Plaza Mayor de Soria, domingo 9 de junio de 2013
Sed bienvenidos a este encuentro, convertido en fiesta, por “La Unidad de los Cristianos”. En este día queremos compartir, entre todos los cristianos así como con todos los hombres de buena voluntad, la filiación con nuestro padre Dios y la alegría de poder vivir con un corazón fraternal al ser hermanos en Cristo Jesús.
En este encuentro que estamos celebrando estos días, hemos tenido ocasión de formarnos y dialogar; orar incluso con otras religiones, y celebrar. Estos dos días han sido días en los que nos hemos encontrado en el camino para orar por la unión de las iglesias cristianas, para llegar a la plena unidad por Cristo.
En el día de hoy celebramos esta unión con la alegría y la esperanza que encierra el encontrarse y reconocerse en el camino, para así caminar juntos en proyectos comunes con el motor del mismo espíritu de Amor que nos mueve al anuncio de la Buena Nueva a todos los rincones de nuestro mundo.
Escuchemos ahora el Manifiesto por “La unidad de los cristianos”
Manifiesto:
Queridos Todos:
De la frase de Juan 13: “Que os reconozcan porque os amáis los unos a los otros” extraemos en estos días nuestra seña de identidad; el Amor.
“La fe nos une en el amor”. Ésta es la idea en torno a la que gira el encuentro de los cristianos durante esta semana y que hoy celebramos desde las diferentes confesiones, y que en el mismo espíritu de Cristo viviente nos mueve a caminar como hermanos. Cristianos ortodoxos, protestantes, y católicos, queremos decir hoy al unísono que Cristo vive y está entre nosotros y Él es el único motivo por el que estamos aquí hoy reunidos.
Los dones que recibimos y que están centrados en el respeto, diálogo y escucha que proceden de la búsqueda de la unidad son parte de nuestra vocación fundamental de responder a lo que Dios exige de nosotros, aunque ello a veces suponga salir de nuestra comodidad y acompañar en el camino de la cruz a los demás, sobre todo a los que sufren. Hoy los cristianos, aliados en vez de adversarios, debemos avanzar incluso más allá de las barreras que dividen y perjudican a los hijos de Dios, porque “en Jesús todos somos uno” (Gál. 3: 27-28), dando así testimonio personal y comunitario de todos los hermanos.
También hoy queremos manifestar y dar a conocer el testimonio moral y eclesial de la Iglesia como único cuerpo de Cristo frente a los nuevos y serios retos que en la actualidad vivimos, donde penosamente experimentamos, en ocasiones, la desunión de la misma.
Como ya hacía referencia el profeta Miqueas, hacemos una enérgica exhortación a favor de la justicia y la paz en nuestro mundo y actualidad, en estas circunstancias tanto políticas, económicas y morales a las que asistimos, para que convirtamos todos nuestros anhelos, pensamientos y acciones en la línea de un gran referente ético basado en la justicia, dignidad e igualdad de la persona, como bese para la paz de toda la sociedad.
Nuestra fe en Dios, y en Cristo nuestra esperanza nacida en Belén, nos llama también a todos nosotros como cristianos, y a nuestra vida de inherente compromiso, a la búsqueda de la justicia social.
Sencillamente nuestro compromiso como hombres y cristianos ha de ser el de “respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con nuestro Dios” (6,8).
Caminemos confiando en el hombre, incluso en el más pobre y marginado –ya que ahí está la presencia constante de nuestro Padre-, con ilusión y esperanza fundada en nuestra fe “por la senda de justicia que conduce a la vida” (prov. 12,28) aunque sea en ocasiones por sendas estrechas y angostas; aun con los riesgos que implican la resistencia de imposiciones desde el mundo.
Caminar como aliados significa abrirnos a las realidades de dolor, llevando la Buena Noticia de salvación a todos.
Caminar como aliados significa afrontar proyectos y acciones comunes desde la colaboración y el apoyo mutuo para una transformación del mundo desde el amor.
Manifestemos con alegría nuestra identidad común en Cristo. Abramos nuestros corazones para poder compartir más plenamente nuestra oración al Padre de que seamos uno y así poder unirnos cada vez más unos a otros.
Que nuestro Dios de justicia, unidad y paz, nos capacite para ser signos auténticos de solidaridad humana, fortaleciéndonos para hacer lo que Él exige de nosotros.
¡Por la unidad de los cristianos! ¡Un fuerte aplauso!
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