Obispo Jung: “Nos comprometemos a prestar apoyo y colaboración a los esfuerzos no violentos para acabar con todas las guerras”
En un emotivo culto celebrado el 8 de julio en la Iglesia Betania de Leipzig (Alemania), un pastor de Corea del Norte y un pastor de Corea del Sur presidieron conjuntamente la sagrada comunión, poniendo fin a una reunión que subrayó la necesidad de formular respuestas ecuménicas urgentes ante la peligrosa escalada de las tensiones en la península de Corea.
El obispo Hee-Soo Jung, de la Iglesia Metodista Unida en los Estados Unidos, pronunció un sermón en el que observó que no podemos seguir viviendo como si las vidas de los demás no fueran de nuestra incumbencia.
“Nosotros, que seguimos a Jesús, estamos conectados porque Dios nos ha reunido”, dijo el obispo Jung, que también es presidente de la Junta General de Ministerios Globales. “Estamos conectados a Dios, a Jesús y los unos con los otros. Nuestras vidas están conectadas, nos guste o no”.
Con las palabras de Jung se clausuró oficialmente una reunión del Foro Ecuménico para la Paz, la Reunificación y la Cooperación al Desarrollo en la Península de Corea (abreviado Foro Ecuménico para Corea, FEC), celebrada en Leipzig (Alemania) el 7 y el 8 de julio. Treinta y dos representantes de iglesias y organizaciones afines de la República Popular Democrática de Corea, la República de Corea y siete otros países participaron en la reunión auspiciada por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI).
El FEC, convocado y moderado por el CMI, fue inaugurado en 2006 como una red de iglesias, consejos nacionales de iglesias, organizaciones misioneras y organismos de desarrollo relacionados con las iglesias.
Hacerse uno con Cristo empieza con nuestra propia práctica y con la aceptación incondicional de los demás, abrazándolos como si fueran nuestros parientes más cercanos, explicó Jung. “Este acto mutuo de aceptación sería amor, la entrada al reino de Dios. Amarlos tal como son. Alegrarnos de esta relación de amor en la casa de Dios”.
La invitación al amor es hacer que la vida de una persona se convierta en la búsqueda de un tesoro para encontrar todo lo que se puede amar en la vida de esa persona, observó. “Es una búsqueda que tiene por objeto descubrir lo que está detrás, debajo de los detalles desagradables”.
Jung y otros participantes en la reunión se comprometieron a irse con la determinación de trabajar juntos por la paz y la unidad.
“Creemos que las guerras y el militarismo hacen que estemos menos seguros en vez de protegernos, que destruyen, hieren y traumatizan a los adultos, los niños y los recién nacidos, causan graves daños al medio ambiente, erosionan las libertades civiles, y desangran nuestras economías, drenando los recursos de las actividades que afirman la vida”, explicó. “Nos comprometemos a prestar apoyo y colaboración a los esfuerzos no violentos para acabar con todas las guerras y preparativos bélicos, y crear una paz justa y sostenible”.
Promesas de todas las familias de iglesias y todos los países para asentar la paz en la península de Corea
Photo: Marianne Ejdersten/WCC
Al término de un foro para la paz en la península de Corea convocado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), los participantes, venidos de todo el mundo en representación de muchas iglesias, se comprometieron a trabajar juntos para acompañar a los cristianos de Corea del Norte y del Sur en sus esfuerzos por la paz, la reconciliación y el desarrollo.
El Foro Ecuménico para la Paz, la Reunificación y la Cooperación al Desarrollo en la Península de Corea (abreviado Foro Ecuménico para Corea, FEC) se reunió en Leipzig (Alemania) el 7 y el 8 de julio en un momento de gran intensificación de las tensiones en la región. Por su parte, los participantes en el FEC reafirmaron tanto sus esperanzas como su determinación a favor de una resolución pacífica del conflicto.
En sus declaraciones, los participantes, de Mimi Han, representante de la YWCA en la República de Corea, que pidió un “espacio más seguro e inclusivo para los jóvenes y las mujeres en las instancias decisorias”, a Steve Pearce, coordinador de la colaboración con Asia de la Iglesia Metodista en Gran Bretaña, que reclamó “acciones concretas de paz por parte de la comunidad internacional”, expresaron la firme convicción de que las iglesias tienen un papel que desempeñar en la construcción de la paz.
“De esta reunión se desprende que como iglesias tenemos la responsabilidad de hablar de esta necesidad cada vez que se nos presente la oportunidad y de contribuir a la creación de una nueva y adecuada comprensión de la realidad actual”, dijo Pearce. “Habiendo escuchado el dolor de mis hermanos y hermanas tanto en el Norte como en el Sur, sin duda alguna, me comprometo a obrar en este sentido”.
Christine Elliott, directora de los programas eclesiales mundiales de Iglesias Unidas en Gran Bretaña e Irlanda (CTBI, por sus siglas en inglés), observó que “en estos tiempos de intensificación de las tensiones en torno a la península de Corea, es esencial que nos opongamos a la retórica del miedo y promovamos la confianza en el poder de la reconciliación y el amor a fin de construir una paz duradera en la región”.
La situación actual exige medidas inmediatas
Treinta y dos representantes de iglesias y organizaciones afines de Corea del Norte, Corea del Sur y siete otros países participaron en la reunión auspiciada por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR).
El FEC se creó en 2006 como una red de iglesias, consejos nacionales de iglesias, organizaciones misioneras y organismos de desarrollo relacionados con las iglesias, en cooperación con el CMI, la Conferencia Cristiana de Asia y otros organismos ecuménicos, y es convocado y moderado por el CMI.
La CMIR y otras muchas iglesias mantienen desde hace mucho tiempo un compromiso con la península de Corea. En su recién concluida Asamblea General celebrada en Leipzig, la CMIR expresó su compromiso en una resolución titulada “Proceso de Acompañamiento Ecuménico para la Sanación, la Reconciliación y la Reunificación Pacífica de la Península de Corea”.
El Rev. Dr. Chris Ferguson, secretario general de la CMIR, dijo: “Apreciamos el acompañamiento ecuménico de larga data brindado a la relación, el diálogo y el intercambio entre los cristianos de Corea del Norte y del Sur como un recurso escaso –y ahora posiblemente único– para la paz en la región”.
Se prevé que la próxima reunión del FEC tenga lugar en Ginebra en junio de 2018, en el marco de la celebración del 70 aniversario del CMI.
Plan de defensa y promoción
En la reunión del FEC en Leipzig, los participantes perfilaron los elementos de un plan de defensa y promoción que esperan que ayude a promover la visión de una paz justa, duradera y sostenible en la península de Corea. “El plan aborda el anhelo colectivo del pueblo coreano de lograr una seguridad verdadera y una paz justa, en el norte y el sur de la península”, indicó el Rev. Dr. Liberato Bautista, copresidente del Foro Asia-Pacífico de Directivos Eclesiales Norteamericanos y subsecretario general para las Naciones Unidas y Asuntos Internacionales de la Junta General Iglesia y Sociedad de la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos.
“Este plan es un llamamiento a proporcionar plataformas y espacios donde se pueda escuchar con fuerza y de manera urgente la voz del pueblo coreano y sus dificultades. Los dirigentes políticos y religiosos del mundo deben escuchar nuestra voz colectiva a favor de la distensión inmediata en la región a fin de abrir paso a la creación de un clima de confianza, algo crucial para la construcción de una paz duradera”.
En Alemania, la Iglesia Evangélica (EKD) y Pan para el Mundo participan en conversaciones con el Gobierno sobre las repercusiones del régimen actual de sanciones en la prestación de ayuda humanitaria en las situaciones de desastre.
“La campaña a favor de un tratado de paz cuenta con el apoyo de los organismos misioneros y grupos de colaboración en las iglesias que tienen relaciones con las iglesias en Corea”, explicó la Rev. Claudia Ostarek, secretaria ejecutiva de EKD para Asia Oriental, Australia y América del Norte. “La Iglesia Evangélica de Alemania propicia foros donde se pueda debatir sobre el proceso de paz en la península de Corea y se ha comprometido a promover el establecimiento de redes de contacto. Las experiencias alemanas de vivir en un país dividido y del proceso de reunificación constituyen una aportación importante al debate sobre la paz y la reconciliación en Corea”.
Judith Königsdörfer, representante de EKD y miembro del Comité Central del CMI, manifestó preocupación por el hecho de que las cuestiones geopolíticas y los mensajes de los medios de comunicación a menudo se presentan de manera unidimensional. A pesar de ello, precisó, “hemos vuelto a sentir que existe el empeño constante de avanzar juntos”.
Königsdörfer también destacó que el grupo ha confirmado el deseo de prestar una atención especial a la participación de las mujeres y los jóvenes. “Todas las partes interesadas del FEC deberían movilizar sus fuerzas; las voces de las mujeres y la nueva generación son esenciales para la paz y la reunificación de la península coreana”, dijo. “Estamos en una peregrinación de justicia y paz; deberíamos contribuir a que el mundo tenga una imagen más completa de la situación”.
Presencia de los creyentes
Los participantes en el foro convinieron que, cuando la paz se ve amenazada, los cristianos y creyentes de otras religiones deben estar presentes y actuar. “Debemos dar testimonio de este llamamiento, y buscar maneras positivas y justas de mitigar el conflicto. El Foro Ecuménico para Corea brinda un espacio único para el diálogo, el debate y el encuentro entre los cristianos de Corea del Norte y del Sur y los asociados internacionales”, observó Patti Talbor, jefa del equipo de colaboración eclesial de la Iglesia Unida del Canadá.
“Al reunirnos en Leipzig, y ante la intensificación de las tensiones políticas en Asia Nororiental, reconocimos el imperativo de redoblar los esfuerzos a favor de la paz, la reconciliación y la reunificación de la península de Corea”, explicó.
Los participantes lo calificaron de momento para la distensión, la desmilitarización y el diálogo.
Talbott añadió: “Juntos, oramos por la reconciliación y la paz, y nos comprometimos a abogar y adoptar nuevas medidas de colaboración. Sabemos que esto es esencial para la paz en Corea y a escala mundial”.
El Rev. Dr. Lee Hong-Jung, ex secretario general de la Iglesia Presbiteriana en la República de Corea, calificó la división de la península coreana de pecado estructural contra Dios, la humanidad y la naturaleza.
“La división está en contradicción con la voluntad divina de plenitud de vida para todos”, dijo. “Si contemplamos la historia del pueblo coreano desde la perspectiva de la historia de la acción salvífica de Dios y de lo que quiere para el mundo, la división de la península coreana no es el fin de la historia”.
Y añadió: “Al contrario, la división equivale a poner un punto final a hacer brotar la voluntad de renovación y transformación, en virtud de la cual el pueblo de Dios está llamado a participar en la sanación, la reconciliación y la reunificación pacífica de la península de Corea”.
Lutz Drescher, secretario de enlace jubilado para Asia Oriental y la India de la Misión Evangélica en Solidaridad (EMS) y coordinador interino del FEC, reflexionó sobre la diferencia conceptual entre unificación y reunificación. “No utilizo el término ‘reunificación’, que podría malinterpretarse como un intento de volver a una situación que ya ha existido en el pasado”, puntualizó Drescher. “La unificación será un proceso creativo del que surgirá algo nuevo”.
La unificación no será posible sin el apoyo de los Estados Unidos, China, Japón y Rusia, precisó Drescher. “Quizás las iglesias de esos países y de Asia Nororiental en general aquí presentes pueden tratar de influir en sus Gobiernos”, sugirió.
Muchos participantes en el FEC señalaron que la peregrinación de justicia y paz es una búsqueda mundial permanente, que no se limita a una sola reunión o nación. “La paz no es una idea que ayuda a soñar, sino un programa de vida que nos ayuda a diseñar un proceso con un destino”, reflexionó Salomon Benjamin, responsable de programas de EMS para Asia y la India.
“Enemigo no es aquel que te odia, sino aquel al que tú odias”, especificó. “Dios, ayúdame y ayúdanos a proseguir la búsqueda de la paz”.
Un camino hacia la paz
La tragedia de los conflictos del pasado todavía sigue viva para muchas personas, observó la Rev. Dra. Hyun Ju Bae, representante de la Iglesia Presbiteriana de la República de Corea y miembro del Comité Central del CMI. “La Guerra Fría del siglo XX provocó tragedias y un gran dolor en el pueblo de la península coreana, tal como atestiguan los tres millones de víctimas y los diez millones de familias separadas”, afirmó Bae. “El FEC constituye una plataforma única de gran valor que permite a los asociados ecuménicos reunirse para debatir asuntos estratégicos importantes y maneras de superar este dolor”.
La reciente fuerte escalada militar en la península de Corea, así como la agitada historia de esta región, han puesto de relieve la importancia de los esfuerzos encaminados a lograr la reconciliación, la coexistencia pacífica y la unidad.
En 2018, las iglesias coreanas invitarán a los miembros del FEC a celebrar el 30 aniversario de la Declaración de las Iglesias de Corea sobre la Unificación Nacional y la Paz, emitida por el Consejo Nacional de Iglesias de Corea en 1988. La declaración, pionera en su momento, ha seguido ejerciendo una importante influencia entre las iglesias y los políticos coreanos.
Los líderes religiosos de Corea también están planificando celebraciones con motivo del centésimo aniversario de la independencia coreana de Japón. Según se prevé, el fortalecimiento de las iniciativas interreligiosas ocupará un lugar central.
Los participantes en el FEC también hablaron de fomentar el diálogo entre todas las partes interesadas y los asociados internacionales mediante la celebración de una cumbre de dirigentes religiosos.
“El programa de la cumbre debería incluir un llamamiento al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a levantar las sanciones existentes”, dijo el Rev. Dr. Victor Hsu, subsecretario general saliente de la Iglesia Presbiteriana en Taiwán, responsable de las relaciones ecuménicas.
Hsu también instó al Consejo Nacional de Iglesias de Cristo en los Estados Unidos a movilizar a los líderes religiosos para que ejerzan presión en la Administración estadounidense a fin de que esta se abstenga de llevar a cabo intervenciones militares provocadoras en la región coreana.
“Recalcamos la necesidad de emprender acciones de defensa y promoción eficaces recurriendo a los medios de comunicación para poner de manifiesto el compromiso de la comunidad religiosa con la paz y la reunificación de Corea, y dejar claro que un camino alternativo a la paz es posible y deseable para el pueblo coreano”, señaló Hsu.
La reunión concluyó el 8 de julio con la celebración de un culto, durante el cual un pastor de Corea del Norte –el Rev. Kang Myong-chol, presidente de la Federación Cristiana Coreana– y un pastor de Corea del Sur –el Rev. Kim Young-ju, secretario general del Consejo Nacional de Iglesias de Corea– presidieron conjuntamente la sagrada comunión.
El obispo Hee-Soo Jung, de la Iglesia Metodista Unida en los Estados Unidos, pronunció un sermón en el que dijo: “Nosotros, que seguimos a Jesús, estamos conectados porque Dios nos ha reunido. Estamos conectados a Dios, a Jesús y los unos con los otros. Nuestras vidas están conectadas, nos guste o no”.
FUENTE:
Consejo Mundial de Iglesias
http://www.oikoumene.org
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