Por todos los pastores, sacerdotes y diáconos

GRACIAS POR LOS PASTORES, SACERDOTES Y DIÁCONOS.

Hoy Señor te queremos dar gracias y bendecirte por los pastores, sacerdotes y diáconos, de todas las iglesias cristianas, ellos son para nosotros un precioso regalo de tu parte.

Gracias, Señor, por este regalo que tantas veces no sabemos apreciar.

Gracias por los sacerdotes y pastores ancianos ya mayores que se han desgastado en el anonimato y la fidelidad del día a día.

Gracias por los pastores y sacerdotes enfermos cuyo testimonio de entrega hasta el sufrimiento nos anima a seguir luchando en la vida.

Gracias por nuestros pastorers, nuestros párrocos y vicarios que, como pastores responsables, están siempre a nuestro lado para guiarnos y acompañarnos.

Gracias por los que son misioneros, su ejemplo es para nosotros una invitación a dejarlo todo para anunciar en nuestro ambiente tu Palabra sin complejos.

Gracias por los pastores y sacerdotes que trabajan en los hospitales, donde su presencia es signo de tu presencia que da vida y salud.

Gracias por los sacerdotes y pastores que trabajan en las escuelas, las universidades y todas las instituciones educativas; ellos se esfuerzan en mostrar que la fe y la cultura se necesitan mutuamente.

Gracias por los presbíteros y pastores que acompañan tantos movimientos y grupos que hay en tu Iglesia porque hacen lo posible para que el fuego de tu Espíritu esté siempre vivo.

Gracias por los sacerdotes y pastores que nos acompañan en nuestro camino espiritual; gracias por su escucha, su silencio, su respeto y sus palabras de consejo, de ánimo y de consuelo.

Gracias por los que trabajan en la formación de los Seminaristas, futuros clérigos y futuros pastores, dándolo todo por formarles según tu corazón y al ejemplo de tu Hijo el Buen Pastor.

Gracias por los pastores y sacerdotes que trabajan con los más desfavorecidos de nuestro mundo injusto; porque intentan construir con gestos proféticos el reino de las bienaventuranzas.

Gracias por los sacerdotes y los pastores que nos han dado el sacramento del bautismo, el don de la fe y la gracia de ser hijos de tu Iglesia.

Gracias por los sacerdotes y pastores que nos alimentan con la Eucaristía y la fracción del pan y con la Palabra y el Pan de la Vida que nos permiten seguir caminando como hermanos.

Gracias por los sacerdotes y pastores que en tu nombre nos escuchan y acogen nuestras lágrimas con palabras de misericordia.

Gracias por los pastores y sacerdotes que bendicen nuestros matrimonios para que sean signo de tu amor hacia todos nosotros.

Gracias por los sacerdotes y pastores que nos visitan cuando estamos enfermos y nos dan fuerzas para soportar el sufrimiento y el dolor.

Gracias por  todos los pastores y todos los sacerdotes y diáconos, Señor.

Gracias, muchas gracias.