En el mensaje de Navidad de 2020, el Consejo Mundial de Iglesias presenta "esperanza frágil" y "sonido de ángeles en el aire"
Clave:
En un mensaje especial de Navidad, acompañado de una tarjeta, imágenes de las redes sociales y un video, el secretario general interino del Consejo Mundial de Iglesias , Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, reflexiona sobre el miedo, la desesperación, la esperanza y la alegría.
En un mensaje especial de Navidad, acompañado de una tarjeta, imágenes de las redes sociales y un video, el secretario general interino del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, reflexiona sobre el miedo, la desesperación, la esperanza y la alegría.
“El niño en el pesebre, en su vulnerabilidad, es una imagen de frágil esperanza, el comienzo de una nueva historia que culminará en el don de la vida y la salvación mediante la muerte y resurrección de Jesús el Cristo”, escribe. “Ha habido y hay hoy muchas razones para tener miedo y vivir en la desesperación”.
En los días más difíciles de la historia, los cristianos han encontrado una y otra vez consuelo y esperanza durante la temporada navideña, continúa.
“Las celebraciones de Navidad en las iglesias y las familias de este año se verán atenuadas por el distanciamiento físico y otras restricciones provocadas por nuestra preocupación por protegernos unos a otros del coronavirus”, escribe. "La gente llorará por los muchos muertos en todo el mundo y expresará su gratitud por aquellos que cuidan a los enfermos con gran dedicación y coraje".
La pandemia ha desgarrado el tejido social en todas partes, y la violencia y la guerra continúan, reflexiona Sauca. "Incluso en estas circunstancias, sin embargo, hay un sonido de ángeles en el aire, proclamando el nacimiento de Cristo con gran gozo", escribe. “Como cristianos, vislumbramos en este evento singular, el nacimiento del niño Jesús en un pueblo desolado en los márgenes del imperio romano, los frágiles comienzos de nuestra propia redención”.
Sauca también eleva en oración a las personas y los líderes de las iglesias miembros del CMI y a todas las personas de la tierra.
“En un mundo de dolor y muerte, el acontecimiento de la Navidad nos permite encontrar consuelo, levantar la cabeza con esperanza y vislumbrar con profunda fe el triunfo de la vida y el amor en el nacimiento de Jesús”, concluye. “Esta es una buena noticia de gran alegría para todas las personas”.
Mensaje de Navidad del Consejo Mundial de Iglesias 2020
Pero el ángel les dijo: “No temáis. Porque miren, les traigo buenas noticias de gran alegría para todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesías. (Lucas 2: 10-11)
El niño en el pesebre, en su vulnerabilidad, es una imagen de frágil esperanza, el comienzo de una nueva historia que culminará en el don de la vida y la salvación a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. Ha habido y hay hoy muchas razones para tener miedo y vivir en la desesperación. En los días más difíciles de la historia, los cristianos han encontrado una y otra vez consuelo y esperanza en la buena noticia de Jesucristo que comienza con el nacimiento del Salvador en Belén.
Las celebraciones navideñas en iglesias y familias este año se verán atenuadas por el distanciamiento físico y otras restricciones provocadas por nuestra preocupación por protegernos unos a otros del coronavirus. La gente llorará por los muchos muertos en todo el mundo y expresará su gratitud por aquellos que cuidan a los enfermos con gran dedicación y coraje.
La pandemia ha desgarrado el tejido social en todas partes, provocando desempleo masivo e incluso hambre, desgarrando nuestras conexiones entre nosotros, revelando y exacerbando las desigualdades, provocando estragos y disensión, y amenazando a las instituciones de buen gobierno. Al mismo tiempo, la violencia y la guerra continúan, destruyendo los medios de vida de las personas con un número cada vez mayor de refugiados y migrantes y matando a tantos hombres, mujeres y niños.
Incluso en estas circunstancias, sin embargo, hay un sonido de ángeles en el aire que proclama el nacimiento de Cristo con gran gozo. Como cristianos, vislumbramos en este acontecimiento singular, el nacimiento del niño Jesús en un pueblo desolado en los márgenes del imperio romano, los frágiles comienzos de nuestra propia redención.
Como personas de fe, sabemos que en la Encarnación del Señor, Dios, Creador y Sustentador de toda vida, se acerca a nosotros, nos ama con compasión, nos libera y nos acompaña. Como personas de esperanza, vislumbramos en el nacimiento del “sí” a la vida de Jesús Dios, y el nacimiento de una nueva posibilidad, una nueva vida que triunfa sobre la muerte y la desesperación. La Encarnación es el "sí" decisivo de Dios a la humanidad y la creación. En la Encarnación, Dios nos cuida y nos cría, abandona el yo mismo de Dios para identificarse con nosotros, se hace humano para hacernos como él por gracia.
Esta visión es acogida por el tema de la próxima asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Karlsruhe, Alemania: “El amor de Cristo mueve al mundo hacia la reconciliación y la unidad”. Animado y guiado por esta visión de la Encarnación de Cristo, oro por las personas y el liderazgo de nuestras iglesias miembros y por todas las personas con las que compartimos este planeta que el miedo da paso a la alegría, y que este año de tristeza, soledad y sufrimiento pueda den esperanza, valor y servicio amoroso en la causa de la justicia y la paz.
En un mundo de dolor y muerte, el acontecimiento de la Navidad nos permite encontrar consuelo, levantar la cabeza con esperanza y vislumbrar con profunda fe el triunfo de la vida y el amor en el nacimiento de Jesús. Esta es una buena noticia de gran alegría para todas las personas. Y así, a pesar de todo, junto a los ángeles cantamos a través de nuestros villancicos tradicionales: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”. (Lucas 2:14).
Secretario General Interino
Consejo Mundial de Iglesias
FUENTE:
https://www.oikoumene.org/
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