Mensaje de Navidad de Joel Cortés, presidente de la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española
“Cuán hermosos son sobre los montes
los pies del que trae alegres nuevas paz,del que trae nuevas del bien.
del que publica salvación,
del que dice a Sión: <<¡Tu Dios reina!>>”
(Isaías 52:7)
Estas bellas palabras de Isaías también nos recuerdan este tiempo de Adviento, en el que esperamos el anuncio de la paz y la buena nueva que traerá el anuncio del nacimiento de Jesús.
Hay un matiz importante que introduce el texto en relación con este “anuncio” y que tiene que ver con la liberación de un pueblo cautivo en una Babilonia que les oprime y que les ha llevado al borde de la desesperación. Lo sorprendente estriba en que, en nuestro texto, apenas se deja lugar para el lamento; todo el énfasis está puesto en la esperanza de futuro, en levantarse y andar lejos de todo lo inmundo que les rodea.
No resulta muy difícil establecer paralelismos con nuestra situación actual, aquí y ahora. Nuestra experiencia reciente ha puesto de manifiesto que las Babilonias se reproducen en la historia de la humanidad. La tentación en la que podemos caer es la de dar prioridad al lamento y la queja y, de manera sutil, apartarnos de la voluntad de liberación, de levantarnos y cambiar el mundo que nos rodea. ¡Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda!, ¡Salid de en medio de ella…! (Isaías 52:11). Tal es el grito radical del profeta invitando a abandonar la opresión a la que está sometido su pueblo.
Cada vez es más fuerte ese sentimiento, ampliamente compartido por una mayoría de la población, de que es necesario levantarse, actuar y hacernos protagonistas de un cambio que alumbre un mundo totalmente distinto.
Nadie puede quedarse instalado en la pasividad y aceptar la injusticia y el mantenimiento de unas estructuras de sometimiento. El anuncio de la Buena Nueva, de este Jesús que viene a nuestro encuentro, debe ser una invitación a dejar el lamento y la queja para proclamar y vivir los valores del Reino de Dios.
En este sentido va el texto que inspirará al lema de nuestro próximo Sínodo, que se celebrará en Octubre 2015: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18).
Se trata de la voluntad de expresar, como Iglesia, la intención de implicarnos de forma activa en un mundo que deje atrás la injusticia y donde la paz sea posible, e integrar en nuestro pensamiento y en nuestra acción este grito radical del profeta invitando asalir de los caminos que solo traen desolación.
De nuevo, la Navidad nos trae una palabra de aliento que nos recuerda el sentido de nuestra vida, y con ella un deber y una esperanza irreductibles que no dejan lugar a ningún lamento.
“Porque no saldréis apresurados ni iréis huyendo, porque el Señor irá delante de vosotros y vuestra retaguardia será el Dios de Israel” (Isaías 52:12)
Joel Cortés,
presidente de la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española
No hay comentarios:
Publicar un comentario