Mensaje de Navidad del Presidente de la Comisión Permanente IEE
“ El derecho se retiró y la justicia se puso a distancia, porque la verdad tropezó en la plaza y la equidad no pudo llegar..”
Isaías 59:14
El texto, de entrada, parece no responder al que se espera que encabece un “mensaje de Navidad”, más bien al contrario, pues el anuncio de la llegada del Mesías es esencialmente una buena nueva, la promesa de luz y salvación para el mundo.
Pero sí, es más que pertinente ya que describe en muy pocas palabras la cruda realidad en la que viven millones de personas. Un año más viviremos la contradicción de recibir la alegría y el gozo de la promesa de un mundo nuevo, y comprobar que la historia que escribimos los seres humanos hoy no deja espacio para celebración alguna.
Los derechos de todo tipo son negados, la justicia la percibimos como algo muy lejano, la verdad es tergiversada y la falta de equidad anuncia un mundo sin futuro. Todos los elementos mencionados explican la situación de los refugiados, el aumento de la pobreza, el crecimiento de la riqueza en pocas manos, la violencia de muerte que no cesa.
¿Cómo puede celebrase hoy algo que responda a un sentido evangélico?
Solo podemos responder con un viaje a nuestro mundo interior, tanto de carácter individual como de carácter comunitario. Viaje que nos disponga para afrontar el reto de cambiar esta dura realidad, combatir hasta el último aliento que el Señor nos dé.
No hay ningún otro desafío para las iglesias hoy: dejar de lado debates estériles sobre la defensa de las esencias y purezas doctrinales, y alzar los ojos y buscar a Jesús en la infinitud de excluidos de este mundo. ¿Seremos capaces de responder a él?
El año, que en pocas semanas, iniciaremos, será un año muy especial, celebraremos el aniversario de los 500 Años de la Reforma. Dicho aniversario es, ante todo, una excelente oportunidad para reformar también hoy nuestros caminos. Es en este sentido que el lema que presidirá nuestro próximo Sínodo será “Ecclesia Semper est Reformanda” . Se trata de revisar en profundidad nuestra misión como Iglesia en el mundo, de preguntarnos si nuestras convicciones y nuestra praxis responden al grito de Paz y Salvación anunciado en aquella primera Navidad a unos humildes pastores.
Estamos ante una tarea ingente, que requerirá una mirada crítica permanente sobre nuestra reflexión y acción, dejar fluir el Espíritu en nuestros corazones para iluminar al mundo que a menudo pretendemos esconder con el fin de no perturbar nuestra “paz”, buscar el derecho y la justicia del Reino de Dios sobre todas las cosas, para que nuestras futuras celebraciones sean de verdad y no tengan lugar en plazas vacías.
Tenemos a Emmanuel , “Dios con nosotros”. Afirmar la Fe y la Esperanza en Él es lo único que necesitamos para responder a la vocación a la que hemos sido llamados.
«Y este será mi pacto con ellos», dice el Señor «Mi espíritu que está sobre ti y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos ni de la boca de los hijos de tus hijos». El Señor lo ha dicho, desde ahora y para siempre” Isaías 59:21
Joel Cortés i Casals, Presidente de la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española
FUENTE:
http://www.iee-es.org/
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