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miércoles, 7 de septiembre de 2016

CELEBRACIÓN EN MADRID DE LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN


CELEBRACIÓN EN MADRID DE LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

El pasado sábado 3 de septiembre, se celebró en Madrid la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, convocada por el papa Francisco en sintonía ecuménica con la Asamblea de Iglesias Ortodoxas de España. El privilegio fue doble: por el contenido de la Jornada, que para los participantes fue muy enriquecedora, y por el mero hecho de que dicha Jornada exista, puesto que supone un enriquecimiento de nuestra Iglesia, tanto a nivel local como universal.


Preparando la limonada ecológica para la acogida de los participantes

En Madrid, la Jornada comenzó a las 17'30 horas en la parroquia de Santa Cristina con un refresco de bienvenida, que ayudó a soportar el calor del momento y a mantener encuentros con las personas conocidas que iban acudiendo. A las 18'00 horas tras la presentación de la Jornada por el padre José Luis Segovia, vicario de Pastoral Social de la archidiócesis de Madrid, comenzó una interesante mesa redonda en torno a espiritualidad y ecología práctica, en la que las visiones católica y ortodoxa se vieron enriquecidas y contrastadas con la de los movimientos ecologistas, a través de las palabras de José Eizaguirre (miembro fundador tanto de Biotropía como de Cristianismo y Ecología), el sacerdote Demetrio Sáez (archimandrita del patriarcado ortodoxo de España y Portugal) y Yayo Herrero (militante en movimientos sociales, como Ecologistas en Acción). La idea de que la vida es una experiencia compartida que todos debemos cuidar en nuestro día a día estuvo en el fondo, de una u otra manera, de cada una de las intervenciones.

Imagen de los asistentes de la Mesa Redonda

Terminaba la mesa redonda con una acción de gracias que ofreció uno de los participantes. Posteriormente los asistentes a la Jornada se desplazaron hasta el cerro de la Torrecilla, en las proximidades de la Casa de Campo, donde pasadas las 20'00 horas dió comienzo la oración ecuménica presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, el metropolita del arzobispado ortodoxo de España y Portugal (Patriarcado Ecuménico de Constantinopla), monseñor Policarpo, el obispo de España y Portugal de la Iglesia Ortodoxa Rumana, monseñor Timotei, y el arzobispo de la Iglesia Siro-ortodoxa, monseñor Nicolaos Matti. Fue un acto entrañable, de encuentro en la fe de las distintas iglesias cristianas, centrado en la contemplación de la creación, la conciencia del daño ecológico sufrido por ésta y la necesidad de que los creyentes, conscientes de su condición de criaturas, se comprometan en el cuidado de la creación. Se alternaron oraciones proclamadas unánimemente por los asistentes y cantos católicos (amenizados por el grupo Ain Karem) y ortodoxos (en griego y rumano), que envolvieron al núcleo de la oración, en torno a la lectura de la Palabra y las homilías del arzobispo católico y el metropolita del patriarcado constantinopolitano.

Lectura de Génesis 1, con el relato de la creación

Al finalizar la oración, y previamente a la bendición final, se leyó una declaración conjunta de la Iglesia Católica y de la Asamblea de Iglesias Ortodoxas de España y Portugal en torno a la necesidad de cuidar la casa común que es la Tierra.



Declaración de católicos y ortodoxos de Madrid en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación

El arzobispado de Madrid y la Asamblea Episcopal Ortodoxa de España y Portugal celebraron el sábado 3 de septiembre, por primera vez en Madrid, un encuentro con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Tras una mesa redonda en la parroquia de Santa Cristina, los más de 200 participantes peregrinaron hasta el Cerro de la Torrecilla para participar en una oración presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, junto con monseñor Policarpo (Patriarcado Ecuménico de Constantinopla) y monseñor Timotei (Iglesia ortodoxa rumana). Estuvo también presente el vicario patriarcal siro-ortodoxo para España, monseñor Matti. La declaración conjunta subraya que los ataques contra la creación tienen su origen en «una concepción desviada de la tarea que tenemos en el mundo» y pide «convertir nuestros corazones». Se trata de «un reto enorme. Pero sabemos que nunca es demasiado tarde» porque el hombre «ha sido creado para amar» y «todavía es capaz de intervenir positivamente»


«Los crímenes contra la naturaleza y contra nuestros hermanos son un pecado contra Dios»

Nos encontramos reunidos esta tarde y en este hermoso lugar, para sumarnos a una iniciativa global, para celebrar la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Hoy nos congregamos hermanos de distintas tradiciones cristianas junto a gentes de buena voluntad, para orar en acción de gracias, por las maravillas que Dios nos ha dejado en heredad, a través de su Creación. Una inmensa biodiversidad que expresa de forma velada la gran sabiduría del Creador y la necesidad que tenemos de estudiarla y gestionarla para que aumente su riqueza y sirva al bien común de las generaciones actuales y venideras, y para dar a Dios la gloria que le es debida.

Pero también nos reunimos para reconocer, junto a la mayoría de la comunidad científica internacional, que nuestro planeta está siendo sometido a un cambio climático sin precedentes causado por la intervención del ser humano, que está poniendo en serio peligro los ecosistemas y causando la destrucción del legado de Dios: su presencia y su sabiduría manifestada en la biodiversidad. Al mismo tiempo, se nos conmueven las entrañas ante el sufrimiento de tantos millones de hermanos nuestros que soportan exclusión, miseria, hambre y violencia de todo tipo, muchas veces por guerras para obtener y monopolizar recursos naturales o por desastres naturales, frutos del cambio climático. Nos duele como propio este sufrimiento, pues nos sabemos hermanados con todas las personas y criaturas, como miembros de una misma Creación, del designio de Dios para la humanidad. Como creyentes, reconocemos que este crimen contra la naturaleza y contra nuestros hermanos es un despropósito ante nuestra propia dignidad humana y un pecado contra Dios.

Manifestamos que en el origen de estos sufrimientos hay una concepción desviada de la tarea que tenemos en el mundo. Dios, que planeó un mundo de belleza y armonía, confió la custodia de su Creación a los seres humanos, a quienes configuró a su imagen y semejanza. Pero los humanos nos hemos apartado de este designio original y nos hemos considerado dueños y señores en lugar de administradores y colaboradores de Dios en la realización cada vez más plena de su Creación.

Admitimos que necesitamos convertir nuestros corazones, cambiar nuestra manera de pensar, cultivar nuevas actitudes y comportarnos de manera acorde con nuestra dignidad. Necesitamos aprender a vivir de manera respetuosa con todas las formas de vida, especialmente con nuestros hermanos sufrientes a causa de un sistema económico depredador y excluyente que pone en el centro el beneficio económico antes que la defensa de la vida.

Nos enfrentamos como humanidad a un reto enorme. Pero sabemos que nunca es demasiado tarde. El mundo creado por Dios posee poderes increíbles de curación. El ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente, pues como ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado.

Hoy las comunidades católico-romana y ortodoxa, invitamos a todos los cristianos y gentes de buena voluntad en Madrid, a unirse a esta iniciativa global, con la esperanza de que todos los años venideros podamos seguir encontrándonos en estas jornadas, para orar y colaborar juntos por el cuidado de la Creación.

Como cristianos, nos alegramos del inmenso tesoro que es nuestra fe, iluminada con la experiencia espiritual de millones de creyentes que han pasado por esta tierra antes que nosotros. Nos asombramos ante el misterio de un mundo que es una trama de relaciones porque ha sido creado según el modelo divino de Dios trinitario. Alabamos al Padre, fuente última de todo y fundamento amoroso y comunicativo de cuanto existe. Nos reconocemos hermanos y discípulos de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios hecho hombre, en quien encontramos un modelo humano de comportamiento según la voluntad del Padre. Y nos abrimos a la acción del Espíritu Santo vivificador, que habita en las criaturas y en cada uno de nosotros y nos impulsa a vivir conforme a nuestra dignidad de hijos de Dios.

Alabado sea el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

+ Carlos Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid. Iglesia Católica Romana

+ Policarpo
Metropolita Ortodoxo de España y Portugal

+ Timotei
Obispo Ortodoxo Rumano de España y Portugal


FUENTE:
https://cristianismoyecologia.wordpress.com
http://www.alfayomega.es/



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