Misioneras de la Unidad
referente del Movimiento Ecuménico
¿Qué son las "Misioneras de la Unidad"?
Somos consagradas, con un estilo de vida seglar para ser fermento de unidad desde cualquier trabajo y ambiente del mundo. Pueden pertenecer a nuestro estilo de vida hombres y mujeres, casados y célibes, grupo de colaboradores, tanto católicos como no católicos. Todos viviendo un mismo carisma o una misma exigencia de nuestro espíritu.
¿Cuál es vuestro carisma?
Desde los inicios el Instituto "Misioneras de la Unidad" tuvo clara la idea de dedicarse a la promoción de la unidad de los cristianos desunidos. Nuestro nombre lo explica bien: Misioneras de la Unidad. La misión nos sustantiviza, la unidad nos adjetiviza. Hay dos textos evangélicos muy propios de nuestra especificidad:
"Id , pues, enseñad a todas las gentes" (Mt. 28,19) y "Que todos sean uno para que el mundo crea" (Jn. 17,21). La tensión misionera la llevamos dentro en el nombre "Id" es la hermosa palabra. Pequeña pero que hace mucha sombra. Imperativo, un mandato; es impulso, fuego, dinamismo; pacifica y explosiva a la vez, Impulso para los apóstoles y pletórica de actualidad para nosotras.
La segunda parte es la unidad. Sabemos que la misión no será plenamente eficaz si no va precedida de la unidad. Sabemos nosotras que sí hacemos unidad siempre estamos haciendo misión. Cristo quiso que los suyos fuéramos solo uno ,"como el Padre y yo somos uno", dijo. De ahí la importancia del Ecumenismo que constituye el sello y la marca de nuestra vida. En la situación de separación y división en que nos hallamos los cristianos, es la unidad el objetivo primero y prioritario para conseguir la evangelización de nuestra sociedad. Ese es nuestro carisma.
¿Y vuestra espiritualidad?
Pareja a nuestro carisma. "Siente pasión por la unidad", dicen la Regla de los monjes de Taizé. Eso mismo nos impulsa a una espiritualidad cuyo punto de referencia es la Santa Trinidad . Dios es la suma comunión , la máxima koinonia. Ahí se alimenta nuestro espíritu y nuestra piedad "Qué todos sean uno como tú en mi y yo en ti" (Jn.17,21). Dijo el Señor.
Esa comunión nos ha sido dada en Cristo. Por eso nuestro modelo es Él. Cristo es el agente inspirador de esta Institución, de todas y cada una de las Misioneras de la Unidad. Lo cristológico caracteriza también nuestra espiritualidad. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. El seguimiento de Cristo es el señuelo para nosotras como para tantos cristianos, bajo esta faceta de la entrega a la búsqueda de la unidad para los suyos.
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo en este mundo, ello significa que otro apoyo insustituible de nuestra espiritualidad es la Iglesia. Dividida ahora desde siglos. Santa y pecadora, pero la manifestación de Jesús en la tierra a lo largo de los siglos. Amamos a la Iglesia Una, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef. 4,5) y también a las llamadas "tradiciones eclesiales", sus formas de entender y vivir la liturgia, las devociones, la praxis y hasta ciertos puntos doctrinales a lo largo de tantos siglos.
Desde nuestra exquisita fidelidad a la Iglesia Católica, asumimos , según el Directorio de Ecumenismo, las riquezas espirituales, que siendo patrimonio común de la Iglesia, se viven con más intensidad en unas confesiones que en otras. Por eso aceptamos y compartimos los tesoros espirituales de las distintas tradiciones cristianas. Es, juntamente con nuestra oración incesante lo que constituye nuestra espiritualidad ecuménica o nuestro ecumenismo espiritual, insustituible en nuestra vocación.
¿Cómo empezó todo?
Fue en Segovia, el 6 de enero 1962, día de la Epifanía, día de la Luz, día de la Estrella, de la misión evangelizadora, y por tanto, día de la ecumenicidad. En un pisito de la ciudad del Acueducto y muy cerca de ese monumento se reunieron cuatro jóvenes segovianas para vivir en común este reto apasionante de buscar la unidad de los cristianos. Eran los primeros días de la primera etapa del Concilio Vaticano II, para el que uno de los objetivos primordiales era buscar la unidad cristiana. Eran etapas de pioneros en este campo, de utopías incluso de dejarse arrastrar por la atrayente figura del Papa Juan XXIII.
¿Quién lo inició?
El entonces Rector del Seminario Diocesano de Segovia. D. Julián García Hernando, apoyado y aprobado siempre por el obispo de la Diócesis. D. Daniel Llorente y Federico. No deja de ser chocante que una obra con estas finalidad surgiera en el ambiente de una diócesis española donde en aquel momento no se contaba con ningún cristiano de confesión distinta a la católica. Lo decidió después de tres años de forcejeo, de dificultades. Pero siempre ha dicho D. Julián que si no hallara piedra en su lecho el río no cantaría. Y cantó...
¿Cuál empezó a ser vuestra vida en la Iglesia y en el mundo?
Con el deseo de remediar una necesidad imperiosa de la Iglesia, la unidad de los cristianos. Eso fue definitivo para nosotras y el detonante que puso en marcha esta obra, la cual desde el primer momento se presentó como redondamente ecuménica. El fin específico de la Institución, el que ha sido ocasión a su origen y le caracteriza siempre, es promover la unidad de todos los cristianos y de todos los hombres en la Única Iglesia de Cristo. Lo hemos proclamado siempre y trabajamos en ello intentando seguir al Señor que se encarnó para conducir a la unidad a todo el género humano.
Para todo ello hubo que abrir caminos y se abrieron.
¿Cuáles?
Se comenzaba entonces a vivir en Madrid cierto movimiento ecuménico entre la Iglesia católica y algunas Iglesias protestantes española como la Iglesia Evangélica Española, la Iglesia Española Reformada Episcopal , incluso la Iglesia Bautista y también, la Iglesia Adventista. Existía entonces la Obra del Oriente Cristiano, del recordado P. Morillo. Nos establecimos algunas en Madrid y comenzamos nuestra práctica ecuménica en este Centro Oriental. Desde aquí fuimos saltando a diferentes compromisos ecuménicos. El campo nos resultaba inmenso, apasionante y complicado a veces. Enseguida con D. Julián como, Director del Secretariado de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, nuestras perspectivas ecuménicas adquirieron considerables dimensiones.
Resume algunas
Se creo el Centro Ecuménico "Misioneras de la Unidad", aquí en Madrid en el año 1973,donde hemos realizado una continua pastoral ecuménica en variadísimas actividades : Cursos de Formación Ecuménica hablado y escritos; oraciones interconfesionales; estudios bíblicos interconfesionales; reuniones de convivencia con miembros de diferentes confesiones cristianas; encuentros de El Espinar; encuentros interconfesionales de religiosas/os en diferentes países; publicaciones de libros sobre "Pluralismo religioso"; revista "Pastoral Ecuménica"; tenemos una biblioteca especializada en todo lo del pluralismo religioso; Asociación de "Cristianos por la Unidad"; etc. Relaciones con los Centros Ecuménicos de España y del extranjero; etc...
¿A qué se debe toda esta actividad a favor de la Unidad de los cristianos?
Misioneras de la Unidad: Las Misioneras de la Unidad hallamos nuestra razón de ser en el seno de una perfecta imitación del Señor, que se encarnó para unir a todos y en la respuesta a la llamada de la Iglesia, que en el Vaticano II exhorta a que, reconociendo los signos de los tiempos, se participe diligentemente en el movimiento ecuménico.
¿Cuál ha sido el momento más difícil por el que habéis pasado como comunidad?
Lo han sido muchos. La nuestra es vocación apasionante pero también apremiante, llena de retos, de constante compromiso y respuestas, de decisiones.
¿Cómo manifestáis en vuestra vida el carisma?
Siendo personas de unidad y de reconciliación, por medio de la oración, la entrega, el trabajo y el apostolado. Hacemos de nuestra vida una presencia clara de comunión de manera sencilla, viva y evangélica. Este es el objetivo para el que el Señor nos llamó a ser testigos de esto.
¿Qué peligros pueden existir y que puedan impedir el que la barca del movimiento ecuménico no navegue mar adentro y no llegue al puerto que Dios quiere?
Que se singularice demasiado y lo lleve una sola tendencia.
FUENTE:
http://www.todosuno.org/
De una manera casual conocí a una Misionera de la Unidad. Después fuçi interesanome por el Ecumenismo e inrooduciéndome en todo elol, de lo que estoy muy satisfecha. Y así sigo. Francisca.
ResponderEliminarLa presencia de la Misioneras de la Unidad en España es un signo del Amor de Dios que busca contagiar y difundir el deseo y la alegría de la unión de los cristianos.
ResponderEliminarUn gracias muy sentido para ellas y que su misión siga siendo fecunda en nuestra sociedad.
Desde que conocimos a las Misioneras de la Unidad, en su viaje a Cartagena, hace mas de 30 años, hemos continuado unidos a ellas tratando de llevar el mensaje de Unidad en nuestro entorno.
ResponderEliminarLos Encuentros de El Espinar han sido una fuente de formación y enriquecimiento.
Nuestro recuerdo cariñoso a tantas personas que hemos conocido en estos años, especialmente a D. Julian, Padre Delius, Domiciano, Padre Hector Vall, P. Teofilo Moldován, Pastor Alberto Araujo, y tantos y tantos otros que nos han enriquecido con su fraternidad.
He seguido el trabajo de las misioneras de la Unidad a través de este blog, no las conozco personalmente, pero como bien reza el titular de este artículo, por lo que sé son un referente en el movimiento ecuménico en España.
ResponderEliminarElevemos nuestra oración para que siempre sean germen de Unidad
Nacho