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miércoles, 10 de febrero de 2016

CARTA DE CUARESMA - 2016



Cuaresma -2016

CUARESMA: TIEMPO DE MISERICORDIA

Queridos amigos:

Cuando todavía resonaba el saludo de Jesús resucitado a sus discípulos en la tarde de Pascua: “Paz a vosotros” (Jn 20,19), el 11 de abril, víspera del II domingo de Pascua, el papa Francisco anunciaba al mundo entero un Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Sin duda una gran noticia para la humanidad y para cada uno de nosotros.

Lo ha querido inaugurar y hacer vida concreta a partir de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, el pasado día 8 de diciembre; para que durante todo este año volvamos a redescubrir en quién creemos y cómo se extiende la mano amorosa de Dios sobre cada uno de nosotros. ¡Qué suerte tenemos en poder creer en el Dios de la misericordia!

Quizás te preguntes, ¿por qué hoy un Jubileo de la Misericordia? Sencillamente porque la Iglesia en estos momentos de grandes cambios históricos, está llamada a ofrecer con mayor intensidad y riqueza los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Y nuestro Dios es misericordia.

Éste no es un tiempo para estar distraídos, sino para vivir alertas y despiertos. Es el tiempo de descubrir los muchos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo y de forma especial a quienes sufren, están solos o han perdido la esperanza. Éste es el tiempo de volver a la alegría de haber sido encontrados por Jesús que, como Buen Pastor, ha venido a buscarnos porque estábamos perdidos.

Éste es un tiempo de percibir el amor y curar las heridas, para no cansarnos en la búsqueda del sentido de la vida y así poder hacer de la casa común que es la tierra, un hogar de diálogo, respeto y perdón.

Mi deseo para todos vosotros es que en este tiempo de cuaresma, reflexionemos y practiquemos las Obras de Misericordia. Será una forma de avivar nuestra conciencia, algunas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y así entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.

No os canséis de pronunciar la palabra “perdón” que nos hace experimentar la misericordia entre todos quienes nos rodean. También estáis llamados a extender la experiencia de misericordia a círculos más amplios para así poder romper la globalización de la indiferencia que demasiado a menudo se impone en nuestro mundo.

Éste es el tiempo oportuno para poder cambiar la vida. Dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para decirnos que nos ama y que quiere compartir con nosotros su vida.

Que cada uno seamos eco de la misericordia de Dios con palabras y gestos, y que repitamos con confianza y sin descanso: “Acuérdate, Señor de tu misericordia y de tu amor, que son eternos” (Sal. 25,6).

Con afecto, 

Fernando Jordán Pemán
Párroco del Inmaculado Corazón de María -JACA-


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