Cristo Jesús, diste tu vida para abrirnos un camino hacia Dios. Soportaste el sufrimiento para llegar a nosotros plenamente y ahora compartes la alegría de la resurrección. Nos aseguras que nunca estaremos solos, porque el Espíritu Santo vive en nosotros, apoyándonos e inspirándonos para seguir tus pasos. En las alegrías de la vida, como en las penas, estás presente y caminas junto a cada ser humano. Tu amor es eterno. AMÉN
Comunidad de Taizé
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