Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

sábado, 8 de febrero de 2014

Conferencia de Ana Bou en Sabiñánigo

Juventud, Justicia Social y Fe

Reproducimos la conferencia que Ana Bou Sola impartió en Sabiñánigo (Huesca) con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, dentro de los actos organizados por el EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO.

JUVENTUD, JUSTICIA SOCIAL Y FE

Buenas tardes a todos.

Agradecer antes de nada vuestra invitación en esta semana tan especial como es la semana de oración por la unidad de los cristianos.

El tema que me habéis propuesto para esta charla: “juventud, justicia social y fe” es una cuestión tan importante que aunque parece vital y sencilla, pero haría falta alargarse mucho para contestarla.

Alguien me hizo una pregunta bastante parecida, me decían: Ana ¿por qué alguien como tú gasta su tiempo en los demás y lo hace desde la fe y no desde ti misma o desde una ONG cualquiera? ¿Por qué haces esto y por qué hoy?

La palabra justicia significa darle a cada uno lo que le pertenece y social es un adjetivo perteneciente o relativo a la sociedad. Si unimos justicia con social, nos encontramos con que su significado es devolverle al ser humano lo que injustamente le ha quitado la sociedad, y todo ello ¿Desde qué parámetros?, el mío es desde la Fe. Como dice el libro del Éxodo, en algún momento de mi vida escuché el clamor de los oprimidos ante el sufrimiento de sus opresores. No podía hacer oídos sordos a ese grito, a ese clamor por la justicia porque me sentía, me siento, instrumento de Dios.

Me explico:

Yo trabajaba en un barrio “pijo” de Madrid, todos sabéis qué es un barrio pijo: un barrio de gente más o menos acomodada.

Trabajaba en una editorial religiosa, salía de mi trabajo a las 15h. A mí siempre me ha gustado contemplar la realidad, lo que me rodea, por lo tanto no soy de ir por la calle escuchando música o "waseando" todo el día, ya sabéis lo que es eso, mandando mensajes con el móvil constantemente…

Me gusta caminar así que la mayoría de los días lo hacía algo más de media hora hasta coger el tren, siempre o casi siempre, era el mismo recorrido.

Uno de los días salía de comer de un restaurante próximo y siempre pasaba junto a una agencia de viajes la mayoría de las veces repleta de gente. En las escaleras, en un rincón siempre estaba un señor de unos 50-60 años con una gran barba más bien descuidada, le acompañaba un carro en el que había alguna manta, un saco de dormir y libros…. Este señor no se dedica a pedir, se limita a sentarse, ver pasar a la gente, mirar y contemplar la realidad. Me llamó la atención porque siempre estaba en el mismo lugar y nunca pedía. Con el tiempo me enteré que vivía de la caridad de los vecinos que ya le conocían. La mayoría del tiempo se lo pasaba leyendo, y así transcurrían sus horas de soledad… yo pasaba, le miraba, en ocasiones me cruzaba con su mirada, le sonreía y seguía caminando…

Casi un año después, un día al salir de comer pensé: y si le compro un bocadillo ¿me lo aceptará?, me voy a arriesgar… lo compré pero según me iba acercando iba pensando: ¿y si le ofendo? Él nunca pide… la verdad es que no me atrevía a dárselo, pero al final lo hice. Me paré frente a él y le dije:

-Buenas tardes, disculpe si le molesto. Vengo de comer y al salir he pensado en usted, le traigo este bocadillo por si le apetece. Le extendí el bocadillo y se lo ofrecí, a lo que me contestó:

- muchas gracias pero acabo de comer y si se lo cojo es para tirarlo…

Yo le agradecí su sinceridad, le pedí disculpas y me di media vuelta con mi bocadillo…

La verdad es que fue como una pequeña excusa para poder acercarme a él. Desde ese momento, cada vez que pasaba, me paraba unos minutos, le preguntaba por el día, cómo estaba etc… y así la amistad (entre comillas) iba creciendo. Me costaba mucho hablar con él, nunca conseguí saber su nombre, así que le bauticé como “el señor de la agencia”. Lo que sí llegó a compartirme era que llevaba 30 años en la calle, se lavaba en una fuente de un parque que había cercano a primera hora de la mañana cuando estaba solo y la comida ¿Cómo hacia?, él se había hecho su pequeña cocinilla. Con una lata de judías o lentejas le había quitado la parte de arriba y la utilizaba como de cazo. Allí con un poco de carbón lo calentaba y así comía comida caliente, botes de judías, arroz, ya sabéis… Dormía en los soportales de una iglesia próxima hasta que lo echaron porque molestaba al pasar, y acabó por extender su saco en las mismas escaleras donde pasaba todo el día, algo que tampoco les gustaba a los dueños de la agencia, ya sabéis “eso de la imagen”, pero fueron más comprensivos…

Uno de los días cuando ya tenía algo más de confianza, me senté en las escaleras junto a él y le pregunté:

-¿Qué tal el día?

- Bueno, como siempre, me contestaba, aquí leyendo… días de frio, incluso nevando, que por supuesto no es el frio que tenéis aquí, pero en Madrid cuando dice de hacer frio, hace…, días de calor que no sé cómo el pobre lo soportaba… en situaciones límite, la verdad es que hay momentos que te faltan las palabras y yo le decía: ten fe, confía en Dios, quizá las cosas alguna vez puedan cambiar. Él me había dicho que no tenía familia porque todo el mundo se desentendía de él. Su contestación después de un silencio fue:

- Ana: ¿por qué haces esto?

La verdad es que su respuesta me descolocó y solo le contesté:

- Porque me sale del corazón y creo que así actuaría Jesús si estuviese aquí.

Pero tengo que confesaros que después de aquella conversación, me quedé hablando conmigo misma y preguntándome si eso que le había dicho, me salía de dentro de verdad… entonces me di cuenta de que la respuesta a esa pregunta estaba cuestionando mi vida entera y que JESUS era la única razón por lo que merecía la pena todo lo que estaba haciendo en mi vida.

Me siento muy feliz junto a estas personas. Intento luchar por una justicia más justa junto a los que no tienen voz; intento escuchar el clamor de tantas personas que viven una vida injusta y responder con todas mis fuerzas.

Jesús en Mc 6,37 le dice a los suyos: “¡Dadle vosotros de comer!”

Ellos son los que nos evangelizan. Seguro que todos lo hemos comprobado más de una vez. Jesús decía “id por el mundo”; pero habría que traducirlo como “id a aprender de todas las gentes antes de ir a enseñarles”.

Creo que tenemos que aprender a ampliar más nuestra mirada. Todos necesitamos una mínima dignidad en la vida y a muchas personas se les está arrebatando y en estos momentos actuales en los que estamos viviendo cada vez más. Familias que no tienen para alimentar a sus pequeños, que dejan a los niños en los colegios sin haber cenado por la noche hasta que al día siguiente en el cole les dan la comida, esto está pasando y podría dar nombres y apellidos…, pero creo que cuando somos capaces de poner un rostro, un nombre, las cosas se miran de manera diferente, no es lo mismo ver una noticia de 10 segundos en el telediario y a continuación otra aún más fuerte si cabe que no conocemos a cuando tiene un rostro, ya no son un número, es una persona …

Yo llevo 10 años trabajando junto a la mujer prostituida en la calle y algo más de 4 en una cárcel. Esto lo compagino con mis clases de teología en la Universidad y os puedo asegurar que Dios me ha hecho un regalo con estas personas…

Este año hemos preparado las Navidades con ellos en la cárcel. Estuvimos unos 20 voluntarios el día antes de Reyes preparando una fiesta para los chicos y sus familias que vendrían a celebrarlo con ellos. En ella había regalos, estaban los Reyes, un mago y un payaso… preparamos una gran fiesta con globos, piñatas, juegos y un montón de cosas para ellos, sus mujeres e hijos entre 2 y 9 años. A lo largo de la mañana estuvimos envolviendo pues casi unos 100 regalos, decorando el gimnasio que es donde se iba hacer, hicimos cadenetas con papel de periódico, las colgamos por todo el salón, pusimos los nombres a cada juguete para cada niño… La verdad es que todos nos sentimos como una gran familia. No había distinciones entre funcionarios, presos o voluntarios…cuando compartes con ellos te das cuenta que son personas como nosotros y que la imagen que tenemos de ellos, la mayoría de las veces, no es la real, sino la que nos ofrecen los medios de comunicación. La mayoría de ellos están por drogas. Es verdad que no son santos, si están ahí es por algo, pero también es verdad que las situaciones de precariedad que viven en sus casas, las familias y el lugar donde nacen, de alguna forma ya marcan su futuro… quizá si nosotros hubiésemos nacido en una de esas familias estaríamos hablando desde dentro y no desde fuera….

Participaron 29 familias y 35 niños. Los niños no entrar por los controles habituales, por lo que tampoco son muy conscientes de donde están, bueno, no os podéis imaginar el griterío que había, la sonrisa de esos niños al encontrarse con sus padres, (ellos creen que van al trabajo de sus padres), abrazos, carreras, besos, gritos… la verdad es que por unos momentos el dolor se transformó en sonrisas y entusiasmo la mirada de esas familias se iluminaba de una manera muy especial…

No era muy difícil sentir allí la presencia de Dios, os lo puedo asegurar… 

Cuando llegaron los Reyes que entraron majestuosamente por un pasillo todos los críos se pusieron aplaudir y fue algo precioso… se les iba llamando a cada niño por su nombre y recibiendo los regalos, creo que no hay palabras para describir esos momentos… el infierno se había transformado por un momento en un trocito de cielo…

La verdad es que con todo esto descubro que cuando pones tu granito de arena por intentar hacer un mundo más justo, siento que lo que me mueve, por lo menos personalmente es mi fe. Descubres por qué Dios tiene un sitio preferencial para los más pobres y es que Él supo hacerse pobre.

Creo que es muy gratificante trabajar no desde o para los pobres, sino ENTRE ellos, por eso siento que estamos llamados a descubrir a Cristo ahí, a prestarles nuestra voz en sus causas, a escucharlos y sobre todo a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de sus personas.

Bueno, no sé… espero no haberos aburrido ni defraudado.

He intentado compartiros lo que vivo, cómo lo siento y cómo me he dado cuenta que aquellas personas que yo creía que no tenía a Jesús, son las que más me han ayudado a descubrirlo. He sentido como “el evangelizador” (entre comillas), ha sido una vez más evangelizado…

Para terminar se me ocurre dejar ahí una interrogación sobré qué podríamos hacer en una sociedad en la que hay tanta indiferencia, tanto egocentrismo, en la que parece que en determinados momentos, estamos como anestesiados, para intentar poner nuestro granito de arena. Creo que en nuestras manos está el cambio. Hay recursos para todos y el que más tiene es porque se lo ha quitado al hermano. Está claro que mi sueldo me puede dar para tener un coche, pero no 3 de alta gama y dos chalets, eso es por algo…

Creo que cada uno desde donde se mueva, con tu forma de ser, de actuar, se puede decir mucho sin decir nada…

Yo tengo un sencillo blog porque me gusta mucho escribir. Se llama “UN MINUTO PARA EL ENCUENTRO” y ahí pues escribo todo lo que mi corazón siente ante tanta injusticia social. A veces me pregunto: si Jesús estuviera en este momento aquí ¿Cómo actuaria?, pues no sé….supongo que aprovecharía todos los medios de comunicación y sociales que todos tenemos en este momento para poder denunciar y acompañar a quien es nuestro hermano… 

Gracias por vuestra atención.

Ana disfrutando de la nieve en nuestro Pirineo


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