrorismo, que no se puede identificar de ninguna manera con los refugiados y los inmigrantes.
La Iglesia católica romana quiere mantener esta doble mirada: por un lado, ver al emigrante como alguien empobrecido y excluido por las causas que sean, y, por otro, como alguien enriquecedor para una sociedad, una cultura, una Iglesia y una convivencia compartida. La realidad de la inmigración es un fenómeno que nos interpela a todos, y es un fenómeno que, a la vez, nos enriquece. Es una oportunidad que no podemos desaprovechar.
Quisiera hacer otra afirmación rotunda, dijo José Luis, sobre un eje transversal en el cual la Iglesia católica quiere también trabajar. Es la afirmación, arrancada de la doctrina social de la Iglesia, de que, independientemente de todos los derechos de cualquier persona emigrante, hay un doble derecho: Primero, el derecho a emigrar. A nadie se le puede impedir soñar con la posibilidad de un mundo mejor, con construir proyectos vitales si en su tierra o en el lugar en que vive no puede conseguirlo; a nadie se le puede impedir buscar el pan para sus hijos en otro lugar en que la esperanza ilumine sus noches. A nadie se le puede negar el derecho a emigrar. Pero, al mismo tiempo, toda persona tiene derecho a no emigrar, es decir, a que la salida de su país, de su lugar geográfico, no sea forzada, violentada por causas graves que le obliguen a abandonar el contexto en el que está construyendo su propia vida. Este es uno de los principios que configuran las acciones del trabajo en origen, en tránsito y en destino. Esta es la propuesta que hacemos: trabajar en origen, en tránsito y en destino.
Con esta propuesta, desde el punto de vista social, político y económico, está todo el mundo de acuerdo. Nadie cuestiona que el fenómeno de las crisis humanitarias, emigración y refugio, se solventaría si realmente hubiera una concertación de esfuerzos para el desarrollo en los países de origen de los que proceden nuestros hermanos emigrantes. Todos afirman que esta es la solución, pero la triste verdad es que una cosa son los pronunciamientos, y otra, los medios que se está dispuesto a poner para hacerla realidad.
Para nuestra desgracia, en Europa, prima más una política defensiva y de seguridad que una política de codesarrollo, de desenvolvimiento (develloppement) para aquellos países en los que su gente desea no emigrar.
José Luis concluyó diciendo que, a partir de la panorámica que había expuesto sobre la situación actual de la migración, desde claves compartidas por todos los asistentes, era importante lograr aunar esfuerzos para que entre todos, ante la tragedia de tantos hermanos nuestros, podamos provocar una cooperación interreligiosa, interconfesional e intercultural.
José Luis expuso también una iniciativa intereclesial, llevada a cabo en la Iglesia católica, encaminada a conseguir una voz común ante el fenómeno de la emigración. Voz común, dijo, que desearíamos hacer extensiva en una red interconfesional e interreligiosa. Para ello, nosotros estamos trabajando desde dos claves: la hospitalidad y la dignidad y derechos del emigrante frente al rechazo por razones económicas, psicológicas o legales, y frente a la detención ante las múltiples fronteras con concertinas, vallas o fronteras personales y ambientales.
Frente a todo esto, la respuesta inspirada en las palabras de Jesucristo es ciertamente: ¡Ten hospitalidad! Es nuestro deseo profundo hacer realidad lo que Jesucristo dijo y vivió: “Cada vez que atendisteis a un extranjero, a mí me atendisteis”. La tradición religiosa en que él vivía tenía, ciertamente, unos componentes de hospitalidad imprescindibles, que él supo recoger, y ofreció a todos sus seguidores.
Hospitalidad, dignidad y derechos. Ofrecemos estas claves como marco común de trabajo para hacer realidad lo que yo oí en una ocasión, en el norte de Marruecos, visitando a las comunidades de emigrantes que esperaban poder saltar la valla en Ceuta y Melilla… Monseñor Santiago Agrelo, obispo de Tanger, me dijo: José Luis, hay que acostumbrarse a que ante la realidad de las migraciones, cuando hay miradas que ven un enemigo, o un ciudadano, o un número, o un emigrante, tú y yo sabemos que estamos delante de un hermano.
Finalizada la exposición de D. José Luis Pinilla, se originó un debate muy interesante con las diversas opiniones de los asistentes a la cena, entre los que había representantes de las Iglesias católica romana, ortodoxa y protestante, personas de la tradición judía y musulmana, y miembros de organizaciones y fundaciones que trabajan con inmigrantes.
Durante la cena, reinó un ambiente cercano y amistoso. El encuentro finalizó con un magnífico recital de ney del gran maestro Hamza Castro.
Al finalizar el acto, los asistentes expresaron su agradecimiento a la organización por la invitación y por el significado que había tenido para ellos el evento. Lo calificaron de gesto generoso y valiente que había permitido reflexionar sobre un tema de suma transcendencia mundial como es, en este momento, el tema de la emigración, y dialogar sobre él con libertad y respeto desde diferentes puntos de vista, sensibilidades y realidades.
D. Temirkhon Temirzoda Naziri, en nombre de las entidades organizativas, agradeció la asistencia a los invitados utilizando un dicho turco: “Hemos hablado dulce y terminamos dulce” refiriéndose al espléndido recital que acabábamos de escuchar. Esperamos, dijo, podernos volver a encontrar en otra celebración en el espíritu fraternal que hemos compartido en este encuentro. Los responsables y cuantos han contribuido a la organización del evento les deseamos a todos unas felices fiestas y todo lo mejor para el Año Nuevo 2016.
Inmaculada González
Presidenta de la Asociación Ecuménica Internacional
[1] http://casaturca.org/cena-de-navidad-y-januca-2015/
[3] Arco Forum es un espacio de conocimiento y comunicación generado para contribuir a erradicar los estereotipos y prejuicios, organizando actividades académicas, simposios, conferencias y talleres como también reuniones entre comunidades, y viajes de intercambio cultural para favorecer los puentes para construir una paz estable.
[4] Foro Abraham. El Foro Abraham para el Diálogo Interreligioso e Intercultural es una asociación sin ánimo de lucro con sede en España. A través de actividades culturales y educativas queremos contribuir al conocimiento mutuo de personas de diferente credo religioso.
El Foro Abraham pretende crear un espacio para el diálogo desde un enfoque socio-cultural, apolítico y aconfesional, con un absoluto respeto por las creencias de sus miembros y de los/las participantes en sus actividades.
Para ello, organizamos actividades de carácter social y cultural, fomentamos la investigación en el campo del diálogo interreligioso e intercultural, y la cooperación entre instituciones académicas y de la sociedad civil en España y en el mundo.
Cooperamos con entidades nacionales e internacionales, y actividades de fomento, desarrollo, organización y/o patrocinio de actividades artísticas y culturales, y formación del voluntariado.
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