Transcribimos la carta que hemos recibido desde Argentina en nuestro correo electrónico, otro cauce de participación en este blog:
Hola hermanas/os.
¿Cómo están? Yo aquí... tratando de que pensemos juntos acerca del Jesús que conocemos y vivimos. Los invito a leer varias veces –y si es posible en diferentes traducciones bíblicas- el pasaje de Lucas 7.36-50. Tómense ese tiempo... va a ser productivo: el Dios de Jesucristo, Dios de la gracia, quiere mostrarles algo propio de su esencia.
Tres personajes en la historia.
Dos de ellos –el fariseo y la mujer pecadora- separados por un evidente abismo de honor, género, posición religiosa y status social. Jesús, en el medio de ellos: acepta, valora y legitima la actitud de la mujer; acepta, expone y cuestiona la actitud del fariseo.
¿En qué yerra tanto el fariseo? ¿En qué acierta tanto la mujer? En que el fariseo se acerca a Jesús desde su supuesto merecimiento mientras la mujer lo hace desde su más desvalida vulnerabilidad.
¿Y por qué esto es un acierto? Porque sólo desde la humildad –una adecuada valoración de uno mismo- uno puede encontrarse con el Dios que se hace gracia en Jesucristo. El merecimiento propio bloquea esta experiencia liberadora y transformadora.
Pero... cuando uno se encuentra con el Dios de la gracia ¿desde dónde puede responderle?
¿Qué ofrecerle ante semejante actitud de gratuidad y misericordia? ¿Cómo proponerle algo? Al Dios que se hace gracia en Jesucristo sólo es posible responderle desde el amor.
Y esto es lo que hace la mujer: se acerca a Jesús tal cual es, se da cuenta de que no merece su aceptación y perdón, y responde desde al amor.
Y acierta.
Mucho se le ha perdonado. Mucho ama.
Abundante es la gracia de Dios para con ella. Mucho ama.
No hay fe en el Dios de Jesucristo si uno no pasa por esta experiencia radicalmente transformadora.
¿Cómo es tu vivencia al respecto? En tu vida de fe ¿saboreás y disfrutás esa gracia como un regalo impresionantemente inmerecido y a la vez liberador?
El encuentro y reencuentro saludable con el Dios que se hace gracia en Jesucristo ¿te está transformando en un ser cada vez más parecido a él?
Y en nuestras comunidades de fe ¿cómo es le Dios que vivenciamos? ¿Es posible ver reflejadas en nuestras actitudes al Dios que se hace gracia, misericordia, perdón y amor en Jesucristo?Oro con ustedes para que así sea.
Wilfredo Weigandt
(Miembro de la Iglesia Evangélica Metodista en Cerro de las Rosas, Córdoba)
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