Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo
lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que
llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de
fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos
del Espíritu Santo (Hch 2, 1-4).
PENTECOSTÉS DE LA UNIDAD
Misterio de unidad, fuego de amor,
paloma celestial, ascua encendida,
viento que pneumatizas toda vida,
don de la Iglesia, gozo en el dolor.
Espíritu de Dios, consolador,
Pentecostés de pascua estremecida,
llama del alma en lenguas convertida,
brisa y descanso y luz y resplandor.
Pon armonía en nuestras divisiones,
esperanza de tristes y afligidos,
vacíos sin tu aliento en duro suelo.
Inunda de tu paz los corazones:
aspiren juntos a vivir unidos
y a romper de una vez contigo el vuelo.
Pedro Langa Aguilar, O. S. A.
Septenario de Pentecostés 2013
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