La victoria de la unidad sobre la división
John Martin, Sahajananda
Traducción de Pedro Brañas
La fiesta de la Pascua tiene muchos mensajes que comunicarnos:
1. Afirma que la vida no termina con la muerte física sino que es tan solo una puerta a la vida eterna.
2. Muestra que lo que pensamos que es un fracaso o una tragedia es una puerta a la Victoria; es el mensaje de esperanza infinita.
3. Revela que aquellos que rehúsan crecer en la relación divino-humana matan la Verdad o crucifican la Verdad;
4. Declara que la Verdad en última instancia saldrá victoriosa; es la victoria de la unidad sobre la división;
5. Confirma que aquellos que mueren por la Verdad vivirán para siempre puesto que la Verdad no muere;
6. Es el mensaje de la paz, la libertad y la unidad que provienen de la Verdad.
Jesucristo dio testimonio de la Verdad. Dio su vida por ello. Su crucifixión y muerte fueron la consecuencia del rechazo de los líderes espirituales de su tradición a crecer en la Verdad de la Unidad. Jesucristo, la Verdad, aunque muerto físicamente, se ha levantado y vivirá para siempre. Él invita a todos a crecer en esta Verdad y ser libres.
Hay un hermoso shloka (1) en el Mundaka Upanishad (uno de los textos sagrados del hinduismo):
satyameva
jayate nānṛtaṁ
satyena
panthā vitato devayāna
ḥyenākramantyṛṣayo
hyāptakāmā
yatra
tat satyasya paramaṁ nidhānam.
Comienza con la palabra sathyam, que generalmente es traducida como Verdad. Pero la pregunta es ¿qué es la Verdad? ¿sathyam?
El Chandogya Upanishad da una especie definición de sathyam. Sathyam es una combinación de tres palabras: sat+ti+yam.
Sat significa infinito. El Rig Veda dice, ekam sat viprabahuthi vadanthi. Sat, el ser infinito que existe por sí mismo es uno. Significa que hay solo un Dios. Los sabios le dan muchos nombres.
Ti significa finito, temporal que tiene un principio y un fin.
Yam significa unión.
Por lo tanto sathyam significa unión de lo finito y lo infinito, de lo temporal y lo eterno, de Dios y la creación. Es la armonía entre lo infinito y lo finito, entre Dios y la creación.
Es un estado en el que la creación o la conciencia humana está en armonía con la voluntad divina o eterna voluntad de Dios, el Sanathana dharma.
Así que podemos decir que sathyam significa unidad, armonía y totalidad. Podemos traducir este shloka de la siguiente forma:
satyameva
jayate nānṛtaṁ
¡Solo la Unidad (la Verdad) saldrá
finalmente victoriosa no la división!
satyena panthā vitato devayānaḥ
¡La Unidad (la Verdad) ilumina el
camino de los iluminados!
yenākramantyṛṣayo hyāptakāmā
Deseando la Unidad (la Verdad), los
sabios, que han expandido sus deseos o su conciencia,
yatra tat satyasya paramaṁ nidhānam.
Llegan a la morada donde reside el
supremo tesoro de la Unidad (la Verdad).
La Verdad es plenitud (purnam) y su naturaleza es refulgir como el Sol. En la plenitud no hay movimiento de llegar a ser ni tiempo. La plenitud despliega su ser. Manifiesta la eternidad en el tiempo. En los Upanishads tenemos una hermosa shloka que describe esta Plenitud.
Om. Purnamadah, purnamidham,
purnat purnam udatchyate.
Purnashya, purnamadaya,
purnam eva avasishyate.
Eso (Dios o Sat) es Plenitud; esto (la creación) también es plenitud.
La plenitud creada proviene de la Plenitud divina.
Si eliminamos la plenitud creada de la Plenitud divina,
la plenitud divina siempre permanece.
Om paz, paz, paz.
La shloka en la Mundaka Upanishad dice que las personas iluminadas siguen el camino de la unidad y viven la vida de la unidad. La Unidad ilumina su camino. Ellas irradian vida, como el Sol. No siguen el camino del tiempo o del llegar a ser. Están libres de toda la carga del llegar a ser, del tiempo, de la lucha y de la dualidad. Viven una vida de eternidad, de libertad, de no dualidad y de despliegue. La shloka dice que aquellos que buscan Satyam o la Unidad necesitan expandir su deseo o su conciencia. En este proceso de expansión rompen toda división artificial creada por la mente humana debido a la ignorancia y llegan a la morada del tesoro infinito, la Verdad o unidad.
El Mandukya Upanishad presenta cuatro niveles de conciencia a través de los cuales los seres humanos llegan a la morada de la Verdad: la conciencia de vigilia, la conciencia del sueño con sueños, la conciencia del sueño profundo y la conciencia despierta o iluminada. Podemos describirlas como conciencia individual, conciencia colectiva, conciencia universal y conciencia divina en la que la persona declara 'Dios y yo somos uno'. Los tres primeros niveles se consideran finitos, limitados, y el cuarto es infinito. La identificación absoluta con los tres niveles finitos y el olvido del cuarto nivel se considera un estado de ignorancia y muerte. El descubrimiento del cuarto nivel y la integración de los tres niveles inferiores con el cuarto es un nivel de eternidad, luz y sin muerte. Los seres humanos necesitan pasar de lo finito a lo infinito, de la ignorancia a la luz y de la muerte a la inmortalidad. Esto transforma nuestra vida en la vida de Dios y nuestras acciones en acciones de Dios.
Los sabios védicos rezaron:
asatoma sadgamaya,
tamasoma jyothirgamaya,
mrtyorma amritangamaya.
Om shanti,
shanti, shanti.
LLévanos de lo finito a lo infinito,
De la oscuridad (ignorancia) a la luz (verdad),
De la muerte a la ausencia de muerte
Om paz, paz, paz.
Jesucristo: el Camino, la Verdad y la Vida
Jesucristo dijo “yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie llega al Padre salvo a través de mi”. También dijo a Pilatos “vengo a dar testimonio de la Verdad” ¿Cuál es la Verdad de la que Jesucristo afirmó que venía a dar testimonio?
Jesús llamó a su verdad el reino de Dios. El reino de Dios es la transformación de nuestra vida en la vida de Dios y de nuestras acciones en acciones de Dios. Jesucristo dijo, “las cosas que hago no son mías sino que el Padre que mora en mi hace sus cosas” Son acciones que provienen de la unidad de lo divino y lo humano.
De acuerdo al Mundaka Upanishad la Verdad es la unidad de lo infinito y lo finito. En este sentido podemos decir que Jesucristo es la unión del infinito y lo finito. Es plenamente divino y plenamente humano. El camino de Jesús es el camino de la unidad, de la irradiación, el camino de la eternidad manifestándose en el tiempo. Es el camino del despliegue. Jesucristo deseaba la verdad y de esa manera expandió su conciencia desde lo individual a lo divino. Cuando nació comenzó como un individuo. En el momento de su circuncisión entró en la conciencia colectiva del judaísmo. En el momento de su bautismo entró en la conciencia universal y desde ahí finalmente entró en la conciencia divina y dijo, “el Padre y yo somos uno”. Entró en la morada del infinito tesoro de la Verdad y descubrió el reino de Dios. En su evolución espiritual Jesús rompió todas los muros de división artificiales creados por la mente humana y creó un Dios uno, una creación una, y una especie humana una. Descubrió la verdad infinita, la vida infinita y la inmortalidad. Pasó de lo finito al infinito, de la ignorancia a la verdad y de la muerte a la ausencia de muerte. Dado que vivió de acuerdo con la Verdad, su vida en última instancia será victoriosa.
Todo el que desea la verdad deberá seguir este camino de expansión de su conciencia. Este es el único camino para todos y no hay otro camino. Nadie puede llegar al Padre, a la Verdad infinita, salvo mediante la expansión de sus deseos y conciencia. Jesús descubrió esta verdad y dio testimonio de esta verdad de la Unidad. Aceptó la crucifixión y la muerte para dar testimonio de esta Verdad. Invitó a todos a expandir nuestra conciencia y descubrir esta verdad de la Unidad.
La crucifixión y muerte de Cristo
Hay dos razones para la crucifixión y muerte de Cristo. La primera razón fue el rechazo de los líderes espirituales de su tradición a crecer en la verdad de la unidad que proponía Jesús. Decidieron permanecer en su verdad colectiva y consideraron que la verdad que proponía Jesús era una blasfemia. La segunda razón fue que Jesucristo rehusó negar su realización espiritual. Si Jesucristo hubiera negado su verdad hubiera significado cerrar la puerta a la evolución espiritual de su tradición en particular y de la humanidad en general. Jesucristo aceptó su muerte conscientemente, como la voluntad de Dios, para el crecimiento espiritual de la humanidad, para su unidad y para su liberación de todas las estructuras opresoras. Así que podemos decir que Jesucristo murió por la verdad, por la unidad, por la liberación, por el crecimiento espiritual.
La crucifixión no ocurrió en el pasado. Está ocurriendo incluso ahora.
La crucifixión de la Verdad no ocurrió solamente hace dos mil años. Está ocurriendo todo el tiempo. Existen distintas formas en las que podemos crucificar la Verdad. La primera es reduciendo la verdad infinita y unificadora en un verdad colectiva, divisora y fragmentada. Construyendo límites a una verdad que no tiene límites. La segunda es rehusando crecer en la relación divino-humana. Considerando la verdad relativa o colectiva como verdad absoluta. Cuando rehusamos crecer en la comprensión de la Verdad entonces crucificamos o matamos a aquellos que nos invitan a crecer hacia una relación divino-humana más elevada. Esto es lo que le ocurrió a Jesucristo. Está ocurriendo una y otra vez. Todos lo hacemos. Las divisiones que vemos en el mundo en nombre de Dios, en nombre de la Verdad, en nombre de Jesucristo y en nombre de las distintas religiones son el signo claro de que todavía estamos crucificando la Verdad.
La Verdad no se puede matar
Pero no es posible matar la Verdad. La Verdad es eterna, infinita y única. Aparentemente parece que la podemos matar pero es solo una ilusión. Resurgirá. Siempre saldrá victoriosa. Jesucristo dijo, 'Yo soy la Resurrección y la vida'. Él vivía en la verdad infinita y no condicionada. Todas las divisiones artificiales creadas por la mente humana, a partir de la ignorancia, algún día llegarán a su fin y la Verdad o unidad permanecerá. Jesucristo vino a sacarnos de las tumbas de la verdad relativa. Sacó a Lázaro de la tumba. Es el mensaje de esperanza infinita. En última instancia todas nuestras tragedias y fracasos verán la Victoria. Todas las tumbas de verdad relativa construidas por la mente humana se abrirán y todos verán la luz de la Verdad infinita. Este es el mensaje de la Pascua, la Resurrección de Jesús. Satyameva jayate nānṛtaṁ: La Verdad o Unidad en última instancia resultará victoriosa, no las divisiones.
Las verdades colectivas o condicionadas dividen a los seres humanos. Las divisiones engendran violencia. No es muy útil proclamar la tumba vacía y la resurrección de Jesús mientras permanecemos en las tumbas de nuestras verdades condicionadas y divisorias. Igual que Jesús invitó a Lázaro a salir de su tumba, así también la Verdad nos invita a todos a salir de las tumbas de la división. No tiene ningún sentido proclamar la resurrección de Jesús y hacer de esa creencia la tumba de nuestra seguridad. Necesitamos responder a Jesús y salir de todas las tumbas de las divisiones y entrar en la Verdad de la unidad. El mensaje de Jesús no es construir una tumba de un sistema de creencias y colocar ahí a la gente sino invitar a todos a salir de todo sistema de creencias de forma que puedan proclamar como hizo Jesús: yo soy el camino, la verdad y la vida. Yo soy la resurrección y la vida.
¡El Jesucristo resucitado nos invita a buscar la Verdad, la unidad, la Paz y la Libertad, el reino de Dios!
¡Que la celebración de la Pascua facilite nuestro deseo de expandir nuestra conciencia y llegar a la morada de la Verdad donde encontramos el supremo tesoro de la Verdad, el reino de Dios!
Jesucristo dijo: que todos sean uno, al igual que tú, Padre, estas en mí y yo estoy en ti, de forma que todos estén en nosotros y el mundo pueda creer que fuiste tú quien me ha enviado (Juan 17.21.). Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Su verdad es la Unidad. Su vida es la vida de la Unidad y su camino el camino de la unidad. La tierra es una, las divisiones en la tierra son artificiales, un producto de los humanos. Así también la Verdad es una y las divisiones en nombre de la Verdad son artificiales, un producto también humano. Jesús dio testimonio de la verdad de esta unidad y murió por ello. Cuando vemos tantas divisiones en nombre de Dios, de la Verdad y en nombre de Cristo estamos obligados a preguntarnos si estamos crucificando la verdad de Cristo o siguiendo su verdad.
Que todos nos hagamos testigos de la Verdad de la unidad de Jesús
¡Proclamemos el mensaje de paz, libertad y amor!
¡Que la unidad ilumine nuestro camino!
¡Vivamos para el bien de todos!
Lokah samasta sukino bhavanthu!
¡Que todos los seres en el mundo sean felices!.
Que las verdades finitas se den cuenta de sus limitaciones y se abran a la Verdad infinita.
¡Que veamos la victoria de la Verdad!
¡Satyamevajayate!
John Martin, Sahajananda
Ashram de Shantivanam
Tamil Nadu, India
(1) Shloka, proviene del sánscrito sru, escuchar. Es la base del verso épico en la literatura del hinduismo. (Nota del traductor)
No hay comentarios:
Publicar un comentario